Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Nepal: Maoístas se autocritican por dinamitazo

 

Revolución #009, 24 de julio de 2005, posted at revcom.us

13 de junio de 2005. Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Una terrible tragedia sucedió el 6 de junio cuando una mina terrestre destruyó un camión en que viajaban más de 100 personas. Esto sucedió en una carretera de Chitwan en el distrito sureño de la región Terai. Las notas de prensa señalan que hubo 37 muertos y muchos heridos. Al día siguiente, el presidente del Partido Comunista de Nepal (Maoístsa), el camarada Prachanda, dio a conocer una declaración en que el partido se responsabiliza del incidente y se autocritica por un “error grave”.

El incidente causó un escándalo en Nepal y el resto del mundo, y planteó muchas preguntas sobre la posición de los maoístas hacia la gente común en tiempos de guerra. La monarquía y el ejército aprovecharon la oportunidad para acusar a los maoístas de atacar premeditadamente a civiles. Las organizaciones pro derechos humanos y otras dependencias internacionales, así como partidos políticos de Nepal, criticaron lo ocurrido. Los amigos del movimiento revolucionario también se inquietaron y pidieron más información. La declaración del camarada Prachanda empieza expresando la “angustia y dolor” que siente el partido ante la muerte de civiles y dando su más sentido pésame a las familias de los fallecidos. Deja en claro que la muerte de civiles, ya sea deliberadamente o en accidentes evitables, va completamente en contra de los principios del partido, y concluye diciendo que el partido está resuelto a evitar que vuelvan a ocurrir semejantes incidentes.

La guerra popular que dirigen los maoístas contra el enemigo del pueblo es completamente diferente a la guerra reaccionaria que llevan a cabo los imperialistas y sus lacayos. El enemigo acusa a los maoístas de “terroristas”, pero eso es poner las cosas patas arriba. El enemigo, con armas superiores y enormes fuerzas armadas, es el que buscar derrotar la revolución sembrando terror por todas partes contra la gente común y corriente. La guerra popular sigue una lógica contraria. El principio fundamental de la guerra popular es que solo puede triunfar si moviliza a las masas y se apoya en ellas. Una tragedia como esta, especialmente cuando siembra confusión y temor, puede perjudicar gravemente a la revolución.

En toda guerra hay accidentes inevitables, pero los maoístas de Nepal siempre han protegido a la población y valoran mucho la vida de las masas, a veces incluso a expensas de la vida de los combatientes. Por ejemplo, en la batalla de Kapibastu, cuando los combatientes se dieron cuenta de que seguir disparando llevaría a la muerte de civiles, dejaron de disparar y ofrendaron la vida. En combates recientes en el distrito occidental de Siraha, cuando el ejército real disparaba contra gente común y corriente, el Ejército Popular de Liberación decidió retirarse para no poner en peligro a los civiles.

Eso es muy diferente al proceder de los reaccionarios, que con frecuencia matan civiles adrede para sembrar terror y, aun cuando no lo hacen adrede, dicen que las muertes de civiles solo son “daño colateral”. Así es como Estados Unidos justificó la matanza de miles de civiles cuando invadió y bombardeó a Irak, y así es como sigue justificando el ataque nuclear contra Hiroshima y Nagasaki.

Desde que empezó la guerra popular de Nepal en 1996, la gran mayoría de las 12,000 personas que han muerto, contando revolucionarios torturados y ejecutados, murieron a manos del Ejército Real. Veamos los crímenes cometidos por el Ejército Real en lo que va de este mes: el arresto y ejecución a sangre fría de Dhaba Lama, director de distrito del gobierno popular, que estaba desarmado. La ejecución, en condiciones similares, de dos presuntos maoístas. En la aldea de Raralihi, en el occidente de Nepal, los soldados del rey arrestaron a una compañía de teatro. A los cinco hombres los mataron cortándoles las manos y las piernas, y las tres mujeres desaparecieron.

A continuación, el texto completo de la declaración del camarada Prachanda:

1. Sentimos angustia y dolor por la explosión de una mina eléctrica que mató a una gran cantidad de gente, entre ellos partidarios y amigos de la guerra popular. El incidente sucedió en Bandere Khola, Kalyanpur, distrito de Chitwan, en la mañana del 6 de junio de 2005. En primer lugar, pedimos que las familias de los fallecidos acepten nuestro más sentido pésame.

2. Es un error grave nuestro que la mina enterrada por una unidad del Ejército Popular de Liberación contra el Ejército Real haya matado a tantos civiles. También condenamos la ignominia de los asesinos reales de usar a la gente común como escudos humanos. Los principios de nuestro partido dictan que no se deben realizar acciones armadas que afecten a inocentes. Queremos que quede claro que ese principio no ha variado.

3. Nos autocriticamos ante las amplias masas populares por el incidente, que va en contra de los principios de nuestro partido y que dejó muchos muertos. Además, queremos que se sepa que el contingente del Ejército Popular de Liberación que llevó a cabo el operativo y la dirección que lo ordenó fueron suspendidos inmediatamente.

4. La naturaleza del incidente, que ocurrió cuando todos los partidos parlamentarios, la sociedad civil y nuestro partido bregaban por una democracia plena y cuando se avanzaba hacia una cooperación positiva, ha hecho pensar que podría haber infiltración del enemigo. Eso se está investigando y en cuanto tengamos los resultados los daremos a conocer a todos.

5. Quisiéramos decirles a las amplias masas que nos comprometemos a que no se repitan en el futuro incidentes como este.