Revolución #014, 18 de septiembre de 2005, posted at revcom.us
Mientras el huracán Katrina devastaba la costa del Golfo, mucha gente se preguntaba si tenía relación con el calentamiento global. Debido a las grandes variaciones climáticas, es difícil saber si una tormenta en particular (o incluso una serie de tormentas u otros sucesos climáticos extremos en cierto lugar) es una consecuencia del calentamiento global. Pero sí se sabe que existe un vínculo entre el clima global y la cantidad e intensidad de las tormentas, y los científicos dicen que el calentamiento del planeta aumentará la severidad de las tormentas y demás fenómenos climatológicos.
Sea cual fuere su relación con Katrina, el calentamiento global es un gran peligro para el planeta. Al comienzo del siglo 21, hay enormes concentraciones de riqueza y de fuerzas productivas, y ha habido avances tecnológicos y científicos sin precedente. Pero todo esto lo monopoliza un puñado de imperialistas para acumular más ganancias y poder a costa de la vida de las masas. Esta ciega búsqueda de ganancias está causando grandes daños al medio ambiente y a los ecosistemas del planeta.
No hay ejemplo más marcado que el calentamiento global.
El calentamiento global es una consecuencia de la quema de combustibles fósiles (como el petróleo y el carbón) y de la madera, que liberan dióxido de carbono (CO2) y otros “gases de invernadero”.
Estados Unidos produce la mayor cantidad de esos gases. Con el 4% de la población mundial, produce un cuarto del CO2 del mundo. Pero a pesar de la enorme amenaza a la humanidad que representan esas emisiones, el gobierno de Bush planea ampliar enormemente la quema de combustibles fósiles y se opone a una resolución científica a este problema.
Un estudio de 2001 del Equipo Intergubernamental sobre Cambios Climáticos dice que sin una reducción significativa de los gases de invernadero, el planeta se calentará de 2.5 a 10.4 grados F (de 1.4 a 5.8 grados C) entre los años 1990 y 2100. Otros estudios predicen que el calentamiento será mayor, hasta de 19.7 grados F.
El calentamiento global ya está causando cambios ambientales inquietantes, por ejemplo: se están derritiendo los glaciares y las capas de hielo; los mares y las marejadas están hundiendo las islas y los pueblos costeros del mundo; y las zonas de distribución de muchas especies de plantas y animales se están desplazando hacia el norte y a mayores altitudes.
La investigación científica indica que el calentamiento global ha llevado a un clima con más extremos. Un informe de 2003 de la Organización Meteorológica Mundial dice: “Cada año se establecen nuevos récords climatológicos en alguna región del mundo, pero en los últimos años la cantidad de tales sucesos extremos está creciendo”. Un estudio de la revista científica Nature dice que la fuerza de los huracanes ha aumentado un 50% y que esto está vinculado al calentamiento global.
La Evaluación del Impacto de Cambios Climáticos del Ártico de noviembre de 2004 dice que la temperatura de la región ártica está subiendo dos veces más rápidamente que en el resto del mundo. En los últimos 30 años, el hielo del mar ha disminuido un 8%, o sea, una zona mayor que Texas y Arizona. El estudio predice que por lo menos la mitad de la capa de hielo de verano, y gran parte de la capa de hielo de Groenlandia (la segunda del mundo), se derretirán este siglo.
Los científicos no están de acuerdo sobre el ritmo de estos cambios. Un científico de NASA predice que la capa de hielo de Groenlandia empezará a desintegrarse en unas décadas si no se controlan las emisiones. Otros dicen que tardará más tiempo. Si se derrite toda la capa de hielo, el nivel del mar subirá casi 7.5 metros y causará inundaciones catastróficas por todo el mundo que afectarán a docenas de millones de personas. Grandes extensiones de los países bajos, como Bangladesh, y muchas grandes ciudades terminarán debajo del agua.
El nivel del mar ya ha subido, y esto está causando y causará más inundaciones y la sumersión de varias islas (entre ellas naciones enteras) y zonas costeras donde viven millones de personas.
Por ejemplo, Tuvalu, una isla-nación del Pacífico donde viven 11,000 personas, podría desaparecer bajo el agua. La población se está trasladando poco a poco a Nueva Zelanda.
La pérdida de las capas de hielo y los glaciares del norte es una consecuencia del calentamiento global, pero también puede acelerarlo y acelerar otros cambios climáticos.
Un ejemplo de esto es el “efecto albedo”. La nieve y el hielo reflejan el calor del Sol mucho más que el agua. Así que al derretirse grandes extensiones de hielo y nieve, la energía del Sol se absorbe más y la temperatura de los océanos y la Tierra sube.
Además, el hielo atrapado en las capas permanentes expulsa la sal, y el agua salada se hunde al fondo del mar. Este proceso en el Ártico es la principal fuente de la “circulación termohalina”, un proceso que crea una corriente transportadora en los océanos que lleva el agua más caliente del ecuador hacia el norte y modera el clima. Si las capas de hielo se derriten, el proceso de “circulación termohalina” se acabará o disminuirá, y esto causará cambios climáticos impredecibles.
El calentamiento del Ártico ya ha afectado a las plantas y los animales de la región. Los inuit han visto por primera vez especies que normalmente viven más al sur (como los petirrojos) para las cuales ni siquiera tienen nombre en su idioma.
Muchas especies solo pueden sobrevivir en una estrecha zona de temperaturas. Así que los cambios climáticos llevarán a grandes cambios impredecibles en la supervivencia de especies y difusión a otras regiones
Cuanto más saben los científicos acerca de los peligros del calentamiento global, tanto más dan la alarma. No cabe duda de que está acelerando y que tendrá consecuencias catastróficas en los ecosistemas y la humanidad a nivel mundial. El futuro del medio ambiente del planeta está en juego, y el sistema capitalista que produce esos cambios es fundamentalmente incapaz de responder a esta amenaza.
(Se puede encontrar una buena discusión del calentamiento global, en inglés, en la serie de la revista New Yorker “The Climate of Man”, de Elizabeth Kolbert, pt1, pt2, pt3)