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Revolución #100, 9 de septiembre de 2007



Carta:

Día de resistencia y recuerdo en Harlem

El miércoles pasado, en el segundo aniversario del huracán Katrina, docenas de personas fueron a una esquina de Harlem para un día de resistencia y recuerdo. La víspera, yo y docenas de aspirantes a revolucionarios pasamos toda la noche haciendo pancartas que decían "Libertad para los 6 de Jena" y "Todo este sistema del carajo es apestoso y podrido". En la tarde pusimos una mesa con ejemplares de Revolución y el afiche "Se busca", con las fotos de Bush y otros de su gobierno y los crímenes que cometieron contra la gente de Nueva Orleáns.

Unos camiones y carros pararon para vernos y tocar el claxon al leer la manta más grande que teníamos, que decía: "Harlem dice: Jamás olvidaremos o perdonaremos lo que pasó tras Katrina. Toca el claxon por Nueva Orleáns".

Muchos se nos acercaron con el puño en alto. Muchos también llevaron afiches "Se busca" para pegar e hicieron contribuciones. Los exhortamos a quedarse con nosotros por la urgencia y la necesidad de que cambiemos las cosas hoy mismo y por la posibilidad de construir un mundo diferente. Muchos hicieron suya la convocatoria y se quedaron cinco minutos, media hora o el resto del día, y ahora están movilizando a otros.

Una señora negra de mediana edad sabía que íbamos a estar ahí porque vio el volante la víspera y pasó la tarde con nosotros. Miró las pancartas para ver cuál quería llevar y paró cuando llegó a la de los 6 de Jena porque no sabía quiénes eran. Cuando se enteró de que se trataba de seis jóvenes negros que podrían ir a la prisión por décadas por oponerse a la discriminación racista y de que unos racistas colgaron dogales de un árbol, la escogió. Durante el día hizo agitación sobre los 6 de Jena: "Hace 30 minutos no sabía nada de esto, pero ahora tú también lo sabes y debes quedarte aquí conmigo y ser parte de esto". Dos personas aceptaron la invitación.

Un señor sudasiático, que trabaja con una iglesia progresista de Harlem, levantó un afiche y comparó la situación de Nueva Orleáns a Indonesia y el sur de Asia tras el maremoto de diciembre del 2004. Le dijo a otro de Bangladesh que no se trata de gente negra allá, sino que es un problema para todos los afectados por este sistema en todas partes del mundo y uno no puede hacerse el que no ve.

Unos trajeron a sus hijos y les dieron marcadores para que fueran parte del día por el tiempo que podían. A nuestro equipo nos inspiraron todos aquellos que se plegaron al día de resistencia y que lo hicieron con tanta pasión, conscientes de la urgencia, y que hicieron interrogantes contundentes.

Quienes pasaban por la esquina de la avenida Frederick Douglass con la muy famosa calle 125, vieron a gente en ambos lados de la calle, airadas e indignadas por la amarga injusticia que ocurrió hace solo dos años, pero también alegre de oponer resistencia a los crímenes de este sistema.

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