Carta abierta a los profesores, historiadores, investigadores y a la generación de los años 60:

El pueblo del mundo necesita la verdad:
¿Cómo fue el pasado del comunismo?
¿Cómo será el futuro del comunismo?

Copia a la nueva generación

De Penny Brown

Revolución #1, 1° de mayo, 2005, posted at revcom.us

"Tras el desastre del comunismo vinieron unos años relativamente calmados, de descanso y sabático. Pero luego vino un día de fuego".

George Bush, segundo discurso de toma de posesión, enero de 2005

¿Realmente vamos a permitir que este tipo, este mentiroso y lunático fundamentalista, saque la conclusión de que toda la experiencia histórica de la revolución comunista fue un "desastre"? Ante una ráfaga de mentiras, ofrezco el siguiente mensaje de una generación que ha crecido en un mundo sin una auténtica sociedad socialista a otra generación que vio la posibilidad y sintió el impulso del cambio revolucionario:

Crecí en los años 80, que en general no fueron un tiempo de levantamientos sociales o culturales.

Como mujer joven en Estados Unidos, me encontraba rodeada de imágenes poco realistas del cuerpo femenino. Me decían una y otra vez, directa e indirectamente, que era fea y estúpida, y me hacían sentirme sin ningún valor. Esto se interioriza y llega a ser parte del tejido diario de la vida, y ni hablemos de la amenaza diaria de maltrato físico o sexual, violación y los demás horrores que enfrenta toda mujer en esta sociedad.

Más tarde empecé a examinar el mundo a mi alrededor, y vi el dolor y sufrimiento que caracterizan la vida de la gran mayoría de la humanidad.

Pero la idea de que algo totalmente diferente es posible era una fantasía que rara vez me permitía. La sociedad decía que vivíamos "el fin de la historia". ¿El comunismo? "Ya se ensayó. No funciona, está lleno de horrores y crímenes incalificables. Crea autómatas, persigue y mata a la gente". A pesar de los horrores de esta sociedad, es la mejor de todas las sociedades posibles.

Tengo imágenes en la mente de la Unión Soviética, de ancianos haciendo cola, con la nariz roja del frío (y de vodka), para recibir pan. Así era la sociedad revolucionaria y acepté el veredicto de que el comunismo era un desastre.

Pero hace un par de años un profesor me dio el libro de Bob Avakian Predicando desde un púlpito de huesos: Necesitamos la moral, pero no la moral tradicional, y me cambió totalmente la concepción del mundo y de lo posible.

En el libro, Avakian presenta una moral comunista radical. Examina la acusación de que los comunistas creen que "el fin justifica los medios (cualquier medio)" y contesta que no, que los auténticos comunistas creen que los medios deben estar al servicio de la meta de emancipar a la humanidad.

Ha hecho un balance de la historia del movimiento comunista internacional y un análisis profundo de la experiencia del socialismo, en la Unión Soviética (de 1917 a 1956) y especialmente en China (de 1949 a 1976): del aspecto positivo, que es lo principal, y del aspecto negativo también, desde la perspectiva de dónde puede y necesita ir la humanidad. Ha rescatado el proyecto comunista y le ha dado nueva vitalidad para el siglo XXI.

Todo esto me presentó un reto: estudiar más profundamente las experiencias de esas sociedades revolucionarias y me metí al proyecto "Pongamos las cosas en claro".

Hace poco encontré lo que escribió una señora sobre las diferencias en la socialización de los niños en Estados Unidos y en su propia niñez, durante la Revolución Cultural de China:

"Durante mis estudios en Estados Unidos, me sorprendió enterarme de que la idea de neutralidad de género no es común aquí como era en China. Por el contrario, aquí las percepciones sociales de las diferencias entre niños y niñas empiezan desde muy temprano. Incluso someten a los recién nacidos a diferencias de género y los distinguen con cintas rosas y azules. Como adolescente en China en los años 70, me podía identificar de manera positiva como joven sin género con puntos fuertes, que alcanzaba por medio una constante lucha contra las contradicciones de ser joven y mujer" (Lihua Wang, Some of Us: Chinese Women Growing Up in the Mao Era).

El hecho de que solo hace 30 años y en este mismo planeta millones de mujeres de la China maoísta crecieron en una sociedad que luchaba conscientemente contra "la mancha del género" no es algo insignificante. Es algo que hay que estudiar y explorar. Las mujeres que, antes de la revolución de 1949, hubieran quedado relegadas al papel de esposa o concubina, sin derechos y sometidas a prácticas feudales como vendarles los pies, se identificaban como "jóvenes sin género con puntos fuertes".

Estudiaban teoría, y participaban en la dirección de la sociedad y en la lucha y transformación revolucionarias. Los logros casi increíbles en la liberación de la mujer eran parte de cambios económicos, sociales y políticos, y de los valores del pueblo.

Hoy hay toda una generación que no sabe nada de todo esto. Como señala Avakian, no solamente hay que examinar los logros de los previos experimentos socialistas; además hay que estudiar los defectos y los problemas, desde la perspectiva actual de un conocimiento más profundo de la revolución comunista.

Así que este es un mensaje a los profesores e intelectuales, de una generación a otra. No podemos permitir que la misma gente que nos ha traído guerras sin fin y medidas represivas, cree y perpetúe ideas falsas sobre lo que realmente ocurrió en esas sociedades revolucionarias y controle nuestra interpretación de la historia. Tampoco podemos permitir que los guardianes del statu quo definan nuestro futuro.

A los que aplaudieron las transformaciones radicales del otro lado del mundo. a los que se sintieron parte de una liberación mayor que sí mismos. a los que se han dejado caer bajo la influencia del mensaje de que "no hay alternativa" al capitalismo, pero saben que no es cierto. les planteo este reto: échenle un vistazo fresco y crítico a los primeros pasos de la humanidad hacia la emancipación. Separen las mentiras y cuentos de horror de las realidades complejas de forjar una nueva sociedad. Ayuden a una nueva generación a entender la historia y el potencial humano.

Pongamos las cosas en claro

Los escritos de Bob Avakian son la fuente de inspiración del proyecto "Pongamos las cosas en claro".

Nuestro propósito es contrarrestar las tergiversaciones y falsificaciones que prevalecen hoy en el mundo académico acerca de la primera ola de revoluciones socialistas: en la Unión Soviética de 1917 a 1956 y en China de 1949 a 1976.

En oposición al veredicto superficial de que el socialismo fue una pesadilla, o un experimento que fracasó, presentaremos los logros históricos de esas revoluciones, especialmente las lecciones de la Revolución Cultural, sin aminorar los errores y deficiencias.

La idea es fomentar debate y discusión sobre esas experiencias importantes pero iniciales, de construcción de sociedades liberadoras. y subrayar lo que ha señalado el presidente Avakian: la próxima vez tenemos que hacerlo mucho mejor, y el proyecto comunista tiene que alcanzar un nivel mucho más profundo de conocimiento y de práctica para ser viable y deseable en el siglo XXI. En pocas palabras, el comunismo está vivo. pero está en desarrollo.

Realizamos una variedad de actividades: hojas de información, artículos, volantes, foros, etc., trabajamos con académicos progresistas y queremos aprender de las percepciones de una amplia gama de personas.

Queremos influenciar a estudiantes, profesores e investigadores.

Queremos crear una atmósfera intelectual que combata las calumnias y las conclusiones superficiales, que examine la verdad de esas revoluciones, de lo que buscaban, de las dificultades que tuvieron y de lo que lograron, y que entrelace todo eso con el deseo de tanta gente de crear un mundo radicalmente diferente.

Ponte en contacto con el proyecto "Pongamos las cosas en claro" en:
SetTheRecordStraight@hotmail.com

Los artículos iniciales del proyecto están en revcom.us:

"Logros sociales y económicos de Mao", 8 de agosto de 2004

"La verdad sobre la Revolución Cultural", 29 de agosto de 2004