El “ELLOS” no existe — pero las cosas tienen cierto rumbo

LAS DINÁMICAS AL INTERIOR DE LA CLASE DOMINANTE, Y LOS RETOS PARA LOS REVOLUCIONARIOS

Bob Avakian

Publicado originalmente June 26, 2005 | Reposteado el | revcom.us

 

Nota de la redacción: Se publicó este artículo de Bob Avakian (BA) por primera vez en 2005, durante el régimen de George W. Bush, cuyo régimen llevó a Estados Unidos y al Partido Republicano, mucho más adelante en el camino hacia el fascismo. Si bien esto ahora ha dado un nuevo salto bajo Trump y Pence y algunos detalles han cambiado, lo importante en este escrito es el método que BA aplica para analizar la realidad y cómo transformarla.

El pasaje que presentamos a continuación es parte de una serie de conversaciones, discusiones y discursos formales de Bob Avakian sobre diversos temas. Se ha revisado para su publicación.

Tenemos que captar que el "ELLOS" no existe: no hay un solo grupo "monolítico" sin divisiones que dirija la sociedad. Hay que entender eso. En vez, hay varios grupos que se disputan la posición de fuerza determinante de la clase dominante y, por consiguiente, de la sociedad. Pero como un solo grupo monolítico, el "ELLOS" no existe.

No es como la película "Presidente por accidente" (Moon over Parador) de Richard Dreyfuss, y aun en esa película el personaje protagonizado por él se sale de su rol. ¿Se acuerdan de la película? Muere el dictador de un país latinoamericano ficticio y la oligarquía obliga a un actor (Dreyfuss) que está filmando una película ahí a hacerse pasar por él. Un puñado de familias de la oligarquía (el típico modelo oligárquico latinoamericano) lo controla, pero en cierto momento se les sale de las manos. Desde luego, no es una situación realista, es una película, no la vida real, pues en el mundo real no hay un solo grupo monolítico ("ellos") que decida todo. A veces los que reconocen que los intereses financieros ejercen un papel importante en la sociedad hacen análisis limitados y economicistas (trazan una conexión muy directa y mecánica entre los grandes intereses financieros y económicos y el proceso de tomar decisiones políticas). Nosotros también hemos caído en ese tipo de errores. Algunas veces el gobierno hace cosas que no le convienen económicamente a las grandes empresas porque al juicio de los que toman las decisiones políticas le convienen al sistema a cuyo servicio trabajan (sea cual fuere su concepción del sistema y de sus intereses). En todo caso, sí hay un sistema, cuya dinámica subyacente determina el marco, en última instancia, de las decisiones políticas, pero esa relación —entre los intereses financieros y empresariales, por un lado, y el proceso de tomar decisiones políticas, por el otro— no es directa ni mecánica. No existe una "clase empresarial" uniforme que decida todo de acuerdo a intereses uniformes. "ELLOS" no existen; hay una serie de representantes políticos que operan con relativa autonomía. El multimillonario George Soros es un pez de los más gordos pero igual, hay muchos más. Dio mucho dinero a la campaña electoral de Kerry; quiso negarle a Bush el "mandato" para otro período de gobierno, pero no prevaleció.

Hay que hacer un análisis dinámico incluso de las estructuras y círculos de la clase dominante. Sí, hay una clase dominante. Pero es como un núcleo sólido; adentro tiene mucho dinamismo. No es un monolito, especialmente hoy. Es preciso que no caigamos en análisis vulgares sobre el "ELLOS". Claro, a veces ese lenguaje conciso es útil para referirse a algo más complejo, pero igual que en la ciencia y otros campos, puede llevar a errores de orientación. No es que "ELLOS" repartan poder a una serie de personas. He dicho que cuando un candidato se postula es como una audición (y decide la clase dominante, en última instancia), pero eso es algo dinámico, y no es literalmente como los jueces del programa de televisión "American Idol", que dicen "arriba" o "abajo". Es mucho más dinámico. Trazamos metáforas para explicar importantes aspectos de la realidad, pero no debemos presentarlas de modo simplista ni interpretarlas así nosotros. Debemos ayudar a los demás a captar la complejidad de esto y nosotros debemos captarla también.

En este momento, se está dando cierta dinámica en la política y las contradicciones de la clase dominante y su relación al rumbo de la sociedad (y en gran medida del mundo). Los sucesos internacionales podrían cambiarla, cosas que los imperialistas no controlan podrían cambiarla. El autor del libro Imperial Hubris (un agente de la CIA de larga trayectoria) sostiene que es inevitable que haya otro ataque como el 11 de septiembre, muy posiblemente con armas de destrucción masiva. ¡Imagínense el efecto en la dinámica interna del país!

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Paso ahora a un punto crucial con relación a todo esto: es imprescindible captar que no somos, no debemos ser, pasivos ante esta situación. Tenemos que trabajar para producir un cambio radical en el terreno político. La dinámica actual no es favorable ni para el proletariado revolucionario ni para los oprimidos ni para las masas de este país y el mundo. Si sigue por el mismo cauce, la situación empeorará y, si las fuerzas religiosas reaccionarias que hicieron los ataques del 11 de septiembre lanzan otro, y especialmente si es más devastador, se producirá una situación mucho más gruesa. Claro, algo así podría llevar a un serio revés para los imperialistas yanquis por abarcar demasiado en el plano internacional, pero si eso ocurre en una situación en que la dinámica actual haya seguido la misma trayectoria en que está, lo más probable es que lleve a una situación mucho peor que la actual. Esto subraya la gran importancia de trabajar urgentemente para movilizar a las masas en lucha política para transformar radicalmente y a saltos la situación, el terreno y el marco político en una dirección más positiva.

Cuando Hitler se afianzó en el poder se requirió una guerra mundial para tumbarlo, y no lo tumbaron la dinámica y lucha de la sociedad alemana (aunque cuando naufragaban las fortunas de Alemania en la guerra, se registraron varios atentados por fuerzas de la clase dominante). No vayamos a ser deterministas ni quedarnos cruzados de brazos esperando que ocurra algo así. ¡Imagínense cómo sería otra guerra mundial! ¿Quién sabe si siquiera habría sobrevivientes? La Unión Soviética ya no existe, pero pueden volar armas de destrucción masiva; para eso no se necesita la Unión Soviética. Estoy señalando una dinámica que me parece real y muy peligrosa. Claro, puede cambiar, pero más vale captar que puede empeorar y, si sigue por el mismo cauce, es casi seguro que así sea, de una manera u otra.

Por eso, tenemos que esforzarnos por cambiarla. Se está dando una dinámica que tiene posibilidades muy negativas y extremadamente peligrosas, pero también elementos potencialmente positivos y favorables, y tenemos que trabajar por transformarla en algo totalmente diferente. En este momento, el aspecto positivo —la oposición de varios tipos a lo que representa el proyecto de Bush, en pocas palabras— se confina casi completamente al marco de la democracia burguesa. Si sigue así, si el polo positivo de la polarización sigue definiéndose mayormente de esa manera, los intereses fundamentales de las masas de este país y el mundo no prevalecerán. Aunque se logre una configuración más favorable a través de la repolarización, la oposición seguirá abarcando mucha resistencia que no ha rebasado fundamentalmente el marco de la democracia burguesa, y así será, en cierto sentido, incluso si la repolarización llega muy lejos y lleva a una situación revolucionaria. Pero si dejamos las cosas como están ahora, con la polarización política esencialmente entre lo que Bush representa, por un lado, y la simple oposición democrática burguesa (de varios tipos) por el otro, el resultado no será bueno ni triunfarán los intereses fundamentales de las masas.

Muchos han tenido que afrontar el mundo a que los ha arrastrado la dinámica actual; están cara a cara con él. El núcleo determinante de la clase dominante (agrupado en torno a Bush, básicamente) pretende reforjar un consenso muy distinto del de Clinton. Después de la guerra fría, con el derrumbe de la Unión Soviética y su imperio, Clinton pretendía reconfigurar la sociedad estadounidense dentro de un marco esencialmente democrático burgués laico. Ciertamente, hizo grandes concesiones a la religión, incluso al fundamentalismo religioso, pero operaba en un marco democrático burgués laico, el marco democrático burgués, "post- Ilustración", laico. A esto se opone otro marco, que todavía no ha prevalecido completamente como el marco de la clase dominante y del gobierno. Pero tiene mucha iniciativa; es un monstruo insaciable y para controlarlo hay que alimentarlo. Así es. Eso no quiere decir que el marco fascista, en particular fascista cristiano, y las fuerzas emperradas en imponerlo triunfarán inevitablemente (incluso si no hacemos nada). Pero, eso sí, se está dando una dinámica definida que está cañón.

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Tenemos que captar que estamos ante una especie de coyuntura —una convergencia e intensificación de grandes contradicciones—, pero que no es inmutable ni está divorciada de las fuerzas generales del mundo. No quedará necesariamente como está; es casi seguro que no. De hecho, podemos decir con bastante seguridad que no quedará exactamente como está ahora. Pero la situación se está presentando de cierta manera (digo, se está dando una dinámica definida) y no se trata del famoso "péndulo político" que con el tiempo "volverá al otro extremo". La situación se encamina a los extremos, y en este momento de un modo abrumadoramente negativo. Pero, repito, esta situación también encierra factores favorables. Tenemos que trabajar urgentemente con tales elementos potencialmente positivos de la situación y dinámica, y también trabajar por transformar los factores negativos y repolarizar la situación. Entonces si... o cuando la situación en el mundo dé nuevos giros debido a las acciones de otras fuerzas y la respuesta de la clase dominante, el resultado podría ser muy diferente que el desenlace definitivamente negativo que se dará si no se transforma la dinámica actual.

En ese sentido tenemos un gran deber político e ideológico. Tenemos que unirnos con los numerosos individuos y fuerzas que buscan urgentemente una solución a todo esto en el marco del sistema capitalista y la democracia burguesa, luchar con ellos y no andar a la zaga. Debemos unirnos con ellos por el odio que le tienen a lo que representa el gobierno actual y al rumbo por el cual está llevando esta sociedad y el mundo, pero también tenemos que luchar con ellos y transformar la oposición y resistencia de hoy en algo radicalmente distinto. Además, tenemos que potenciar un movimiento revolucionario de las masas del fondo de la sociedad, lo cual es un elemento decisivo.

No podemos quedarnos cruzados de brazos y dejar el campo abierto a las "iniciativas de fe" y todas las chingaderas religiosas que están llevando a las masas a actuar contra sus propios intereses fundamentales. Tendré más, mucho más, que decir sobre eso, pero aquí quiero recalcar que aunque la polarización que se está dando en este momento es principalmente muy negativa, no es totalmente negativa ni es inmutable; encierra elementos y factores definitivamente positivos y potencialmente muy positivos. Forma parte de una mezcla muy dinámica y volátil que puede cambiar radicalmente, en una dirección u otra. Pero aun si el elemento fascista cristiano deja de ser, en un momento dado o en cierto período, el rasgo principal de todo esto, jamás desaparecerá por completo ni dejará de ser una fuerza importante del terreno ni de la "configuración" política de la clase dominante... hasta que haya una transformación revolucionaria de la sociedad.

La pregunta fundamental es: ¿cuál será la dinámica de todo esto y adónde llevará? ¿A consecuencias horribles y una polarización más y más negativa o a una situación en que las masas breguen por crear una repolarización y producir una nueva dinámica que lleve a una resolución radicalmente diferente?

Ahí es donde entramos nosotros, y este es el reto y el deber que nos toca asumir.

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