Revolución #016, 2 de octubre de 2005, posted at revcom.us
José Padilla es un ciudadano detenido indefinidamente, sin cargos, como parte de “la guerra contra el terror”. El 9 de septiembre, un tribunal de apelaciones de circuito federal, anuló el fallo de un tribunal inferior que decía que el presidente no puede detener como “combatiente enemigo” a un ciudadano de la sociedad civil arrestado en territorio nacional. Este nuevo fallo le quita a Padilla derechos fundamentales: el derecho a un abogado, a rebatir testigos, y hasta a saber qué delitos le imputan.
Por la respuesta de la prensa grande se ve que lo que está en juego es grande. El periódico de Asheville, Carolina del Norte, el Citizen Times, opinó que “si la Suprema Corte ratifica el fallo, el país se deslizará peligrosamente hacia un estado policial”. El Milwaukee Journal-Sentinel escribió que “todos los americanos deberían estar horrorizados e indignados por la noción de que el gobierno tenga la autoridad de arrestar a ciudadanos y detenerlos indefinidamente, sin siquiera entablar una acusación (ni mucho menos probar que son culpables”.)
USA Today calificó de “alarmante” el fallo y advirtió que ratifica la detención indefinida de Padilla sin cargos ni juicio y sin derecho al proceso legal establecido ni a cualquier derecho y, además, lo extiende. Como señala un editorial de USA Today:
"El tribunal dice que el Congreso le ha dado al presidente la autoridad de detener a cualquiera, por el tiempo que quiera, solo con decir que está ligado a la guerra contra el terrorismo.
"Más bien parece que es un poder que se le da a un dictador, no al presidente de Estados Unidos. La anulación de la cuarta, quinta y sexta enmienda constitucional no es parte de la resolución antiterrorista que aprobó el Congreso tras los ataques del 11 de septiembre...
“Si pueden detener indefinidamente sin cargos a Padilla, un ciudadano arrestado en territorio estadounidense, entonces la libertad de todos está en peligro”.
No cabe duda que se apelará el fallo pero debemos captar que se están sentando precedentes y que, si no hay una lucha contra el proyecto del cual forman parte, los usarán contra fuerzas progresistas en general, especialmente las revolucionarias.
Como dijo Martín Neimoller, un clérigo alemán preso bajo el gobierno de Hitler de 1937 a 1945:
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Los editoriales de la prensa grande recalcan lo draconiana que se ha puesto la situación. También dejan entrever las grietas, fisuras y aperturas que pueden darse en el statu quo ante el desgarramiento de los derechos que desde hace siglos se consideran fundamentales. Todo esto subraya la urgencia y la importancia de entender que vivimos en tiempos extremos y de luchar por arrancarles algo radicalmente positivo.