Declaración al movimiento contra la guerra
Revolución #015, 25 de septiembre de 2005, posted at revcom.us
Guantánamo... “shock y pavor”... “daño colateral”... Faluya... Abu Ghraib. Estas palabras representan ciudades en ruinas, cadáveres en la calle, prisioneros encapuchados, puertas derrumbadas y niños que lloran aterrorizados o observan en silencio la humillación de sus padres. Todo justificado con descaradas mentiras.
El horror sigue avanzando a diario.
Irak no puede esperar.
Irak no puede esperar que “la situación cambie por su cuenta”. No puede esperar posibles mociones para fijar plazos “razonables” para calendarios hipotéticos. No puede esperar las elecciones estadounidenses del 2006, sobre todo (pero no solo) porque todos los demócratas de peso se oponen a la retirada de Irak y algunos quieren mandar más tropas.
Un cambio de la opinión pública, o del curso de la guerra, no hará que Bush cambie de rumbo. Cuando al comienzo la oposición popular se expresó con enormes protestas (ocho millones de personas en un solo día), Bush dijo que era un “pequeño grupo”. Bush cree que está cumpliendo una “misión de dios”, y su jauría de neoconservadores, fascistas cristianos y klanistas se ha mostrado resuelta a aferrarse al poder. ¿Qué nos enseñan las elecciones de 2000, si no eso?
Irak, y el mundo, no pueden esperar. No podemos tolerar tres años más de matanza, mentiras y majaderías.
La guerra y la ocupación de Irak no desaparecerán. Sin duda se intensificarán en las semanas y meses por venir, con más Faluyas y más Abu Ghraibs. Por eso, la gente ha vuelto a protestar contra la guerra. Eso es importante, bueno y necesario.
Pero todos tenemos que responder a la pregunta: ¿cómo actuar de una manera que corresponda a la urgencia y la enormidad de la situación? Nos han dicho: “hemos protestado, hemos votado, pero ¿qué se necesita para cambiar la cosa?”.
Antes de entrar al tema y como parte de contestarlo, veamos los antecedentes. Bush no es el primer presidente yanqui que lanza una guerra imperialista... ni por el diablo. Ni es el primero que, a nombre de la democracia, manda fuerzas armadas a ocupar otro país ni que prepara el camino a la guerra con mentiras.
Pero el gobierno de Bush ha extremado las normas previas. Ha declarado una nueva “doctrina” que justifica invasiones de otros países sin siquiera una apariencia de “amenaza inminente”. Se adjudica el derecho de encerrar indefinidamente a una persona sin cargos simplemente porque el presidente dice que tal persona puede ser un “terrorista”, y los tribunales lo aceptaron. El gobierno de Bush aplicó, y en esencia justificó, la tortura generalizada de presos de guerra.
Si eso fuera el único crimen del gobierno de Bush, sería suficiente para declararlo ilegítimo. Pero veamos su cruel y asesino racismo en el caso del huracán Katrina, además de la larga historia de ataques a los derechos de los negros y la extrema polarización entre ricos y pobres. Veamos el nombramiento de jueces fascistas a la Suprema Corte y otras cortes. Veamos el apoyo del estado al cristianismo fundamentalista extremo. Veamos la implacable campaña para quitarle a la mujer el derecho de controlar su propia reproducción y la demonización de los gays. Veamos cómo el propio Bush (y gobierno) se regodea en la ignorancia: suprime estudios sobre el calentamiento global, detiene investigaciones sobre células tronco y se declara a favor de enseñar el “diseño inteligente”.
Eso es todo un paquete.
Es producto de un sistema: el imperialismo. El “funcionamiento cotidiano” de este sistema es un horror para la mayoría de los pueblos del planeta. Un puñado de países capitalistas altamente desarrollados subordina a la fuerza pueblos y países enteros a su implacable sed de ganancias, dejando una estela de hambre y miseria, y compitiendo entre sí todo el tiempo. La guerra de Irak esencialmente es una tentativa estadounidense de dominar la región del Golfo y el Medio Oriente, con un terrible costo para la gente de la región, en competencia con los rivales de Europa y Japón.
Bush representa a un sector de los imperialistas estadounidenses que sostiene que debido a enormes cambios de la sociedad (el surgimiento de Estados Unidos como superpotencia única, la turbulencia socioeconómica de la globalización, nuevas relaciones sociales y formas de pensar en Estados Unidos) se necesitan cambios radicales de conducta del imperialismo en el mundo y del gobierno en el país. Cuando Dick Cheney habló tras el 11 de septiembre de una “nueva normalidad” que durará una generación, hablaba de cosas como la guerra de Irak y de un gobierno mucho más represivo, y fascista, en el territorio nacional. Ya han dado grandes pasos en esa dirección y avanzan implacablemente. Con razón mucha gente dice que no quiere vivir en una “nueva Roma” y que los inmigrantes europeos de la vieja guardia trazan analogías a Hitler.
Como dijimos, es todo un paquete que hay que repudiar y rechazar. Los problemas del sistema van mucho más allá de Bush (y el gobierno). Repitiendo, ellos son el producto de un sistema,y responden a las necesidades básicas de ese sistema en el contexto de las incertidumbres del mundo y el país. Tenemos que tener en claro que ese sector de la clase dominante está determinando la dirección de toda la clase dominante sin oposición coherente a la guerra o la represión de otros sectores de dicha clase. (Por ejemplo, hace poco el Senado, unánimemente, reanudó la Ley Patriota). Son una concentración extrema del sistema. No son la totalidad, pero representan algo sumamente despiadado y peligroso, y hay que repudiar su dirección general.
Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush.
No bastará con nada menos. Es todo un paquete, toda una dinámica, y hay que oponérsele como tal. Eso, no nada menos, es lo que se necesita. Por eso tienes que tomar partido con el movimiento para sacar corriendo al gobierno de Bush y en particular con la convocatoria a enormes protestas el 2 de noviembre con esa demanda.
Desde hace un tiempo ha estado en marcha una dinámica muy negativa. Millones de personas están inquietas y enfurecidas, pero no han hallado la forma de responder.
Pero, como señala la convocatoria del 2 de noviembre: “El silencio o la parálisis NO son admisibles. Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo”. Ya hay gente movilizando a los que ven o palpan lo que está en juego. De nuevo, de la convocatoria:
“Estamos hablando de algo en una escala que podría efectuar un enorme cambio en este país y en el mundo. Es necesario dejar de luchar contra las atrocidades de Bush una por una, perdiendo terreno constantemente. Debemos y podemos crear un clima político que repudie el gobierno de Bush, que lo saque corriendo y que cambie el rumbo por el que ha encaminado la sociedad. Nosotros, a millones, debemos y podemos responsabilizarnos por cambiar el curso de la historia”.
Este es un plan visionario, audaz y atrevido. Pero esto es lo principal: corresponde al peligro que tenemos en frente de las narices; y nada menos que eso puede prender la energía latente de docenas de millones de personas. Esto puede cambiar el rumbo de la situación. Por ello, su fuerza radica en su audacia y atrevimiento.
Obvio, será difícil. El equipo de Bush no se irá sin lucha. Para lograrlo, los millones que deben sacarlo tendrán que avanzar a pasos agigantados en el nivel de organización y combatividad. No hay de otra.
Pero ya hay un comienzo. Primero, se está formando una red de activistas y grupos. Existe una naciente organización. Existe el embrión de un nuevo espíritu con que eso puede compaginarse y crecer, y hacerlo más poderoso. La valiente protesta de Cindy Sheehan contra la guerra de Irak, ante ataques personales y políticos, hizo eco y prendió la respuesta de docenas de miles de personas. Para millones, la descarada inacción, y acciones, de Bush ante el huracán Katrina son intolerables; esto puso en tela de juicio su propia legitimidad y planteó grandes cuestionamientos sobre la historia y la estructura de la sociedad. Esas personas quieren, y necesitan, más.
Esta es una oportunidad, pero es solo eso, y hay que aprovecharla —¡sin demora!-- y convertirla en algo mayor. Si no, Bush, Cheney, Rove y demás encontrarán la manera de recuperar su posición y reforzar la agenda fascista, y reprimir y vengarse de la oposición.
Se dice que nadie ha hecho una cosa así antes. Bueno, sí. Pero si eso fuera justificación para lo que se debería o podría hacer en un momento dado, nada nuevo vería la luz. El dicho “la necesidad estimula el ingenio” encierra mucha verdad, y ante tanta necesidad hoy debemos tener mucho ingenio y dejar de insistir en lo que (supuestamente) no se puede hacer. Ahora mismo los columnistas de derecha expresan abiertamente inquietudes de que “reviente” el actual clima político. Los que queremos un cambio social progresista debemos tener al menos la misma inquietud de aprovechar las oportunidades y aspirar a la grandeza. Como señala la convocatoria del 2 de noviembre: “La historia está repleta de luchas justas que triunfaron contra enemigos superiores. Pero también está llena de ejemplos de gente que se mantuvo al margen, esperando pasivamente que pasara la tormenta, y quedó ahogada por horrores que no se imaginó. El futuro no está escrito. EL FUTURO QUE NOS TOQUE DEPENDE DE NOSOTROS”.
Piénsenlo: ¿y si lo lográramos? ¿Y si nos movilizáramos unidos y lanzáramos algo nuevo el 2 de noviembre? ¿Y si mediante acciones unidas y diversas ese día se creara una nueva dinámica en la sociedad, en que un creciente movimiento consecuente pidiera el desalojo del gobierno de Bush y se lanzara a la acción resuelta y masiva para lograrlo? ¿Y si una amplia gama de personas se pudiera unir en acción y debatir el futuro que quieren, en medio de una lucha contra el futuro que nos están imponiendo? ¿Y si naciera una nueva actitud en la sociedad; por ejemplo, si “el lado positivo” respondiera con gran velocidad e intrepidez cuando les nieguen métodos anticonceptivos a las mujeres, cuando profesores radicales caigan bajo ataque o cuando trafiquen con tanto descaro a una Terry Schiavo? No estamos hablando de una gran manifestación que se da en el mismo contexto general, sino de cambiar el contexto mismo mediante poderosas olas de protesta el 2 de noviembre.
Piénsenlo otra vez: ¿y si lo lográramos, tanto lanzar esta dinámica como consumarla? Aun así, debemos responder con toda seriedad. Primero, aún quedaría la batalla por reemplazar el sistema. Si la gente sacara corriendo a Bush, es casi un hecho que las fuerzas del gobierno, las fuerzas armadas y de la sociedad en general que comparten su programa lucharán a toda máquina para recuperar su posición y volver a lo mismo. Por eso, en un sentido importante, sacar corriendo a Bush sería solo el comienzo.
Pero, ¡qué maravilla sería! Tendría tres diferencias grandes con el día de hoy. Primero, un movimiento independiente de masas habría asestado una gran derrota política contra la vil agenda que hoy manda, sacado corriendo a su principal representante y trastornado toda la clase dominante. Segundo, habría un pueblo con iniciativa y brío político, dispuesto y capaz de aprovechar las oportunidades y avanzar más. La lucha se agudizaría pero por primera vez tendría dos bandos. Tercero, mucha más gente se pondría a debatir un futuro diferente, a checar y adoptar un análisis, un programa y una organización comunistas revolucionarios.
Ahorita, para lograr el objetivo inmediato de poner en marcha esta dinámica, se requiere una enorme cantidad de trabajo. Aun con los avances iniciales, la cosa está lejos de lo que se necesita. De ahora en adelante, cada día cuenta para preparar la enorme ola de protesta del 2 de noviembre y unir a diversos sectores para impulsar la consigna “¡El mundo no puede esperar! ¡Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush!”.
En primer lugar, para hacer que ocurra, mucha gente tiene que cambiar su vida. O sea, la afición tiene que ir más allá de vitorear y abuchear, y tiene que bajarse de las gradas y entrar a la cancha para asegurar que gane su equipo.
Si dejaste la chamba o escuela para trabajar por Howard Dean, aunque su programa quedaba corto de lo que querías, ¡es hora de hacer sacrificios por algo en lo que crees de corazón!
Si odias la guerra y pusiste tus energías del lado de Kerry, aunque él apoyaba la guerra, ¡es hora de trabajar de todo corazón por lo que apoyas!
Si te duele el corazón con las imágenes de Katrina o las fotos de Abu Ghraib pero piensas que “lo más que puedo hacer es concentrarme en mi luchita”, ¡piensa en lo que estás diciendo! ¿¡¿Qué respuesta es esa a la tortura o a las demás atrocidades que hace poco decías que jamás aceptarías?!?
A los que han asumido el reto de parar la guerra, sea con Cindy Sheehan o en otras actividades, continúen y arrecien su trabajo. Pero es hora de vincular ese trabajo con el 2 de noviembre y poner todo de su parte para convertir ese día en una potente fuerza motriz para parar la guerra. A los que dejaron la chamba y casa para ir a Nueva Orleáns o enviaron apoyo de otra forma, sigan haciéndolo, pero hagan más, con ese mismo espíritu, para impulsar el 2 de noviembre la resistencia: no solo a ese crimen sino al gobierno en general. Nada menos dará la talla. Una vez más, ¡piensen si lo lográramos!
Ante todo, el 2 de noviembre se basa en la verdad de lo que se necesita. La verdad sobre esta guerra, la verdad sobre este gobierno y lo peligroso que es, y la verdad sobre lo que se necesita para pararlo. A los que han comenzado a movilizarse para el 2 de noviembre (para muchos de los cuales es su primera acción política), tengan lo siguiente en mente: al comienzo, la verdad siempre está en manos de una minoría; pero si persistes en ella, si profundizas tu conocimiento de ella y con creatividad y convicción la conectas con más personas, se puede lograr que la comprendan... y que actúen en consecuencia.
Así que organícense. Organícense. Organícense. Formen comités en el trabajo, el barrio, la escuela. Enlácense con la página web de El Mundo No Puede Esperar. Hablen con gente que nunca ha participado en protestas antes y con los que ya están organizados. Difundan la convocatoria del 2 de noviembre dondequiera que vayan.
En las últimas semanas los vendedores de Revolución,y nuestros partidarios y otras personas que han repartido la convocatoria del 2 de noviembre, han oído a mucha gente opinar que el clima político está cambiando y que hay millones listos para entrar en acción. Pensamos que eso es cierto; el clima político está cambiando. Pero alguien tiene que plantear la visión que puede inspirar a esos millones. Alguien tiene que asumir esa responsabilidad. Alguien tiene que cambiar su vida, resuelto a participar para que ocurra.
¡TÚ!
Ustedes tienen un público que los escucha. Urge aprovechar esa oportunidad para responder a una gran necesidad: movilizar a MILLONES de personas para dar un gran primer paso el 2 de noviembre para sacar corriendo al gobierno de Bush.
Cada vez que estén frente a un micrófono, en una tribuna, en un podio y en programas de radio y televisión, lean esta parte clave de la convocatoria “¡El mundo no puede esperar! ¡Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush!”:
"…el silencio o la parálisis NO son admisibles. Si no nos oponemos y movilizamos para parar esto, nos obligarán a aceptarlo. No hay de otra: hay que PARAR el desastroso rumbo del gobierno de Bush, y tenemos que asumir la responsabilidad de hacerlo.
"Hay una forma de hacerlo. Estamos hablando de algo en una escala que podría efectuar un enorme cambio en este país y en el mundo. Es necesario dejar de luchar contra las atrocidades de Bush una por una, perdiendo terreno constantemente. Debemos y podemos crear un clima político que repudie el gobierno de Bush, que lo saque corriendo y que cambie el rumbo por el que ha encaminado la sociedad. Nosotros, a millones, debemos y podemos responsabilizarnos por cambiar el curso de la historia.
“Con ese fin, el 2 de noviembre, el primer aniversario de la ‘reelección’ de Bush, daremos el primer gran paso organizando un día de resistencia masiva en todo el país. Por todas partes se saldrán de clases y del trabajo, irán al centro o a las plazas, se tomarán las calles y exhortarán a SUMARSE a esta lucha. Repudiarán este gobierno criminal y dejarán en claro esto: ¡NO! ¡ESTE GOBIERNO NO NOS REPRESENTA Y LO SACAREMOS CORRIENDO!”
Pónganse en contacto con El Mundo No Puede Esperar en: worldcantwait.org