Issue and Date


Revolución #122, 9 de marzo de 2008

Número actual  |   Números Anteriores  |   Bob Avakian  |   PCR  |   Temas  |   Comunícate

Si piensas que Barack Obama se opondrá a la supremacía blanca...

Si piensas que Barack Obama se opondrá a la supremacía blanca porque es negro, presta atención a por qué dice que le hubiera aconsejado al movimiento de derechos civiles de los años 60 que no debería centrarse en los matrimonios mixtos.

Obama habló de esto en un foro sobre asuntos de los gays en agosto en Los Ángeles. En respuesta a la posición de Obama a favor de “uniones civiles” en vez de matrimonios gay, un activista gay le preguntó: “¿Puede ver que, a nuestra comunidad, eso suena como ‘separado pero igual’?”.

Obama respondió: “Cuando mis padres se casaron en 1961, hubiera sido un matrimonio ilegal en varios estados del Sur”. Agregó: “Si hubiera podido aconsejar al movimiento de derechos civiles de 1961 acerca de los derechos civiles, les hubiera dicho que es menos importante centrarnos en las leyes que prohíben el mestizaje [los matrimonios mixtos] y que en vez debemos centrarnos en el derecho a votar, las leyes que prohíben la discriminación en el empleo y todos los derechos que dan los estados”.

La época de la prohibición de matrimonios mixtos fue la época de los linchamientos. En ese entonces no se podía oponerse a los linchamientos sin oponerse a su gemelo jurídico, las leyes contra el mestizaje. A los linchamientos los justificaban con una atroz mitología racista sobre la necesidad de controlar la tal llamada “lujuria” de los hombres negros por las mujeres blancas (al mismo tiempo que casi nunca se castigaba la violación generalizada de las mujeres negras por los hombres blancos). Era una pareja, los linchamientos y las leyes contra el mestizaje, y la reflejaba y reforzaba la cultura, como la muy influyente película de D. W. Griffith “Birth of a Nation” (1915) (que hasta hoy se considera “clásica”). Lothrop Stoddard, ideólogo racista de la clase dominante a principios del siglo 20, escribió: “La pureza de la raza blanca es la piedra angular de nuestra civilización. Su mestizaje con otras sangres no blancas, particularmente la sangre de los negros, llevaría a la caída de nuestra civilización. Es cuestión de vida y muerte nacional y se debe hacer todo lo posible para impedir el peor de los peligros: el mestizaje”.

Esa lógica racista de “proteger a la mujer blanca” se hacía cumplir con linchamientos, como el muy sonado caso de Emmett Till, un joven de 14 años a quien asesinaron en Money, Mississippi, en 1955 por silbarle a una señora blanca.

La opresión, explotación y subyugación del pueblo negro es una piedra angular de esta sociedad. Y eso no se hubiera logrado ni mantenido sin que esas divisiones y subyugación fueran la ley, respaldada por el terror de los linchamientos y la arremetida ideológica racista que iba de la mano con todo esto y lo justificaba. Si en ese entonces no se hubiera opuesto a las leyes que prohibían los matrimonios mixtos —como Barack Obama les hubiera aconsejado que hicieran— no hubieran desenmascarado ni combatido el verdadero problema: todo el aparato de racismo, segregación, discriminación y linchamientos; en vez, se hubieran acomodado a todo esto.

Sí, la “mezcla de las razas” era un tema delicado para los intolerantes, racistas y supremacistas blancos —y el sistema que generó y le sacaba ganancias a esa opresión.

¿Y qué? ¿Qué se va a hacer con eso? ¡¿No lo va a tocar!? En ese entonces no se podía oponerse a la supremacía blanca, las leyes, el prejuicio y los linchamientos sin al mismo tiempo oponerse a las leyes que prohibían los matrimonios mixtos y la lógica detrás de todo eso. No se podía ser auténtico en ese entonces si quiso oponerse a los linchamientos y la segregación pero no quiso ofender a los segregacionistas y sus compinches que consideraban la “mezcla de las razas” como una amenaza mortal a su sistema.

Y con esa manera de pensar tampoco se puede oponerse a la supremacía blanca, que es parte integral de este sistema, y mucho menos lograr la igualdad o la justicia (por no decir nada de la emancipación o de acabar con la opresión del pueblo negro). Barack Obama dice: “No hay un Estados Unidos blanco, no hay un Estados Unidos negro...”. ¡¿Qué clase de pendejada es eso!? ¡Claro que hay!  Los negros son un pueblo oprimido en este país, por un sistema de supremacía blanca que promueve y es reforzado por el racismo blanco. Por más que incomode a ciertas personas, por más que amenace a todo este sistema explotador y opresivo, hay que condenar rotundamente la supremacía blanca si la situación va a cambiar.

Hoy, existen nuevas formas de terror violento contra los negros que van de la mano con nuevas formas de mitología racista y leyes injustas. Hoy a la chusma linchadora la han reemplazado policías que matan a jóvenes negros por tener un peine o celular en la mano. Hoy, uno de cada nueve hombres negros de 25 a 29 años de edad está en la cárcel. Las escuelas y la vivienda son sumamente segregadas, y la Corte Supremacista anula hasta las apariencias de la integración escolar. Y todo eso se justifica con la versión moderna de las mentiras racistas, como esa de que el problema es “la mentalidad criminal patológica de los negros”. Esa mitología racista moderna justifica la manera en que el sistema le ha quitado la vida económica y cultural de los centros urbanos, cerrado las puertas a la oportunidad educativa y creado una situación en la que el crimen y la cárcel son las únicas opciones para millones de jóvenes.

No se opondrá y no se puede oponerse, mucho menos acabar con, la opresión de los negros si se le hace el juego a la supremacía blanca. No se va a cambiar nada si se pone a “matizar” si este país es o no es racista. No se va a cambiar nada si lo que le preocupa es si va a incomodar a los blancos racistas.

Cuando la gente de veras se opone a la supremacía blanca, reta también una buena parte del tejido económico e ideológico que mantiene a este sistema de opresión mundial. Sabemos que a Barack Obama no le interesa hacer eso. Anda diciendo que es el mejor capacitado para dirigir al imperio estadounidense.

Barack Obama puede expresar compasión y empatía hacia los negros, y hacer promesas sobre esta o aquella injusticia, pero su lógica de no tocar los cimientos de la supremacía blanca se reduce a justificar y respaldar la opresión del pueblo negro.


Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias  del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan
a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.
Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes.

—V.I. Lenina

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond