Issue and Date


Revolución #106, 28 de octubre de 2007


Número actual  |   Números Anteriores  |   Bob Avakian  |   PCR  |   Temas  |   Comunícate

Respuesta a Heather Mac Donald sobre el "crimen de negros contra negros"


El crimen y el castigo... y el capitalismo

Heather Mac Donald es una “autoridad” de grueso calibre en justicia penal y crimen. Ha sido secretaria de jueces federales, ha publicado editoriales en periódicos importantes y ha dado testimonio ante el Congreso. Tiene conexiones con Rudolph Giuliani, quien fue alcalde de Nueva York y ahora es el candidato preferido de los republicanos para la presidencia. Además, sus ideas ideológicas y políticas están de acuerdo con su agenda. Mac Donald también es comentarista “experta” para los canales Fox News y CNN.

A raíz de la histórica protesta del 20 de septiembre de libertad para los 6 de Jena, en Jena, Louisiana, Mac Donald escribió un artículo titulado “The Jena Dodge” (El truco de Jena), una versión intelectual del contraataque desencadenado tras la protesta, en el que dice que aun si los 6 de Jena fueran víctimas de la “justicia” racista y desigual, el problema en Estados Unidos no es la criminalización de los negros sino que los criminales negros están fuera de control. Este artículo, del City Journal (25 de septiembre de 2007), está en el portal Frontpage, de David Horowitz, que está encabezando el ataque contra el pensamiento crítico en las universidades.

“Justicia” desigual y criminalización

Mac Donald ataca a los que llama un “ejército de victimólogos raciales y sus patrocinadores de la prensa” y dice que los partidarios de los 6 de Jena están esquivando el verdadero problema de los negros: el crimen y en especial los elementos criminales negros. Mac Donald dice:

“Aun si tuvieran mérito las peores interpretaciones de los acontecimientos (del caso de los 6 de Jena), la enorme publicidad internacional que ha recibido este pequeñito pueblo parece fuera de proporción con respecto a la causa, a no ser que Jena represente un problema más generalizado. La idea de las protestas y su explotación por los políticos es que de la misma manera que les amontonaron cargos excesivos a esos cinco jóvenes, los cientos de miles de negros en las cárceles también son víctimas del maltrato sistemático. Si no fuera por el racismo institucionalizado, la población de presos negros sería mucho más pequeña”.

Luego Mac Donald afirma: “Esta es una queja añeja, para la cual nunca se han presentado pruebas”.

Pero la verdad es que sí se han presentado pruebas. Una y otra vez. Ella misma cita un ejemplo (después de decir que no hay pruebas del racismo institucionalizado en el sistema penal): “La prueba común que apoya la acusación de que las leyes penales discriminan contra los negros son las sentencias más severas para los que venden o poseen cocaína crack que cocaína en polvo”.

Los estudios reconocen que a los que arrestan por cocaína crack, por lo general pobres y negros, los condenan con más frecuencia y los sentencian a más años de cárcel que a los que arrestan por cocaína en polvo, por lo general blancos y adinerados. Esto es un claro ejemplo de discriminación racial, ¡pero Mac Donald dice que eso se debe a que el sistema se preocupa más por los negros! Y que estas sentencias tan disparejas representan “el sincero intento de proteger a las víctimas del crack, que son principalmente negras, y no castigarlas”. ¡¡¡No penalizarlos!!! La racista “guerra contra la droga” es una de las principales razones por las que hay tantos negros en los penales. Mandan a más negros a cumplir sentencias en las prisiones estatales por delitos de droga (38%) que por delitos violentos (27%). (Human Rights Watch)

Varios estudios han demostrado que la discriminación sistemática y el racismo resultan, incuestionablemente, en “justicia desigual”, con sentencias más severas, promedios más altos de encarcelamiento y constante hostigamiento, brutalidad y asesinatos policiales. Citemos unos ejemplos:

* Un estudio de Pensilvania concluyó que cuando son parecidos los factores como la gravedad del delito y los antecedentes penales, “es el 38% menos probable que sentenciarán a los blancos de 18 a 29 años de edad a la cárcel que a los negros de la misma edad”. (Fuente: The Sentencing Project, “Drug Policy and the Criminal Justice System,” April 2001)

* Los afroamericanos son el 13% de todos los que usan drogas pero el 35% de los arrestados por posesión de drogas, el 55% de los condenados y el 74% de los sentenciados a la prisión. (Fuente: The Sentencing Project, “Drug Policy and the Criminal Justice System”, abril del 2001)

* Los jóvenes negros tienen cuatro veces más probabilidad de ir a parar a la cárcel que los blancos por el mismo delito. Con respecto a los delitos de droga, los negros tienen 48 veces más probabilidad y los latinos nueve veces más de ir a parar a la cárcel que los blancos. (Fuente: “America’s Cradle to Prison Pipeline”, Informe de Children’s Defense Fund)

¿Y qué de la sistemática CRIMINALIZACIÓN de la juventud negra, que Mac Donald ni siquiera menciona? La policía los para y hostiga rutinariamente simplemente por estar en la calle con sus amigos. Millones de negros viven a diario con el temor de que los paren cuando están manejando, simplemente por ser negros. Las escuelas parecen cárceles donde tratan a los jóvenes como si fueran sospechosos o criminales. Las leyes de tres strikes mandan a la cárcel injustamente a los jóvenes por décadas y a veces por el resto de la vida.

* En 1954, había 98,000 negros en las cárceles; 50 años después, en el 2004, había 910,000, casi 10 veces más.

* En el 2006, la policía de Nueva York paró y registró a más de medio millón de personas, más de 1,300 al día. Las razones que más dieron los policías fueron: “Estaban en una zona de mucho crimen” o “cuadraban con la descripción del sospechoso”. El 55.2% fueron negros y el 30% latinos. Menos del 10% de las veces los arrestaron o multaron. La policía para a manera de rutina a los jóvenes negros por poca o ninguna razón; los saca del carro, los somete a cacheos crueles y humillantes, o sea, los hace arrodillarse y “besar el pavimento”. Todo esto no solo apunta a degradar y romper el espíritu; además, en un abrir y cerrar de los ojos, se puede convertir en otro caso de brutalidad y asesinato policial.

* Entre 1995 y el 2000, hubo casi 10,000 quejas de uso de fuerza excesiva por la policía en Estados Unidos, el 47.5% contra afroamericanos.

Mac Donald racionaliza y defiende la discriminación y la supremacía blanca con la mentira de que Estados Unidos “se ha deshecho de su pasado racista”. Dice: “Abundan las oportunidades económicas para que los negros, con tal que se mantengan fuera de problemas, estudien y que se apliquen, pero son pocos los que aprovechan esas oportunidades”.

¿Pero qué dice sobre las verdaderas oportunidades económicas de los jóvenes negros cuando estudio tras otro comprueba que hay discriminación en el empleo? En un estudio en Milwaukee, un grupo de negros y blancos, con educación y trabajos anteriores parecidos, se entrevistaron para el mismo trabajo. El resultado demostró que era dos veces más probable que los patrones contrataran a los blancos que no tenían antecedentes penales que a los negros que no tenían antecedentes penales. ¡Y que era MÁS probable que contrataran a los solicitantes blancos que dijeron que tenían antecedentes penales que a los negros que dijeron que no los tenían! En otro estudio, Greg Kelly y Jamal Jones, dos solicitantes con requisitos parecidos, respondieron por escrito a anuncios clasificados en Chicago y Boston. Jamal tuvo menos del 50% de probabilidad de que le dieran una primera entrevista debido a su nombre.

Y en casi todo aspecto, ya sea empleo, servicios médicos, vivienda, educación, etc., estudio tras estudio ha demostrado que la discriminación y la desigualdad persisten y se están agravando. (Para ejemplos de esto ver The Covenant with Black America, Tavis Smiley, editor)

La mala metodología de Mac Donald

¿Y el argumento de Mac Donald de que “los hombres negros están en la cárcel no por el racismo sino por su propio comportamiento”?

El argumento básico es: hay un alto promedio de crimen entre los negros así que el problema son los criminales negros que cometen los crímenes. ¡Este es un argumento circular no explica nada y no arroja nada de luz sobre el problema! No contesta la pregunta: ¿POR QUÉ hay un alto promedio de crimen entre los negros? ¿POR QUÉ cometen delitos tantos los jóvenes negros? Mac Donald quiere empezar en medio de la historia. Se niega a mirar a toda la historia y cómo las cosas han llegado a tal punto. Solo ve los efectos y las síntomas, y no las causas.

Para verdaderamente entender el “crimen de negros contra negros” —para entender este problema y la solución— necesitamos una vista panorámica y un punto de vista materialista. ¿Cuáles son los factores económicos y sociales de este fenómeno? El funcionamiento del sistema le impone a la gente toda clase de cosas y le ofrece un menú restringido del cual solo se puede escoger entre lo malo y lo peor. Luego, el sistema (y gente como Bill Cosby) le culpa a la gente misma por las condiciones en las que el sistema las tiene.

No es que hay un montón de jóvenes negros que por su “naturaleza” se ven atraídos a una vida de crimen y violencia. No estamos hablando de una comunidad con ALTOS niveles de empleo que se dedica a la actividad criminal. No, hay enormes factores económicos y sociales que han hecho que esa “alternativa” —que en realidad no es alternativa— sea una manera racional de tratar de subsistir. El escritor conservador Edward Luttwak, ha­blando del hecho de que muchos jóvenes negros jamás conseguirán trabajo en toda la vida, concluyó que para muchos de ellos el crimen es una “alternativa racional”. (Turbo Capitalism)

Tenemos que analizar las consecuencias de la extrema globalización del sistema capitalista en los últimos 50 años. Se han dado grandes cambios en la manera de acumular capital y explotar a la gente. Eso ha llevado a que el sistema capitalista no necesita a los proletarios negros como los necesitaba en los años 50, 60 y 70. Para el sistema, enormes sectores de los negros son prescindibles. En esa situación ha crecido el fenómeno del “crimen de negros contra negros”.

Desindustrialización y menos opciones

En las últimas dos décadas se han dado enormes transformaciones en la manera en que los capitalistas estadounidenses acumulan el capital. La producción y el montaje se hacen en fábricas por todo el mundo. Por los avances tecnológicos, muchos empleos requieren más capacitación, educación y habilidad. Y muchos trabajos ya no existen debido a los cambios tecnológicos.

También tenemos la mayor y extrema globalización de la producción, en la que la búsqueda de la mayor ganancia abarca un mercado mundial de mano de obra. Los trabajadores negros no especializados se encuentran ante una situación en la que los capitalistas pueden superexplotar a migrantes o trasladar sus empresas a otros países. Este sistema pone a los negros y los migrantes a “competir” sobre cuál de ellos va a explotar. Y las empresas que buscan mano de obra barata y trabajadores “obedientes” contratan a los migrantes que, debido a su precaria situación, tienen que aceptar salarios sumamente bajos y horripilantes condiciones de trabajo.

Al nivel más bajo de la población activa de Estados Unidos hay gran competencia por empleos que pagan poco y donde hay mucha renovación del personal, aunque no ofrecen ninguna posibilidad de prosperar. Para millones de trabajadores negros eso ha significado un dramático decaimiento de oportunidades. Y para un enorme sector de las masas negras, especialmente para la juventud, eso ha significado que les han cerrado las puertas de un portazo a cualquier posibilidad de tener un futuro decente.

Las ciudades estadounidenses han experimentado la desindustrialización, o sea, los capitalista han trasladado los trabajos a los suburbios o a otros países. Desde fines del año 2000, en Estados Unidos han eliminado tres millones de empleos de fábrica, lo cual ha impactado enormemente a las comunidades negras de las ciudades. En las décadas después de la II Guerra Mundial, millones de negros migraron del Sur a las ciudades por todo el país, donde podían conseguir trabajos industriales. Por ejemplo, en la industria automotriz, en 1947, 550,000 trabajadores fabricaron tres millones de vehículos, y en 1972, 750,000 trabajadores fabricaron ocho millones de vehículos. En 1970, en Detroit, aproximadamente la quinta parte de los trabajadores de las fábricas automotrices eran negros, y la mayoría eran hombres jóvenes. La discriminación era descarada: casi todos los superintendentes, capataces y trabajadores capacitados eran blancos. Pero la industria automotriz, así como otras industrias, les ofrecían a los trabajadores negros estabilidad de trabajo, capacitación y aun la posibilidad de conseguir una posición que pagara mejor.

Esa clase de trabajo prácticamente ha desaparecido de las ciudades. ¿Y qué ha significado eso para el pueblo negro? Piensen en las alternativas que tiene un hombre negro de 20 años en Chicago o Detroit. En las ciudades casi no hay trabajos que pagan bien para los que tienen poca capacitación. Las escuelas de los barrios pobres no dan capacitación adecuada. Si uno ha estado preso, es poco probable que le den trabajo. En los suburbios hay unos empleos de manufactura, pero la discriminación en la vivienda es un obstáculo para los negros que quieren vivir en esas comunidades. Tampoco hay buen transporte público para ir al trabajo, siempre y cuando se lo puede conseguir. Y si manejas al trabajo, corres el riesgo de que te paran simplemente porque eres negro y estás en un barrio blanco. Y muchos trabajos simplemente ya no existen; las fábricas que había en una ciudades estadounidenses ahora están en otros países, donde pueden pagar salarios mucho más bajos.

Otro factor en este panorama es que los empresarios no quieren contratar a los negros. Históricamente, los negros han tenido cierta rebeldía y desafío, y muchos patrones racistas no quieren contratar a lo que para ellos son posibles “buscapleitos negros”. No es que la gente no quiere trabajar, sino que no quiere trabajar por salarios de hambre y no acepta el racismo y la degradación de los patrones, otros trabajadores y clientes. Thomas Rush, un camarero, lo explicó así: “A todos los miro en los ojos. No miro hacia abajo ni hacia arriba. Se acabaron los días de andar arrastrando los pies”. Un estudio de empleo realizado en Chicago entre 1989 y 1990 concluyó que muchos patrones “descartaron a jóvenes negros que buscaban trabajo por ser demasiado pobres, carentes de educación y mal dispuestos para los rigores del trabajo de la oficina moderna”. (American Work—Four Centuries of Black and White Labor, Jacqueline Jones)

Las oportunidades de trabajo para los jóvenes negros hoy son peores que hace dos generaciones. Un joven de 20 años tiene más probabilidad de trabajar en un restaurante de comida rápida, un lote de estacionamiento o Wal-Mart: trabajos ine­stables, de salario mínimo, sin posibilidades de capacitación y de progresar. Para el patrón son desechables. Ese tipo de trabajo no solo es degradante sino que no paga lo suficiente para subsistir. Y de ninguna manera se puede decir que ofrece una “salida” de la pobreza. Por eso dicen que el crimen es "una alternativa razonable".

Veamos el ejemplo de la comunidad negra de Camden, New Jersey, a mediados de los años 90: cerró el astillero militar Philadelphia así como la fábrica de Campbell Soup, y varias empresas electrónicas. La tasa de desempleo subió al 20% y dos tercios de los residentes ya estaban recibiendo asistencia pública. En 1995, la ciudad tenía el más alto promedio de homicidios del estado. Lonnie Watkins, residente de Camden, señaló: “Si no hay trabajo la gente va a vender droga. Y si así se va a ganar uno la vida, entonces tendrá que proteger su negocio de la manera que sea, ¿entiendes?” (American Work)

La gente quiere trabajar, basta con ver que siempre que una gran tienda o un hotel anuncia que va a contratar, miles y miles de negros hacen cola para obtener una solicitud. Hace poco, en Newark, New Jersey, la Prudential Center Arena anunció que habría posiciones para 1,200 empleados: conserjes, cantineros, cocineros, etc., casi todos trabajos de medio tiempo que no ofrecen prestaciones. El primer día, el 6 de septiembre, más de 3,000 personas, casi todos negros, hicieron cola para solicitar trabajo.

El “encarcelamiento” de la comunidad negra es otro factor que contribuye al “crimen de negros contra negros”. Una enorme cantidad de negros van a la cárcel. En unos casos los guardias y administradores organizan peleas de “gladiadores” entre los presos e imponen una cultura de mata o te matan. Luego los deja salir a la sociedad ya inculcados de la mentalidad del sistema, lo cual lleva a tiroteos por cualquier cosa, lo cual es una expresión de lo que el sistema les ha hecho. En otros casos, la policía misma azuza el “crimen de negros contra negros” y mina los intentos de contenerlo. Después de la Rebelión de Los Ángeles en 1992, un organizador de una tregua entre las pandillas dijo en una entrevista: “Siempre andan gritando de que hay que ‘parar esa violencia’, pero apenas los chavos empiezan a acoger la tregua lo primero que hacen los policías es atacarlos. El sistema mismo ataca la tregua”.

Además hay otros factores sociales que se entrelazan en este panorama. Los recortes gubernamentales de todo tipo de servicios sociales. El deterioro de las escuelas. La falta de centros de recreación y programas después de la escuela. La persistencia de comunidades sumamente segregadas y desiguales. Todo esto —que NO es algo que la gente hace— TAMPOCO es algo que los negros “escogen”. Todo eso es parte de una estructura económica y social que limita las opciones y alternativas de los negros, y contribuye a que el crimen sea una “alternativa racional”.

Para millones de jóvenes negros esto no es algo que “escogen”. El sistema mete a millones de jóvenes negros en una situación desesperada y que está empeorando. A diario la desesperación y humillación los empujan al límite, y estallan con ira de maneras equivocadas el uno contra el otro y contra otras personas de las comunidades negras. Los medios, las escuelas, los políticos y las iglesias constantemente acosan, degradan y deshumanizan a los jóvenes negros, con el mensaje de que son inservibles y que la sociedad no los quiere.

Transformar el mundo y a la gente

Mac Donald se niega a reconocer que el “crimen de negros contra negros” es un horroroso crimen generado por el sistema mismo. Se niega a ver las causas más profundas y estructurales que causan el crimen en la comunidad negra. Se niega a comentar sobre el hecho de que a millones de jóvenes negros les han cerrado la puerta a los trabajos; que los tienen segregados, en comunidades que están en ruinas y que, si alguna vez tuvieron servicios sociales, ahora no los tienen; en las que la brutalidad y los asesinatos policiales son el pan de todos los días; en las que las escuelas, que parecen cárceles, dan el mensaje de que la juventud es inútil y no tiene futuro.

Es una infamia y enfurece que tantos jóvenes negros están en una situación en la que se ven obligados a matarse el uno al otro. Pero a Heather Mac Donald eso le importa un carajo; lo único que le importa es defender y reforzar este sistema que relega y limita a esos jóvenes a un futuro sin esperanza. Al igual que otros que le echan la culpa a las masas por los horrores que causa este sistema, o que son apologistas del sistema, tampoco tiene respuestas.

En una sociedad socialista, bajo la dictadura del proletariado, las masas populares participarán plenamente y de una manera general en la revolucionarización de todo aspecto de la sociedad. Se arrancará de raíz, y se luchará contra y se descartará, todas las relaciones sociales de explotación y degradantes del capitalismo, entre ellas todo lo que lleva al “crimen de negros contra negros”. Y será en ese proceso de emancipar a toda la humanidad que las masas populares podrán revolucionar y transformar el mundo y a sí mismas. Esa es una sociedad por la que vale la pena vivir y morir. Esa es la respuesta “positiva” a los horrores del “crimen de negros contra negros”.

Y ese es el reto que hay que poner ante los jóvenes que encaran esa horripilante situación: dejen de matarse entre ustedes y empiecen a luchar contra el sistema, a transformar a la gente en aras de la revolución. La masiva marcha de libertad para los 6 de Jena fue un reto para empezar a hacer precisamente eso. Esa es una de las razones por las que gente como Heather Mac Donald la atacó con tanta vehemencia. Y esa también es una de las razones por las que los que de veras quieren un cambio fundamental deben hacer avances en esta lucha y deben conectarla a la lucha por la revolución.

Fuentes:

American Work – Four Centuries of Black and White Labor, Jacqueline Jones, 1999

The Covenant with Black America, Tavis Smiley, editor, 2006

Black Picket Fences – Privilege and Peril Among the Black Middle Class, Mary Pattillo-McCoy, 2000

When Work Disappears – The World of the New Urban Poor, William Julius Wilson, 1997

 

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond