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Revolución #69, 19 de noviembre de 2006

Después de las elecciones: Disección de los demócratas

“Si se procura convertir a los demócratas en algo que no son y nunca serán, uno termina convirtiéndose en lo que los demócratas en realidad son”.

Bob Avakian
presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Este es un pasaje de un artículo del portal de El Mundo no Puede Esperar (worldcantwait.org), titulado “Bush y todo su programa se tienen que largar”.

En las 72 horas desde que sabe que será la próxima presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi repitió su promesa de que “no habrá juicio de destitución”. En la rueda de prensa en que declaró la victoria, no dijo nada acerca de la necesidad de anular la Ley de Comisiones Militares (que anuló el derecho de hábeas corpus y legalizó la tortura); no condenó la muerte y destrucción sin fin que atormentan al pueblo iraquí; no prometió oponerse firmemente a la nueva guerra que se está planeando contra Irán; y no dijo ni una palabra de defensa del derecho al aborto y los derechos de los gays (a pesar de que el fallo Roe vs. Wade está bajo ataque y de que otros siete estados aprobaron prohibiciones al matrimonio gay).

En cambio, anunció que las elecciones fueron un referendo sobre los modales y la eficacia: “El pueblo americano se pronunció a favor de la cortesía en el Capitolio y en el comportamiento del Congreso… Los demócratas nos comprometemos a comportarnos con cortesía y bipartidismo, y a trabajar juntos con los republicanos del Congreso y con el presidente, y no de manera partidista”.

Al día siguiente se reunió con el presidente, que objetivamente es un criminal de guerra a quien los votantes acababan de rechazar rotundamente. En vez de aprovechar el hecho de que Bush está perdiendo legitimidad ante millones de personas que buscan la manera de decir “¡Basta ya!”, le dio legitimidad “tendiéndole una mano de amistad y trabajo común”.

Piensen en lo que representa ofrecer “trabajar en común” con un gobierno que justificó la guerra con mentiras y que lleva años sembrando pánico en los hospitales y terror en las camas de los niños, llenando los depósitos de cadáveres y matando a más de medio millón de iraquíes.

Piensen en lo que representa ofrecer “trabajar en común” con un gobierno que abandonó a miles de negros cinco días en los techos de Nueva Orleáns, bloqueó la llegada de ayuda a punta de fusil y dio órdenes de “disparar a matar” a los que se las arreglaban por su cuenta.

Piensen en lo que representa ofrecer “trabajar en común” con un gobierno que acaba de legalizar todo lo que vimos en las horripilantes fotos del penal Abu Ghraib.

Piensen en lo que representa ofrecer “trabajar en común” con un gobierno que socava la ciencia y aplaude la ignorancia acerca del calentamiento global, los fracasos de los programas de “solo abstinencia”, el saldo de muertos en Irak, la evolución y mucho más.

No llevará a nada bueno “trabajar en común” con ese gobierno o su programa. Hay que dar marcha atrás a toda la dirección en que está encaminado este país, y cada día se ve con más claridad que los demócratas no lo van a hacer. Como señaló la convocatoria de El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno hace más de un año: “No habrá un salvador del Partido Demócrata. Cada día se ve con más claridad lo fatal que es depositar la esperanza y la energía en ‘líderes’ que nos recomiendan pactar con fascistas y fanáticos religiosos. De hecho, eso lo que hace es desmovilizarnos”.

Pelosi no es la única que tiene ganas de trabajar en común con el presidente. Chuck Schumer (Nueva York), que dirige el Comité Electoral Demócrata del Senado, dijo: “Tuvimos unas elecciones difíciles y partidistas, pero el pueblo americano y todos los senadores demócratas (y he hablado con casi todos ellos) queremos trabajar con el presidente sin partidismo”.

Al día siguiente de las elecciones, en el programa “Daily Show” de John Stewart, Howard Dean dijo francamente: “Sé que la mitad del público quiere que acusemos y enjuiciemos al presidente y cosas por el estilo…”, y lo interrumpieron con aplausos y vítores. Pero continuó: “…pero no lo vamos a hacer”. En vez, se jactó de que los demócratas recibieron un tercio de los votos de los cristianos evangélicos blancos.

El columnista conservador David Brook del New York Times lo explicó así: “Los votantes sacaron a los republicanos pero no viraron a la izquierda. En general reemplazaron a republicanos moderados con demócratas conservadores. Fue un gran día para el centrista Joe Lieberman, que derrotó al favorito del portal Daily Kos, Ned Lamont. Fue un gran día para los demócratas opuestos al aborto, como Bob Casey, y probablemente para los promotores de tener armas, como Jim Webb. Fue un gran día para los demócratas conservadores, como Heath Shuler en Carolina del Norte y Brad Ellsworth en Indiana”.

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