Dos mundos en choque... y el Informe presidencial

Revolución #33, 5 de febrero de 2006, posted at revcom.us

George Bush entró al Capitolio a presentar el Informe presidencial rodeado de torturadores, mentirosos, adoradores de la avaricia corporativa y asesinos múltiples. Uno era Michael Chertoff, comandante de la "seguridad de la patria", el tipo que mandó el ejército a Nueva Orleáns con órdenes de "disparar a matar" después de abandonar a los pobres y los negros cuando la región se inundó. Otro era Samuel Alito, el nuevo magistrado supremacista, listo para inclinar la Suprema Corte radicalmente hacia la derecha y despedazar derechos básicos, como el derecho al aborto.

Otra era Condi Rice, recién llegada de una gira europea para defender las cámaras secretas de tortura de la CIA y reunir apoyo para atacar a Irán. Otro era Alberto Gonzales, el secretario de Tortura, cuya máxima contribución a la jurisprudencia ha sido declarar que los convenios de Ginebra que prohíben la tortura son "anticuados". Otro era Dick Cheney, quien la última vez que asomó la cabeza por el Congreso fue para decir que no aprobaran la enmienda "contra la tortura" del senador John McCain (una enmienda hueca que es pura fórmula) porque "le va a amarrar las manos al presidente". Y por último, el comandante en jefe en persona, quien dedicó la mitad del discurso a una arenga fascista para justificar el imperio y la dominación global con repetidos conjuros del "11 de septiembre".

Al otro lado de la ecuación, hay miles de millones de personas que son víctimas de todo lo que concentra el gobierno de Bush. Por un breve momento, ese mundo se metió al Capitolio. Antes de que Bush ordenara que todos apoyemos las tropas, momentos antes de que elogiara ante las cámaras a la familia de un soldado que perdió la vida en Irak, la policía demostró la esencia de la libertad y democracia que esa guerra defiende: a la activista Cindy Sheehan (quien perdió a un hijo en Irak) la esposaron, la sacaron a rastras de su asiento y la arrestaron porque tenía una playera con el número de militares muertos en Irak. La prensa informó que antes de entrar al Capitolio (como invitada de una congresista), Sheehan fue a la mansión ejecutiva con un grupo a gritar: "¡Está desalojado! ¡Lárguese de nuestra casa!".

En las últimas semanas, importantes figuras de la literatura, las artes y la vida pública refrendaron la convocatoria a callar y ahogar políticamente el discurso de Bush y a decirle que se largue. Los estudiantes de la Universidad Georgetown que le dieron la espalda a Alberto Gonzales cuando fue a la universidad exhortaron a todos los estudiantes a protestar contra el Informe presidencial. El escritor Gore Vidal escribió una maravillosa crítica mordaz de Bush y recomendó ir a las manifestaciones del 31 y el 4 en la capital. El historiador Howard Zinn y el actor Ed Begley Jr urgieron ir a ahogar las mentiras de Bush; y figuras públicas como el congresista John Conyers, la generala Janis Karpinski (retirada), Gloria Steinem, el actor Mark Ruffalo, la congresista Cynthia McKinney, el congresista Bobby Rush y el actor Sean Penn firmaron la convocatoria de El Mundo No Puede Esperar. (El portal worldcantwait.org tiene estas declaraciones).

En docenas de ciudades por todo el país, miles respondieron a la convocatoria de El Mundo No Puede Esperar de callar y ahogar políticamente el discurso de Bush e ir a protestar el sábado 4 en la Casa Blanca (ver las fotos de las protestas en las páginas del centro).

Arenga en defensa del imperio

Bush habló en un momento en que un sector grande de la sociedad está furioso con él: por las mentiras, la guerra, el espionaje, el sufrimiento y muerte que causó después del huracán Katrina. Fuera de eso, un sector significativo de los que lo apoyaban, o todavía lo apoyan, está muy inquieto por la situación de Irak.

Después del discurso, cuando los medios se ponen a interpretar y acaramelar lo que dijo el presidente, un analista de la cadena CNN dijo que el objetivo del discurso era hacer cambiar de idea a los que creen que fue un "error" mandar tropas a Irak y que iba dirigido a los que no creían que la guerra iba a ser tan difícil: que costaría 250 mil millones de dólares, que morirían 2,242 militares (y la cuenta sigue), o que tres años después de la invasión seguirían 138,000 soldados en Irak expuestos al fuego de una feroz resistencia.

Un elemento importante del discurso fue cohesionar a los vacilantes y movilizar a los partidarios a apoyar la guerra. Bush declaró:

"El 11 de septiembre de 2001, descubrimos que problemas que se originaron en un país fallido y opresivo a 7,000 millas de distancia podían traerle asesinatos y destrucción a nuestro país. Las dictaduras protegen a los terroristas y alimentan el resentimiento y el radicalismo y procuran obtener armas de destrucción masiva. Las democracias reemplazan el resentimiento con esperanza, respetan los derechos de sus ciudadanos y sus vecinos, y se unen a la lucha contra el terrorismo. Cada paso hacia la libertad en el mundo hace que nuestro país esté más seguro. Entonces, actuaremos audazmente por la causa de la libertad".

Todas y cada una de esas palabras son mentira.

Veamos la "esperanza" que las democracias de Bush han llevado a la región. En Afganistán, la vida de las mujeres rurales no ha cambiado desde los días del Talibán y la producción de heroína es de nuevo la única actividad económica viable. Los cimientos de la democracia impuesta en Irak son las cámaras de tortura de Abu Ghraib y los masivos bombardeos aéreos (un crimen de guerra que casi no se menciona).

La "libertad" que Bush está sembrando en el Medio Oriente es la libertad de Estados Unidos de dominar la región, excluir a las potencias rivales, controlar el chorro de petróleo del mundo, y explotar más eficaz e inexorablemente a los pueblos y recursos de la región. ¿De qué otra forma se puede explicar que Bush diga que Arabia Saudita (uno de los gobiernos más despiadadamente represivos del planeta, sin derechos para la mujer) y Egipto (cuyas mazmorras de tortura están llenas de disidentes) son modelos de reforma? Por otra parte, Irán está en las miras de la guerra sin fin de Bush: no por el estado de su democracia, sino porque el gobierno fundamentalista islámico es un obstáculo para la dominación de la región.

Mentiras y espionaje

La parte más beligerante del discurso fue cuando Bush defendió el programa ilegal de espionaje interno: un programa que mantuvo en secreto porque sabía que era ilegal. El espionaje interno está permitido por la ley. Hay tribunales secretos (el tribunal FISA) que aprueban automáticamente todas las solicitudes de la rama ejecutiva para hacer requisas secretas. La Ley Patriota autoriza espiar lo que uno lee, lo que ve en la Internet, hasta el historial médico; y es ilegal que un bibliotecario le advierta a uno que el gobierno está husmeando los libros que saca.

Pero eso no le bastó a Bush. Le ordenó a la Agencia Nacional de Seguridad (una agencia altamente secreta con una enorme tecnología de espionaje) que espiara sin supervisión de los tribunales y sin obtener órdenes de registro.

Esto es un operativo inmenso para husmear qué piensa, lee y dice la población de este país; y pisotea el estado de derecho.

Sufrimiento y represión en USA

De una y otra forma, lo que Bush dijo es esto: para que ustedes disfruten de su American Way of Life,yo tengo que cometer toda clase de atropellos en el mundo, y espiarlos y meterlos a la cárcel sin juicio aquí si se quejan. Así que cállense la jeta y acéptenlo.

OK, hablemos de ese gran American Way of Life;desmenucemos lo que propuso Bush para la "patria", fuera de espiar a todo mundo. La segunda mitad del discurso fue una lista de ataques contra una amplia gama de la población, con apariencias de "compasión".

Hablando de Nueva Orleáns, pidió justicia e igualdad (!), pero no aceptó que sabía que los diques se reventarían e inundarían buena parte de la ciudad. No aceptó responsabilidad por mandar tropas con órdenes de "disparar a matar" a los que trataban de sobrevivir y conseguir comida y agua para otros. No aceptó responsabilidad por dejar a su suerte a miles y miles de personas ni dejar que la policía racista disparara al aire a los negros que trataban de salir de la ciudad. No aceptó responsabilidad por la declaración de su compadre William Bennett de que la forma de eliminar la delincuencia es abortar niños negros, ni por la declaración del congresista que dijo que no habían podido barrer con la vivienda pública de la ciudad, ¡pero que dios lo hizo! No aceptó responsabilidad por despachar a los negros de la ciudad a moteles y refugios lejanos, y dejarlos allá mientras hace planes de reconstruir la ciudad con muchos menos negros.

Otro elemento racista y genocida del discurso de Bush, disfrazado de compasión, tiene que ver con el SIDA. Las iglesias negras están fuertemente divididas: unos clérigos se han sumado a la caravana de Bush con el estribillo de los "valores tradicionales" (prejuicios contra gays y lesbianas), mientras que otros luchan por mayor tolerancia e inclusión (ver "Reunión cumbre de clérigos negros se opone a discriminación a los gays", y "Reflexiones sobre cómo debe responder a la derecha cristiana la Pacific School of Religión", por el Dr. Hubert Locke, en Revolución No. 32). Cuando Bush dice que planea "trabajar en estrecha colaboración con las iglesias y grupos de fe afroamericanos para que millones se hagan exámenes rápidos de VIH", quiere decir imponer un filtro fundamentalista religioso y político en los pocos programas para pacientes de SIDA que financie el gobierno. Y, por medio de eso, desarrollar una infraestructura política y económica de iglesias negras que colaboran con el programa fascista.

De los inmigrantes Bush dijo que "esta economía no funcionaría sin ellos". Acto seguido propuso "un sistema de inmigración que respete nuestras leyes, refleje nuestros valores y tenga en cuenta los intereses de nuestra economía. Nuestra nación necesita fronteras ordenadas y seguras. Para cumplir con este objetivo, debemos tener una aplicación más estricta de las leyes inmigratorias y de protección de la frontera. Y debemos tener un programa sensato, humano de trabajadores invitados que rechace la amnistía, permita empleos temporales para personas que procuran obtenerlos legalmente y reduzca el contrabando y el crimen en la frontera".

Las leyes que penalizan la subsistencia o que deshumanizan a trabajadores que ganan menos del salario mínimo, no tienen nada de "humano". ¿Qué tiene de "humano" traer gente a trabajar, explotarla al máximo, no dejar que traiga la familia y devolverla cuando ya le han exprimido todo el jugo? ¿Qué tiene de "humano" marginalizar su lengua y cultura? "Protección de la frontera" quiere decir militarizarla con tropas y muros, lo que causará más muertes por deshidratación de los que cruzan en puntos remotos por los dictados del imperialismo global.

No muchos escaparon de la cruel agenda de "compasión" de Bush para el país:

  • Ya el gobierno ha recortado los servicios médicos y las medicinas de millones de personas de la tercera edad y pobres. Ahora Bush propone privatizar más los servicios de salud; eso acelerará la situación de que solo los que puedan pagar grandes cantidades de dinero en seguro médico podrán contar con servicios médicos.
  • El sermón de Bush sobre la adicción de los estadounidenses al petróleo suena a un narco que se queja de que sus clientes sean adictos. El LA Times hizo una rápida investigación de las propuestas de Bush y citó a un economista especializado en energéticos de la Universidad de California, Berkeley: "El aumento de fondos para la investigación de energía limpia es increíblemente pequeño". Y un elemento de la estrategia de "energía alternativa" de Bush es más exploración submarina.
  • Bush tuvo la desfachatez de desviar la furia por "la conducta poco ética de los funcionarios públicos" (o sea, aceptar sobornos) ¡hacia ataques a "las cortes activistas que tratan de redefinir el matrimonio"! Mejor dicho, le dio la vuelta a las revelaciones de corrupción de su gobierno y se puso a atacar el derecho de los gays y lesbianas a casarse. Este fue otro ejemplo de demagogia fascista que la prensa grande pasó por alto.

Los comentarios de la prensa y las repercusiones

El discurso de Bush fue draconiano y hitleresco. El lado hitleresco fue especialmente evidente al verlo por TV, cuando los republicanos (y unos demócratas) se paraban en olas, como zombis, a rugir aprobación a las mentiras más descaradas, las propuestas más demagógicas y las amenazas más duras.

El hecho de que la prensa grande (inclusive la prensa liberal) dijera que una arenga fascista como este Informe presidencial fue un discurso razonable y moderado, evidencia lo crítica que es la situación.

El New York Times escribió: "El presidente Bush le ofreció a la nación un menú modesto de propuestas de energía, salud y educación, y aconsejó no caer en el falso confort del aislacionismo". Dijo que su tono fue "más suave y menos partidista que hace un año".

La "respuesta" de los demócratas fue tan floja, tan aceptadora y tan aburridora, que no se necesita decir más.

Todo esto recalca la importancia histórica de los héroes, de todos los sectores, que le están diciendo NO a Bush y que demandan que se largue con todo y su programa. Mucha gente ha tomado esa posición desde muchas perspectivas. La posición de nuestro partido sobre este sistema y sobre lo que lo debe remplazar se articula en la declaración que se leyó en las protestas del 31, en las otras páginas de este periódico y en revcom.

Por otra parte, es crucial en estos momentos que los que captan las dimensiones de la situación (los que ven que este discurso es una proclama de Bush de que seguirá su agenda fascista) redoblen sus esfuerzos por forjar un movimiento resuelto y capaz de movilizar políticamente a millones en una contra-dinámica para sacar corriendo a este gobierno. Ese movimiento puede ser un vehículo al que se sumen docenas de miles, y luego cientos de miles, y establecer un polo en la sociedad que cohesione a millones.

El pueblo del mundo cuenta con nosotros.

La neta sobre la "guerra contra el terror"

He aquí una verdad que no se puede negar: la "guerra contra el terror" no existe, pero sí hay una guerra por el imperio.El gobierno estadounidense trazó los planes para atacar a Irak mucho antes del 11 de septiembre de 2001y aprovechó lo que pasó ese día como pretexto para ponerlos en práctica. Por eso, todas las justificaciones que dio Bush fueron mentiras:las armas de destrucción masiva, el programa de armas nucleares y los lazos con Al Qaeda. La verdadera razón era impedir que surgieran rivales a su dominación de esa región (y del mundo), y para hacerlo iniciaron una guerra preventiva.

Por eso atacaron a Irak y hoy amenazan a Irán. Es así, a pesar de que existen fuerzas que son obstáculos a su programa, que por lo visto desempeñaron un papel el 11 de septiembre y que tienen su propio programa nada bueno.

Fundamentalmente, la guerra tampoco es para "llevar la democracia al Medio Oriente". Es verdad que los estrategas que rodean a Bush creen que ciertas instituciones democráticas, como las elecciones, pueden facilitar la creación de gobiernos títeres más estables y fidedignos en la región. Pero a) la meta de tal reestructuración es facilitar la dominación y explotación estadounidenses, y b) el imperialismo puede convivir con gobiernos que no tienen ni la menor apariencia de democráticos.

Tomemos el ejemplo de Usbequistán, desde hace mucho un aliado clave de la "guerra contra el terror". Craig Murray, ex embajador inglés a Usbequistán, dijo ante la Comisión Internacional Investigadora sobre los Crímenes Perpetrados por el Gobierno de Bush que el 60% de la población son en la práctica esclavos de la industria del algodón y les pagan 7 centavos por una jornada de 12 horas; y que "no hay libertad en ese país. No hay libertad de reunión. No hay libertad de religión. No hay libertad de palabra. No hay prensa libre. Y no se permite la oposición. Una de cada ocho personas trabaja para la policía o la policía secreta". Una investigación de la ONU concluyó que la tortura (como violaciones con botellas rotas) es generalizada y se aplica de manera sistemática, y que el gobierno tortura hasta que digan que son aliados de Al Qaeda y Osama Bin Laden. (Ver "Tribunal acusa a Bush", Revolución #32, en revcom.us). ¿Lo mencionó Bush en el Informe presidencial? Por supuesto que no. Usbequistán era "modelo" regional hasta hace poco, cuando le negó permiso al Pentágono para utilizar una importante base aérea.

La "guerra contra el terror" no tiene nade que ver con la "seguridad de Estados Unidos". Las cámaras de tortura de Usbequistán, Irak, Afganistán, Arabia Saudita no existen para "buscar a Osama Bin Laden", sino para sembrar terror contra la población indignada de esos países. Y cuanto más perciben que la tortura y salvajismo expresan la voluntad de la ciudadanía de Estados Unidos, más se atiza a una extraña sinergia con las fuerzas fundamentalistas reaccionarias de la región.

¿Por qué dieron los demócratas (por medio del gobernador Tim Kaine de Virginia) una "respuesta" tan pobre y patética al Informe? Porque su punto de partida es: "Nuestro compromiso a ganar la guerra contra el terrorismo nos obliga a preguntar: ¿son las medidas del presidente las mejores para ganar esa guerra?".

Aceptar la lógica de la "guerra contra el terror" y oponerse firmemente a los crímenes del gobierno de Bush son dos cosas incompatibles.


Si caen en la trampa de tratar de convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, terminarán convirtiéndose a sí mismos en lo que los demócratas en realidad son.

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

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