Del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar

Lo que la ocupación estadounidense ha significado para la mujer en Irak

Revolución #038, 12 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us

Recibimos este artículo del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar.

27 de febrero de 2006. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. ¡Tocan a la puerta! ¿Quiénes son? ¡Si no abrimos, entrarán a la fuerza! ¿Serán soldados estadounidenses? Ellos allanan casas y atemorizan a los niños y a toda la familia. Hemos visto eso en la televisión. Insultan, golpean y arrestan a los hombres...

En el Tribunal Mundial sobre Irak, en Estambul, una testigo dio este testimonio: "En Faluya, mataron a muchas mujeres. A 72 mujeres las mataron de la misma manera: con una bala en la cabeza; su único pecado fue abrir la puerta de la casa". Los que golpean a la puerta también pueden ser hampones y criminales que entran y violan a las mujeres. Antes de la invasión estadounidense todo eso era raro. Una mujer iraquí le dijo al Tribunal que desde la invasión, la violencia contra las mujeres y la negación sistemática de sus derechos han aumentado. Han secuestrado, violado y robado mujeres para comerciarlas en otros países en la vasta red internacional de prostitución. Una mujer iraquí le comentó a un periodista: "Los secuestros y ataques sexuales han llegado a ser tan comunes que cada mujer teme ser la próxima víctima. Hay pocas mujeres en las calles. Antes de la guerra no era así, ¡no! Muchas mujeres tienen miedo de salir de la casa".

Tras la invasión, y en particular en la ciudad sureña de Basora (donde gobiernan clérigos chiítas con el respaldo de Estados Unidos y Gran Bretaña), a las mujeres las han presionado a cubrirse la cabeza. Los peluqueros han recibido advertencias de no afeitar a los hombres; los sastres han recibido instrucciones de cómo deben vestir las mujeres. Tantas mujeres se han visto obligadas a dejar el trabajo, las jóvenes en especial, que ahora solo el 10% de las mujeres trabajan. Los "asesinatos en defensa del honor" aumentan a un ritmo alarmante por todo Irak, hasta en Curdistán.

El año pasado, con la aprobación de la nueva constitución se estableció un gobierno basado en la Sharía (la ley religiosa), que consagra en ley lo que vivían a diario a las mujeres del país.

Ahora las fuerzas islámicas dominan la vida de la mujer iraquí. Un viajero de Afganistán se restregaría los ojos, pensando que no había salido del país, porque la vida de la mujer de Irak se parece tanto a la de Afganistán. Estados Unidos, que dijo haber "liberado" a las mujeres de Afganistán, ahora está "liberando" a las mujeres de Irak de la misma manera.

Esa "liberación" tiene tres dimensiones centrales. La primera es económica: la mayoría de los iraquíes han sufrido a raíz de la invasión, pero las mujeres son las más afectadas. La segunda dimensión son las atrocidades cometidas por los invasores con el fin de humillar a la población y quebrantarle el espíritu: aunque todos los iraquíes sufren, las mujeres han pagado un precio más alto. La tercera dimensión es la destrucción de los derechos de la mujer por un gobierno islámico que domina más y más el terreno político, gracias a la invasión estadounidense y británica.

Esa opresión de la mujer no terminará ahí: impactará enormemente la vida de todos los iraquíes y contribuirá a consolidar relaciones sociales retrógradas por toda la sociedad.

Las mujeres sufren el mayor impacto de la guerra de Irak: La dimensión económica

Las sanciones económicas impuestas por las potencias occidentales tras la primera invasión de Irak en 1991 fueron un anticipo de los golpes que daría a las mujeres iraquíes la invasión del 2003.

La red televisiva británica BBC informó que hoy tres veces más mujeres mueren por complicaciones del embarazo o del parto que en 1990. Hay muchísimos más abortos espontáneos también, en parte debido al estrés de la guerra y a la exposición a armas químicas y a uranio desgastado de Estados Unidos. Hoy el 65% de las mujeres iraquíes dan a luz en casa.

Con la guerra de ocho años contra Irán en los años 80 (que mató a medio millón de personas), las presiones sobre la mujer empezaron a aumentar puesto que en muchas familias ella era el único sostén. Esa situación empeoró después de 1991. Los salarios de muchos trabajos gubernamentales eran tan bajos que los hombres renunciaban, pero las mujeres tenían que seguir trabajando porque no tenían otra alternativa. En el campo, las mujeres recibían la mitad de lo que ya era un salario miserable. La situación económica se deterioró tanto que incluso familias acomodadas tenían que vender sus electrodomésticos, como lavadoras y congeladores, para pagar los gastos diarios. Eso aumentó el trabajo doméstico de la mujer. La urgente necesidad de trabajar de las mujeres bajó los salarios a la mitad de lo que se pagaba a un hombre. Con la educación, había que decidir a quién mandar a estudiar y, por lo general, las familias no escogían a las hijas.

Atrocidades estadounidenses contra la mujer

En diciembre de 2003, una presa de Abu Ghraib logró sacar de la cárcel una nota. "La nota decía que los guardias estadounidenses estaban violando a las presas... y que varias estaban embarazadas. Las hacían desnudarse frente a los guardias. La nota exhortaba a la resistencia a bombardear la cárcel para que las mujeres no sufrieran más esa deshonra". Las abogadas de las presas descubrieron que eso pasaba en Abu Ghraib y "por todo Irak". (Esta cita y las siguientes son del periódico británico The Guardian, 20 de marzo de 2004).

Para muchas mujeres es difícil hablar de esas experiencias y una abogada llamada Swadi, que representaba a varias presas, decidió visitar la base militar de Estados Unidos en al-Kharkh. Habló con una presa. "Estaba llorando. Nos dijo que la habían violado... varios soldados estadounidenses. Trató de protegerse dando golpes, pero le lastimaron el brazo. Nos mostró los puntos de sutura. Nos dijo: ‘Tenemos hijas y esposos. Por el amor de dios, no le digan nada de esto a nadie’".

El Guardian agregó: "Aunque parezca asombroso, la investigación secreta que iniciaron las fuerzas armadas militares estadounidenses en enero de 2005 bajo la dirección del general de división Antonio Taguba, confirmó que el relato pasmoso de la mujer de Abu Ghraib, conocida solo por el nombre ‘Nur’, era verdad".

El informe de Taguba dice que entre las 1,800 fotos sacadas por los guardias de Abu Ghraib, hay fotos de un policía militar estadounidense "teniendo relaciones sexuales con una mujer iraquí". Taguba confirmó que los guardias sacaron fotos y videos de presas desnudas. El gobierno de Bush impidió la publicación de todas las fotos, pero una estación de televisión australiana obtuvo una copia de un disco compacto de los guardias y publicó en la Internet fotos prohibidas. Cuando los soldados estadounidenses detienen a mujeres por prostitución, parece que se sienten con plena libertad de cometer más abusos sexuales.

La profesora Huda Shaker al-Nuaimi, politóloga de la Universidad de Bagdad, dijo: "Creemos que un guardia estadounidense la violó (a Nur) y la dejó embarazada. Cuando salió de Abu Ghraib, fui a la casa. Los vecinos dijeron que la familia se había mudado. Creo que la mataron". Varias ex presas han corrido la misma suerte. En las sociedades musulmanas, la violación es una deshonra que mancha a la mujer y su familia, y pocas mujeres hablan de sus experiencias en las cárceles y centros de detención de Estados Unidos.

El informe citado del Guardian agrega que otras formas de humillación son comunes en las cárceles. Dice: "En Abu Ghraib y en otro centro de detención, engancharon como burro a una señora de 70 años arrestada en julio y cabalgaron sobre ella". La representante Ann Clwyd, del Partido Laborista de Gran Bretaña, investigó ese caso y comprobó que era verdad. A mujeres y hombres por igual los mantienen aislados 23 horas al día. Los parientes que se reúnen frente a Abu Ghraib y otras cárceles dicen que muchas mujeres se han suicidado.

Hay razones para creer que tales ataques continúan. Hace poco, la abogada Swadi trató de visitar a las presas de Abu Ghraib, pero los guardias estadounidenses no la dejaron entrar y cuando se quejó amenazaron con arrestarla.

Estados Unidos respalda el ascenso del fundamentalismo islámico en Irak

Cuando el general Qassim derrocó al rey Faisal en 1959, el gobierno adoptó una constitución relativamente laica, en comparación con otros países del Medio Oriente. Saddam Hussein la reconoció cuando subió al poder. Esa constitución le concedió a la mujer igualdad legal, educación primaria garantizada y el derecho de divorciarse ante un juez. La poligamia se hizo imposible en términos prácticos. Las mujeres tenían el derecho de votar y de postularse a cargos públicos. Tenían el derecho de vestirse como querían.

Tras la primera guerra del Golfo, dichas leyes empezaron a desmoronarse, porque Estados Unidos se puso a coquetear con los grupos musulmanes chiítas para aislar a Saddam. Este también vio la necesidad de respaldar la religión para ganar el apoyo de los clérigos y los líderes tribales. Permitió que los hombres tuvieran hasta cuatro esposas y que las mataran sin sufrir ningún castigo por sospecha de infidelidad.

Con la invasión del 2003 y el derrocamiento de Saddam, Washington estableció una estrecha cooperación con partidos políticos musulmanes chiítas y algunos sunitas, y los islamistas empezaron a controlar más aspectos de la vida cotidiana. Las mujeres fueron las primeras víctimas.

Esa situación se desarrolló muy rápidamente en las regiones de mayoría chiíta, como Basora, en el sur del país. Se obligó a las mujeres a ponerse la hejab (el velo que cubre la cabeza). Las que no lo hacían sufrían hostigamiento, violación y secuestro. Hoy en Basora es raro que una mujer salga a la calle sin velo. Una activista le dijo al Guardian que grupos de presión religiosa ligados a partidos fundamentalistas chiítas van a las escuelas y obligan a las adolescentes a ponerse el velo y a veces guantes. En las universidades tampoco las dejan en paz. Muchas estudiantes piensan que es peligroso salir sin velo. En los últimos dos años, han surgido en las universidades más de una docena de asociaciones culturales y religiosas; a los estudiantes los intimidan compañeros vinculados a partidos y milicias chiítas. En la Universidad de Basora, unos milicianos atacaron y mataron a dos universitarias.

La hejab es el comienzo de una severa opresión de la mujer. El ayatola Jomeini comenzó su ataque contra los derechos de la mujer ordenando que todas se cubrieran la cabeza. La hejab es una manifestación de subyugación que lleva a más subyugación. Degrada a las mujeres. Prohibir que las mujeres se vistan de modo normal es un indicio de que les prohibirán otras cosas normales. El propósito de la hejab es limitar la participación de la mujer en la sociedad y encerrarlas en la casa. Eso trae muchas consecuencias psicológicas a la mujer y tiene un impacto devastador en su relación con la sociedad.

Por otra parte, las mujeres iraquíes y muchos hombres solteros no pueden independizarse de la familia porque no tienen con qué. Por razones económicas y razones de seguridad, ha surgido el fenómeno de que los jóvenes vuelven a vivir con la familia. Eso alienta las relaciones tribales que la constitución de 1959 atacó. Esas relaciones tribales se debilitaron durante décadas en que más gente iba a trabajar y a estudiar. Ahora la ocupación estadounidense le está dando marcha atrás a esa tendencia, fortaleciendo y creando una base más sólida para la mayor opresión de la mujer. En tal situación, el hombre mayor de la familia es el líder tribal. Como se considera a los hombres guardianes de la honra de la tribu, pueden decidir la suerte de cualquier muchacha o mujer de la familia. Cuando las relaciones tribales son fuertes y se extienden a las ciudades, los líderes tribales pueden rechazar la ley civil si esta contradice la ley tradicional. Incluso si la ley civil le permite a la mujer ciertas libertades o si los hombres de la familia aceptan esas libertades, los líderes tribales no las permitirán.

Legalizar la opresión de la mujer: La nueva constitución

La nueva constitución de Irak completó el establecimiento de un gobierno islámico. Regula cuestiones de importancia, por ejemplo los derechos de la mujer.

El artículo 2 de la versión final de la constitución declara que el Islam es la religión oficial de Irak y de su gobierno, y no permite ninguna ley que lo contradiga. El artículo 14 garantiza igualdad de derechos para la mujer, pero solo cuando no "va contra la Sharía" (las leyes islámicas). Da a los iraquíes todo derecho garantizado en "tratados y convenios internacionales que no contradiga el Islam". Pero la Sharía tiene prioridad. Las leyes religiosas contradicen muchos derechos humanos y de la mujer.

La Sharía estipula que en casos de divorcio, solo el padre tiene custodia de los hijos. La mujer tiene la mitad del valor de un hombre en cuestiones de herencia y testimonio ante los tribunales. Cómo se aplicará específicamente la Sharía depende del gobierno, los jueces y, por supuesto, los clérigos. Sin embargo, es obvio que las mujeres ya han perdido muchos derechos básicos y que otros derechos, como la educación, el cuidado médico, el trabajo, etc., están seriamente amenazados.

Es importante notar la evolución de esa situación. Cuando Abdul Aziz Hakim (líder del Supremo Consejo de la Revolución Islámica) era presidente del Consejo de Gobierno Iraquí, una creación de Washington, se propuso el artículo 137 como medio de insertar la Sharía en las leyes sobre la familia y limitar los derechos de la mujer. El Consejo aprobó el artículo en diciembre del 2003. Provocó gran controversia en diferentes círculos políticos y en el Consejo, pero no se declaró ley porque el supervisor de Irak para Estados Unidos en ese tiempo, Paul Bremer, no lo firmó al final. A Estados Unidos no le convenía, tal vez por ser una ley temporal, y Washington consideraba que no valía la pena enfrentar la crítica de las mujeres y hasta de algunas fuerzas que apoyaron la invasión, como los líderes curdos.

Pero cuando los partidos chiítas ganaron las elecciones de enero de 2005, presionaron de nuevo por una constitución basada en la Sharía. Querían que los tribunales religiosos decidieran casos de matrimonio, divorcio, custodia de los niños y herencia. Algunos querían que la constitución reconociera la justicia tribal. Debatieron por mucho tiempo la formulación del papel del Islam. Los partidos musulmanes chiítas que dominan el gobierno propusieron que el Islam fuera "la" fuente principal de la ley iraquí; la oposición, por ejemplo los curdos y otras minorías, querían llamarlo "una" fuente importante.

En breve, las dos facciones querían que el Islam tuviera un papel importante en la constitución. Cuando pasaron dos plazos sin que se resolviera el asunto, Estados Unidos tomó cartas en el asunto. Los negociadores curdos y sunitas relataron después que el embajador estadounidense Zalmay Khalilzad sugirió decir que el Islam era "una fuente primaria" de la ley, lo que básicamente apoya el punto de vista más extremo y debilita enormemente los derechos de la mujer. El claro apoyo a los fundamentalistas chiítas fue una provocación y una vergüenza incluso para muchos que apoyaron la invasión.

Queriendo tapar el hecho de que la constitución pisotea los derechos de la mujer, se reservó el 25% de los escaños parlamentarios para las mujeres. Pero es pura pantalla. La dura realidad es que no importa cuántas mujeres estén en el Parlamento; con la nueva constitución, la nueva generación de mujeres iraquíes sufrirá mucha más opresión que la generación anterior, y la invasión estadounidense tiene la culpa. Es cierto que los fundamentalistas religiosos reflejan ciertas relaciones sociales y tienen una base social, pero Washington fue quien los puso en el poder. A fin de cuentas, Estados Unidos los manda a ellos y no al revés.

Isabel Coleman, directora del programa sobre la mujer y política exterior del Council on Foreign Relations, escribió con aprobación en la edición de enero/febrero de 2006 de Foreign Affairs (revista teórica semioficial de la clase dominante de Estados Unidos) que Estados Unidos "fue la comadrona de un estado islámico en Irak". Quiere ver más de eso por todo el mundo islámico. Los "expertos sobre la mujer" que participaron en la redacción de la constitución de la República Islámica de Afganistán fueron a ayudar con la nueva constitución de la república islámica de Irak, gracias al patrocinio de Washington.

El apoyo estadounidense a los fundamentalistas chiítas no es un apoyo a la población mayoritaria ni es una política adoptada para salir del punto muerto en que está atascado el gobierno iraquí. Washington está aprovechando las tradiciones islámicas de supremacía masculina para restablecer las relaciones tribales y feudales que necesita para crear una base más sólida para la ocupación. Limitar los derechos de la mujer y aumentar su opresión son medios de fortalecer a sus principales aliados en el país: los tiranos feudales y tribales. La experiencia de Afganistán, donde Washington se alió con los caudillos y elementos feudales más reaccionarios, da una idea del camino que está tomando en Irak: un camino que choca con los intereses más básicos de las mujeres y de toda la población.

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