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Revolución #106, 28 de octubre de 2007


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¿Una forma en que los migrantes pueden "salir de las sombras"?

El gobierno de Estados Unidos dice: Hazte carne de cañón

Jesús Suárez del Solar, un soldado de primera clase de la Infantería de la Marina en Irak, murió el 27 de marzo de 2003 cuando pisó una bomba de dispersión estadounidense. Su padre, Fernando Suárez, ahora es activista antibélico que critica fuertemente al gobierno. Le echaron de la Convención Nacional del Partido Republicano de 2004 en Nueva York porque levantó un cartel que decía: “Bush mintió y mi hijo murió”.

Fernando Suárez dice que los reclutadores militares de Estados Unidos le hablaban a su hijo cuando tenía 13 años... y vivía en Tijuana, México. Los padres de Jesús, pensando que iba a recibir una educación mejor en Estados Unidos, vendieron su lavandería y se mudaron a Escondido, una ciudad cerca de la frontera en California. Matricularon a Jesús en una escuela conocida por su alto rendimiento académico, pero los reclutadores le persuadieron transferirse a una escuela para “adolescentes difíciles”, con menos requisitos y menos tiempo para graduarse.

Jesús tenía 17 años cuando se graduó. Todavía era demasiado joven para alistarse, así que su padre firmó los documentos de reclutamiento. Tenía solo 20 años cuando murió en Irak, peleando en la guerra inmoral e ilegal del gobierno de Bush.

Hablando de la manera en que los reclutadores les engancharon a su hijo y a otros jóvenes de México y de los barrios pobres de este país, Fernando dijo: “En mi opinión, eso es muy inmoral”.

Ante la necesidad de mantener la familia aunque viven “en las sombras”, muchos migrantes han encarado este dilema de tener que mandar a los hijos a la guerra a cambio de la posibilidad de regularizar su situación, o evitar ser agarrados en la calle, la casa o el trabajo y terminar deportados.

¿Qué clase de sistema obliga a escoger entre dos opciones tan crueles? Los imperialistas estadounidenses, y otras potencias imperialistas, recorren el mundo, saquean los recursos y superexplotan a miles de millones de personas (entre ellas niños obligados a trabajar como esclavos), e imponen su dominación con amenazas, invasiones y ocupaciones militares. Estos imperialistas tergiversan y arruinan economías y aplastan la vida de los pueblos, como en México, donde el capital estadounidense ha devastado la agricultura y expulsado a millones de personas a buscar trabajo al otro lado de la frontera para comer y mantener a la familia. Y si no mueren al cruzar la frontera, los acechan la Migra y los paramilitares, y los demonizan como “criminales” y “amenazas a la seguridad nacional”.

Y ahora, estos mismos imperialistas les ofrecen a los jóvenes una “salida”: ¡arriesgar la vida y maltratar y matar a los iraquíes y gente de otras partes que se encuentran ante la mismísima situación! Como a Jesús Suárez del Solar, a estos jóvenes les dicen: Si te alistas en las fuerzas armadas y vas a pelear por el imperio, te daremos la posibilidad de ser “buen ciudadano estadounidense”.

La “Dream Act”

Los problemas que ha tenido el gobierno al reclutar a suficientes soldados lo ha llevado a ampliar su base de reclutamiento para incluir a todos sectores de las nacionalidades oprimidas, hasta los que están aquí “ilegalmente”. Por un lado, el gobierno quiere restablecer una provisión de la reforma integral de inmigración que fracasó en el Senado en junio. La dizque “Dream Act” (Ley de Desarrollo, Ayuda y Educación para Menores de Edad Extranjeros) se conoce principalmente por el camino a la legalización, y posiblemente la ciudadanía, que ofrece a los indocumentados que reciben un título por terminar dos años de universidad o que terminan dos años de su carrera de licenciatura.

Pero la “Dream Act” tiene otra provisión menos conocida: la misma posibilidad de legalización se ofrece también a los indocumentados que se alistan por un mínimo de dos años en las fuerzas armadas y han vivido en Estados Unidos por un mínimo de seis años antes de su reclutamiento. Ahora es parte del proyecto de ley del presupuesto militar que pronto se votará en el Congreso. El senador Dick Durbin de Illinois, un copatrocinador de la provisión, dijo que adjuntarla al proyecto de ley fue un acto apropiado porque “pretende solucionar una crisis de reclutamiento muy profunda de nuestras fuerzas armadas”.

El Chicago Tribune publicó un editorial el domingo 14 de octubre titulado “Un sueño de reclutadores”, que dice: “Haz servicio militar y acelera la ciudadanía”. Continúa: “El periódico Army Times informa que los oficiales militares responsables de la política de reclutamiento y personal califican la medida de ‘muy atractiva’”.

En junio, Durbin dijo: “Resulta que muchos funcionarios del Departamento de Defensa creen, como yo, que la Dream Act es una parte importante de asegurar que tengamos a jóvenes talentosos listos para cumplir el servicio militar”. La propuesta tiene amplio apoyo bipartidista en el Congreso.

El imperialismo estadounidense siempre ha aprovechado la promesa de ciudadanía para enganchar a los migrantes a ser carne de cañón. Esta campaña más reciente empezó poco después del 11 de septiembre del 2001 cuando Bush firmó la orden ejecutiva 13296, que prometió reducir el tiempo necesario para hacerse ciudadano si los migrantes cumplieran el servicio militar.

Según el Pentágono, hay unos 35,000 soldados que no son ciudadanos en las fuerzas armadas y cada año unos 8,000 se alistan por la posibilidad de obtener la ciudadanía. El gobierno calcula que si se aprueba la Dream Act, unos 750,000 jóvenes indocumentados calificarían para ser reclutados (Boston Globe, 16 de junio).

El berrinche de gente como Lou Dobbs y el representante (y candidato presidencial) Tom Tancredo se oye a todo volumen en la radio, donde tildan a los indocumentados de “criminales” y peor, pero la idea de tener a cientos de miles de jóvenes que podrían enviar a matar y morir por este imperio les ha hecho pensar dos veces hasta a las fuerzasopuestas a todo camino a la legalización. El Boston Globe cita al ex general de la Fuerza Aérea Thomas McInerney, identificado como “analista militar y comentarista conservador”, quien dice que la Dream Act “…no es perfecta, pero es mucho mejor que otras ideas que he oído respecto a una nueva condición migratoria para los ilegales”.

Reclutan a jóvenes oprimidos

Pase lo que pase con la “Dream Act”, los reclutadores militares ya tienen a los jóvenes migrantes y de las comunidades oprimidas en las miras. El 15 de octubre, el distrito escolar de Chicago estableció la primera escuela pública dirigida por la Infantería de la Marina. Unos días más tarde, se anunció que en 2009 se abrirá una preparatoria de la academia de la Fuerza Aérea. Chicago ya tiene el mayor programa de cadetes juveniles del país. Las cinco academias militares del distrito tienen más de 11,000 estudiantes, la mayoría de comunidades de nacionalidades oprimidas de bajos ingresos y con grandes concentraciones de migrantes.

Los Ángeles es otra ciudad que es enfoque de reclutamiento debido a su gran población latina. Arlene Inouye, profesora de la prepa Garfield del Este de Los Ángeles, dijo: “Todo mundo sabe que los reclutadores ofrecen tarjetas verdes [residencia permanente]” a los jóvenes que se alistan en las fuerzas armadas.

Reclutan a mercenarios por todo el mundo

Los fríos cálculos sobre el reclutamiento de los que no son ciudadanos no se limitan a los que viven en Estados Unidos. Estos imperialistas quieren ser la nueva Roma. Prevén un tipo de “legión extranjera” que complementaría los ejércitos de mercenarios, como Blackwater, que ya emplean en muchas partes del mundo. Están siguiendo los pasos del imperio romano, que llevaba a gente de los pueblos conquistados a pelear en tierras lejanas; o Francia, con su notorio Legión Extranjera; o Inglaterra, que reclutaba a soldados nepaleses, los gurkhas, para su ejército... hoy el gobierno estadounidense quiere forjar un ejército de los pueblos colonizados para pelear en muchos frentes.

El 19 de octubre de 2006, el Washington Post publicó un artículo de Max Boot, del Consejo sobre Relaciones Extranjeras, y Michael O’Hanlon, del Instituto Brookings, que propuso exactamente eso: “A pesar del creciente antiamericanismo, la ciudadanía estadounidense es todavía una de las mercancías más codiciadas del mundo, así que no habrá escasez de voluntarios. Como el dominio del inglés presuntamente será importante para los que se alistan, podríamos centrarnos en el sur de Asia, los países de habla inglesa de África, y partes de Latinoamérica, Europa y el este de Asia (sería lógico hacer reclutamiento en Filipinas), donde es común hablar inglés como segundo idioma. Hay más de dos mil millones de personas en esas regiones, y decenas de millones que llegan a la edad militar cada año”.

Tal es el pensar de gente que quiere un imperio indiscutible e indisputable, y que ha declarado que está librando una guerra sin fin para ganarlo.

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