La pura verdad sobre la guerra popular de Nepal

Li Onesto

Revolución #014, 18 de septiembre de 2005, posted at revcom.us

El Partido Comunista de Nepal (Maoísta) libra una lucha armada contra el gobierno desde 1996 y ahora controla la mayor parte del campo. El Ejército Popular de Liberación puede movilizar a miles de guerrilleros contra el Ejército Real de Nepal (ERN), y los nuevos gobiernos revolucionarios dirigen a millones de campesinos pobres a transformar radicalmente la vida económica, política y cultural. Últimamente publicaciones liberales como Harper’s, Rolling Stone y Newsday han publicado tergiversaciones y calumnias sobre la guerra popular.

Revolución pidió a Li Onesto responder a la desinformación y mentiras de la prensa sobre la guerra popular en Nepal, ya que viajó por la zona de guerrilla en 1999 y escribió el libro, Informe directo de la guerra popular de Nepal.

¿Por qué los maoístas en Nepal libran una revolución armada?

En Nepal más del 85% del pueblo son campesinos, terriblemente pobres, desnutridos y explotados por funcionarios corruptos, terratenientes y usureros. Las castas inferiores y los grupos étnicos oprimidos sufren una discriminación sistemática bajo un rígido sistema de castas. En toda faceta de la sociedad, la mujer sufre una intensa discriminación y humillación. El rey controla el ejército, y la monarquía está atrincherada en las estructuras dominantes de la sociedad. El país es dominado por India y países imperialistas como Estados Unidos.

La clase dominante y el gobierno de Nepal defienden este sistema opresivo. Han demostrado que no vacilan en torturar, violar y ejecutar sumariamente a todo opositor consecuente. El pueblo nepalés no será libre hasta tumbar ese estado.

Por medio de la lucha armada los maoístas han logrado liberar zonas donde establecen gobiernos revolucionarios y movilizan al pueblo a empezar a transformar las relaciones: reforma agraria, igualdad para la mujer, eliminación del sistema de castas, autonomía para grupos étnicos oprimidos, servicios de salud, educación, y construcción de carreteras y puentes.

Las amplias masas populares están poniendo todo en juego para construir la nueva sociedad en embrión. Pero su alcance será limitado mientras el gobierno reaccionario detente el poder nacional. Para conquistarlo los maoístas tienen que derrotar al Ejército Real de Nepal. Después podrán construir una nueva sociedad socialista como parte de la lucha mundial para crear un mundo comunista, libre de toda opresión y explotación.

Unos reporteros afirman que la gente común y corriente está “entre dos fuegos”: la guerrilla maoísta y las fuerzas armadas del gobierno.

Este “análisis” solo repite la desinformación del Departamento de Estado, que pone patas arriba todo lo que tiene que ver con esta guerra.

Al Ejército Popular de Liberación lo componen docenas de miles de campesinos que no se encuentran “entre dos fuegos” sino que están del lado de la insurgencia. Y muchos más participan en los nuevos gobiernos revolucionarios.

La revolución maoísta tiene el objetivo de eliminar el sistema económico, político y social que oprime el pueblo, mientras que el gobierno lo impone, lo apuntala y lo defiende. ¿Las masas se encuentran entre esos dos fuegos? ¡No! Claro está, hay personas que no apoyan cien por cien ni al gobierno ni a los maoístas, como es el caso en toda guerra civil o revolución. Pero los maoístas están organizando y dirigiendo a millones de nepalíes que sufren una brutal y sistemática opresión bajo este sistema, a quienes inspiran la visión y el programa concreto maoístas para una nueva sociedad liberadora.

¿Qué tipo de apoyo tienen los maoístas?

Los que defienden la sangrienta contrainsurgencia dicen que las masas no apoyan a los maoístas, que solo se unen a la revolución por coacción. Quien investigue la situación con seriedad sabe que es mentira.

Cuando estuve en Nepal, entrevisté a comandantes militares y líderes políticos, así como a guerrilleros rasos, agricultores pobres y campesinos jóvenes. Me impactó una y otra vez la conciencia política de los militantes. No son robots ciegos amedrentados para que se sumen a la revolución. Conocí a muchas jóvenes a quienes la vieja sociedad les negó el estudio, pero que ahora luchan con rifles y aprenden a leer estudiando la teoría revolucionaria. Esta es una revolución de campesinos terriblemente oprimidos inspirados por una visión de una sociedad y un mundo completamente nuevos.

Cuando se lanzó la guerrilla, eran pocos contra un gobierno brutal apuntalado por India y Estados Unidos. No podrían llegar a su nivel actual de fuerza militar y política, a no ser que miles de personas acepten los objetivos de la revolución y arriesguen la vida en el campo de batalla para hacerla realidad.

¿Qué puedes decir de las muchas personas que están muriendo en el conflicto?

En primer lugar, el funcionamiento “normal” del sistema hace que muchas personas mueran innecesariamente todos los días en Nepal de hambre, enfermedades y brutalidad. Incluso en lo que concierne a la guerra, la vasta mayoría de las 12,000 personas que han muerto eran civiles asesinados por el Ejército Real y revolucionarios que torturaron y asesinaron. El ERN (entrenado por Estados Unidos) ha violado los derechos civiles de muy amplios sectores de la población y ha asesinado a miles por “sospecha de apoyar a los maoístas”, como dar comida y techo a la guerrilla. Las organizaciones de derechos civiles han comprobado que la policía y ERN incendiaron aldeas y torturaron, asesinaron y encarcelaron a miles de personas. En 2003 y 2004, Nepal registró el número más grande de casos nuevos de desaparecidos por fuerzas de seguridad en todo el mundo.

En contraste, la vasta mayoría de los que los maoístas mataron eran policías y soldados en el campo de batalla. Han ejecutado a otros, como informantes, solo si sus acciones resultan directamente en la muerte o captura de maoístas y otros.

En varias ocasiones, han criticado públicamente acciones incorrectas suyas, y han cambiado ciertas políticas tras recibir críticas.

Las autoridades censuran la prensa y difunden mucha desinformación de que los maoístas “secuestran estudiantes”, “usan trabajo forzado”, “ejecutan maestros”, etc. Estas mentiras descaradas y distorsiones sobre los maoístas sirven de pretexto para una brutal contrainsurgencia, apoyada por India, Gran Bretaña y Estados Unidos.

¿Cuál es el papel de la mujer en esta revolución y cómo tratan los maoístas la cuestión de la opresión de la mujer?

Las tradiciones feudales, como el matrimonio concertado, la dote y la poligamia, se imponen con una mezcla de reglas feudales y capitalistas: en toda esfera, sea el matrimonio o la prostitución, el cuerpo de la mujer es poseído, controlado y negociado. Costumbres religiosas y culturales fomentan y perpetúan la supremacía del hombre. En toda fase de la vida, la restringen y la sofocan.

Donde los maoístas dominan, están repartiendo la tierra y por primera vez las mujeres son propietarias. Se prohíbe el matrimonio concertado, la poligamia y otras tradiciones feudales opresivas. Las cortes populares castigan severamente el maltrato a la mujer y la violación. La mujer participa parejo con el hombre en la nueva vida económica, política y social de la aldea. Tiene el derecho de divorciarse, estudiar y luchar en la milicia local o en el Ejército Popular de Liberación. Por lo menos el 30% de la guerrilla son mujeres; hay comandantas militares y líderes políticas.

Estados Unidos ha dicho que los maoístas en Nepal son “terroristas”, y da armas, dinero y entrenamiento al gobierno nepalés para derrotar a la guerrilla. ¿Eso nos debe preocupar?

Los maoístas de Nepal no tienen nada en común con grupos como Al Qaeda, pero no por eso Estados Unidos ha dejado de inventar comparaciones falsas o argumentar que si no paran a los “terroristas” en Nepal, “otros terroristas” serán libres de utilizar el país. Estados Unidos quiere tildar de “terrorista” a cualquier movimiento que desafía su dominio o a sus títeres.

La revolución en Nepal ha inspirado a muchos y se oponen a la contrarrevolución que lleva a cabo el gobierno nepalés con apoyo de Estados Unidos. Aun los que no apoyan y tienen reservaciones sobre la guerra popular deben oponerse a que Estados Unidos intervenga y a que ataque a los que la apoyan. Si se permite que Estados Unidos ataque a los auténticos movimientos de liberación como “terroristas”... si acusan de “terroristas” a quienes apoyan políticamente las guerras populares... si se permite que ataquen a quienes dicen que se necesita una revolución... esto afectará a todos y acentuará la represión contra todas las organizaciones y movimientos progresistas, y contra todas las ideas y acciones progresistas.

El libro de Li Onesto en inglés, Dispatches from the People’s War in Nepal, está disponible en:
Pluto Press, www.plutobooks.com

University of Michigan Press, www.press.umich.edu
Insight Press, insight-press.com
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