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Revolución #74, 24 de diciembre de 2006

La rabieta racista de Michael Richards, “Strange Fruit” y 50 tiros

La rabieta racista del cómico Michael Richards y el asesinato policial de Sean Bell me trajeron a la mente la canción "Strange Fruit" (Fruta extraña) de Billie Holiday:

Los árboles del Sur dan el fruto extraño,
sangre en las hojas
y sangre en la raíz
cuerpos negros que se balancean en la brisa del Sur
fruta extraña que cuelga de los árboles de álamo.
Escena pastoral del Sur galante,
los ojos saltones y la boca enroscada,
olor de magnolias, dulces y frescas,
entonces el olor repentino a carne quemada

Cuando unos negros interrumpieron con burlas un número de Michael Richards (que representa el papel de "Kramer" en el programa "Seinfeld"), este se puso a despotricar y los llamó varias veces “niggers”. Esto dice mucho sobre el modo de pensar de Richards. Pero lo más diciente es cómo empezó.

Dijo:

"Hace 50 años los hubieran colgado cabeza abajo con una horqueta en el culo".

Piensen en lo que dijo:

"Hace 50 años los hubieran colgado cabeza abajo con una horqueta en el culo".

Hay que examinar ese comentario sobre el linchamiento.

Cuando Richards respondió enojado y quería poner "en su lugar" a los negros que lo interrumpieron, ¿a qué recurrió? Al linchamiento, al terror y asesinato institucionalizados con que mantenían a los negros "en su lugar". Cuando otro miembro del público le dijo: "Te estás propasando. Haz el favor", Richards respondió: "Bueno, ustedes me interrumpieron. Eso es lo que pasa cuando interrumpen a un blanco. ¿No lo saben?".

Más tarde, Richards pidió disculpas; dijo "lo siento mucho, muchísimo" y que quería "entender toda esta hostilidad, por qué existe, por qué está dentro de cada uno de nosotros…".

Es una buena pregunta: de dónde sale tal hostilidad. Hay que captar y confrontar el hecho de que una fuente son los privilegios y los derechos otorgados a los hombres blancos en Estados Unidos. Pero este incidente va mucho más allá de Richards y dice algo mucho más profundo sobre el uso histórico de la palabra "nigger" y el linchamiento, esa práctica tan “americana”.

En una de las discusiones en la internet sobre la rabieta de Richards, me llamó la atención este comentario:

"Lo que me molesta a mí y a mis conocidos negros no es tanto el uso de la palabra 'nigger' sino la referencia al linchamiento. No creo que nadie lo haya mencionado. Soy una mujer blanca del estado de Maine y en mi familia ha habido mujeres muy racistas. Escupían a los negros si se sentían molestas y se limpiaban la mano en la falda sin disimular si saludaban a un negro. Mi esposo es afroamericano (nos casamos en 1986, al graduarnos de la preparatoria) y tenemos problemas porque no vivimos en una sociedad neutral. Una vez una señora negra me dijo que han matado a hombres negros (Emmett Till me viene a la mente) nada más por mirar a una mujer blanca. [En 1955 unos blancos torturaron y mataron a Emmett Till, de 14 años, en Mississippi supuestamente por chiflarle a una mujer blanca]. Me han dicho cosas horribles porque mi esposo es negro, tanto negros como blancos. Mi esposo es del Sur, el paraíso del linchamiento. El más reciente ocurrió en 1981, cuando Michael Donald, de 20 años, caminaba a una tienda; dos racistas blancos lo golpearon, lo castraron, le cortaron la garganta y lo colgaron de un árbol. Kramer no hizo algo tan extremo y mucha gente se ha vuelto insensible a la palabra 'nigger'… pero el comentario sobre el linchamiento es lo que molesta a mucha gente, tanto negros como blancos. Específicamente dijo: 'Hace 50 años los hubieran colgado cabeza abajo con una horqueta en el culo'. Se puede decir que es racista porque así ES. Dijo eso a dos hombres negros que por su edad no deben saber mucho del linchamiento, pero de todos modos saben lo que representa históricamente".

A diferencia de esa señora, a mí sí me molesta la palabra "nigger". Pero lo que ella dice sobre el linchamiento y la historia es cierto, y brilla por su ausencia en el debate y la polémica por los comentarios de Richards. Esa palabra tiene una realidad histórica objetiva, y todos los esfuerzos por darle un "nuevo significado" o ponerla en "otro contexto" no pueden cambiar ese contenido y significado. No se puede separar de toda la historia, y la actual realidad, de supremacía blanca en este país. Por eso no es tan sorprendente que una rabieta racista conecte esa palabra con una de las expresiones más horrorosas de la supremacía blanca y del terror asesino contra los negros.

El Instituto Tuskegee informa que de 1865 a 1965, lincharon a 3,446 negros.

Tres mil, cuatrocientos cuarenta y seis.

Nada más en Mississippi, lincharon a 539 negros.

Todo mundo debe ir al portal withoutsanctuary.org y ver las fotos de los linchamientos, de los cuerpos quemados y mutilados, y de las multitudes felices; hay familias blancas enteras que celebran y disfrutan el "deporte" de cazar, torturar públicamente y ejecutar a negros. Vendían postales como recuerdos. Esta es la asquerosa historia de este país durante largo tiempo, incluso después de que acabó la esclavitud.

En el DVD "Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es", Bob Avakian habla de la venta de postales de linchamientos y dice que este sistema fomentó y moldeó esos horrores, y que no habría perdurado sin la esclavitud, primero, y después sin una semiesclavitud, segregación y terror (centrados en el Sur, donde vivía la gran mayoría de los negros, encadenados de una u otra manera a las zonas rurales y las plantaciones de blancos).

Si nunca han visto esas fotos, vale la pena verlas. Si ya las han visto, vale la pena volver a examinarlas. Piensen en cómo el terror contra los negros impregna toda la historia de este país. La supremacía blanca es uno de los cimientos del sistema capitalista estadounidense. La segregación y la discriminación continúan hoy contra los negros y otros grupos en toda la sociedad, con el respaldo de la violencia del sistema.

Desde el fin de la esclavitud (1865) hasta la década de 1940, el Ku Klux Klan organizó mítines públicos, quemó cruces, arrastró a familias negras de su casa y torturó y asesinó… por ser negro. En tal situación, todos los hombres negros vivían traumatizados por el temor de que los podían linchar. Era como vivir sentenciado a muerte, una sentencia que se podía cumplir en cualquier momento. Los podían matar por caminar con la cabeza en alto, por no decir "sí señor" con la debida rapidez, por parecer una "amenaza" o sin ninguna razón. Y esto ha tenido consecuencias para todos los negros.

¿Y últimamente?

En 1981, unos miembros del KKK de Alabama, enojados porque absolvieron a un negro de la muerte de un policía, atacaron al azar a Michael Donaldson. Le dieron una paliza con una rama, le cortaron la garganta y lo dejaron colgado de un árbol.

En 1998, tres hombres blancos miembros de una pandilla supremacista secuestraron a James Byrd, Jr., en Jasper, Texas. Le dieron una paliza, lo encadenaron a un camión y lo arrastraron tres millas amarrado a una camioneta hasta que la cabeza se desprendió del cuerpo.

Sí, el terror continúa hoy, y especialmente a manos de la policía: los que "sirven y protegen" el sistema, que se portan como ejército de ocupación en los barrios negros, hostigando, maltratando y asesinando, especialmente a los chavos. Un hombre negro, como Sean Bell, puede ir a celebrar su matrimonio y morir en una ráfaga de 50 balas.

En tal situación, ningún joven negro puede escapar el trauma de tener que vivir con el miedo de que lo mate un policía. Es como vivir sentenciado a muerte, una sentencia que se puede cumplir en cualquier momento. Los pueden matar por caminar con la cabeza en alto, por no decir "sí señor" con la debida rapidez, por parecer una "amenaza" o sin ninguna razón. Y esto tiene consecuencias para todos los negros.

¿Qué clase de sociedad y sistema requiere linchamientos y terror policial para mantenerse?

¿Y no debemos hacer todo lo posible por acabarlos?

Sí, el terror continúa hoy, y especialmente a manos de la policía: los que "sirven y protegen" el sistema, que se portan como ejército de ocupación en los barrios negros, hostigando, maltratando y asesinando, especialmente a los chavos. Un hombre negro, como Sean Bell, puede ir a celebrar su matrimonio y morir en una ráfaga de 50 balas.

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