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Revolución #81, 11 de marzo de 2007

El pensamiento crítico y la búsqueda de la verdad: Hoy y en la sociedad socialista

La búsqueda de la verdad es un aspecto crucial de conocer y cambiar el mundo. La gente necesita y puede saber cómo funciona la sociedad y cómo se dan los cambios sociales. Puede conocer las diferentes esferas del conocimiento, la ciencia y el método científico. No tiene que aferrarse a la superstición, a la religión o a la tradición, las cuales oscurecen la realidad. Tiene que conocer el mundo para cambiarlo. En una palabra, la gente tiene que saber qué es real y por qué importa.

Conocer la verdad es clave para crear la clase de sociedad liberadora que nosotros, como comunistas, queremos. También explica por qué nos preocupa lo que está pasando hoy en las universidades, así como lo que no está pasando.

La universidad es un lugar donde se profundiza el conocimiento del mundo y de la sociedad, y donde muchos aprenden a pensar rigurosa y críticamente sobre el mundo en general… y a actuar en consecuencia. Lo que sucede en "el mundo de las ideas" y en la universidad tiene una enorme influencia en la discusión y el debate de la sociedad. En la década de los 60, la agitación radical intelectual y las rebeliones en las universidades inspiraron cuestionamiento y protesta por toda la sociedad.

Pensamos que una parte importante de la lucha por un nuevo mundo es la defensa del pensamiento crítico y la promoción del cuestionamiento intelectual hoy en las instituciones educativas, así como en la sociedad en general. Asimismo, estamos conscientes de que esto no se puede realizar plenamente en las condiciones actuales.

La universidad, zona disputada

La universidad es parte del sistema social. Si damos un vistazo a la administración de las universidades, al proceso de conceder contratos gubernamentales y de las corporaciones, al financiamiento y el trabajo de los centros de investigación, y a los vínculos de las universidades con la economía global y la maquinaria militar de Estados Unidos… vemos que la universidad está dominada por los mismos intereses que gobiernan la sociedad. Por medio de las universidades, muchos jóvenes entran al mundo laboral y a la sociedad: a esta sociedad en particular, con sus valores y prioridades.

Pero en esta sociedad capitalista, la universidad es una de las pocas instituciones en las que la investigación libre y el pensamiento crítico tienen un poco de iniciativa. Es una zona disputada: donde las corrientes intelectuales y movimientos políticos chocan con el statu quo político-intelectual... y donde hoy poderosas fuerzas quieren sofocar todo pensamiento crítico.

Piensen en lo que significará para la sociedad si logran eliminar la investigación y el cuestionamiento intelectuales, si reina un ambiente de intimidación en las artes, si imponen un régimen de verdades absolutistas y certezas incuestionables.

Piensen en lo que significará para los pueblos del mundo que sufren bajo la "guerra contra el terror" de Bush si los sectores intelectuales de este país dejan de protestar enérgicamente (y, por qué no, con valentía) contra las infamias… y en vez marchan al compás. El hecho es que tal convicción y valentía son muy escasas hoy, aun en las universidades; es algo que tiene que multiplicarse y que hay que defender, y no callar.

Todo esto quiere decir que hay mucho en juego en la lucha para defender el disentimiento y el pensamiento crítico en los círculos académicos. Para nosotros, hay una conexión entre esta batalla y la forja de una sociedad radicalmente diferente, en la que florezcan el pensamiento crítico y el disentimiento.

El comunismo requiere la búsqueda sin trabas de la verdad

Pensamos que la humanidad puede alcanzar niveles completamente nuevos, que puede acabar con todas las formas de explotación, superar las divisiones de clase, eliminar todas las instituciones y relaciones sociales opresivas, y eliminar todos los valores e ideas que refuerzan las instituciones y relaciones opresivas.

La dirección comunista y el estado socialista tienen que dirigir el proceso para lograr ese mundo. Y tiene que ser un proceso caracterizado en todos los sectores de la sociedad por pensamiento y acción diversos, lleno de cuestionamiento, disentimiento y efervescencia.

Hasta la fecha ha habido dos importantes intentos de transición socialista al comunismo: en la Unión Soviética (de 1917 a 1956) y en la República Popular de China (de 1949 a 1976, con la muerte de Mao Tsetung). En ambos casos una “nueva burguesía” volvió a tomar el poder y restauró el capitalismo, a pesar de que en ambos casos conservó, inicialmente, muchos símbolos del socialismo. Cada una de estas experiencias hizo historia y, a pesar de las calumnias y lo que se acostumbra decir hoy, logró avances sin precedentes. Sin embargo, las dos experiencias también se quedaron cortas en importantes aspectos. El trabajo de sacar las lecciones de estas experiencias, de hacer un análisis más profundo de la dinámica del período del socialismo y de forjar una nueva síntesis, es lo que Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, ha estado dirigiendo. Lo que sigue se basa en su trabajo innovador.

El socialismo es el primer paso indispensable para llegar al comunismo, donde la gente aprende del mundo y lo transforma conscientemente. El socialismo hace posible satisfacer las apremiantes necesidades del pueblo: trabajo con sentido, asistencia médica, vivienda digna, educación estimulante... extirpar de raíz el racismo y superar la opresión de la mujer... cuidar el medio ambiente. Pero el socialismo verdaderamente emancipador es mucho más que eso. Es una sociedad en la que las masas populares bregan enérgicamente con los asuntos mundiales, la filosofía, la ciencia y el arte… responsabilizándose del rumbo y el futuro de la sociedad… y dominando cada vez más todas las esferas sociales.

Históricamente, a los de abajo los han excluido de la esfera del "trabajo con las ideas". La sociedad burguesa crea islas donde una minoría participa en esa esfera, mientras que la gran mayoría de la humanidad vive explotada y excluida de las actividades intelectuales y creativas. La sociedad socialista tiene que capacitar a los otrora oprimidos (cuya vida ha sido restringida o limitada por la lucha para subsistir) para que trabajen cada vez más con las ideas y participen plenamente en la sociedad.

Asimismo, la sociedad socialista tiene que darles espacio a los intelectuales, los artistas y los científicos. El socialismo no será una sociedad liberadora si sofoca a los intelectuales. No será un paso hacia una sociedad de seres humanos libremente asociados a menos que desencadene el espíritu crítico, inquisitivo y de exploración de los intelectuales. Los científicos, intelectuales y artistas seguirán haciendo su trabajo y profundizando el acopio de conocimientos de la humanidad, al mismo tiempo que se van derribando las barreras entre el trabajo intelectual/artístico y los demás sectores de la sociedad.

La sociedad socialista requiere la más plena contienda de ideas para llegar a la verdad y para transformar la sociedad de una manera liberadora. Todo eso tiene consecuencias importantes con respecto a la libertad académica en el socialismo.

En el socialismo el sistema educativo tendrá un plan de estudios básico, que se basará en las esferas establecidas del conocimiento humano. Por otro lado, tiene que haber espacio para investigación e instrucción que rebasen ese plan, así como para teorías y corrientes intelectuales que van "contra la corriente". Eso es importante porque el socialismo tiene que ser una sociedad que vibra con nuevas ideas y descubrimientos. Es posible que mañana se demuestre que lo que hoy sabemos que es cierto (y es importante defender y aplicar para conocer más) sea parcial o completamente equivocado. Las teorías que se ha demostrado que son incorrectas, como el "creacionismo", no serán parte del sistema educativo, aunque los defensores de esas teorías podrán seguir expresándolas.

El marxismo se promoverá en las universidades y la sociedad porque es el enfoque más científico para comprender el mundo, así como para lograr la síntesis más fértil posible de diferentes ideas y avances de disciplinas y campos. Muchos académicos e intelectuales no abrazarán el marxismo y seguirán estudiando otros esquemas filosóficos. Se enseñarán y estudiarán otras filosofías, y estas contenderán con el marxismo. En ese ambiente, a medida que se aplique, el marxismo seguirá desarrollándose y conociéndose.

Esto suscita una pregunta: ¿en el socialismo, serán las universidades centros de crítica social y protesta política? Sí, queremos una sociedad en la que los estudiantes y los intelectuales critiquen las medidas del gobierno y las instituciones sociales, y cuestionen el programa y la visión de la sociedad. La gente debe tener el derecho de expresarse libremente sobre todos los aspectos de la sociedad y de organizar sus propias protestas, fuera de los límites de los canales y la política “oficiales”. Estamos hablando de una situación “plenamente abierta” en el marco de una sociedad que busca superar todas las formas de explotación, opresión y desigualdad social. El cuestionamiento político e intelectual y el disentimiento son indispensables para el proceso de profundizar el conocimiento de la realidad y la transformación social.

Como ha dicho Bob Avakian, si uno de veras capta esta epistemología —la búsqueda, sin trabas, de la verdad en aras de llevar a la humanidad a una etapa completamente nueva—, entonces querrá que lo cuestionen, y si somos fieles a eso, habrá momentos sumamente alocados.

Disentimiento, protesta y agitación en la sociedad socialista

Eso le plantea enormes retos al estado socialista. Por ejemplo, si se organizan movimientos y luchas de protesta contra las medidas del estado socialista con respecto al ambiente, ¿qué pasa si hacen bloqueos y plantones que trastornan la economía? Por un lado, la economía tiene que funcionar para satisfacer las necesidades del pueblo y los requisitos del estado socialista. Pero también hay que bregar con los temas que suscitaron la protesta y lo que eso quiere decir para el desarrollo de una economía socialista sostenible, e involucrar a muchos más en el debate.

No estará del todo claro el propósito de esos levantamientos y unos desafiarán importantes medidas sobre la dirección de la sociedad. Sería fácil simplemente imponer la autoridad del estado socialista, pero, repito, el estado socialista tiene que aclarar lo que es correcto y lo que es incorrecto, y luchar por lo correcto (y poner toda esa complejidad ante el pueblo y luchar por resolver los problemas políticos, como en el ejemplo arriba mencionado). El estado socialista y su dirección tienen que basarse en eso, y no en la fuerza.

¿Y la gente que se opone plenamente al socialismo y exhorta regresar al capitalismo? ¿También tendrá el derecho a disentir? Sí, es importante que esos puntos de vista se conozcan y se debatan. Es importante que los más fervientes defensores de esas ideas las expresen y las defiendan, en la prensa, los libros, etc. Aunque esos puntos de vista sean incorrectos, arrojarán luz sobre los problemas y defectos de la sociedad, y las contradicciones más profundas. La sociedad entera tiene que bregar con esos puntos de vista para entender el mundo más a fondo.

Si no se permite la expresión del disentimiento y oposición al gobierno, afectará la sociedad de una manera negativa. Enfriará el ambiente, tanto en los círculos académicos como en la sociedad en general. No queremos una situación en que la gente tema expresarse contra el gobierno.

Hay una diferencia crucial entre los que pregonan reemplazar la sociedad socialista con el capitalismo, y los que organizan o complotan para sabotear o tumbar el socialismo. Esa diferencia es algo que se tendrá que dar a conocer a la sociedad entera y delinear en la constitución.

La historia enseña que los estados socialistas tendrán que repeler ataques e invasiones imperialistas y derrotar a contrarrevolucionarios e intentos de reestablecer el viejo orden. Pero el estado socialista no debe confundir las acciones de quienes organizan sabotaje y el derrocamiento del estado socialista con los que expresan desacuerdos u oposición al socialismo. Las sociedades socialistas anteriores no siempre manejaron bien esta distinción, aunque en China, durante el tiempo de Mao, hubo experiencias positivas importantes, como durante la Revolución Cultural. Tenemos que manejar esto mucho mejor en el futuro.

Para el estado socialista ha sido relativamente fácil reprimir, por un tiempo, la oposición reaccionaria. Pero lo difícil (y ese es el gran reto) es fomentar el debate, la experimentación y el cuestionamiento, y exponerse a levantamientos sin perder el poder. Queremos un estado socialista que sea un instrumento poderoso y necesario para los oprimidos; una transición enérgica que avanza hacia una sociedad de seres humanos libremente asociados y un mundo sin estados ni aparatos de represión. No alcanzaremos eso sin un estado socialista y una dirección comunista que valoran y promueven el pensamiento crítico y la contienda de ideas; sin disentimiento y agitación social generalizados, y sin la búsqueda sin trabas de la verdad.

Cuanto más profundo sea ese proceso, tanto más deseable y emancipador será el resultado.

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