Con motivo del 10° aniversario de la guerra popular de Nepal

Revolución #035, 19 de febrero de 2006, posted at revcom.us

Viajé a Nepal en 1999, en los primeros años de la guerra popular. Recuerdo cruzar la frontera a Rolpa llena de júbilo, sabiendo que era un bastión de la revolución. Recuerdo que en todas las aldeas encontré jóvenes guerrilleros, líderes del partido, mujeres organizadoras, campesinos y familias de mártires que me decían que estaban luchando por la liberación de Nepal como parte de la revolución mundial.

Cuando partí de Nepal, un dirigente del Partido Comunista de Nepal (Maoísta) (PCN[M]) me dijo: "La primera parte de tu viaje está a punto de terminar. Ahora empieza la segunda fase: dar a conocer a todo el mundo todo lo que has visto y oído". Y eso es lo que he hecho desde mi viaje. He hablado sobre la guerra popular; he combatido las mentiras y desinformación que difunde la prensa para desacreditar y tergiversar el carácter y los propósitos de la lucha maoísta de Nepal.

Los artículos que escribí sobre mi viaje y la extensa entrevista que le hice al presidente del PCN(M), el camarada Prachanda, salieron en el Obrero Revolucionario (ahora Revolución). Mi libro Distpaches from the People’s War in Nepal salió hace un año y una edición en nepalés acaba de salir en Katmandú. Tanto Dispatches como la entrevista a Prachanda han salido en varios idiomas (incluido el español) en muchas partes del mundo. He dado conferencias en Estados Unidos y Europa. Dondequiera que he hablado, contar lo que he visto y que la guerra popular ha crecido y ahora controla buena parte del campo da alegría. Alienta conocer las transformaciones que se están dando en las bases de apoyo e inspira profundamente ver que la mujer está desempeñando un tremendo papel en la revolución. Es un ejemplo, en vivo, de la "esperanza de los desesperados": de cómo los maoístas dirigen a las masas para efectuar cambios sociales, económicos y culturales en las bases de apoyo; de cómo la guerra popular está erradicando la opresión de la mujer, la discriminación de las nacionalidades oprimidas y el sistema de castas en su totalidad.

Muchos se han enterado de la guerra popular de Nepal por medio de mis fotografías. En una exhibición, una señora afroamericana de Chicago me dijo: "Esta gente de veras está luchando por algo. Viven en condiciones primitivas, pero están orgullosos de lo que tienen. En los ojos se ve lo que es un pueblo orgulloso, fuerte. La juventud, los niños, las muchachas. Es asombroso verlos a todos luchando por una causa, en vez de pelear entre ellos mismos, como nosotros aquí. Es hermoso. Me encantaría ir a ver con mis propios ojos... Yo sé que es difícil para ellos, pero es bueno ver que tienen ese brillo adentro que alumbra para que la lucha siga adelante".

En este mundo, en el que un puñado de potencias imperialistas dominan y explotan a los países pobres del tercer mundo, ver una auténtica lucha de liberación en Nepal comprometida a acabar con la dominación extranjera es motivo de júbilo.

La guerra popular de Nepal se libra en medio de una situación mundial en que los propósitos y las ambiciones de la cruzada yanqui de total hegemonía mundial definen el contexto de buena parte de las relaciones internacionales. Un aspecto de esto es cómo Estados Unidos (y otras potencias) ven su necesidad y libertad de intervenir en Nepal. Bajo el pretexto de la "guerra contra el terrorismo", Estados Unidos, Gran Bretaña, India y otros países han brindado apoyo político y militar al reaccionario poder estatal de Katmandú.

Como ha dicho Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU: "Con arrogancia Estados Unidos proclama que no permitirá que el pueblo de Nepal se libere y tome control de su propio país. Naturalmente, eso es algo que hay que tomar en serio, y no solo por quienes dirigen la revolución en Nepal, nuestros camaradas, sino también por nosotros que queremos que los pueblos del mundo se liberen. Y nosotros aquí tenemos una responsabilidad especial porque es nuestra potencia imperialista arrogante la que por medio de India o con India o de alguna otra manera, quiere ahogar en sangre eso... No podemos permitir que los imperialistas estadounidenses cumplan con su proclamación de que el pueblo de Nepal no puede llevar a cabo su liberación. Nos incumbe a nosotros dar a conocer eso, denunciar lo que están haciendo y apoyar políticamente en la medida posible la lucha en Nepal porque está cargando el futuro para todos nosotros".

La guerra popular empezó contra viento y marea en 1996, emprendió el camino de la revolución maoísta de nueva democracia y en "solo" 10 años el PCN(M) ha obtenido enormes éxitos: en la lucha militar contra el reaccionario gobierno nepalés, y también en la construcción del poder popular y de nuevas formas de poder revolucionario en las bases de apoyo.

La movilización de millones de personas para ejercer el poder popular, para que empiecen a construir la futura sociedad socialista, en medio de combates del Ejército Popular de Liberación contra el ejército real nepalés (respaldado por Estados Unidos e India), es una epopeya asombrosa e histórica.

Los éxitos de la guerra popular en Nepal sorprenden a muchos en Estados Unidos, donde todo el tiempo se dice que el "comunismo ha muerto", que el socialismo "fracasó" y por tanto el capitalismo es el "mejor mundo posible". Pero cualquiera puede ver el estado del planeta y que el sistema imperialista es responsable de la enorme pobreza y sufrimiento de las masas. Las revoluciones socialistas de la Unión Soviética y China fueron los primeros pasos hacia la construcción de sociedades sin explotación o opresión. Si bien sufrieron derrotas y reveses, las lecciones de esas revoluciones, primordialmente positivas y secundariamente negativas, son indispensables para el avance de la revolución proletaria mundial.

A la luz de todo esto, la guerra popular de Nepal es una inspiración para quienes sueñan con un mundo mejor.

En Nepal, se enfrentan y chocan dos futuros. Uno es la continuación, en una u otra forma, de la sociedad actual, dominada por fuerzas de clase retrógradas, aliadas del sistema imperialista, que imponen relaciones económicas, políticas y sociales de explotación y opresión. El otro futuro es el camino que dirige el proletariado para zafarse de este orden, realizar una revolución de nueva democracia, construir una sociedad socialista, forjar nuevas relaciones sociales, políticas y económicas, y continuar la revolución para abolir toda explotación y opresión.

Tengo mucho deseo de regresar a Nepal: a un nuevo Nepal socialista revolucionario, sin la dominación y la opresión de las potencias extranjeras, en el cual las masas se movilicen conscientemente para construir una sociedad nueva y liberada, como parte de la revolución mundial.

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