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Revolución #98, 19 de agosto de 2007



Una historia breve, brutal e inquietante del penal de Jena, Louisiana… y el plan de volver a abrirlo

En Jena, Louisiana, unos estudiantes blancos racistas colgaron dogales de un árbol y seis estudiantes negros podrían pasar muchos años en la cárcel por una pelea en el patio de la escuela (ver el artículo sobre Jena). Pero estas no son las únicas infamias en Jena: además, están construyendo un nuevo penal para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) con cupo para 1,160 migrantes.

Debido al funcionamiento de este sistema capitalista, centenares de miles de personas no pueden subsistir en su país; arriesgan la vida y muchas veces tienen que abandonar la familia para ir a Estados Unidos en busca de trabajo. Aquí las cazan, las arrestan y las deportan, y separan a muchos padres de sus hijos. Ahora, las meterán en el nuevo penal de Jena.

Louisiana tiene el mayor índice de encarcelamiento del país: 816 presos sentenciados por cada 100,000 habitantes. Los negros son el 32% de la población estatal pero son el 72% de los presos.

El nuevo penal de ICE estará en un centro correccional juvenil cerrado. La compañía Wackenhut Corrections Corporation abrió el centro a mediados de la década pasada. Poco después una investigación de varios penales de Wackenhut sacó a la luz el maltrato generalizado de los presos, con abuso sexual, violación de las jóvenes y uso excesivo de la fuerza. Cuando el programa "60 Minutes" de la red televisiva CBS informó sobre el maltrato de los presos por todo el país en mayo del 2000, el centro de atención fue el centro juvenil de Jena.

Cuando el Proyecto de Justicia Juvenil de Louisiana entabló una demanda, el Departamento de Justicia federal tuvo que investigar el Centro Correccional Juvenil de Jena y concluyó: "Los menores encarcelados en Jena viven en un ambiente peligroso, violento e inhumano". El Departamento de Correcciones de Louisiana se apoderó del centro en el 2005, después del huracán Katrina, y trasladó a presos evacuados de Nueva Orleáns. Estos son los mismos presos que inicialmente dejó cerrados en las celdas inundadas.

Un comunicado de prensa del grupo de derechos humanos Human Rights Watch dice: "Los presos de Jena dicen que los carceleros los esposaban y les daban palizas y patadas. Además, dicen que los obligaban a arrodillarse varias horas y que cuando caían, los golpeaban. Dicen que los carceleros rociaban las paredes con un producto químico como mace y les empujaban la cara contra la pared. Cuando unos presos se enfermaron y vomitaron, los carceleros les refregaron la cara y cabello en el vómito, agregaron".

El gobierno se vio obligado a cerrar el penal, pero ahora lo volverá a abrir. La horrible historia del penal de Jena continuará y esta vez los migrantes serán las víctimas. Han pegado afiches en Jena que ofrecen trabajos en el penal y el Jena Times publicó un anuncio publicitario. Es una infamia más que este sistema, que no tiene futuro para los jóvenes negros y muchos otros habitantes de Jena, quiere reclutarlos como carne de cañón del ejército o carceleros para reprimir a los migrantes.

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