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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

No queremos mejorar la guerra contra el mundo

La pose dura de los demócratas sobre la guerra

El 24 de septiembre, en la cadena Fox News, Bill Clinton acusó con ira al locutor Chris Wallace de lanzarle un “ataque conservador malintencionado”. Al día siguiente Hillary Clinton saltó a la polémica: “Creo que mi esposo demostró que los demócratas no vamos a soportar estos ataques”. Y algunos que se oponen a la tortura, a la destrucción de los derechos constitucionales básicos, que se oponen en mayor o menor grado a la guerra y desean con toda el alma que un demócrata se le plante a Bush y los bravucones de Fox, dijeron que Clinton fue “valiente” y “estimulante” y que dijo “una gran verdad”.

Es hora de tomar un examen de realidad, porque ese razonamiento nos llevará al abismo.

Escuchen lo que dicen los Clinton: “Si yo todavía fuera presidente, tendríamos más soldados [en Afganistán] tratando de matarlo [Osama bin Laden]”. Bill le dijo a Fox News que en contraste Bush no tiene las “agallas” de despachar más tropas a arrasar el Medio Oriente. Hillary Clinton también pisó fuerte: “El gobierno no está enfocado en ganar la guerra de Irak y todo lo que les preocupa a los republicanos es ganar las elecciones”.

¿Por qué los demócratas quieren ser más halcones que Bush?

La cúpula del Partido Demócrata está tratando de movilizar a sus bases con un discurso de que hay que ser más agresivos que Bush en la “guerra contra el terror”. Esto también lleva a más guerra, tortura y represión fascista en el país. Las bases del partido quieren ponerle fin a la guerra, pero los únicos candidatos con “potencial” en este momento (sobre todo Hillary Clinton) dicen que “nosotros” no podemos retirarnos de Irak y, al contrario, hablan de despachar más tropas.

¿Por qué? ¿Es, como dicen muchos expertos y como piensa mucha gente de la base del Partido Demócrata, para apelar a los votantes? No, de ninguna manera. Piensen en cuánta gente ha participado en las grandes protestas contra la guerra. Piensen en el entusiasmo que generó la ilusión de que un demócrata se opusiera a la guerra (el que derrotó al amigo de Bush Joseph Lieberman en las elecciones primarias de Connecticut).

Piensen en esto: cuando la cadena CNN hizo una encuesta entre el 22 y el 24 de septiembre sobre la guerra de Irak, ¡el 59% dijo que se opone a la guerra! Además, mucha gente dijo que la guerra es un tema “muy importante” o “sumamente importante” (ver www.pollingreport.com).

Fundamentalmente las encuestas son una manera de decirle a la gente qué debe pensar. Controlan las preguntas, manipulan las noticias y luego los encuestadores permiten “escoger” entre un par de opciones dentro un marco muy definido. Pero así y todo, sí reflejan algo (y sirven para decirle al gobierno qué piensa la población y qué la enfada). Bueno, cuando una encuesta indica que el 60% de la población se opone a la guerra, ¿no tiene sentido que los demócratas adopten una postura de oposición a la guerra por puro oportunismo político?

Pero los demócratas no se oponen a la guerra 1) porque el imperialismo estadounidense no puede tolerar una retirada de Irak en este momento (ver el artículo de Larry Everest en este número), y 2) porque los demócratas son un partido que está al servicio de los intereses del imperialismo.

La audiencia demócrata sobre la guerra: Los intereses de ellos y los nuestros

Es diciente examinar lo que pasó en una audiencia del Comité sobre la Planificación y Conducta de la Guerra de Irak, un comité de senadores demócratas. El senador Byron Dorgan empezó explicando su misión: “Nuestra resolución de salir victoriosos en la guerra contra el terrorismo es inquebrantable”.

¿Quieren reducir la cantidad de tropas en Irak o retirarse? El senador Richard Durbin (que supuestamente “se opone a la guerra”) dijo lo siguiente acerca de la manera en que ha conducido la guerra el gobierno de Bush: “No han enviado suficientes tropas y no las han equipado debidamente, y castigaron a uno de los líderes militares cuando indicó que necesitamos más tropas”.

En la audiencia se oyeron complejas explicaciones geopolíticas de por qué “nosotros” no podemos retirarnos de Irak. Una explicación es que es necesario garantizar la estabilidad de “los países que actualmente son nuestros amigos y aliados”, como dijo el general John Batiste. Se refiere a países como Turquía (cuyo gobierno reprime con medidas fascistas a los curdos) o Arabia Saudita y Egipto (cuyos gobiernos son tan brutales, represivos y teocráticos como cualquier gobierno que Washington tilda de “terrorista”). También se refiere al gran “amigo y aliado” Israel, que es una máquina de muerte para el imperialismo yanqui en el Medio Oriente y que hace poco soltó un millón de bombas de fragmentación en Líbano en una guerra que atacó adrede a la población civil para aislar a Hezbolá (lo que cumple toda definición de terrorismo).

¿Eso es lo que quiere el lector? ¿Que Estados Unidos apuntale esos gobiernos?

En un momento muy diciente, el senador demócrata John Rockefeller IV explicó lo que le preocupa acerca de la guerra: “Me refiero a Indonesia. Me refiero a África, Sur y Centroamérica, a otras partes del Medio Oriente, el sur de Asia, etcétera. ¿Cuáles serán las consecuencias si Estados Unidos está debilitado moral, física y militarmente, y no puede cumplir una tarea que todo mundo pensaba que íbamos a cumplir rápidamente…?”.

Aquí tenemos a Rockefeller, un capitalista monopolista, que habla en el Senado como representante de su clase. Como un capo de la mafia furioso porque sus tenientes han regresado de una ronda de cobros con las manos vacías, a Rockefeller le preocupa que la manera de Bush de conducir la guerra perjudique la posición de mayor mafioso del mundo del imperialismo yanqui. Lo que le preocupa a los peces gordos del Partido Demócrata es que los fracasos de Bush perjudiquen la “capacidad física y militar” de Estados Unidos para despachar fuerzas armadas a cualquier parte del mundo, aplastar cualquier país o fuerza que se le oponga y, en el proceso, declarar a todo el planeta que es la superpotencia indiscutible e indisputable.

En la audiencia salieron a la luz unos cuantos horrores de la guerra de Irak. Por ejemplo, el general Batiste dijo: “En 2003 y 2004, detuvimos a grandes cantidades de iraquíes y los metimos en Abu Ghraib. Arrestamos a más de 13,000. Probablemente el 99% no eran culpables de nada”. Pero incluso esto fue para promover a los demócratas como los que pueden, en palabras del general Batiste citadas por el senador Durbin, “movilizar [al país] para una guerra prolongada”.

Si prestamos atención a lo que dijeron en esa audiencia (que fue un paso importante para formular y proyectar una “oposición” demócrata a Bush), ¿qué oímos? Hablaron de la mejor forma de seguir dominando el mundo: “África, Sur y Centroamérica, a otras partes del Medio Oriente, el sur de Asia, etcétera”. Y hablaron de cómo “movilizar [al país] para una guerra prolongada” con más tropas.

Esto de ninguna manera representa los intereses del pueblo. Representa los intereses de un sistema de saqueo global.

Todo esto arroja luz sobre lo que Al Gore dice de que, aunque Bush ande metiendo la pata, “nosotros” estamos “amarrados al mástil de la nave estatal”. Cuando oímos esto tenemos que contestarle: no, usted está amarrado al mástil de la nave estatal. Nosotros vamos a defender nuestros intereses, que son lo contrario de los suyos.

Divisiones de la clase dominante… y lo que nosotros necesitamos

Los demócratas y los republicanos son partidos de la clase dominante, pero las fuerzas que cada partido representa tienen ciertas diferencias. A veces por esas diferencias estallan debates y escándalos, que se han resuelto (hasta la fecha) a favor del gobierno de Bush y su programa.

En este momento, la clase dominante está peleando sobre cómo (pero no sobre si se debe) librar la “guerra contra el terror”: ¿qué combinación de ataques a Afganistán (y ahora hablan de una invasión de Paquistán), más tropas a Irak, ataques a Irán (posiblemente con armas nucleares) es la mejor manera de imponer los intereses del imperialismo yanqui en el Medio Oriente y la dominación regional?

TODO esto es un horror para los pueblos de esos países y NADA de eso corresponde a nuestros intereses. Pero esas riñas intestinas de la clase dominante abren brechas por medio de las cuales las masas pueden influenciar la situación. Pero eso solo puede llevar a una dinámica positiva, a buenos resultados, si las aprovechamos para abrirnos paso, en vez de engancharnos a programas que no tienen nada que ver con nuestros intereses o deseos.

Todas las “alternativas” del debate actual de la clase dominante son intolerables moral y políticamente. Son malas porque la “guerra contra el terror” es una guerra por el imperio. Son malas porque la McCruzada del imperialismo yanqui, aunque ataca las fuerzas del fundamentalismo islámico, a la vez las refuerza. Ambos lados de este conflicto creen que esta es una guerra para ver cuál dios es el mero mero, y esto nutre una polarización terrible en el mundo.

Esto subraya lo inspirador e importante que es que la gente se tome las calles para exigir un FIN a los crímenes del gobierno de Bush y para sacarlo del poder, y recalca lo importantes que son las manifestaciones del 5 de octubre. Este movimiento, que tiene que crecer y seguir avanzando, debe aferrarse a sus principios. Tiene que juzgar con este criterio a todos los que dicen que se oponen al gobierno de Bush: ¿verdaderamente buscan PONERLE FIN a los crímenes de este gobierno, como la ilegal e injusta guerra contra Irak y la escalada de esa guerra por toda la región?

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