Toby O'Ryan
Revolución #007, 26 de junio de 2005, posted at revcom.us
Los artículos del número 5 de Revolución sobre tortura me hicieron pensar en "Guantánamo", una obra de teatro que vi el otoño del año pasado, con el diálogo tomado del testimonio de presos del notorio campo de detención yanqui de Guantánamo, Cuba. La obra muestra claramente que el gobierno ha capturado a individuos que no tienen conexión con ningún movimiento opuesto a Estados Unidos, los ha encarcelado y los ha torturado hasta que confiesan delitos que no cometieron y que muchas veces ni tienen sentido.
Después de la obra, platiqué con uno de los actores, que es progresista. Me dijo que la situación lo confunde: "Es contraproducente. Arrestan a inocentes y los convierten en enemigos, y ni siquiera sacan información importante. No entiendo por qué lo hacen, incluso desde su propio punto de vista".
Pero esta violencia y tortura no es tan ilógica como parece; de hecho, es parte del plan de los imperialistas. Pensé en esto al leer el artículo de Revolución sobre la tortura y asesinato del taxista Dilawar, "Estados Unidos de Tortura". ¡Los torturadores de Dilawar sabían antes de empezar que no tenía información útil! O sea, lo torturaron nada más para mostrar que podían torturarlo.
Y que estaban dispuestos a hacerlo.
Esta es una de las tradiciones estadounidenses que no se menciona el 4 de julio: asesinar a oprimidos que no han hecho nada. No es tan ilógico como parece. El propósito es sembrar terror en poblaciones enteras, sembrar miedo de los opresores (que matan a gusto y sin razón) y declarar que mejor ni piensan en la resistencia.
Esa es la lógica del sinnúmero de masacres de amerindios a manos de los soldados y colonos; de los linchamientos de más de 5,000 negros después de la guerra de Secesión; y de los asesinatos de centenares de oprimidos inocentes y desarmados por la policía en los ghettos y barrios pobres. Es la lógica de la masacre de My Lai durante la guerra de Vietnam, y del asesinato de más de dos millones de civiles en esa guerra y de muchos más en otras guerras coloniales e imperialistas. Es la misma lógica que motiva a los sádicos torturadores de Abu Ghraib, el penal Bagram de Afganistán y la mazmorra de Guantánamo.
Es la lógica de una potencia que tiene que subyugar y oprimir a los pueblos y quebrantarles el espíritu para llevar a cabo el robo de sus tierras y mano de obra.
Es la lógica del imperialismo y de sus líderes, que corren a defenderlo. Bush y Cheney respondieron airados a los informes sobre tortura en los medios de comunicación y de varios grupos de derechos humanos. Por un lado, dijeron que no pasó porque Estados Unidos es la fuente de la "democracia"; pero por el otro, lo admitieron y lo justificaron con el pretexto de "la seguridad". Las caras de disgusto, las negaciones falsas y los ataques contra los que desenmascaran la verdad muestran qué clase de sistema es, qué clase de democracia engendra y qué clase de "seguridad" promete. Para ellos, todos los medios, incluso los más monstruosos, son justos en la meta de defender el derecho de Estados Unidos de dominar el mundo, siempre y cuando salpiquen unas palabras sobre "democracia" y "seguridad".
Es la lógica imperialista. Es la moral imperialista. Es la locura imperialista.
Esa lógica se puede atacar y se puede derrotar, como se ha hecho en el pasado. Hay que hacer eso ahora.