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Revolución #67, 29 de octubre de 2006

El aborto en California:
“¿Para qué sirve un derecho si no se puede practicar?”

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...para entender por qué el derecho al aborto es tan importante

El hecho de que el aborto sea legal en California no quiere decir que se pueda practicar. Un artículo que salió hace poco en el periódico San Francisco Bay Guardian titulado “The Other Abortion Battle” (La otra batalla del aborto), de Tali Woodward, demuestra lo difícil que es hacerse un aborto en el estado.

El Bay Guardian habló con Iris Flores, de 24 años, que es directora de recursos humanos de una compañía y vive en el valle Central. En enero, cuando se enteró de que estaba embarazada, se ilusionó mucho. Pero a los dos meses, descubrieron un problema del saco amniótico y le informaron que podía perder el feto en cualquier momento. Tenía que ir a la clínica cada semana a hacerse una serie de tests. Le dijeron que tendría que guardar cama, pero que de todos modos el feto podría tener graves problemas.

Iris decidió abortar… pero tropezó con muchas dificultades. Primero, el seguro médico no paga por un aborto porque su vida no estaba en peligro. Se puso en contacto con todas las clínicas de aborto en Fresno, cerca de donde vive, pero le dijeron que no podían ayudarla porque había tenido una cesárea y porque ya iba a entrar al segundo trimestre. El Guardian señala que 12 semanas (el comienzo del segundo trimestre) es el límite para muchas clínicas, a pesar de que el fallo Roe vs. Wade, que legalizó el aborto en 1973, dice que es legal hasta las 24 semanas, después de lo cual los estados pueden imponer restricciones. (En California se prohíbe el aborto después de que el feto sea “viable”, o sea capaz de vivir fuera del útero sin intervención médica, pero no se da un límite de tiempo específico).

Esos problemas hubieran sido insuperables, pero Iris se puso en contacto con ACCESS, un grupo sin fines de lucro cuyos voluntarios ayudan a las mujeres de California a obtener servicios de aborto. ACCESS encontró una clínica en San Francisco (a cuatro horas de su casa) e Iris reunió los mil dólares para pagar el aborto. Pero le dijo al Guardian que se pregunta qué les pasa a las demás mujeres que no tienen las mismas ventajas que ella: un compañero que la apoya, trabajo, educación y la ayuda de ACCESS.

Todo esto está pasando en California, declarado el mejor estado del país en cuanto a los derechos reproductivos por la Liga de Acción Nacional pro Derecho al Aborto. (Le dio la clasificación de A+, mientras que el país en general recibió la clasificación de D-).

Como comentó Alma Avila Pilchman, la directora de la línea directa de ACCESS desde hace cuatro años: “¿Para qué sirve un derecho si no se puede practicar?”.

Menos acceso

La cantidad de clínicas y médicos que hacen abortos sigue disminuyendo por todo el país. El Instituto Alan Guttmacher, el principal centro nacional de información sobre el aborto, informa que más de la mitad de los hospitales que practicaban abortos en 1982 no lo hacían en el 2000. También documentó una disminución del 11% en la cantidad de clínicas y médicos que practican abortos en el país entre 1996 y el 2000. Hoy en el 41% de los condados de California no hay ni uno.

Las opciones son especialmente limitadas para las mujeres pobres. California es uno de los 17 estados que da fondos estatales para el aborto . (El Congreso prohibió dar fondos federales en 1977). En teoría, una mujer pobre que cumple los requisitos para recibir servicios de salud subvencionados por el estado puede recibir fondos “de emergencia” (del programa MediCal) para pagar un aborto. Pero pocas clínicas hacen abortos de segundo trimestre y aceptan pacientes que pagan con fondos estatales.

Muchas clínicas que ofrecían este servicio han dejado de hacerlo, en parte porque el estado no reembolsa todo el costo. Solo les da $188.08 por un aborto de primer trimestre y $265.88 de segundo trimestre.

Parker Dockray, directora ejecutiva de ACCESS, informó que en 1996 había 10 ó 12 clínicas en el norte y centro de California donde una mujer de bajos ingresos podía hacerse un aborto hasta la semana 23. Hoy solo quedan dos y una solo acepta un puñado de pacientes de MediCal. El Guardian informó que en el sur del estado, solo hay dos clínicas.

El derecho al aborto sigue bajo ataque por todo el estado. En las elecciones de noviembre se votará una medida que propone que las menores obtengan la aprobación de los padres para un aborto.

El ataque de Bush contra el aborto

El programa de los enemigos del aborto no tiene nada que ver con “proteger la vida”; busca controlar la vida de la mujer y reforzar las relaciones sociales patriarcales. La casi desaparición de los servicios de aborto es fruto de una campaña para preparar el terreno para anular el fallo Roe vs. Wade y prohibir el aborto completamente.

George Bush ha espoleado esta campaña.

La primera médida de Bush como presidente fue retirar los fondos de planificación familiar a cualquier organización mundial que dé información o servicios de aborto, incluso si lo hace con fondos privados.

Nombró a militantes del movimiento contra el aborto a puestos clave del gobierno. Por ejemplo, Alma Golden, promotora de la abstinencia como único método de prevención de embarazo, es subasesora de asuntos poblacionales y supervisa las clínicas de planificación familiar del gobierno federal. Cuando un grupo de Texas opuesto al aborto dijo que las clínicas de planificación familiar deben entregar el nombre de las adolescentes que tienen relaciones sexuales como si fueran víctimas de abuso sexual, Golden inició dos investigaciones de las clínicas para destruir la confidencialidad de las clientes.

Bush ha destinado millones de dólares a “centros de orientación sobre el embarazo”, que son en realidad centros del movimiento contra el aborto que atraen a las mujeres con la promesa de servicios de salud y luego las bombardean con mentiras anticientíficas de que un aborto es “matar un bebé”. Un manual de capacitación de estos centros dice que las adolescentes embarazadas son “asesinos en potencia” y que los centros están trabados en una lucha con Satanás.

Además, Bush ha nombrado a jueces derechistas a la Suprema Corte y los tribunales federales, que han impuesto más restricciones al aborto.

Ante las dificultades de obtener servicios de aborto incluso en estados como California, ¿cuál es la respuesta del Partido Demócrata? El senador Charles Schumer (Nueva York) dice que defender el aborto es un “juego” que los demócratas “no pueden permitirse el lujo de seguir jugando”. La senadora Hillary Clinton (Nueva York) ha dicho que el aborto es una “opción trágica”, lo que acepta las premisas los extremistas religiosos, a pesar de que, en realidad, el aborto no debe ser motivo de vergüenza. Para recuperar escaños en el Senado, el partido ha postulado a Bob Casey, que se opone con vehemencia al aborto, en Pensilvania.

Presentar el aborto como un “mal necesario” ha estigmatizado a los médicos que lo practican y a las mujeres que se lo hacen, y acepta la mentira de que el aborto es inmoral. Como dice el artículo “La moral del derecho al aborto… y la inmoralidad de los que lo atacan” (Revolución #38, 12 de marzo de 2006):

“Terminar un embarazo no deseado o sacar del cuerpo de una mujer un grupo de células que todavía no se han desarrollado para ser un ser humano viable no tiene nada de inmoral. Un feto no es un niño. Si una mujer no quiere continuar un embarazo (por la razón que sea), debe tener la libertad de terminarlo, sin peligro ni dificultades. Eso no es nada trágico. De hecho, la verdadera tragedia es que la vida de tantas mujeres se ha limitado, truncado o acabado porque les tocó tener hijos no deseados. Es una tragedia que se repite millones de veces al día, con la complicidad y el apoyo del gobierno estadounidense.

“La vida de una mujer que se ve obligada a continuar un embarazo no deseado está en peligro. Del peligro de un aborto clandestino a la falta de respeto por su propia vida, sufre y se disminuye como ser humano. Obligar a una mujer a tener un hijo que no quiere o que no puede cuidar es una de las tragedias milenarias que no tiene que existir hoy. Pero si no se permite que una mujer controle su propio cuerpo, su propia reproducción, si no se le permite decidir si ser madre y cuándo, no tiene más libertad que un esclavo. Es por la salud y el bienestar de la mujer, cuya vida es de más valor y se debe apreciar más que la existencia de un feto parcialmente formado. Y por el bien de la humanidad: ¿no queremos una sociedad donde se hayan eliminado todas las formas de esclavitud?”.

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