Colonialismo, neocolonialismo y la hambruna en África

, Raymond Lotta

Revolución #015, 25 de septiembre de 2005, posted at revcom.us

Las sequías pueden causar grandes desplazamientos de personas. Otros factores naturales, como la plaga de langostas en Níger, pueden aumentar el hambre. Sin embargo, las causas fundamentales de las hambrunas recientes de África son la pobreza, las estructuras económicas y políticas subyacentes, y las décadas de desarrollo dependiente, desequilibrado y destructivo del ambiente. He aquí unos hechos pertinentes:

1). El imperialismo y el deterioro del ambiente

Cuando las potencias europeas aceleraron la colonización de África en el siglo XIX, pisotearon las formas tradicionales de agricultura y pastoreo. Por siglos, los campesinos se habían adaptado a su medio ambiente. En Níger, por ejemplo, pequeños grupos familiares emigraban cada año a otras regiones para que la tierra reposara. Los europeos (los franceses en el caso de Níger) consideraron eso un desperdicio y un obstáculo a la agricultura de exportación que querían establecer. Por todo el continente africano, se apoderaron de las mejores tierras y sembraron productos de exportación como café, caña y cacao. El cultivo de alimentos para las mayorías pobres quedó relegado.

Esa clase de agricultura de gran escala orientada hacia la exportación causó una destrucción masiva del ambiente. Las compañías occidentales desbrozaron millones de hectáreas de matorrales y árboles para crear plantaciones. Eso hizo imposible una regeneración orgánica de la tierra. El cultivo intensivo de algodón, cacahuates (maní), tabaco y otros productos comerciales agotó los nutrientes de la tierra y causó erosión, deforestación y la expansión del desierto. Los campesinos y los nómadas (que migraban de un lugar a otro criando sus animales y sembrando cultivos) tuvieron que contentarse con tierras menos productivas que se agotaron con el uso constante.

2). La presión del mercado y la ganancia

A muchos campesinos les quitaron sus tierras; otros las abandonaron al no poder pagar los impuestos (una estrategia intencional de los europeos); otros no pudieron competir con las compañías agrícolas comerciales. La presión del mercado se hacía sentir. Los campesinos arruinados se vieron obligados a trabajar en las haciendas de cultivos para exportación o emigrar a buscar trabajo en las ciudades sobrepobladas. Para el capitalismo, ese desplazamiento humano es una ganancia: mano de obra barata. (En Níger, los franceses destruyeron gran parte de la agricultura tradicional, pero no lograron establecer una agricultura de exportación con haciendas).

3). Política de desarrollo que da prioridad a las ciudades y ayuda que refuerza la dependencia

Tras la II Guerra Mundial, las ciudades de África crecieron caóticamente y la posibilidad de estallidos sociales preocupó a las clases dominantes africanas y los gobiernos y corporaciones occidentales que las apuntalaban. Con la esperanza de crear estabilidad social, tomaron medidas para que no subieran los precios pagados al campesino a fin de mantener bajos los precios de los alimentos en las ciudades. La política de alimentos baratos era también un subsidio a los patrones urbanos, porque les permitía pagar sueldos más bajos. Los campesinos tenían poco “incentivo de mercado” para cultivar alimentos, porque el precio al vender siempre era bajo.

Por otra parte, las inversiones y los programas de ayuda del Occidente se centraron en grandes proyectos agrícolas comerciales, a costa de la agricultura pequeña de subsistencia. Una meta de los programas de ayuda de Estados Unidos en la posguerra ha sido subsidiar la exportación de productos agrícolas estadounidenses. La ayuda “humanitaria” es, de hecho, “dumping”: la venta de excedentes alimenticios estadounidenses a precios bajos en los países del tercer mundo. Esa práctica perjudica la agricultura de dichos países, aumenta la dependencia del exterior y estimula la reventa de alimentos en el mercado negro.

4). La guerra fría

Desde los finales de los años 60 hasta el derrumbe de la Unión Soviética en 1991, aumentó la rivalidad en África entre Estados Unidos y la Unión Soviética (socialimperialista). El Occidente vendió enormes cantidades de armas a varios estados africanos y grupos insurgentes con dos propósitos: apuntalar sus gobiernos títeres contra el clamor popular y librar “guerras de sustitutos”. En esas guerras, diferentes estados africanos y grupos armados pelearon como sustitutos de Estados Unidos y la Unión Soviética. Como resultado, los gastos militares de los gobiernos africanos se multiplicaron, y la deuda aumentó. Las guerras de los años 70 y 80 en países como Etiopía, Somalia, Mozambique y Angola destruyeron muchas vidas y devastaron zonas rurales y la producción agrícola en grandes partes del continente.

Durante ese período, el Occidente prestó dinero para programas de desarrollo “modelo”, como grandes presas, estadios y proyectos de urbanización. Aparte de exacerbar el desequilibrio entre el desarrollo agrícola e industrial, eso aumentó la carga de deuda de las economías nacionales y la presión de parte de instituciones financieras occidentales de verla pagada.

Por otra parte, Estados Unidos ha usado la ayuda alimenticia explícitamente como garrote. En 1965, un memorando del Consejo Nacional de Seguridad declaró: “La ayuda estadounidense debe usarse como arma política, y la mayoría de esa ayuda debe ir a nuestros amigos en África”. Los países que apoyan la política de Estados Unidos reciben ayuda; los que no la apoyan, que pasen hambre.

5). Programas de austeridad del Fondo Monetario Internacional

A finales de los años 70 y durante los 80, la deuda de los países africanos a las instituciones financieras occidentales se disparó, debido a la baja en los precios de productos de exportación tradicionales de África y al aumento de precios de productos manufacturados importados. El precio mundial de uranio, el principal producto de exportación de Níger, ha bajado a lo largo de 25 años.

En los años 80, las instituciones crediticias imperialistas, como el Fondo Monetario Internacional, impusieron programas de austeridad en muchos países africanos. El propósito era hacerlos pagar la deuda. Las medidas de austeridad imponen recortes drásticos en servicios sociales a los pobres y las clases medias, aumentos de precios de alimentos, la devaluación de la moneda y medidas para aumentar las exportaciones. En los últimos años, el Occidente ha fomentado la expansión de la producción agrícola y de pescado para mercados exteriores ricos.

6). Los horrores actuales de la globalización capitalista

El documental Darwin’s Nightmare relata la historia del proceso de exportación de un pez de Tanzania: la perca del Nilo. Esta especie depredadora de perca se llevó al lago Victoria en los años 60. Ahora llegan a pescarla campesinos de las zonas de hambruna. La procesan en fábricas modernas trabajadores superexplotados que viven en campamentos llenos de gente con SIDA. Los filetes congelados vuelan a Europa en aviones de carga que regresan llenos de armas para alimentar las guerras de la región. Mientras tanto, la perca del Nilo está destrozando el ecosistema del lago Victoria.

Esta es la historia de lo que el imperialismo ha llevado a África.

Fuentes

Richard W. Franke y Barbara H. Chasin, Seeds of Famine: Ecological Destruction and the Development Dilemma in the West African Sahel

Kevin Danaher y Abikok Riak, Myths of African Hunger

Michael Maren, ed., The Road to Hell: The Ravaging Effects of Foreign Aid and International Charity