Revolución #57, 20 de agosto de 2006


 

“Viven en una atmósfera de temor y reproche”

Entrevista a Shannon Minter, director jurídico del Centro Nacional pro Derechos de Lesbianas

La entrevista de Revolución: Una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en Revolución o en nuestra página web.

Shannon Minter
Shannon Minter

En julio, durante la semana de los Juegos Gay en Chicago entrevistamos a Shannon Minter, director jurídico del Centro Nacional pro Derechos de Lesbianas, una de las principales organizaciones del país que aboga por la gente gay, lesbiana, bisexual y transgénero. Minter trabaja con el equipo de asesores legales de Jennifer Harris en la demanda contra la Universidad Pennsylvania State.

Revolución: ¿Puedes decirnos cómo tratan a los gays y las lesbianas en el deporte y cómo se relaciona con las tendencias generales de la sociedad?

Shannon Minter: El mundo del deporte ha tardado más que otras esferas en aceptar que la gente gay y lesbiana hable abiertamente de su orientación sexual. Sorprende el nivel en que ha sido un baluarte de la homofobia, donde se acepta y es cosa de todos los días expulsar del equipo a un atleta si descubren que es gay o lesbiana.

Estamos comenzando a ver desafíos a eso. Creo que la situación cambiará rápidamente ahora que algunos atletas gays y lesbianas han abierto las puertas al hablar de su orientación sexual.

Creo que vamos a ver un ritmo de progreso más acelerado ahora, pero va a ser una lucha dura. Las cosas se pondrán feas, porque muchos técnicos y ayudantes han podido operar con una autonomía completa y un completo desdén a la ley. En particular, en las universidades donde los programas atléticos traen gran prestigio y mucho dinero, se les permite operar como pequeños reinos, básicamente sin supervisión y control, y ahí hay mucha discriminación homofóbica en descarada violación de la ley.

Revolución: ¿Puedes hablar de la demanda que tu organización entabló contra la Universidad Pennsylvania State y el tratamiento a Jennifer Harris?

Shannon Minter: Pensilvania no tiene ley estatal contra la discriminación por orientación sexual, pero la Universidad Pennsylvania State es una universidad pública, así que está sujeta a las garantías de protección equitativa.

Lo que pasó en este caso es que la directora técnica, Rene Portland, indagó incesantemente en la vida privada de nuestra cliente, Jennifer Harris, y les preguntaba a ella y a las demás jugadoras si era lesbiana, con quién estaba saliendo, etc. Entablamos una demanda por invasión de privacidad y eso también corresponde al derecho constitucional a la privacidad.

Revolución: ¿Es muy común eso? ¿A cuántos atletas los investigan, los hostigan y los echan de los programas cada año?

Shannon Minter: Ojalá supiera. No puedo darte datos específicos, pues no he visto ninguna información, encuesta ni estudio. Pero creo que eso pasa en todas partes. Hay muchos gays y lesbianas en el deporte. Basándome en nuestra experiencia, las llamadas que recibimos de atletas universitarios, es muy común. Y cuando hablo con los técnicos y ayudantes en varias universidades, veo que comúnmente tienen actitudes muy homofóbicas. La atmósfera en la mayoría de las universidades es tal que cualquier estudiante gay o lesbiana vive con el temor de ser descubierto. Estamos hablando de jóvenes de 18, 19 ó 20 años. Son muy jóvenes. Es muy difícil para ellos.

Revolución: Unos atletas de los Juegos Gay han descrito el impacto de perder, de la noche a la mañana, el apoyo de sus compañeros y de sentir el vacío en un ambiente en que todo depende de trabajar en equipo.

Shannon Minter: Algo que vemos muy a menudo, algo muy triste, es que a veces son los mismos atletas gays o lesbianas, que guardan su secreto, y que hablan contra sus compañeros de equipo. Eso es una manifestación muy triste del problema.

La homofobia de esos ambientes es venenosa. Es venenosa. Eso es lo que hemos visto al investigar esos casos: crea un ambiente de desconfianza, de paranoia, donde los estudiantes sospechan el uno del otro. Viven en una atmósfera de temor y reproche que es muy destructiva.

Revolución: ¿Qué conexión tiene esta lucha por la aceptación de atletas gays con la lucha contra el fortalecimiento de los estereotipos de género que sufren incluso mujeres y hombres heterosexuales?

Shannon Minter: Los atletas son héroes en nuestra sociedad. Son los gladiadores de nuestros tiempos. Se les respeta mucho y mucha gente sigue los deportes. Son iconos culturales y “modelos”; así que la aceptación de atletas abiertamente gays y lesbianas será un gran paso adelante.

Si llegamos al punto en que un atleta pueda decir que es gay o lesbiana, y seguir con el aprecio, el respeto y el apoyo del público, eso sería una clara indicación de que a los gays y las lesbianas se les acepta completamente como iguales. En parte por eso trabajamos en el campo del deporte, porque hay mucho en juego culturalmente.

En mi opinión, la raíz del problema de la homofobia en el deporte sí es la cuestión de género y los estereotipos de género. La participación de las mujeres en el deporte siempre ha tropezado con toda clase de estereotipos de género.

Se remonta a fines del siglo XIX, cuando las mujeres querían montar en bicicleta y la gente se escandalizaba pensando que las mujeres iban a volverse “masculinas”, que no eran capaces de ese tipo de actividad enérgica y que no podrían tener niños. Ahora vemos que esas opiniones son chifladas, pero en ese tiempo tenían un agarre fuerte. Todavía tenemos el legado de ese temor cultural: que si las mujeres son fuertes y atléticas y participan en deportes de contacto, eso va contra los estereotipos de que las mujeres deben ser madres, amas de casa y femeninas, que deben ser diferentes y opuestas a los hombres, deben ser “el sexo opuesto”.

Como esos estereotipos persisten (aunque son mucho menos comunes que antes, no los hemos dejado del todo atrás), creo que las mujeres deportistas y los programas atléticos para mujeres están todavía bajo mucha presión para superarlos. Un estereotipo muy fuerte es que “permitir que las mujeres hagan deporte las hará lesbianas”, o suponer automáticamente que las mujeres atléticas son lesbianas.

Así que para mí, esa es la raíz de la mayoría de la homofobia en los deportes femeniles. Los técnicos tienen tanta paranoia de que el público vea los deportes femeniles en términos negativos y que piense que las atletas son lesbianas, que están resueltos a excluir de los equipos a las que sí son lesbianas. En mi opinión, a muchos técnicos no les importa si las jugadoras son lesbianas pero quieren que ellas lo oculten. Si lo guardan en secreto y no dicen nada, entonces está bien. Pero a los técnicos les preocupa que pueda afectar el apoyo público a los programas.

Con los hombres, el problema es lo opuesto, pues claro que un hombre que hace deporte cuadra perfectamente con el estereotipo (risas), y la idea de que un hombre atleta pueda ser gay lo mina.

Revolución: La Universidad Pennsylvania State permitió esa política de discriminación abierta por más de 20 años, y hace poco diez técnicos de universidades alzaron la voz en pro de la técnica Portland. ¿Cómo ves la estructura de apoyo a ese otro lado de la batalla?

Shannon Minter: Creo que el público no quiere castigar a otros por su orientación sexual; estamos en un proceso de cambio social respecto a eso. Nos ha alentado mucho que tantos escritores y comentaristas de deportes han condenado las medidas de Rene Portland y han pedido su renuncia. El periódico USA Today pidió su renuncia en un editorial, también lo hizo el periódico estudiantil de la universidad y ESPN.

Las cosas están cambiando. Al público le incomoda ahora la idea de excluir a un jugador por ser gay o lesbiana. Sin embargo, pienso que tenemos una brecha informativa: la mayoría de la gente no se da cuenta del alto nivel de homofobia que existe en el deporte. Se sorprende cuando se entera de un incidente como este. El público quedó sorprendido con las acusaciones contra la técnica Portland. La universidad hizo una investigación y confirmó las acusaciones y el público quedó asombrado y molesto. Pensaba que hay que quitarla del puesto. Eso me alienta mucho.

Revolución: Por otra parte, la universidad le dio un castigo muy leve.

Shannon Minter: No nos gustó la respuesta de la universidad. Me pareció muy raro que después de investigarla y confirmar que hubo discriminación por orientación sexual, la universidad hizo muy poco. La multó $10,000, que es una cantidad mínima en vista de su salario. No sé qué quiso dar a entender con eso la universidad; tengo mis dudas, pero hablando objetivamente, temo que era que no le importa la discriminación. ¿Cuál fue su intención? Eso no lo sé. Pero creo que le dio a Portland la impresión de que puede seguir haciendo lo mismo. Todavía estamos en medio de esa demanda.

Revolución: No es un caso atípico.

Shannon Minter: ¡Seguro que no! El único aspecto atípico es que alguien quiso pelear. Jennifer estaba dispuesta a entablar una demanda. Se trata de algo que da miedo; tener 20 años y enfrentarse a una técnica con un poder tremendo de destruir una carrera es mucha presión para una joven de 20 años.

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