Issue and Date


Revolución #98, 19 de agosto de 2007



¿A quiénes les da miedo la universidad Antioch College… y por qué la quieren cerrar?

El siguiente artículo lo escribió un exalumno de Antioch College de los años 60 y comienzos de los 70:

A fines de junio, el consejo de administración de la universidad Antioch College anunció su decisión de cerrarla en el 2008. Antioch es bien conocida --y odiada en la cúpula del poder— por su enfoque progresista y abierto a la educación. Su programa académico combina la enseñanza en las aulas con la experiencia de trabajar y el activismo comunitario. La fundaron unos cristianos progresistas en 1852 en Yellow Springs, Ohio, como universidad laica. Desde el principio se ha empeñado en reclutar a negros y mujeres como alumnos y profesores. Un dicho del fundador Horace Mann se convirtió en la consigna de la escuela: “Tengan vergüenza de morir antes de tener alguna victoria para la humanidad”.

El plan de cerrar las universidad me dio mucho coraje. Es parte del ataque contra el legado rebelde de los años 60 y de la represión actual del pensamiento crítico y el disentimiento en las universidades.

Antioch tiene una influencia mucho mayor de lo que implicaría la cantidad de alumnos. Entre sus egresados de renombre figuran el científico Stephen J. Gould y Coretta Scott King. Desde sus raíces radicales en el movimiento para abolir la esclavitud en los años 1850, Antioch ha valorado el servicio a la sociedad encima del éxito personal en el mundo empresarial.

Por el ambiente liberal y disidente de la universidad, el Comité de la Cámara de Representantes sobre Actividades Antiamericanas (House Un-American Activities Committee) investigó su cuerpo docente durante la caza de brujas de comunistas de los años 50. A principios y mediados de los años 60, muchos alumnos participaron en la lucha por los derechos civiles de los negros; también organizaron protestas contra la guerra de Vietnam. A finales de los años 70, las críticas radicales de la sociedad capitalista, y la corriente revolucionaria, influían en los alumnos y profesores de Antioch, y la efervescencia intelectual y el activismo de la universidad afectaba el resto de la sociedad.

Muchos críticos dicen que el paro estudiantil de 1973 fue “el comienzo del fin” de Antioch. Por eso es importante poner las cosas en claro sobre ese paro. En la primavera de 1973, la administración le echó la culpa a los recortes de ayuda financiera por el gobierno federal para eliminar el programa Nuevas Direcciones y sus becas y préstamos, que permitían que muchos alumnos negros y de clase obrera estudiaran en la universidad. Antioch estableció ese programa en 1970, en respuesta a otro paro estudiantil para protestar contra la invasión estadounidense de Camboya y el asesinato de manifestantes universitarios en las universidades Kent State (Ohio) y Jackson State (Mississippi). En 1973 los estudiantes demandaron que devolvieran la ayuda financiera a los estudiantes de Nuevas Direcciones, y los apoyaron muchos profesores y trabajadores universitarios. La administración mandó a la policía estatal y los sheriffs a atacar a los huelguistas y desocupar los edificios por la fuerza. Expulsaron a 20 estudiantes y despidieron a siete maestros, aunque más tarde volvieron a integrar a todos.

Después de la efervescencia de los años 60, el profesorado perseveró en su compromiso a la responsabilidad social y el pensamiento critico, y Antioch continuó atrayendo a alumnos que buscaban una combinación de la teoría y la experiencia práctica del trabajo asociada históricamente con la universidad. En el 2000, la clase que se graduaba invitó al preso político Mumia Abu-Jamal a dar el discurso de graduación (por medio de una cinta grabada). En respuesta, los reaccionarios se movilizaron por todo el país para protestar durante la ceremonia de graduación y pedir la ejecución de Mumia. En ese caso, la administración no retrocedió ante la campaña reaccionaria. Sin embargo, en el 2005, cuando los alumnos escogieron para dar el discurso de graduación a Ward Churchill, profesor de la Universidad de Colorado, el presidente Rick Jurasek intervino para revocar la invitación. La embestida contra Churchill comenzó ese año, dirigida por el archirreaccionario David Horowitz. Jurasek no solo revocó la selección de los alumnos; estableció un precedente político de “evitar la controversia” y contribuyó a la campaña contra Churchill.

En 1993, Antioch adoptó un Código para la Prevención de Delitos Sexuales como resultado de una discusión general sobre “la violación durante la cita” y las situaciones que podían resultar en ese tipo de violación. Este código promovió públicamente normas de conducta como el consentimiento verbal de las dos partes en cada etapa de la intimidad. La violación durante las citas es un problema muy común en las universidades; sin embargo los reaccionarios ridiculizaron este esfuerzo de prevenirla.

¿Quiénes quieren cerrar Antioch?

El año pasado Steve Lawry fue nombrado presidente de Antioch; inmediatamente atacó sus prácticas y filosofía históricas. Según informó el Yellow Springs News, Lawry dijo que la cultura estudiantil es “tóxica” (“Lawry challenges campus culture; students troubled”, 28 de septiembre de 2006); empezó a reprimir el uso de las drogas y el alcohol, mandó censurar el periódico estudiantil por primera vez en su historia, y dirigió la suspensión de un alumno por usar palabrotas contra un administrador en un foro de la internet.

El consejo de administración dijo que decidió cerrar la universidad por falta de recursos financieros y la escasez de matriculados, y Lawry les echó la culpa de la falta de fondos a los estudiantes. En un artículo del New York Times el 23 de junio, señaló que la universidad “ya no se trata tanto de rigor intelectual sino de una experiencia política y social… El modelo es el campo de entrenamiento para la revolución”.

Hace poco un profesor me dio datos sobre la matriculación que demuestra que Antioch tenía la mayor cantidad de estudiantes precisamente durante los años más radicales de los años 60 y principios de los 70. Además, de 1983 a 2003 hubo una cantidad estable de 500 a 600 matriculados todos los años. En el 2003, Antioch anunció un plan de “renovación” que cambió los planes de estudios y los programas que combinan el trabajo con el estudio. Y de allí empezó el descenso en la cantidad de matriculados.

El Yellow Springs News informó que el consejo de administración contrató una compañía consultora para evaluar la viabilidad de la escuela. El informe de Gateway Consultants Group señala que el consejo de administración quería suspender las operaciones para darle tiempo para “una limpieza de los fantasmas que han acosado los esfuerzos de reclutamiento de Antioch desde los años 70”.

¿Por qué se sienten obligados a acabar con Antioch? De hecho, el capitalismo obra espontáneamente contra las instituciones como Antioch. No atrae programas como el Instituto de Biociencias de la Universidad de California en Berkeley, financiado por el monopolio global petrolero BP, y eso en sí desenmascara la naturaleza de la educación en esta sociedad. Y existen retos reales, como los $21 millones que, según el consejo, hacen falta para mantenerlo vivo.

Sin embargo, hay razones más fundamentales que las autoridades quieren cerrar Antioch o cambiarla drásticamente. Los comentarios sobre “cultura tóxica” y “fantasmas” demuestran que se trata de mucho más que los problemas financieros. Algo que hay que investigar a fondo son los vínculos de unos miembros del consejo de administración con las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia (ver el artículo adjunto).

En un editorial del New York Times, el exalumo de Antioch Michael Goldfarb apuntó contra todos los supuestos excesos y fechorías de los años 60. “Where the Arts Were Too Liberal” (Cuando las artes se pasaron de liberales, el 17 de junio) arremetió contra los programas de acción afirmativa que reclutaron a estudiantes negros y de otras nacionalidades oprimidas (y exageró con mucho su alcance) e hizo burla de un compañero de habitación que se preocupaba por su orientación sexual. Se quejó: “Para los miembros radicales de la comunidad, que cada vez se hacían oír más, el cambio no era suficiente ni suficientemente rápido”. De allí arremetió contra el paro de 1973 y el código de conducta sexual de los años 90.

En un comentario publicado el 16 de julio en muchos periódicos, como el Washington Post y Wall Street Journal, el columnista reaccionario George Will culpó al paro de 1973 por arruinar la universidad, y ridiculizó el Código para la Prevención de Delitos Sexuales.

Yo era uno de aquellos “miembros radicales de la comunidad, que cada vez se hacían oír más” en Antioch, inspirado en los años 60 y comienzos de los 70 porque al mundo le hacía falta un cambio radical. Una combinación de un espíritu inquieto de rebeldía contra todo lo anticuado con debate y discusión ricos y constantes sobre la posibilidad de una sociedad diferente convirtió ese período en uno de los más estimulantes e innovadores del siglo 20. Antioch abría un espacio para toda esa orientación de oponerse a lo reaccionario con un método que fusiona un espíritu de investigación irreverente y la acción concreta. Los que detentan el poder vilipendian y calumnian a Antioch por esa historia, y porque la defienden muchos exalumnos, alumnos y profesores.

Pero no solo amenazan con extinguir la historia de Antioch. Hoy su destino y significado social son tema de las “guerras culturales”. El contexto de los ataques a Antioch y sus alumnos es la embestida contra el pensamiento crítico y disentimiento en las universidades por parte de figuras de peso como David Horowitz, un ideólogo derechista con fuertes vínculos a fuerzas de la clase dominante cerca de Bush, y el American Council of Trustees and Alumni (Consejo estadounidense de consejos de administración y exalumnos), cuyo co-fundadora es Lynne Cheney, esposa de Dick Cheney. Bajo la bandera de la “libertad académica”, Horowitz ha iniciado ataques contra profesores como Ward Churchill, que hace poco despidieron de la Universidad de Colorado. De igual manera, la Universidad DePaul de Chicago negó la titularidad al profesor Norman Finkelstein por su oposición a Israel. En los últimos años, Horowitz ha atacado a Antioch en su website.

Estos sucesos no son casuales ni al azar. Recomiendo mucho que todos lean “Advertencia: La nazificación de las universidades estadounidenses” en Revolución #81 (en línea en revcom.us), que describe una ofensiva sistemática para limpiar las universidades de pensadores, clases, profesores y alumnos disidentes. La meta es restringir la expresión aceptable y sofocar todo pensamiento, investigación y debate que desafíe y refute la narrativa oficial de la historia estadounidense y de la desigualdad y el desequilibrio del mundo actual. Como advierte “Advertencia…”, si gana este programa reaccionario, “las universidades terminarán preparando a estudiantes que tendrán muy poca (o ninguna) oportunidad de pensar críticamente para vivir en una sociedad cualitativamente más represiva que lo que se haya visto en este país”.

Los de arriba siempre han considerado como subversiva la tradición de Antioch de enseñar el compromiso al mejoramiento de la humanidad, en vez del moral capitalista de “primero yo y que se jodan los demás”. En el clima de “o estás con nosotros o estás con los terroristas” desde el 11 de septiembre de 2001, consideran lo que Antioch representa como un peligro para su “patria” e imperio global.

La lucha en defensa de Antioch

¡Oponerse al cierre de Antioch!

Hace poco el consejo de administración anunció que celebrará una audiencia pública en Cincinnati el 25 de agosto para explicar la decisión de cerrar la escuela. El presidente del consejo, Art Zucker, la reafirmó. Los grupos de exalumnos por todo el país han trazado planes para ir a la audiencia y expresar su oposición. Además, están organizando actividades en varias ciudades durante el "Fin de semana de apoyo a Antioch College" del 17 al 19 de agosto. (hay más información en: http://chapters.antiochians.org/)

Los exalumnos, alumnos y profesores de Antioch han manifestado su fuerte oposición e indignación ante el plan de cerrarla. Durante una reunión anual a fines de junio, unos 500 exalumnos iniciaron una lucha contra la decisión. Acribillaron a preguntas a miembros del consejo de administración y los directores y crearon una organización para demandar que revoquen la decisión. Recaudaron casi medio millón de dólares en promesas y donaciones en el acto.

Bob Devine, profesor y expresidente de Antioch, y otro maestro escribieron una carta a Lawry el año pasado que decía: “Nos es incomprensible decir que nuestros alumnos son una ‘cultura tóxica’. Los alumnos que hemos enseñado, aconsejado y con quienes hemos participado en varios comités son unos de los individuos más nobles, entregados, compasivos, concienzudos y comprometidos con la comunidad a quienes hemos conocido”. Devine escribió: “La cultura más ‘tóxica’ que he experimentado durante los años recientes ha sido la cultura administrativa”. (A finales de julio Lawry anunció que renunciará la presidencia a fines del año en curso. No ha dicho por qué).

El consejo de administración tiene planeado volver a abrir la universidad en el 2012, con una nueva base financiera y plan de estudios. Pero hay mucha desconfianza entre los exalumnos, alumnos y profesores de que un “nuevo” Antioch continúe su misión. Los exalumnos están formando comités en muchas partes del país para movilizar la opinión pública y los recursos financieros para mantenerla abierto con los valores intactos. Pero el consejo de administración ha reiterado la decisión de “suspender” las operaciones.

Sería un enorme revés para el pueblo si llegara a cerrarse una institución como Antioch. Por otro lado, si los exalumnos, profesores, estudiantes, trabajadores y simpatizantes de Antioch libran una contraofensiva vigorosa, podría impedir el cierre y también movilizar a más gente a sumarse a la batalla crucial de defender el pensamiento crítico y el disentimiento, en las universidades y en la sociedad en general. Hay más información en www.antiochians.org, el sitio de exalumnos de Antioch dedicados a impedir el cierre.

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond