Issue and Date
Exclusivo para Revolución, 12 de enero de 2007
El nuevo plan de Bush: Más tropas, más muerte y una guerra más amplia
Ante la realidad de centenares de miles de iraquíes muertos, docenas de miles de bajas militares estadounidenses, y mayores dificultades en Irak y todo el Medio Oriente, el 10 de enero el presidente Bush anunció su “nuevo plan”: intensificar la guerra. Propuso más --potencialmente mucho más-- de lo mismo: más tropas, más muerte, más crímenes y una guerra más amplia, con la posibilidad de atacar a Irán y Siria. Llevará a la intensificación de la actual dinámica horripilante de la confrontación del McMundo/McCruzada imperialista, por un lado, y la jihad del fundamentalismo islámico, por el otro. Esto de ninguna manera corresponde a los intereses de los pueblos de Irak, de Estados Unidos o del mundo.
Bush admitió ciertos errores y fracasos en Irak y pidió la unidad de los dos partidos de la clase dominante (para apoyar su plan), pero le arrojó el guante a los que se oponen a la guerra: “El año que viene requerirá más paciencia, sacrificio y resolución”.
El New York Times (11 de enero) dijo que el plan es un gran riesgo político: “Es la primera vez desde que Richard Nixon despachó las tropas estadounidenses en Vietnam a invadir Camboya en 1970 que un presidente haya corrido un riesgo tan enorme en una guerra poco popular”. ¿Por qué piensa que podrá salirse con la suya? “Ha calculado que a pesar del revuelo que provoque la nueva estrategia”, comentó el análisis del Times, “a fin de cuentas la ciudadanía le dará más tiempo para cambiar la dirección de la guerra y el Congreso no tendrá la resolución política de desbaratar su plan negándole los fondos para librar la guerra”.
Por eso la pregunta, y el reto, es: ¿qué hará el pueblo ahora? Nuestra respuesta, la respuesta de millones de personas, tiene que ser igual a lo que hicieron millones de personas en respuesta a la invasión de Camboya: ¡un rotundo NO! ¡Hay que exigir que paren esta guerra…ya! Y hay que repudiar todo el programa de Bush y exigir que este gobierno criminal se vaya.
Gran parte del plan de Bush es impreciso… a propósito. Esto no augura nada bueno. Dijo que despacharán otros 21,500 tropas a Irak para “estabilizar” la situación en Bagdad y redoblar los ataques contra la insurgencia sunita en la provincia de Anbar. Dijo que el gobierno iraquí tomará medidas (junto con Estados Unidos) para parar la violencia sectaria entre los sunitas y los chiítas, y lograr paso a paso la estabilidad, la reconstrucción y el desarrollo económico. Afirmó que este plan, a diferencia de los previos, tendrá éxito… y soltó nuevas amenazas contra Irán y Siria.
El plan es una sangrienta intensificación de la guerra en Irak y la región. En vista de las torturas de Abu Ghraib y la destrucción de ciudades como Faluya, es espeluznante oírle quejar de que han impuesto “tantas restricciones” a las fuerzas estadounidenses. En vista de las imágenes de miles de iraquíes arrestados, de tantos civiles asesinados en retenes estadounidenses o del gobierno iraquíes y de los cadáveres amontonados en Bagdad de la violencia sectaria (muchos asesinados por los escuadrones de la muerte de la policía y las fuerzas armadas iraquíes), es espeluznante oírle decir: “Despacharán las fuerzas iraquíes a las delegaciones policiales para realizar patrullas, establecer retenes e ir de puerta a puerta para ganar la confianza de los habitantes de Bagdad”. En parte la queja de “tantas restricciones” es una amenaza de atacar a la milicia chiíta del Ejército Mahdi del clérigo Moqtada Sadr, y abrir un segundo frente (contra los chiítas) en la guerra contra el pueblo iraquí.
Las amenazas de iniciar una guerra más amplia, con posibles ataques a Irán y Siria, fueron aun más alarmantes. Bush les echó la culpa de “permitir que los terroristas y los insurgentes utilicen su territorio para entrar y salir de Irak” y “proporcionar los materiales de guerra para atacar a los tropas estadounidenses”, y amenazó: “Vamos a parar los ataques contra nuestras fuerzas. Vamos a parar la llegada de ayuda de Irán y Siria. Vamos a encontrar y destruir las redes que proporcionan armas avanzadas y entrenamiento a nuestros enemigos en Irak”. ¿Significa atacar a los iraníes que están en Irak? ¿En la frontera? ¿En Irán? No lo dijo con precisión. También dijo que ha despachado otro portaaviones y los buques de guerra que lo acompañan al golfo Pérsico y ha redoblado la cooperación militar con los gobierno pro Estados Unidos de la región. Keith Olbermann, de MSNBC, comentó que Bush está aumentando el “campo” de la guerra de Irak a Irán. La reorganización del gabinete de Bush también señala más énfasis en Irán y más amenaza de una guerra más amplia.
Además, Bush dijo que va a “expandir el ejército y los marines para que América tenga las fuerzas armadas que necesitará en el siglo XXI”. Colocó todas esas medidas en el contexto de una gran lucha entre “los que creen en la libertad y la moderación” y “los extremistas que matan a inocentes”. Como ya hemos analizado, la guerra contra Irak y toda la “guerra contra el terror” se basan en mentiras, verdades a medidas y tergiversaciones en aras de las necesidades del imperialismo yanqui. Ahora la expansión de las fuerzas amadas llevará a más guerras, más muerte y más destrucción en mayores extensiones del globo para consolidar y extender el imperio en oposición a lo que necesitan y quieren miles de millones de personas por todo el mundo.
Bush advirtió que “en Irak, las fuerzas armadas de Estados Unidos están librando una lucha que determinará la dirección de la guerra global contra el terror”. Es cierto que lo que pase en Irak y el Medio Oriente es central, pero no a las esperanzas y necesidades de la humanidad sino a la campaña de la clase dominante de establecer el domino global indiscutible. Hay mucho en juego para ellos y las nuevas medidas de Bush son un gran riesgo y no tienen garantías (un comentarista las llamó “el doble o nada”).
Son un buen ejemplo de la verdad de que la democracia estadounidense es en realidad una dictadura de la clase dominante capitalista-imperialista, con dos partidos políticos que están al servicio de ese sistema. En noviembre, millones de personas votaron contra la guerra, pero en el discurso de Bush ese voto no importó. Tomó la decisión por las necesidades del sistema y pasó por alto los deseos de la ciudadanía. De hecho, los medios informaron que el envío de las tropas empezó antes del discurso.
No cabe duda de que no habrá nada bueno en esta situación a menos que millones de personas acepten la responsabilidad de parar esta guerra criminal. En respuesta al discurso y el nuevo plan, los demócratas se quejaron de que le podrá salir el tiro por la culata, lo que ilustra sus verdaderas preocupaciones como parte de esa clase dominante y la necesidad de contener la indignación de los millones de personas cuya fe en el orden político está bajo ataque. No están dispuestos, ni capaces, de oponerse plenamente a la guerra, ni mucho menos proponer un plan para terminarla.
En la respuesta de los demócratas al discurso y en los medios burgueses no se oyó ni una demanda de parar la guerra ya y someter a un juicio de destitución y sacar corriendo a toda la camarilla criminal que la inició… y que ha cometido muchos otros crímenes.
La mayoría de los demócratas que comentaron sobre el discurso expresaron acuerdo en lo básico con Bush, e incluso le echaron la culpa a los iraquíes y no Estados Unidos por la catástrofe que se avecina. El senador Dick Durbin, que dio la respuesta oficial demócrata, se quejó de que no se debe permitir que los iraquíes “pidan la ayuda de Estados Unidos” cada vez que la necesiten, como si los iraquíes obligaron a Estados Unidos a invadir el país ilegalmente y con mentiras sobre armas de destrucción masiva, y causar muerte y destrucción.
Barack Obama, que es candidato presidencial, dijo que Estados Unidos ha hecho todo lo posible para ayudar al pueblo iraquí y que él no va a “volver a litigar” la guerra. Es decir, no permitirá discutir los crímenes de guerra y de lesa humanidad que ha cometido Estados Unidos en la guerra y ocupación y que son parte integral de su naturaleza, objetivos y resultados, ni mucho menos le imputará la responsabilidad. Dijo que está de acuerdo con Bush acerca de los pasos que tiene que dar el gobierno iraquí y de la necesidad de “estar seguro” de que Irán y Siria no “causen daños” en Irak. Prometió que los demócratas no “abandonarán” a las tropas estadounidenses que están en Irak y que tendrán “todos los recursos necesarios” para la seguridad y para lograr sus metas. Dijo que está de acuerdo con Bush de que Irak no es un problema republicano ni demócrata sino “un problema americano” y que quiere ser parte de la “solución”.
Hasta los demócratas que se oponen genuinamente a la guerra porque creen que es una catástrofe para el poder y la influencia de Estados Unidos y que quieren que la paren, no se apartan de las mismas necesidades imperiales que Bush (como apoyar las fuerzas armadas y las tropas en Irak) y temen que (como dijo Bush) las consecuencias de fracasar sean tan enormes que no se puede correr el riesgo.
El senador Ted Kennedy propuso un proyecto de ley que requiere que el Congreso apruebe de antemano enviar más tropas. Pero cuando le preguntaron si los demócratas bloquearán los fondos para enviarlas, Kennedy dijo que no y que el proyecto de ley es esencialmente simbólico: “Ya las habrán enviado”. La Casa Blanca pedirá los fondos a finales de enero o comienzos de febrero, y el Congreso no votará hasta finales de marzo “cuando las tropas ya estarán en Irak”, dijo Kennedy. “Nos pedirán: ‘¿van a negarles los chalecos antibalas que necesitan los hombres y las mujeres que están en Irak?’”.
Los demócratas han demostrado que no están dispuestos a desencadenar la única fuerza que puede parar la guerra: los millones de personas que la odian. La revista Time comentó que en cuanto a la posición de los demócratas hacia lo que está haciendo Bush en Irak y el Medio Oriente, es caso de “el perro que ladra, no muerde”.
Ya es hora de que millones de personas capten lo que significa el envío de tropas y actúen con decisión… que capten que esto de “los intereses de Estados Unidos” quiere decir la dominación imperialista del Medio Oriente… que rechacen la noción de que los pueblos de Irak, el Medio Oriente o Estados Unidos deben tener una “causa común” con esos asesinos globales.
Hemos visto lo que representa esta guerra y la matanza que ha causado. La invasión y ocupación de Irak ya han causado la muerte de unos 655,000 iraquíes. ¿Cuántos más iraquíes, iraníes, sirios y estadounidenses tendrán que morir en esta campaña en aras de los intereses imperiales? Hay que hacer más, mucho más, para parar esta guerra y este gobierno, y afrontar la responsabilidad histórica y el sacrificio necesarios. En vista de los horrores y crímenes de esta guerra, no hacerlo sería ser cómplices del sinnúmero de muertes e incalculable destrucción que vienen.
Lo contrario es cierto también. El gobierno de Bush nunca ha estado más aislado de la población ni más desenmascarado. Con cada nueva mentira y cada nuevo horror hay más oposición a la guerra. Hay que convertirla en una oposición activa, militante, resuelta y valiente. Esto y nada menos podría cambiarlo todo: desencadenar una nueva fuerza libertadora de maneras inimaginables, y parar este gobierno y su creciente guerra sin límites.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.