Comentarista invitado

La amenaza mundial de una pandemia de gripe aviar

Revolución #023, 20 de noviembre de 2005, posted at revcom.us

Stephen Mikesell es un antropólogo que ha trabajado en el oeste de Estados Unidos, Nepal y el suroeste de China. Sus temas de investigación son la naturaleza del estado, la democracia de base y la lucha de clases. También le interesan la radio comunitaria y la agricultura biointensiva.

Los expertos de salud predicen que se acerca una epidemia mundial de gripe aviar o influenza A y que podría darse en los próximos tres meses. Calculan que podría matar por lo bajo de 2 a 8 millones de personas, y por lo alto a mil millones y medio. Dicen que el virus es parte de un ciclo natural inevitable que se espera hace tiempo. Sin embargo, el virus de la gripe es oportunista: interactúa con las relaciones humanas y las aprovecha. Como en los recientes huracanes, la magnitud del impacto de la gripe dependerá de factores ambientales, sociales y político-económicos.

Una variedad de influenzavirus A puede infectar a los mamíferos, pero las aves silvestres son el huésped natural. El virus actual se llama H5N1 debido a la combinación específica de dos proteínas en su superficie. Está causando índices especialmente altos de mortalidad en las poblaciones de aves, y también de seres humanos y otros mamíferos.

Por el momento, parece que los seres humanos solo contraen el virus por medio de contacto directo con secreciones de aves o productos avícolas. Sin embargo, el virus tiene un gen que consta de ocho segmentos y, por lo tanto, un tipo de gripe de una población puede intercambiar o "recombinar" uno u otro de sus ocho segmentos con un virus de gripe de otra población; eso le permite infectar a la nueva población usando el material genético de cepas de virus endémicas de esa población. (Se informa de un caso de posible transmisión de un ser humano a otro en Vietnam en septiembre del 2004 y de la posibilidad de transmisión entre dos personas en Hong Kong en 1999).

Se informa que el virus H5N1 ya ha contagiado a cerdos y felinos; eso indica que tiende a la recombinación necesaria para propagarse a la población humana. Como nunca ha infectado antes a los seres humanos, el sistema inmunológico no lo reconoce y lo ataca; por eso es sumamente mortal para los que se contagian.

La cantidad de personas que mate depende en parte de su índice de mortalidad y en parte de la facilidad de propagación entre individuos cuando se produzca la recombinación.

La alta mortalidad de los que contraen el virus por medio de aves tiene sumamente preocupados a los expertos de salud. La mortalidad inicial fue 50%, pero en los últimos meses ha aumentado al 70%. Por comparación, la pandemia de gripe de 1917-1918 (una gripe aviar que mató a 40 millones de personas en todo el mundo) tenía apenas una mortalidad de 5%.

Para que el virus H5N1 se propague al ser humano tiene que encontrar individuos infectados con cepas de gripe humana con los que pueda recombinar material genético. Los expertos dicen que la experiencia previa indica que eso podría pasar en los próximos tres meses. Después, la velocidad de propagación dependerá de las recombinaciones específicas que ocurran.

Importantes aspectos sociales y ambientales

Como se mencionó, los virus son oportunistas y su carrera no depende solamente de factores clínicos. La guerra mundial, que desplazó gran cantidad de soldados y refugiados en grandes partes del planeta y puso a millones de hombres en trincheras frías y embarradas a lo largo de los frentes de batalla de Europa, facilitó la mortandad de la epidemia de gripe de 1917-1918. La epidemia del virus de inmunodeficiencia humana, que es mucho menos contagioso y que probablemente se originó de modo similar con un virus que saltó de una especie a otra, se ha beneficiado de los sistemas internacionales de deuda y explotación, el desmoronamiento de comunidades y culturas, el desplazamiento de poblaciones y la dispersión de familias por todo el mundo.

De modo análogo a los soldados de las trincheras de la guerra mundial, el maremoto asiático, los huracanes de Estados Unidos y los recientes terremotos han desarraigado y debilitado la población de grandes regiones. Eso ha hecho vulnerable a mucha gente y le da al virus puntos débiles para atacar.

A este obvio factor ambiental se suman los estragos que han causado en las últimas dos décadas las medidas económicas neoconservadoras del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Tales medidas han impulsado sistemas de comercio que han causado un bien documentado aumento de la desigualdad y una mayor desintegración de comunidades, junto con el desmantelamiento de los servicios de salud y otros servicios sociales.

En una especie de circuito de feedback positivo, las pandemias pueden llevar a un colapso sistémico al incapacitar y matar a gran cantidad de gente, sumado a las debilidades económicas, ambientales y militares, lo que exacerba la mortalidad puramente clínica de una enfermedad. Un buen ejemplo de esto es lo que les sucedió a los 100 millones de residentes de América del Norte ante las enfermedades europeas, sumadas a la devastación de años y años de guerra y desplazamiento. En 400 años, el 99.7% de la población autóctona desapareció. En la epidemia de gripe de 1917-18, muchos hospitales tuvieron que cerrar y los gobiernos locales quedaron paralizados. Como consecuencia, mucha gente murió por falta de atención médica.

El antropólogo John Bodley ha documentado que, además, la extrema centralización de las burocracias gubernamentales y corporativas, y de los sistemas de distribución y control, junto con la degradación general de toda la biosfera, hace que la sociedad global de hoy sea más vulnerable que nunca a un colapso sistémico, ya que la mayoría de las comunidades no pueden subsistir de modo autónomo.

Ninguna clase social será inmune a la próxima pandemia, pero como muestra la experiencia de Nueva Orleáns, los desastres, naturales o no, no afectan del mismo modo a ricos y pobres. Además, como no se pueden defender, a los pobres les echan la culpa de los problemas. En la actual epidemia de gripe aviar, las grandes fábricas avícolas acusan a los campesinos pequeños porque sus pollos andan sueltos en los patios, cuando muy probablemente fue el hacinamiento de cientos de miles de pollos en condiciones antinaturales lo que creó las condiciones para la mutación inicial y propagación del actual virus.

El H5N1 solo ha respondido a dos de las cuatro drogas antivirales disponibles. Sin embargo, el sistema de leyes de patente ha restringido la producción a una sola compañía, lo que ha llevado a extremas limitaciones de cantidad y a precios altos. Muchos países europeos, previendo la tasa de infección del 35% usual de las epidemias anuales de gripe, han almacenado drogas para del 25% al 100% de la población. Sin embargo, hasta hace poco Estados Unidos solo estaba almacenando una droga, Tamiflu, en cantidades suficientes para las fuerzas armadas. Los websites del gobierno dicen que con la lección de Nueva Orleáns ahora quieren reunir 20 millones de dosis de Tamiflu, lo que sería suficiente para el 7% de la población. Lamentablemente, debido al uso generalizado en Japón de Tamiflu como tratamiento para la gripe común, se informa que ha aparecido en Corea una cepa de H5N1 resistente a dicha droga. Por lo tanto, solo queda una alternativa antiviral: Relenza (zanamivir). Los expertos de salud pública recomiendan aumentar su producción.

Inclusive si tuviéramos suficientes reservas de drogas antivirales, el sistema de salud de Estados Unidos (un sistema de lucro de compañías de seguros privadas) crea otra seria debilidad. Para ser efectivas, las drogas antivirales se tienen que tomar al comienzo de la enfermedad, pero el 40% de la población que no tiene seguro médico no acude al médico sino cuando se siente muy enferma porque no tiene con qué pagar. Por otra parte, los ricos pueden costear las reservas limitadas de drogas y la cantidad limitada de hospitales. Por la experiencia del huracán podemos imaginar quién se beneficiará de la cantidad limitada de drogas antivirales, y quién no. Ya se habla de convertir estadios en hospitales.

El mundo ha cambiado enormemente desde la pandemia de 1917-1918. Además de los factores citados que, como la I Guerra Mundial, hacen más vulnerable a una nueva epidemia a la población del mundo, hoy operan nuevos factores. La industrialización de la agricultura ha empujado a la mayor parte de la población del mundo a zonas urbanas densamente pobladas. También ha concentrado gran cantidad de pollos en fábricas gigantescas en el sudeste asiático, siguiendo el modelo agroindustrial de Estados Unidos, lo que ha creado un caldo de cultivo perfecto para nuevas formas de gripe aviar. La población es mucho más móvil hoy, lo que facilita la rápida radiación del virus a otras poblaciones. Como vimos con la destrucción de los pantanos que antes protegían a Nueva Orleáns, el ambiente natural mundial se ha empobrecido enormemente, lo que elimina una fuente natural de elasticidad.

Bajo presión del gobierno estadounidense y de organizaciones internacionales, el nuevo director del Programa de Gripe Aviar de la Organización Mundial de la Salud se tuvo que retractar de su predicción de 150 millones de muertes por el virus de la gripe aviar y la rebajó a unos cientos de miles. Tomando como guía la gripe de 1917-1918, la cantidad podría ser mucho mayor, aunque también podría ser menor, dependiendo de cómo se recombine el virus H5N1. Es posible que haya tenido que retractarse por la falta de compromiso de Estados Unidos y las élites corporativas con las clases trabajadoras y los pobres, como se vio en el abandono de los afroamericanos de Nueva Orleáns por los gobiernos locales, estatales y nacional.

¿Qué podemos hacer?

Para terminar, sería acertado que las comunidades tomaran medidas rápidas para protegerse y proteger a sus sectores desamparados. En la epidemia de 1917-18 el gobierno de Estados Unidos le falló a la población a todos los niveles. Solo se tomaron medidas efectivas contra el virus cuando los ciudadanos hicieron a un lado el gobierno y se pusieron al frente. Los presupuestos de salud de los estados, condados y ciudades, que ya de por sí no dan más, no pueden pagar para proteger a la ciudadanía; probablemente no hay tiempo para el proceso político de adjudicación de fondos, aunque lo ideal sería hacer que el gobierno responda.

Los distritos o los barrios podrían organizar equipos que aprendan a responder a todas las complicaciones de tal emergencia. Al fin y al cabo, se prevé que los trabajadores médicos sufrirán bajas desproporcionadas. En muchos países, como Japón o Cuba, las comunidades organizan equipos con los debidos suministros que se encargan de que todos reciban ayuda durante maremotos, tifones y otros desastres. Considerando el abandono del gobierno durante los recientes desastres, así como las corporaciones oportunistas que cayeron encima después, nos conviene preparar nuestras comunidades para hacer acopio de recursos, talento y capacitación para atender a nuestros propios miembros y ver que esta vez nadie quede abandonado.

Estos websites tienen más información (en inglés):

http://www.cdc.gov/flu/avian/professional/updates.htm

http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=56&ItemID=8523

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