Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:

El fracaso de la mentira de las armas de destrucción masiva

Obrero Revolucionario #1231, 7 de marzo, 2004, posted at rwor.org

2 de febrero de 2004. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.

Hace dos semanas, el Dr. David Kay (que llevaba varios meses buscando armas en Irak) anunció que el gobierno estadounidense "no tenía razón" cuando acusó a Irak de tener armas de destrucción masiva.

Pero en Inglaterra, una comisión escogida personalmente por el primer ministro, Tony Blair, absolvió al gobierno de mentir o exagerar sobre Irak.

Por eso, no debe sorprender que ahora el presidente Bush hable de crear su propia comisión para estudiar el tema con la misma meta.

El siguiente artículo sobre la comisión Hutton es del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.

La Comisión Hutton

La Comisión Hutton, encomendada por el primer ministro británico Tony Blair, dejó una cosa muy en claro: cuando Blair escoge a alguien para tapar un problema, sabe lo que hace.

En mayo de 2003, la BBC transmitió a primera hora un reportaje del periodista Andrew Gilligan basado en una conversación con un asesor de armas anónimo del gobierno británico. Gilligan dijo que el gobierno de Blair exageró a propósito la información acerca de las "armas de destrucción masiva" (ADM) de Saddam Hussein. El equipo de Blair dijo que el reportaje era mentira y acusó al periodista de inventarlo. El experto al parecer, asustado, habló con sus superiores. En lugar de protegerlo como él esperaba, el gobierno amenazó con quitarle la pensión, hizo que los medios informativos lo acosaran y lo desacreditó en una audiencia pública. Cuando apareció muerto, se armó un escándalo y Blair tuvo que ordenar una investigación.

El punto central del reportaje de la BBC es una afirmación de un informe que Blair dio a conocer en septiembre de 2002 a fin de justificar la invasión de Irak: que Saddam Hussein poseía armas químicas y biológicas que "podía desplegar en 45 minutos". O sea, Londres, Washington y otras ciudades del Occidente corrían un claro e inminente peligro, y que invadir a Irak era defensa legítima. La BBC dijo que, a instancias del jefe de gabinete de Blair, "acicalaron" el informe y que "el gobierno probablemente sabía que era incorrecto hacerlo antes de presentarlo".

Se suponía que la investigación de Hutton iba a ir al grano, pero no analizó si la afirmación de los "45 minutos" era correcta o no. Según Hutton, el problema era qué le dijo exactamente el mejor experto británico en armas iraquíes, David Kelly, al periodista Andrew Gilligan. El juez concluyó que, como Kelly ha muerto, nadie puede saber con seguridad y que, de todos modos, según los apuntes de la conversación, Kelly no dijo exactamente eso. Es más, añadió Hutton, Gilligan describió, incorrectamente, a Kelly como un funcionario de inteligencia y no un empleado gubernamental que trabajaba en inteligencia armamentista.

Por ende, Hutton dijo: "Estimo que la alegación de la BBC no tiene fundamento, porque llevó a pensar a quienes escucharon la transmisión que [el gobierno] agregó cosas que sabía o creía que eran falsas o no confiables, lo que no fue cierto".

Como Hutton realizó una investigación y no un juicio, no habrá jurado ni apelación. Pero sí hay castigos. Cuando Hutton dictaminó que la culpa principal recaía en el "sistema de administración fallido" de la BBC, dimitió el presidente de la BBC. Los hombres de Blair pidieron más sangre. Como resultado, despidieron al jefe de operaciones de la BBC, Greg Dyke, y al periodista en cuestión.

Luego, Dyke dijo que durante la invasión a Irak, incluso antes del reportaje de Gilligan, recibió una carta de Blair con quejas de que las noticias de la BBC no apoyaban lo suficiente la guerra. Eso, y no un reportaje radial de las 6 a.m., es el quid del asunto pero Hutton dio a entender que no tenía importancia.

El nuevo presidente interino de la BBC dio una "disculpa sin reservas", que un antiguo administrador de la BBC describió como "rastrera", "humillante" y "servil". El primer ministro le dio un golpe directo a los medios de comunicación.

Hutton: Criminal experimentado

Blair pudo hacer lo que ningún acusado común jamás puede: nombró a su propio juez.

Lord Hutton, un juez activo, es oficial retirado del ejército. Estuvo a cargo de los infames tribunales Diplock de Irlanda del Norte, de un solo juez, que sentenciaron a la cárcel a nacionalistas irlandeses con confesiones extraídas bajo tortura y otra "información" que no resistiría el análisis de un jurado.

Hutton fue una importante figura en la investigación (encubrimiento) más famosa de Gran Bretaña hasta la fecha: la investigación Widgery sobre la masacre del "Domingo Sangriento" de 1972, en que unos soldados británicos mataron a 14 manifestantes de derechos civiles en Derry, Irlanda del Norte. Hutton defendió a los soldados y los absolvió a ellos y al gobierno de toda culpa. El informe Widgery está tan desprestigiado por mentir y tapar los crímenes del gobierno británico que hace poco Blair tuvo que encomendar otra investigación del incidente, que sigue en marcha.

Blair conocía al juez y este no lo decepcionó.

Los "45 minutos" de Blair

Los representantes de Blair que fueron a explicar "los 45 minutos" tuvieron muchos tropiezos. En el mundo real, como casi todo mundo salvo Blair ahora admite, Irak no tenía armas químicas, biológicas ni nucleares que pudiera desplegar en 45 minutos, días ni meses.

Los representantes de Blair dijeron que no fue su intención dar a entender que "los 45 minutos" se aplicaban a combatir fuera de las fronteras de Irak, sino que Saddam podría usar armas no convencionales de corto alcance contra tropas invasoras. Pero ni siquiera esa afirmación tiene fundamento: tal vez tener armas químicas y biológicas fuera la "doctrina militar" iraquí (o sea, lo que querían las fuerzas armadas iraquíes), pero eso no tiene relación con lo que podían hacer. Un artículo del 23 de enero del diario británico The Guardian señala que la doctrina era copiada de antiguos manuales de entrenamiento soviéticos.

A diferencia de Hutton, el resto del mundo puede estudiar las pruebas que se presentaron en las audiencias. Según sus propias declaraciones, el gobierno de Blair:

El juez dijo que lo central no era si la afirmación del gobierno de Blair fue correcta sino si sus intenciones fueron "honradas". Eso equivale a cambiar de tema en un juicio por homicidio, en que se supone que, a partir de los hechos, se determina quién hizo qué.

La BBC tampoco tocó el punto central y aceptó reducir la investigación a buscar errores en el reportaje de Gilligan. Parece que sí los había, pero el presidente del gremio de periodistas de Gran Bretaña calificó así el informe de Gilligan: "en su mayor parte correcto". La comisión también pasó por alto el segundo informe de inteligencia que mandó elaborar Blair, cuando el primero no convenció al público. En un juicio de verdad, se podría haber tomado en cuenta para establecer un patrón de mentiras. Una buena parte del segundo informe de Blair fue un plagio de una tesis sobre Irak que escribió un estudiante hace diez años, y que bajaron de la Internet.

En cuanto a la acusación de que el jefe de gabinete de Blair hizo que "acicalaran" los informes (una forma suave de decir que falsificaron los informes; el reportero de la BBC no se atrevió a acusar de mentir al gobierno de Blair pues lo pueden demandar por libelo), lo más duro que dijo Hutton fue que "no se puede descartar la posibilidad" de que los deseos del primer ministro "influyeran subconscientemente" sobre el comité que elaboraba el informe.

Según las pruebas de la investigación de Hutton, el jefe de gabinete de Blair pidió que el comité de inteligencia que elaboraba el informe hiciera al menos nueve cambios. El más importante: cambiaron las palabras "puede que tenga la capacidad" de desplegar ADM en 45 minutos a "tiene la capacidad", y eliminaron las palabras "si cree que su gobierno está bajo amenaza". Así presentaron como un hecho la afirmación descabellada de que Saddam representaba un peligro para el mundo.

En cuanto a la muerte de Kelly, Hutton dictaminó que fue un suicidio y que no se podía culpar al gobierno, pues el tratamiento que recibió de parte del gobierno era de esperarse. Es verdad que Blair presidió la reunión en que se tomó la decisión de desacreditar a Kelly, pero la decisión fue justa. "Estimo que no se emprendió bajo el mando del primer ministro ninguna estrategia solapada, oprobiosa, ni de doble faz".

En una palabra, el informe absolvió completamente al gobierno de Blair sobre las afirmaciones de las ADM y la muerte de Kelly, y concluyó que la BBC fue el malo.

El gobierno, altanero, filtró el informe ilegalmente a un diario en que podía confiar, un tabloide lleno de fotos de mujeres desnudas. La ley, al parecer, había cumplido su encargo y de nuevo se podía ignorar, de la misma manera que la patraña de las ADM para justificar la invasión ilegal de Irak.

La verdad es verdad y lo falso es falso

Lo que el triunfalismo de Blair no pudo ocultar a los ojos de los comentaristas críticos y del público británico fue que la esencia del reportaje de la BBC es verdad y que las afirmaciones del gobierno son falsas. No se sabe si Kelly dijo que el gobierno "acicaló" el informe sobre Irak, pero casi nadie cree que eso es lo central. El triunfalismo de Blair se podría esfumar en 45 minutos. Incluso antes de la polémica post- Hutton, las encuestas informaban que la mayoría de la población no creía el gobierno.

Lo más curioso del asunto no es la conclusión de Hutton, que no es de sorprenderse en vista de los parámetros que el gobierno fijó para la investigación y del hombre que escogió para encabezarla. Lo que sorprende es que una gran parte del orden establecido británico (no todo) aceptó más o menos las conclusiones.

Por ejemplo, la BBC. Dado lo que el curso de los acontecimientos ha probado que es verdadero y falso (a pesar de lo que diga un sirviente real con peluca y toga), ¿no es raro que de inmediato, a órdenes de Blair, la gerencia de la BBC se decapitara? A los gerentes de la BBC los escogieron por su afinidad política con Blair. Como el experto Kelly, parece que estaban inquietos por lo de la guerra pero, como Kelly, no se querían lanzar a una lucha abierta. Los observadores de los medios de comunicación opinan que la BBC no critica al gobierno británico y que es su dócil sirviente.

Ahora en ambos lados del Atlántico están proponiendo elaborar reglas para los periodistas, tales como prohibir que den reportajes basados en una sola fuente o fuentes anónimas. Eso hubiera hecho imposible destapar el mayor escándalo político de los últimos tiempos: Watergate, que se basó en las declaraciones de un solo allegado de Richard Nixon cuya identidad nunca se ha divulgado. El objetivo de imponer normas de evidencia es encadenar a los medios informativos y bloquear las críticas al gobierno, pero esas normas no se aplicarán a los gobiernos.

¿Debe limitarse la BBC, tal como varias personas ya han dicho, a repetir como loro lo que diga "el querido primer ministro"?

Blair no es la única figura de la clase dominante británica que quiere usar el informe de Hutton para "parar en seco" el asunto, como dijo, y por implicación el gran asunto oculto, la guerra, y "pasar a otros asuntos". Parece que algunos creen que las riñas intestinas de la clase dominante británica y del partido de Blair acerca de la guerra en Irak han ido demasiado lejos y que amenazan la estabilidad. Incluso Robin Cook, ex ministro de Relaciones Exteriores de Blair, quien renunció en protesta por la guerra y sigue oponiéndose a Blair al respecto, señaló que no cree que Blair actuara con dolo, y sostuvo: "Es muy importante que Tony Blair admita que se cometieron errores, tal vez sin dolo".

Existe la posibilidad de que el informe de Hutton haga que el tiro les salga por la culata. En lugar de salvar a Blair de la masiva oposición a la guerra, sus descaradas mentiras podrían desacreditar más al sistema.

La dimisión de David Kay

Al encargado de Bush de buscar armas en Irak, David Kay, lo escogieron con el mismo cuidado que Blair escogió a Lord Hutton.

Seleccionaron a Kay por su apoyo incondicional a la posición del gobierno de Bush acerca de las armas de Irak cuando mucha gente tenía dudas, incluso en la CIA donde él trabajaba. Cuando lo nombraron en junio de 2003, prometió: "Nosotros encontraremos algo en las áreas químicas y biológicas, de hecho creo que habrá resultados pronto en esa área".

Su búsqueda se demoró más de lo esperado, pero la conclusión fue definitivamente una gran sorpresa: "Estábamos casi equivocados del todo. Creo que no existen".

No fue la conclusión que le encomendaron.

El secretario de Defensa de Bush, Donald Rumsfeld, anunció el 19 de septiembre de 2002 que Saddam tenía "grandes reservas clandestinas" de armas biológicas y químicas. Bush dijo una semana después que se sabía que Saddam tenía "reservas de ántrax" y gas neurotóxico. Al llevar el plan de invadir a Irak ante la ONU, el secretario de Estado Colin Powell le advirtió al Consejo de Seguridad que las ADM de Saddam representaban "peligros reales y presentes": "No cabe duda de que Saddam Hussein posee armas biológicas y la capacidad de producir más, muchas más, rápidamente.Y tiene la capacidad de esparcir venenos y enfermedades de formas que pueden causar muerte y destrucción masiva".

En su informe ante la nación en enero de 2004, Bush continuaba afirmando que "si no hubiéramos actuado, los programas de armas de destrucción masiva del dictador habrían continuado hasta hoy día".

Nada de eso era verdad, nada de eso.

Admitir lo obvio para salvar al sistema

La revelación de Kay fue extremadamente inconveniente, por no decir cosa peor, para el plan de Gran Bretaña de recuperar la unidad de la clase dominante. Puso por el suelo el informe Hutton. Pero para Estados Unidos, salió en un momento en que lo que Kay dijo ya se aceptaba abiertamente. La tradicionalista Fundación Carnegie, entre otros organismos, sacó un informe que refuta las afirmaciones acerca de las ADM. Si bien, de palabra, el entorno de Bush y compañía no aceptaban abiertamente la inexistencia de las armas, lo hacían en los hechos. Mandaron a una buena parte del Grupo de Investigación deKay en Irak a labores de contrainsurgencia e inteligencia. A un grupo de militares yanquis, cuyo trabajo era el de buscar los supuestos lanzacohetes y depósitos de armas de Saddam, lo enviaron calladamente a casa al fin de año. Aun antes de que Kay abrieron la boca, el Washington Post informó que su equipo Ano había encontrado ninguna evidencia que apoyara las afirmaciones del gobierno estadounidense de que Irak había conservado armas ilícitas desde la [primera] guerra del Golfo o que tenía programas avanzados para construir armas nuevas".

Aunque para Bush fueron poco bienvenidas sus afirmaciones, Kay sigue siendo un reaccionario leal y un fuerte defensor de la guerra de Bush. Kay quiere que se crea que todo fue un error. Se esforzó por apoyar la guerra y a Bush en sus declaraciones: el problema no fue la manipulación del gobierno de la inteligencia, tal como lo dijeron hasta los rivales principales de Bush, sino una "falla de inteligencia". Concretamente, pidió que rodaran cabezas, no de gente de la administración Bush sino de sus oponentes políticos en la CIA, sobre todo el jefe de Kay, George Tenet.

Por esto, a pesar de las dificultades políticas que Kay creó para Blair e incluso para Bush, Hutton y Kay tienen en común su apoyo a los jefes de Estado odiados y desacreditados y su afán de justificar la guerra cambiando el debate de la justicia o la injusticia de la invasión a las buenas intenciones de los que la libran.

Lo siento, Kay, no todos "nosotros" nos equivocamos

Kay se equivoca sobre una cosa: no "todos" le creían a Bush y a Blair acerca de las ADM de Irak ni aceptaban que eso podía justificar una invasión.

Los pueblos del mundo, entre ellos millones de personas de Gran Bretaña y Estados Unidos, se oponían abrumadoramente a la guerra. Dudaban desde el comienzo porque era obvio desde el comienzo que las alegaciones acerca de las armas no eran el motivo por el cual Estados Unidos y Gran Bretaña invadieron a Irak. Primero decidieron invadir, después fabricaron los motivos.

Es verdad, como a Kay y a varios funcionarios de Bush les gusta decir, que la resolución 1441 del Consejo de Seguridad de la ONU de noviembre de 2002 se basa en esas mismas falsedades. La ONU también mintió acerca de "la amenaza que presenta la proliferación de armas de destrucción masiva y misiles de largo alcance de Irak para la paz y la seguridad del mundo". Es más, es imperialista la posición del Consejo de Seguridad de que algunos países le pueden decir a otros países cuáles armas pueden tener o no. Parte de la idea de que unos países tienen el derecho de dictar las reglas a otros.

Es verdad que Alemania y Francia apoyaron las alegaciones y conclusiones reaccionarias tan firmemente como Estados Unidos. Pese a su oposición a la invasión encabezada por Estados Unidos, estos rivales imperialistas y ciertas fuerzas de las clases dominantes estadounidense y británica que se le opusieron, temen el despertar de la furia y la actividad de las masas y mantienen sus contradicciones con Estados Unidos dentro de ciertos límites.

Mentiras y el "peligro grave e inminente"

El predecesor de Blair, Winston Churchill, dijo una vez: "En tiempos de guerra... la verdad es tan preciada que debería de estar siempre rodeada de una escolta de mentiras". "La verdad", según los capitalistas monopolistas que gobiernan los países occidentales, significa lo que sirva a sus propios intereses imperialistas.

Por lo que se refiere a sus "buenas intenciones", Bush, Blair y sus secuaces pelearon claramente por los intereses de sus países imperialistas, conforme a su concepción de ellos. En lo fundamental, se defenderán diciendo que esos intereses justifican cualquier engaño que se requiera para lograr ese fin.

El crimen más grande no es que esos gobiernos fabricaron una mentira acerca de las armas, sino que la usaron para justificar lo que llaman una guerra "preventiva": una invasión, una guerra de agresión. La principal mentira es decir que cualquier cosa justifica una guerra por los intereses imperialistas. Pero, a todas estas guerras, de la invasión yanqui a Cuba en el siglo 19 al incidente del golfo de Tonkín que Lyndon Johnson fabricó para justificar la guerra de Vietnam, las han acompañado mentiras.

Como es de esperarse, Bush respondió a la revelación de Kay repitiendo que el gobierno de Saddam representaba un "peligro grave e inminente" sin importar qué armas pudiera haber tenido. Pero el verdadero peligro grave e inminente para las clases dominantes de los países agresores es que sus mentiras han quedado al desnudo.

Por eso, es sumamente importante que el pueblo no deje que los gobiernos decidan la manera de abordar la situación ni dejarla en manos de los reaccionarios de toda ralea, quienes ahora quieren meter mano por sus propias razones.

Los asuntos Kay y Hutton han aumentado las apuestas. Si la gente de esos países no se deja embaucar por el "plan B" de los imperialistas ahora que los cogieron mintiendo (la línea de defender el patriotismo, "tenga razón o no mi imperialismo"), pues no solo políticos individuales sino todo el sistema imperialista pueden estar en problemas.

Por dos razones no es posible "parar en seco el asunto y pasar a otros asuntos". Uno, la guerra en Irak está lejos de acabarse, y pase lo que pase, Estados Unidos no tiene planes de retirar sus tropas de Irak pronto. Cuando piensa en "pasar a otros asuntos", piensa en enviar soldados a invadir a otros países. Y eso va a requerir más mentiras, algunas iguales y otras definitivamente diferentes.

Dos, millones de personas en Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países de todo el mundo, sobre todo en este contexto, no pueden aceptar y no aceptarán esta situación.