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Revolución #122, 9 de marzo de 2008

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Juno da a luz…

Un cuento moderno de moral tradicional

AVISO: Este reseño revela el argumento de Juno; si el lector prefiere no saberlo antes de ver la película, es mejor que vaya a verla antes de leer el reseño.

Juno MacGuff, una muchachita de 16 años, vive en el suburbio ficticio de Dancing Elk, Minnesota. Usa ropa de chico estilo punk y le gusta la música alternativa folk. Juno, representada por Ellen Page, da la impresión de ser dura y vulnerable al mismo tiempo. En voz superpuesta, narra secamente que sus padres se divorciaron cuando era chiquita. Su mamá se casó de nuevo y se mudó a Arizona, donde tiene una “familia sustituta”. Le manda un cactus cada Día del Amor y Amistad; Juno bromea, resentida: “Gracias por nada, planta rodadora. Este mensaje espinoso me causa más dolor que tu abandono”. Esta historia con su simbolismo espinoso es la primera indicación de la moral anticuada que guía este cuento: La mamá de Juno no era una buena madre, y punto.

Juno trae el nombre de la diosa romana de fertilidad, parto y matrimonio. Quiere a su mejor amigo, Paulie Bleeker (Michael Cera), un chavo mensito pero buena gente. Tener relaciones sexuales no era idea de él sino de ella. Hacen el sexo sin usar condón. Más tarde, cuando Juno se arrepienta de asistir a una clínica del aborto, cuenta a una amiga: “La recepcionista me dijo que llevara unos condones que parecían dulces de chupón sabor uva".

Ahora está embarazada y no sabe qué hacer: es muy chiquita para tener un bebé. Bromea sin humor con su amiga sobre el suicidio y luego llama a una clínica para “hacerse un aborto al momento”. Luego vemos a la clínica del aborto “La Mujer Ahora”, un lugar lúgubre y sórdido. Afuera, Juno se encuentra con una joven compañera de clase parada solita con un enorme letrero que trae la cara de un bebé y las palabras: “A ningún bebé le gusta el asesinato”. La compañera le dice a Juno, “El corazón de su bebé probablemente está latiendo. Siente dolor. Tiene uñas”.

Juno se detiene un poco al oír lo de las uñas pero entra a la clínica de todos modos. Una vez dentro de esta clínica supuestamente feminista, le saluda una recepcionista en una voz monótona: “Bienvenida a ‘La Mujer Ahora’ donde somos amigas de confianza”. Le da una tablilla y dice que necesita saber todo le que le ha pasado. Juno, desconcertada, observa el salón de espera, llena de mujeres deprimidas que nerviosamente tamborilean con las uñas de los dedos. Los tamborazos de uñas crecen: clic clic clic, zas, zas, ZAS. Juno huye.

Desde la intervención sincera de la muchachita pro-vida hasta la clínica mugrosa, la película se las arregla para que uno se alegre cuando Juno le huye. Aunque al parecer presenta el aborto como “una opción”, rápidamente presenta matar a una bola de células como “asesinar a un bebé” a pesar de que el feto, en el momento de la visita de Juno a la clínica del aborto, no estaría más grande que un punto en esta página.

Cuando confiesa al papá y la madrastra que está embarazada, reaccionan al principio con mucha sorpresa y decepción, que se convierten casi inmediatamente en apoyo cuando declara su decisión de tener el bebé y ofrecerlo en adopción. Juno anuncia que encontró a la pareja perfecta para los padres adoptivos. “En treinta y tantitas semanas, nos quedaremos como si no hubiera ocurrido nada”. La madrastra, Brenda (Allison Janney), le asegura: “De esta basurera de situación le va a salir a alguien una preciosa bendición de Jesús”. En un abrir y cerrar de ojos, se ha prescindido de toda discusión del aborto y del futuro de la mujer, y el embarazo se ha convertido en un bebé y una “bendición”.

Más tarde, Brenda lleva a Juno para un ultrasonido. Brenda es de la iglesia unitaria, una persona sólida, tipo “sentido común”. Juno, al ver la imagen en ultrasonido del feto en la pantalla, dice: “Ni siquiera parece real. No puedo creer que esos mensitos hasta lloran al ver estas cosas”. Un momento después, Brenda se echa a llorar. “¿Y qué? No soy de piedra”.

Los padres adoptivos

Gran parte de la película trata la relación que tiene Juno con los padres adoptivos que escogió para criar al bebé. Vanessa Loring (Jennifer Garner, de la serie televisada "Alias") es una profesional treintona que declara apasionadamente que “nació” para ser madre. De hecho, nunca conocemos más de ella aparte de eso: ni de su vida, gustos, esperanzas, ni sueños. Su intensidad sobre la maternidad casi espanta. Obsesiona sobre cuál pintura amarilla dará un ambiente de “nido”: color flan o color pastel de queso.

Una escena de gran importancia ocurre cuando Juno, con una panza enorme, se topa con Vanessa en el mall. Le dice a Vanessa que le toque la panzota y hable con el feto. Vanessa pone la mano en la panza de Juno y dice: “¿Me oyes, angelito?”. Ocurre un “milagro” nunca visto. “¡Dios mío! ¡Se movió! ¡Lo sentí!”. Juno sonríe. Vanessa está radiante. Dios ha dicho. Juno y Vanessa están juntas en una misión para producir y criar a un bebé.

El esposo de Vanessa, Mark Loring (Jason Bateman), está frustrado en su carrera de componer cancioncitas publicitarias. Quiere renunciar y formar una banda de rock. Juno y Mark forman una amistad. Cotorrean de películas de terror, el roquenrol e historietas. Cuando Juno le dice a su madrastra que cotorreaba con Mark, recibe una advertencia: “Mark es un casado no familiar. Tú ya te pasaste la raya”. Juno no le cree: “¿A quién le importa si está casado? Puedo tener amigos que están casados”. La madrastra contesta: “El mundo no es así, mocosa”.

Vaya sorpresa, la amistad entre Juno y Mark resulta en que este se le pone romántico, según un supuesto impulso innato masculino. Juno “aprende una lección”. El encuentro con Mark es un cuento con moraleja: para “protegerse”, la mujer no debe quedar a solas con cualquier hombre que no sea su esposo o pariente. Resulta que Mark traiciona por completo su papel patriarcal. No quiere criar un niño. Huye a la ciudad a alquilar un estudio y formar una banda.

Durante una escena, cuando Juno está arreglando la adopción con Mark y Vanessa, pregunta: “¿No podríamos aventárnosla a lo antigüito? ¿Como que, doy a luz, meto el niño en una canasta y lo encamino hacia ustedes, como Moisés y los carrizos?”. Mark le contesta: “Estrictamente hablando, eso sería aventárnosla al Antiguo Testamento”.

En esta conversación, se expresa el mensaje oculto de la película: todo lo “alternativo” en "Juno" es una versión modernizada y alternativa de la moral opresiva y mortal en la cual el parto es la razón de ser de toda mujer, la forma en que encuentra el significado de su vida. Y si te gustó "Juno", ese mensaje es lo que compraste junto con la presentación.

¿Cómo llegamos a estas alturas y adónde vamos?

En la película de 1982 "Fast Times at Ridgemont High", un hermano se da cuenta que llevó a su hermanita de prepa a hacerse un aborto. Es algo muy positivo, tierno y afirmativo que le permite continuar planear su vida. En la película "Dirty Dancing" de 1987 (que representa los años 60), una joven tiene el valor de arriesgarse para ayudar a una amiga a hacerse un aborto ilegal. En "Cider House Rules" (1999) un muchacho que se está capacitándose para ser médico se cambia profundamente a la vez que aprende de la vida, la opresión y lo moral del aborto.

¿Y ahora dónde nos encontramos? Joseph V. Amodio escribió en Newsday: “El vientre de las embarazadas está en todos lados. Empezó, más o menos, con ‘Waitress’ del año pasado, continuó con ‘Knocked Up’ y ‘Bella’, y por supuesto, la sorpresa ‘Juno’, que el mes pasado cosechó cuatro nominaciones del Oscar”. (“Topic of abortion scares Hollywood”, 4 de febrero de 2008)

A los reaccionarios rematados, como el ex senador Rick Santorum, les encanta "Juno" (y el aluvión de otras películas contra el aborto). Pero lo que es alarmante es que casi todos los demás también quedaron encantados. David Denby se deshizo en elogios en la New Yorker: “'Juno' es una película sobre la madurez que resuena con acordes idiosincrásicos sin ninguna nota falsa”.

¿Cómo es posible que un público no antiaborto aplauda una película como "Juno" sin darse cuenta de lo que se ha tragado? Los fascistas cristianos llevan muchos años machacando con que lo que necesita el país es regresar a los valores opresivos de los años 50 (más bien de 1850), y especialmente al papel tradicional de madre para la mujer. Han establecido el marco de la discusión a tal punto que todos los candidatos presidenciales demócratas se ven obligados a declarar que el aborto es inmoral y trágico, al mismo tiempo que el movimiento antiaborto cobra fuerza y cierra muchísimas clínicas. Y por medio de todo esto, se propaga una moral que acepta que "todos" supuestamente odiamos el aborto y creemos que es una tragedia. El mero hecho de que "Juno" logró engañar a tanta gente nos debe dar un aviso urgente de lo mucho campo que nos han arrebatado.

"Juno" se presenta como una alternativa a las relaciones frías y calculadoras entre las personas en general y entre el hombre y la mujer en particular, en esta sociedad. La moral de competencia despiadada, que refleja y beneficia al capitalismo, sí se expresa en la dominación de la mujer por el hombre en muchas formas, entre ellas el tratar a la mujer como mercancía. Pero ese trato “moderno” de la mujer como mercancía y la moral tradicional son simplemente dos caras de la misma moneda.

Es posible tener un sistema, y una moral, mucho mejores. Una sociedad revolucionaria abrirá las puertas para romper e ir más allá de los conceptos tradicionales de esposa y madre, para crear unos nuevos de pareja y padres, hasta al último acabar con la institución del matrimonio por completo. La moral comunista revolucionaria surge de, concuerda con y apunta a la necesidad de derrocar todas las relaciones de clase y arrancar todo modo de pensar que se origine en ellas y las perpetúe. Una importante parte de eso es arrancar todas las relaciones sociales e ideas que degraden y opriman a la mujer. Esa sí que es una moral alternativa verdaderamente radical.  

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