Issue and Date


Revolución #67, 29 de octubre de 2006

BOB AVAKIAN:
La revolución que queremos debe ser capaz de incluir a los Arundhati Roy; y más que incluirlos debe darles la bienvenida

Nota de la Redacción: A continuación presentamos una parte de la sesión de preguntas y respuestas de las siete charlas que dio este año Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU. Los títulos de las charlas y la forma de conseguirlas están en otra parte de este número. Esta es la transcripción de una pregunta, seguida por la respuesta con mínimos cambios editoriales. Hemos añadido unas cuantas notas explicatorias entre corchetes y unas notas al pie de página.

Versión PDF de este suplemento para imprimir

Arundhati Roy es la autora galardonada de El dios de las pequeñas cosas, y de otras obras de ficción y no ficción. Es una crítica y activista social en India y en el panorama mundial, y se opone a la guerra de Irak y otros crímenes del sistema imperialista.

Pregunta: Mi pregunta se relaciona con algo de las dos series “Puntos sobre el socialismo y el comunismo” y “La base, las metas y los métodos de la revolución comunista” [dos charlas de Bob Avakian en 2005]. He estado pensando en dos cosas: una es un comentario de Arundhati Roy en una entrevista en que básicamente dice (no es textual): “Yo apoyo a los maoístas de India, aunque probablemente sea la primera persona que maten”.

También he estado pensando en esto con relación a la necesidad de trazar una distinción, como has enfatizado, entre los que traman directamente derrocar el socialismo y los que nada más disienten o incluso se oponen con vehemencia, pero no están tramando directamente derrocarlo. Mi pregunta es, tomando en cuenta la experiencia socialista y el aspecto muy secundario de que Arundhati Roy podría tener razón si vemos lo que pasó en China, y tomando en cuenta la particularidad de India y las particularidades de este país: ¿qué debemos decirles los comunistas a los Arundhati Roy del mundo sobre esta contradicción y por qué deben creernos?

Bob Avakian: Bueno, hay que comenzar diciendo… yo no puedo hablar por los maoístas de India a los que ella se refiere, pero hay que comenzar diciendo: si lo que dice tiene algo de verdad, si hasta cierto punto la tiene, no debe ser así. La revolución que queremos debe ser capaz de incluir a los Arundhati Roy; y más que incluirlos debe darles la bienvenida, ¡por exasperante que sea a veces! Porque ella partirá de un punto de vista diferente, pero tenemos que entender que eso es parte de lo que hay que reconocer que existirá objetivamente por un largo período de transición y, también, que cuanto más lo manejemos correctamente, puede contribuir a llevarnos a donde queremos. Por eso es importante, no solo permitir, sino abrazar y fomentar el disentimiento. Eso es lo fundamental del punto epistemológico de que todas las verdades son buenas para el proletariado, de que todo lo que sea verdad puede ayudarnos a llegar al comunismo.

La clase de estado socialista, la clase de dictadura del proletariado que debemos luchar por establecer e impulsar, debe abrazar el papel de gente como ella. Así que no debe ser así [que se considere y trate como enemigo de la revolución a gente como Arundhati Roy].

Una de las cosas que debemos decirles… tenemos que debatir con gente como ella sobre su concepción del mundo y su punto de vista político, ¡y hablar y luchar con ella para que se vuelva comunista! Pero como es posible que no ganemos esa lucha por un tiempo, nosotros tenemos que entender correctamente qué es correcto de los pormenores que plantean gente como ella, y qué es incorrecto. Además, qué papel desempeña esto en el proceso de efervescencia intelectual, efervescencia política, de elasticidad, que queremos en la sociedad socialista. Primero que todo, nosotros tenemos que orientarnos de forma correcta, ideológicamente, hacia eso.

Esto se relaciona con cuestiones fundamentales de ideología, con el principio de “abarca pero no remplaza”. [Se refiere al comentario de Mao Tsetung de que el marxismo abarca pero no remplaza las distintas esferas del conocimiento humano1.] Se relaciona con el hecho de que, aunque en un sentido general y fundamental la aplicación coherente y sistemática de la concepción del mundo y del método comunista, del mejor modo posible, permite, en un sentido fundamental y general, llegar más profundamente a la verdad que cualquier otra concepción del mundo y metodología (cualitativamente), no quiere decir que en cualquier momento dado uno necesariamente conozca la verdad sobre algo. Esa es una contradicción que tenemos que aprender a manejar mucho más correctamente de lo que se ha manejado en nuestro movimiento y en la historia de los países socialistas.

Arundhati Roy y otros plantearán críticas desde una perspectiva distinta (una perspectiva ideológica y una perspectiva política diferente) que las fuerzas de vanguardia de la sociedad socialista; pero es posible que planteen verdades importantes. E inclusive si no lo hacen en un caso dado, es importante que exista una atmósfera que los estimule a plantear sus ideas, a ser parte, a crear, a estimular la efervescencia intelectual y política que necesitamos, que nosotros, con nuestra metodología, tenemos que pasar por un tamiz, adoptar, integrar y sintetizar más profundamente del modo correcto.

Lo he dicho antes: si uno realmente capta esta epistemología, quiere que lo cuestionen. ¿Queremos conocer la verdad o apenas queremos imponer nuestra voluntad? ¿Queremos realmente actuar conforme a los intereses de las masas populares y abolir las “cuatro todas” para que la humanidad pase a una nueva etapa? [Se refiere a una formulación de Marx que resume las metas de la revolución comunista2.] ¿O apenas queremos llegar a una posición en que podemos hacer lo que nos parece correcto [sin una base científica sólida para saber si es correcto o no]? Hay una diferencia fundamental, en lo ideológico y epistemológico, entre esas dos concepciones del mundo. Si uno realmente capta esta epistemología comunista, como la veo yo, entiende por qué todo lo que es verdad ayuda a llegar al comunismo. Eso no quiere decir que todo lo que sea verdad facilite a corto plazo llegar al comunismo. Los demás señalan nuestros errores y ese hecho puede crear dificultades. No solo porque los expresan sino porque estimulan a quienes tienen quejas e inclusive a otras fuerzas de la sociedad que aprovechan las quejas legítimas de otros. Pero si tenemos miedo de eso, no podemos llegar a donde necesitamos.

Los demás nos deben creer, primero que todo, porque nosotros lo debemos creer. Como he dicho, esto no es una treta. No es una forma de aplacar a los que temen que vamos a imponer nuestra voluntad para que piensen: “No, tranquilos, somos unos liberales calmados. No se preocupen”.

No. No somos liberales. Pero no vamos a imponer nuestra voluntad, o a tratar, de esa manera, por razones mucho más fundamentales. De modo que lo tenemos que creer nosotros, primero que todo. No quiere decir que no luchemos por lo que nos parece correcto en un momento dado. Si uno no hace eso, no tiene ningún valor para nadie que tenga valor. Pero mientras que luchamos vigorosamente por lo que consideramos verdadero, tenemos que conservar las facultades críticas, el pensamiento crítico, la apertura hacia los que cuestionan nuestras ideas, sin importar qué punto de vista tengan, para ver si las críticas que nos hacen son verdad.

Es muy complicado. Uno de los proyectos de Arundhati Roy es oponerse a la construcción de represas en India. Bueno, la construcción de represas en las sociedades gobernadas por clases explotadoras, bajo la dominación general del imperialismo, tiene efectos terribles para el pueblo. Pero al llegar al socialismo, hay que desarrollar la economía, y eso entraña muchas contradicciones, ¡a veces muy agudas! ¿Puede ser necesario desplazar a un grupo y trasladarlo a otra parte para desarrollar la economía socialista? Sí. Pero se tiene que hacer de una forma totalmente distinta a como se hace en los sistemas explotadores. Y se tiene que hacer basándose fundamentalmente en la acción voluntaria de las masas, basándose en su comprensión de la situación y en su convicción de que es por el bien común.

En China se dio una lucha de ese estilo con la construcción del Canal Bandera Roja; lo menciono en la autobiografía cuando fui a China la primera vez. [Se refiere a From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist, a Memoir by Bob Avakian, Insight Press, 2005.] Cambiaron el curso de un río a través de una montaña. ¡El efecto para las aldeas ribereñas fue negativo [en un sentido estrecho y a corto plazo]! No las inundaron, pero no recibían la misma cantidad de agua de riego que antes. Recibían agua, pero esto se hizo por el bien común de llevar agua para la agricultura a una zona mucho más grande y a mucha más gente.

Para hacer eso, fue necesario obtener la cooperación voluntaria de las aldeas. Fue necesario abordar interrogantes ideológicos y políticos, y luchar contra la “mentalidad del pequeño propietario” que todavía tenían en buena medida los campesinos, porque así era la situación en la vieja sociedad. El sistema feudal los explotaba, pero como minifundistas, y si no tenían tierra trataban de conseguirla porque era la forma de subsistir. Eso va acompañado de una cierta ideología, en general una ideología pequeñoburguesa. Así que tuvieron que abordar y resolver esas cuestiones ideológicas.

Bueno [en la sociedad socialista], una persona como Arundhati Roy puede plantear cosas que se dividen en dos. Unas pueden ser críticas legítimas de lo que estamos haciendo y otras pueden ser incorrectas porque solo tiene una visión parcial de la situación. Así que es necesario separar esas cosas, pasarlas por el tamiz. Pero inclusive si está equivocada hasta cierto punto, ¿cuál debe ser nuestra orientación? Esa es la cuestión fundamental de concepción del mundo, filosofía y epistemología. ¿Va a contribuir eso (directa o indirectamente, positiva y negativamente) a que entendamos más a fondo la realidad y cómo transformar la realidad con miras a llegar a las “cuatro todas” y emancipar a la humanidad? ¿O no? Si uno ve que sí, tiene una cierta orientación hacia eso, que es la que debemos tener. Si ve que no, va a pensar: “esta gente no hace más que crear problemas; cada vez que tratamos de hacer algo vienen y nos ponen obstáculos de una u otra forma”. Y tendremos razón hasta cierto punto. Pero estas contradicciones se tienen que manejar de un modo no antagónico. A menos que en medio de un proyecto económico alguien dinamite la maquinaria: eso es pasar a otro plano; no es criticar o protestar; es pasar a otro plano. Entonces hay que actuar en consecuencia. Pero inclusive cuando se hace eso, hay una diferencia entre la respuesta que hay que dar en esas circunstancias y la actitud general hacia el fenómeno de plantear desacuerdos, criticar lo que se está haciendo y señalar las deficiencias.

Como recordarán, Mao dijo que tenemos que curtirnos para hacer esto bien. Surgirán desacuerdos, nos criticarán, y no siempre a las buenas; a veces muy groseramente. Pero siempre tenemos que tener una orientación de separar lo que es verdad de lo falso, y tenemos que tener una orientación de crear una atmósfera en la sociedad que sea favorable para eso, o no llegaremos a donde tenemos que llegar.

Arundhati Roy debe creernos a) porque nosotros debemos creerlo y b) porque nuestra práctica, nuestra metodología, nuestra manera de actuar, deben desprenderse de eso y concordar con eso… ¡se debe ver en nuestra práctica! Todo mundo, cuando oye algo polémico o que no está dispuesto a creer o de lo que no está seguro, lo pone a prueba de varias maneras. Esto también es parte del proceso. Entra en el debate y a la vez observa y se relaciona con los demás. Esto es lo que pasa, y no solo con una persona prominente; pasa en general, con las masas. Las masas populares tienen las mismas preguntas: “¿Por qué debemos creerles?” “Suena bien, ¿pero cómo sabemos que no va a llegar a donde nos dicen que siempre llega?” O: “Oí que en China ustedes hicieron tal o cual cosa”. La primera vez que hablé con Mobile Shaw, me dijo: “Bueno, un cuate del barrio me dijo: ‘Oí que en China ustedes le hicieron un montón de cosas al pueblo’”. [Willie “Mobile” Shaw, un militante del PCR, murió el año pasado. Se crió en el proyecto habitacional Nickerson Gardens en Watts, Los Ángeles, donde pasó toda la vida; tras trabajar un tiempo con los revolucionarios, entró al partido. Debido a las dificultades de su vida, enfermó y murió el 24 de noviembre de 2005 debido a complicaciones de una cirugía. Ver el folleto “Declaración de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, con motivo de la muerte de Willie ‘Mobile’ Shaw”.]

Las masas oyen eso, y no solo el puñado de personas que investigan a fondo. Así que uno tiene que captar muy profundamente… y no solo creer de una manera cuasi religiosa… la verdad de curtirnos… no en el sentido de aguantar… sino de animar y fomentar una atmósfera de efervescencia intelectual y política, de que podemos pasar eso por el tamiz y acercarnos más a donde tenemos que ir. Y si no lo hacemos, no llegaremos. Esto es lo fundamental.

Bueno, hay que tener un núcleo sólido… ese es el otro aspecto de tu pregunta. Si hay quien quiere dar discursos sobre regresar al capitalismo, y ataca la dirección y otros aspectos de la nueva sociedad, y no lo permitimos, pues va en contra de la atmósfera que tenemos que crear. Es muy difícil porque, por ejemplo, en Cuba (que no es socialista sino un país revisionista, una especie de socialdemocracia y asistencia social para una parte de la sociedad, impuesta por lo que a fin de cuentas es una dictadura burguesa), una manera de coaccionar (en realidad es coacción estatal) es que cuando hay disidentes movilizan a los comités vecinales y a las masas a rodearlos y hacerlos callar a gritos, figurativa y a veces literalmente. No es que nunca sea correcto movilizar a los más firmes partidarios de la revolución en la sociedad socialista: ¿vamos a permitir que los reaccionarios tengan rienda suelta o que los disidentes presenten su punto de vista y nunca vamos a movilizar a los que están de nuestro lado? Pero eso se tiene que hacer con mucho cuidado y con una orientación correcta, porque puede crear una atmósfera que equivale a reprimir el disentimiento con la fuerza del estado, y que en realidad lo es. Si se crea una atmósfera que enfría el disentimiento de esa forma, es lo mismo que atacarlo con la fuerza del estado.

Pero no es lo mismo en el caso de los que [llevan a cabo ataques físicos, sabotaje y cosas por el estilo]. No olvidemos que el socialismo es una sociedad dividida en clases. Nos gustaría que no fuera así, igual que muchas otras cosas. Eso es lo que pasa con el Partido Laboral Progresista (PLP). Hace un tiempo, cuando eran apenas malos y no habían alcanzado el nivel de terribles, tenían el lema: “Luchar por el socialismo”. Conozco a unos militantes de PLP a quienes citaron a unas audiencias de HUAC (o audiencias parecidas de comités del Congreso que “investigan a subversivos”) [HUAC es el Comité de la Cámara de Representantes sobre Actividades Antiamericanas de la era de McCarthy] y les tengo que dar crédito porque fueron a las audiencias, armaron un alboroto, desafiaron a los congresistas y senadores sureños racistas encargados de los comités que investigaban el comunismo, y señalaron lo que estaba pasando en sus estados: la opresión de los negros y todo lo demás. Recuerdo que uno me contó una anécdota: como estaban citados, el gobierno les pagaba el vuelo y el hotel. Una noche estaban en el ascensor del hotel y tenían puestos unos broches que decían “Luchar por el socialismo”. Un congresista borracho entró al ascensor con una prostituta en cada brazo, y les dijo: “Bueno, ‘Luchar por el socialismo’. Yo era partidario del socialismo’. ¿No es lo de Norman Thomas y el Partido Socialista?” Y ellos le contestaron: “No, esto es lo de Mao Tsetung”. Eso pasó en los días en que PLP no era tan terrible, cuando tenía el lema “Luchar por el socialismo”. Después decidieron que el socialismo es un desastre, así que más vale ir directamente al comunismo y no tomarnos la molestia de pasar por el socialismo. Es igual que decir: “¿Por qué no vamos directamente al cielo? ¿Por qué tomarnos la molestia de vivir en la Tierra, que es un desastre?” ¡Es puro idealismo!3

Así que habrá conflictos de clase [en la sociedad socialista], y fuerzas reaccionarias que se van a reunir y conspirar, y no solo a quejarse. Y van a poner manos a la obra. Como dije, la burguesía y los reaccionarios no van a sentarse con los brazos cruzados y decir: “Vamos a ver qué pasa. Dicen que tienen una sociedad mejor en todas las esferas: económica, política, cultural, social, filosófica y moralmente. Veamos si lo pueden poner en práctica”. No, van a conspirar porque no quieren que sea verdad, y no quieren que eso se logre. Y cuando pasan de conspirar a llevar a cabo los complots… eso es lo que pasó en la Unión Soviética. Dinamitaron fábricas porque sabían que el sabotaje podía socavar la economía y ahuyentar el apoyo de las masas al nuevo sistema, tanto política como económicamente. Si se permite eso, más vale entregarles el poder y no ocasionarse ninguna molestia ni tampoco a las masas, y simplemente decirles: “exploten a las masas como quieran”.

Hay que trazar una distinción. Estos límites son condicionales y relativos, pero son reales. Hay una diferencia entre hacer críticas y decir que el sistema es malo, y así sucesivamente, y por otra parte conspirar y llevar a cabo un complot para sabotearlo. [En la sociedad socialista] el derecho, la Constitución y la aplicación de ellos tendrán que trazar esa distinción, y las masas y la vanguardia tendrán que captar lo importante que es. Hay dos clases de contradicciones. Una se tiene que resolver de una manera no antagónica, y la otra es antagónica y hay que resolverla con la fuerza del estado, o si no más vale darse por vencido.

Si captamos esto profundamente y dirigimos a sectores mayores de las masas a captarlo profundamente, debe haber espacio y una atmósfera de bienvenida para toda la gente como Arundhati Roy, a pesar de su coraje y de que nos criticarán a nosotros en vez de a los que critican hoy. Incluso a ese coraje se le debe dar la bienvenida y abrazarlo, estratégica y fundamentalmente, como parte de lo que nos proponemos hacer, porque así es el mundo que queremos crear y la manera de alcanzarlo. No es cuestión de darle espacio en el sentido negativo, sino de crear una atmósfera de bienvenida para esa gente a pesar de sus fuertes desacuerdos sobre varias particularidades. Simultáneamente, debemos esforzarnos por convencerlos de que se sumen a nuestro lado y abrirles nuevos horizontes. Debemos decirles: “En vez de ser críticos desde fuera, por qué no entran y nos critican desde dentro, y contribuyen más cabalmente a que esto sea lo que debe y puede ser”. Pero mientras siguen afuera, tenemos que relacionarnos con ellos de la manera que he descrito, y no de la manera que ella teme.

1. Bob Avakian ha recalcado la importancia de este principio (“abarca pero no remplaza”) y lo ha elaborado y aplicado como un aspecto importante de la teoría del conocimiento (epistemología) y la metodología comunista. Esto se presenta, por ejemplo, en el libro Observations on Art and Culture, Science and Philosophy, Insight Press, 2005. [regresa]

2. En Las luchas de clases en Francia, 1848-1850, Marx escribió que el estado socialista, o la dictadura del proletariado, representa la transición necesaria hacia la abolición de todas las diferencias de clase, de todas las relaciones de producción en que estas descansan, de todas las relaciones sociales que acompañan esas relaciones de producción, y la revolucionarización de todas las ideas que surgen de esas relaciones sociales. [regresa]

3. Como menciona Bob Avakian en la autobiografía From Ike to Mao and Beyond: My Journey From Mainstream America to Revolutionary Communist, en los años 60 se asociaba al Partido Laboral Progresista (y él mismo a veces se asociaba) con China, pero el PLP nunca captó muy profundamente ni defendió consecuentemente lo que era innovador de la sociedad socialista revolucionaria de China ni de su líder Mao Tsetung; tampoco respondió consecuente y vigorosamente y con ciencia a las tergiversaciones y calumnias con que atacaron a China y Mao en esa época. A comienzos de los años 70, el PLP se volvió en contra de China como país socialista y luego, como dice Bob Avakian aquí, abandonó la idea del socialismo completamente. [regresa]

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond