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Revolución #65, 15 de octubre de 2006

Lo más sórdido del asunto Foley

Las cartas electrónicas que mandó el congresista republicano Mark Foley son sórdidas, pero no tan sórdidas como la forma en que las han usado para silenciar el debate que urge sobre los terribles crímenes que Bush está imponiendo; ni tan sórdidas como la forma en que las han usado para fomentar histeria contra los gays. Y todo eso se ha hecho con la complicidad de los demócratas.

¿Qué es lo que no reclaman los demócratas y los medios? Bush, sin ninguna oposición sustancial de los demócratas, consiguió que el Congreso aprobara una ley que permite encarcelar sin juicio y sin el derecho de habeas corpus, reconocido desde hace 900 años (el derecho del arrestado a que le acusen de un crimen ante un juez). Consiguió absolución por las torturas que ya han cometidos los agentes de la CIA y otros en Guantánamo, Abu Ghraib y prisiones secretas del mundo, y autorización para cometer más. Los demócratas tampoco han planteado oposición que tenga fibra a los preparativos bélicos de Bush contra Irán.

Hay más: los pro “derecho a la vida”, ya contando con que el derecho al aborto está en la guillotina, debaten cuándo aventarse al siguiente paso en la esclavización de la mujer: prohibir el control de la natalidad. Y, tras la muerte de más de mil personas en Nueva Orleáns por el abandono oficial, no les han permitido regresar a la ciudad a los negros y los pobres, que permanecen varados y calumniados, regados por todo el país en condiciones terribles. Y, justo antes de levantar la sesión, el Congreso destinó fondos para la construcción de un muro en la frontera sur que causará más muertes horribles en el desierto ya que el capitalismo global seguirá obligando a la gente a buscar trabajo en el norte.

El asunto Foley ocurre en medio de lo que se ha llamado “señales de vida” por parte de los demócratas, como cuando Bill Clinton le dijo muy gallo a Fox TV que él hubiera mandado 20,000 soldados más a cazar a Bin Laden. O cuando Hillary Clinton reclamó que a Bush ya no le interesa ganar la guerra. Esto no concuerda con nuestros intereses y hace caso omiso de los profundos anhelos y deseos de millones de personas, y de los que esperan que los demócratas pongan fin a esta horripilante guerra.

Parece que demasiada gente se ha emocionado por todo eso. Sí, cierto, el escándalo de Foley y el capital político que saquen de él los demócratas puede permitirles ganar una que otra elección. Pero eso, ¿qué tiene de bueno? Ninguno está hablando de los terribles crímenes del gobierno de Bush. Además, al no oponerse a la actual ola de ataques a los gays, le echan leña a la atmósfera antigay de los intérpretes literales de la Biblia que, llevada a su extremo lógico, termina aprobando cosas como el linchamiento y asesinato de Matthew Sheppard. Los republicanos están aprovechando el escándalo de Foley para atizar ataques contra los gays.

Altos republicanos dicen que nadie denunció lo de Foley para que no los acusaran de ser “políticamente incorrectos”. CBS informó que “varios administradores republicanos de alto nivel que manejaron el asunto Foley también son gays. Su papel en esta controversia ha causado toda una tempestad entre los conservadores republicanos, que acusan que un grupo de administradores republicanos gays de alto nivel protegía a un congresista republicano gay”.

El National Gay and Lesbian Task Force (Grupo de Trabajo Nacional para Gays y Lesbianas) advirtió: “Los paralelos al macartismo dan escalofríos. Ahora son los gays, no los comunistas, los que ‘operan en los más altos niveles del gobierno’”.

Los que esperan una denuncia de estas tácticas antigay por parte de los demócratas, que esperen sentados. De hecho, una semana después de empezar todo este asunto, cuando ya era muy claro que estaba desencadenando una atmósfera macartista contra los gays, moveon.org, la organización de “las bases” del Partido Demócrata, envió una carta electrónica que decía: “El escándalo de Mark Foley ha cambiado el equilibrio en esta elección… Reynolds [un congresista republicano] tiene un problema: esta semana se reveló que supo de las cartas electrónicas escandalosas de Mark Foley, las encubrió y no hizo nada. A la gente de su distrito no le agrada nada que haya protegido su propio pellejo en vez de proteger a menores, y las encuestas indican que de golpe la campaña se ha emparejado”.

Aunque la carta electrónica de moveon.org no hace acusaciones antigay, ¿dónde está la oposición de principios a la atmósfera de ataques a los gays que ha desencadenado todo esto? La alegría de moveon.org por esta situación es patente.

La sórdida explotación del asunto Foley y la complicidad de parte de los demócratas comprueban vívidamente que los demócratas no representan los intereses del pueblo. También demuestran por qué necesitamos un movimiento para sacar corriendo al gobierno de Bush. Salvo eso, aunque triunfen los demócratas en las elecciones próximas, nada ganamos.

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