Issue and Date


Revolución #112, 16 de diciembre de 2007

Número actual  |   Números Anteriores  |   Bob Avakian  |   PCR  |   Temas  |   Comunícate


Reseña de libro:

Brother, I’m Dying de Edwidge Danticat

De un lector

“Escribo esto solo porque ellos no lo pueden hacer”, escribió Edwidge Danticat en su autobiografía excepcional Brother, I’m Dying (Hermano, yo muero) (Knopf, septiembre del 2007), que nominaron para recibir el Premio Nacional del Libro. Danticat cuenta lo que les pasó a su padre y tío, que murieron en un lapso de varios meses en el 2004 y 2005.

Mucho de lo que describe son experiencias que comparten millones de inmigrantes a Estados Unidos, de Haití, como Danticat, o de otros países: la separación de los familiares sin poder visitarlos, dejar la casa y encontrarse en un lugar extraño que a menudo los trata como si fueran criminales.

Su padre salió de Haití cuando Danticat tenía cuatro años. Dos años más tarde, cuando su madre fue con su esposo en Nueva York, Danticat y su hermano fueron a vivir con su tío, Joseph, que los cuidó durante ocho años hasta que ellos también fueron a Estados Unidos.

En el 2004, cuando las tropas de la ONU llegaron a Haití para “restaurar el orden”, Joseph trató de irse. Brother, I’m Dying pinta un cuadro vívido del papel asesino de las tropas de la ONU en Haití, que deben leer todos los que piensen que una intervención de la ONU puede resolver los problemas del mundo.

Joseph, que tenía 81 años, tenía visa para ir a Estados Unidos. Pero la migra lo arrestó en el aeropuerto cuando dijo que no podía regresar a Haití y pidió asilo político. A Danticat le partió el corazón la noticia de que a Joseph lo enviaron al centro de detención Krome de Miami. Ella había ido a Krome un año antes como observadora de derechos humanos. Los detenidos le describieron las golpizas a manos de los guardias (a un preso le quebraron la espalda y lo devolvieron a Haití sin darle atención médica), el hacinamiento, el frío tan intenso que temblaban toda la noche y la comida que era más castigo que alimento.

“Hubo presos que me parecían menos del mínimo de 18 años para detenerlos en Krome”, escribió. “Unos parecían 14 o hasta 12 años de edad. ¿Cómo se puede estar seguro de la edad, le pregunté a un abogado de nuestra delegación, si no tienen acta de nacimiento o papeles? Me contestó que determinan la edad por los dientes. Me hizo pensar en la agonía de las subastas de esclavos, donde les abrían la boca de los esclavos para determinar su valor y la condición de salud”.

A Joseph le confiscaron las medicinas; los guardias se burlaban de él y no le permitían tener contacto con la familia. Cuando se desmayó durante una audiencia, un médico lo acusó de fingir una enfermedad y a su hijo no le permitieron limpiar el vómito de la cara. Por fin se lo llevaron a un hospital, pero lo encadenaron a la cama. Murió en el centro de detención.

La muerte de Joseph no fue nada inusual. Por lo menos 65 personas han muerto en los centros de detención de la migra desde el 2004. “Pienso que esto pasa porque muy pocas personas, menos las que tienen seres queridos detenidos, saben que estos lugares existen”, dijo Danticat hace poco en una audiencia del Congreso sobre las muertes.

Pero Brother, I’m Dying es más que la historia de la muerte del tío. También es una celebración de la vida de su padre y tío y su lucha para subsistir con dignidad y amor en medio de las difíciles condiciones de Haití y Estados Unidos. Y es la historia de una joven que se crió en dos mundos distintos con dos familias.

Danticat recuerda que en Haití los niños fueron a visitar a la vieja Ganmé Melina para oír los cuentos. Describe cómo Joseph se hizo pastor en una zona pobre del país en 1957, después de que la toma del poder del dictador “Papa Doc” Duvalier, con el apoyo de Estados Unidos, hizo trizas sus esperanzas de lograr cambios por medio del sistema político existente.

Mira, el padre de Danticat, salió de Haití para ir a Nueva York en 1971 porque no podía mantener a la familia y por la represión del ejército privado de Duvalier, los Tonton Macoutes. En las cartas que escribió a Danticat y su hermano durante los ocho años de separación, no expresó todas sus emociones por miedo de dificultar la situación de sus hijos. Cuando llegó el día de su reunión, el jefe de Mira, un sastre, no le permitió salir temprano para ir al aeropuerto, así que se fue y se prometió nunca más trabajar para otra persona. Se hizo taxista y Danticat escribió que sufrió humillaciones diarias de sus clientes.

Uno de los pasajes más conmovedores del libro es la historia de Marie Michelene, otra hija adoptada por Joseph. El padre de Marie desapareció tras ir a la República Dominicana, donde a los trabajadores haitianos que cortan la caña de azúcar los tienen en condiciones que se parecen a la esclavitud. Cuando Marie se queda embarazada, Joseph la envía a otra ciudad para dar a luz porque teme que el embarazo cause problemas para la iglesia. Marie se casa con un Tonton Macoute para borrar la “vergüenza”. Cuando Joseph se entera de que su esposo la está golpeando, se arma de valor para confrontar al esposo y rescatar a la hija adoptada… y admitir que se equivocó.

En el entierro de su hermano, el padre de Danticat recuerda su tratamiento a manos de la migra y examina su propia vida. Dice: “Si a nuestro país le diera la oportunidad de ser un país como cualquier otro, ninguno de nosotros iría a vivir o morir aquí [en Estados Unidos]”.

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond