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Revolución #95, 15 de julio de 2007

Al rojo vivo en el parque Leimert, Los Ángeles

Protesta contra los Minutemen

¿Por qué viene gente de todo el mundo?

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Es de charla grabada Revolución: Por qué es necesaria, Por qué es posible, Qué es

El 23 de junio, el "activista en pro de los sin techo" Ted Hayes, fundador de las organizaciones antimigrantes Choose Black America [Escojan la América Negra] y The New Buffalo Soldiers [Nuevos Soldados Búfalo], dirigió una marcha antimigrante a lo largo del bulevar Crenshaw, un distrito principalmente negro donde va gente de muchos barrios para hacer compras los fines de semana. Se sumaron miembros del conocido grupo paramilitar Proyecto Minuteman y Save Our State (Salven Nuestro Estado), un grupo igualmente fascista y chovinista, y otros activistas con letreros de “Indemnización ya” y “Fuera los extranjeros ilegales”.

El anuncio de internet de Save Our State advirtió a sus militantes a ocultar el racismo antinegro: “Nótense por favor que si sienten ofendidos por las gorras pro Malcolm X y a favor de la indemnización, mejor no vayan a este evento”.

Esa mezcolanza extraña de racistas blancas y partidarios de la indemnización (por la esclavitud) pareció increíble a muchos transeúntes, que se pararon, asombrados y confundidos, a mirar. Centenares de contramanifestantes de todas las nacionalidades confrontaron la marcha de Hayes. Muchos transeúntes se enteraron y decidieron ahí mismo engrosar las filas para oponerse a los ataques a los migrantes y apoyar la unidad entre negros y latinos.

Separadas por cordones de policías, las dos marchas siguieron hacia el parque Leimert con el debate al rojo vivo, y cada vez más gente del barrio se unió. Las vísperas circulaban rumores de que el Ku Klux Klan iba a marchar y cuando el grupo de Hayes y los Minutemen se acercaba al parque Leimert (un centro histórico de la cultura afroamericana) docenas de vecinos salieron a la calle listos para impedir que marchara el KKK.

Aunque no vieron capuchas blancas ni la svástica, muchos vecinos trazaron los vínculos con los racistas que marchaban con arrogancia para demostrar su poder y atemorizar a un sector de los oprimidos. Un chavo, al explicar a su amigo quiénes son los Minutemen (y por qué mucha gente los llama “Minuteklan”), dijo: “No son el Ku Klux Klan, pero tienen las mismas ideas”.

Otros se sumaron a la protesta porque se oponen a que diferentes sectores de los oprimidos se peleen entre sí. Muchos comentaron: “Nos hacen pelear por las migajas”. Un chavo negro de Inglewood gritó: “Vivo con los mexicanos. Me están atacando a mí si atacan a los mexicanos”. La multitud crecía (en el punto álgido había cinco contramanifestantes por cada simpatizante de Hayes/Minuteman) y había tanta gente en la entrada al parque que la policía se puso nerviosa. Varios chavos negros echaron gritos apasionados de defensa a los migrantes y se mofaron de la marcha de Hayes y de la policía. La policía revocó el permiso de la marcha antimigrante y no la dejó entrar al parque. Aún así, los contramanifestantes no se iban. El enfrentamiento en la Crenshaw y la 43 duró varias horas y la policía se ponía chalecos antimotín en respuesta a los gritos de “¡El mundo entero está mirando! ¡Recordamos lo que pasó en el parque MacArthur!” (refiriéndose al ataque policial a una protesta en pro de los derechos de los migrantes el 1° de Mayo).

Debate real, contradicciones reales

La unión entre gente tan diversa con el objetivo de parar a Hayes y los Minutemen fue muy emocionante. De comienzo a fin hubo mucho debate. Para los negros, cuyas familias llevan mucho tiempo luchando para salir de generaciones de pobreza, es muy polémico el tema de si los migrantes les quitan los trabajos y agotan el sistema de salud, educación pública y otros recursos. Unos explicaron que estudiaron años para aprender un oficio pero perdieron el trabajo a un migrante (un análisis equivocado). Otros se quejaron de que los latinos se están apoderando de “sus” barrios. Esos y otros argumentos los desmentía mucha gente, en particular los de la generación de los años 60 que conocen bien la jugada de “dividir y conquistarás" que hace el sistema para azuzar a un grupo contra otro.

Una señora respondió que los negros NUNCA han tenido buenos trabajos ni viviendas, así que eso no empezó con la llegada de los migrantes. Otros detallaron la historia de opresión de los negros y los latinos. Una señora negra mayor dijo que esta tierra se la robaron a México y que colocaron a los negros aquí. Cuando un chavo se quejó de que era una lección de historia, la señora lo recordó que los latinos no tienen la culpa de los linchamientos y demás injusticias que los negros han sufrido.

Muchos trataron de convencer a los demás de que las acciones de Hayes y los Minutemen no son nada bueno para la mayoría. Unos dijeron que las minorías no deben pelear entre sí porque el sistema oprime a negros y latinos por igual. Otros dijeron que azuzar el conflicto entre negros y latinos solo beneficia al sistema. “Eso es exactamente lo que quieren que hagamos”, gritó un señor mientras una discusión entre dos hombres negros casi se hizo una bronca.

“Si llegaran a unirse…”

Varios días después de la protesta, todavía se hablaba en el parque Leimert de lo que pasó. Entrevistamos a vecinos y a gente que frecuenta la zona para saber cómo ven las contradicciones y tensiones entre los negros y los migrantes.

Una universitaria negra, que al principio se opuso a la inmigración, cambió de idea cuando empezó a darse cuenta de que la lucha de los latinos es como la de los negros: “Al principio, no me gustó [la inmigración], pero en cuanto observaba, llegué a entender que mis antepasados vivieron lo mismo. Aunque ellos cruzan la frontera y a nosotros nos trajeron aquí, aún así lo que vivimos es igual: estamos tratando de trabajar, subsistr, construir nuestras comunidades, nuestras familias…”.

Un joven maestro de prepa negro habló del ataque policial contra los migrantes el 1° de Mayo en el parque MacArthur: “El trato de los latinos a manos de la policía al final de la marcha, pues nuestros antepasados y abuelos y bisabuelos sufrieron lo mismo. Oí a un tipo que dijo: ‘Eso es lo que merecen’. Eso me dio coraje; nuestras familias y nuestra comunidad sufrieron lo mismo que ellos ahora, ¿cómo es que puede decir: ‘Eso es lo que merecen’? Me dio muchísimo coraje y tuve que salir del edificio para calmarme. Eso no es cierto. Él sabe nuestra herencia, que nuestras familias y nuestra comunidad vivieron eso. A nosotros nos echaron mangueras, a ellos balas de goma. Han atacado a ambos con mucha brutalidad. Entiendo lo que ellos sufren. Si tuviera la oportunidad de demandar a la policía de Los Ángeles por lo que hizo en el mitin, lo haría porque es injusto; fue una marcha pacífica. Lo que necesitamos es marchar juntos y unificar a nuestras familias y comunidades. Eso sería perfecto”.

Un señor negro mayor que trabaja en el correo habló de las diferentes maneras que tiene el sistema para dividir a la gente: “Cuando se mantiene a los de abajo, a los pobres y ahora hasta a la clase media separados –es un hecho que en la unidad hay fuerza— pero cuando se mantiene separados a todos, que ‘a este lo pongo en este grupo, aquel en otro grupo y el otro allá, pa’que piense que es superior…’ A nadie le gusta que lo menosprecien… el problema ahora entre los negros y los latinos es que [a los negros] los hacen pensar ‘tú piensas que eres mejor que yo’, y a los hispanos que ‘tú piensas que eres mejor que yo’’’.

Señaló el potencial para unirse de gente de diferentes nacionalidades y agregó: “Si llegaran a unirse, juntos, pues eso es el mayor temor [del sistema]. Su mayor temor es que ‘si lo hagan, tendríamos que pagar por todo lo que hemos hecho’”.

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