La "América resurgente": Los crímenes y los tiempos de Ronald Reagan

Obrero Revolucionario #1244, 20 de junio, 2004, posted at http://rwor.org

Ronald Reagan, presidente de 1981 a 1989, llevó el planeta al borde de la guerra nuclear y proclamaba que un Apocalipsis nuclear era "ganable".

Convocó legiones de fascistas, asesinos y patriotas religiosos inconscientes, y les dio capacitación, fondos y promoción como nunca antes.

Todo lo que se oponía al dominio del capitalismo estadounidense, todo lo que era progresista (o ligeramente ilustrado) era blanco de ataque. Desató cruzados cristianos, fanáticos y escuadrones de la muerte de muchas maneras, abiertas y secretas.

Por fin Reagan ha muerto. Pero este imperio, sus líderes y la desvergonzada prensa le rinden homenaje a semejante monstruo. Esta mitificación, la inversión de lo correcto y lo incorrecto, dice mucho sobre ellos y su sistema, y mucho sobre este momento de la historia, cuando Estados Unidos una vez más está en medio de una agresiva ofensiva mundial.

El ascenso de un sicario derechista

Ronald Reagan participó en la persecución anticomunista macartista de la II Guerra Mundial. Fue actor de poca monta en películas de vaqueros e impuso el "juramento de lealtad" para los actores y funcionarios del sindicato de actores, del cual era director. Dio testimonio ante el Comité sobre Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes (HUAC) y se prestó en secreto de soplón del FBI para purgar a Hollywood de artistas "desleales".

Hizo una carrera del anticomunismo: recorrió el país a nombre de la corporación General Electric promoviendo el capitalismo de "libre empresa" y la reacción. Importantes elementos de la clase dominante se dieron cuenta de que en él tenían un apto predicador de la derecha con cara de inocente y lo respaldaron para que ganara la gobernación de California en 1966. Sus consignas de campaña eran: oposición a "locos sucios, estudiantes inconformes y a los defensores de malas palabras". Anunció que "hubiera votado en contra de la Ley de Derechos Civiles de 1964".

De gobernador lanzó una vendetta contra las corrientes radicales, por ejemplo el Partido Pantera Negra y el movimiento juvenil de Berkeley.

En mayo de 1969 la policía se lanzó contra "Peoples Park", un parque comunal de Berkeley, un símbolo del rechazo a la propiedad capitalista. Estallaron luchas campales. La policía abrió fuego y mató a James Rector. Reagan mandó a la Guardia Nacional a ocupar la universidad: los soldados avanzaron con bayonetas caladas y los helicópteros lanzaban gas lacrimógeno. Reagan afirmó categóricamente que la policía hizo bien en disparar contra la multitud.

En 1974, Reagan condenó sin piedad a las multitudes que acudieron a recibir alimentos gratis distribuidos por la Corporación Hearst como parte de las demandas del grupo SLA que tenía de rehén a Patty Hearst. Reagan dijo: "Qué lástima que no pueda darse una epidemia de botulismo".

Reagan se opuso ferozmente al movimiento negro de liberación, apoyó la escalada de la guerra contra Vietnam, promovió la ley de mano dura y fue un enemigo implacable de la cultura radical juvenil. En una palabra, fue un símbolo odiado de todo lo que el levantamiento radical de los años 60 se propuso tumbar.

El rebrote de Amérikkka

"¡Hay tanta gente que no puede ver a un gordo al lado de un flaco sin llegar a la conclusión de que el gordo debe haberse aprovechado del flaco!"

Ronald Reagan, 1964

"¿Por qué vamos a subsidiar la curiosidad intelectual?"

Discurso de campaña de Ronald Reagan en 1980

"Cuando Ronald Reagan subió a la presidencia en 1981, inició una gran ofensiva ideológica para borrarlas [las lecciones radicales que el pueblo había aprendido] e `idiotizar' al país; divulgó otro punto de vista, un punto de vista reaccionario".

Bob Avakian, "Queremos el poder. ¡Y así debe ser!", OR,4 de mayo de 2003

"Revocar los veredictos justos va contra la voluntad del pueblo".

Mao Tsetung

La década de los 60 desinfló el sueño del "siglo americano". Estados Unidos sufrió una derrota en Vietnam y por todo el mundo quedó como un opresor mundial afianzado en la esclavitud, el genocidio y la expansión agresiva. Se puso a la defensiva al patriotismo inconsciente, el conservatismo, la conformidad, el papel tradicional de género, el apoyo a las fuerzas armadas y las manías de "hacerse rico".

Cayeron presidentes: primero Lyndon Johnson y después Richard Nixon, quien abandonó la presidencia en desgracia.

A fines de los años 70 la clase dominante buscaba una salida del "malestar" en que se encontraba. En 1979 le tumbaron a dos de sus títeres favoritos: Somoza en Nicaragua y el sha de Irán. Sus rivales socialimperialistas invadieron Afganistán. La clase dominante de Estados Unidos decidió que tenía que recuperar la ofensiva y su punta de lanza sería Ronald Reagan, un ultraderechista certificado que llegó a la Casa Blanca en 1980.

Reagan puso manos a la obra para movilizar a todas las fuerzas reaccionarias y retrógradas dispuestas a lanzar una cruzada en pro de la supremacía yanqui.

Cada vez que abría la boca soltaba increíbles símbolos racistas. Después de ganar la nominación para la presidencia dio un discurso racista en el pueblo de Mississippi donde en 1964 el KKK mató a tres jóvenes que hacían campaña en pro de los derechos civiles. Reagan decía que hay quienes se enriquecen del welfare y andan paseándose en Cadillacs y que la gente sin techo vive en la calle porque "quiere".

Reagan movilizó a la "mayoría moral" y predicó el regreso a los "valores morales tradicionales", con lo que quería decir: prohibir el aborto, obligar a los niños a rezar e imponer como religión oficial en la vida pública el cristianismo conservador.

Se burlaba de los ambientalistas y decía que las plantas causaban la contaminación. Decía: "No hay que sobrepasarse e imponer restricciones de contaminación a fuentes creadas por el hombre". Su secretario de prensa señaló afuera y gritó: "¡Miren, árboles contaminantes!".

En cuestión de meses de llegar a la presidencia aplastó la huelga de los controladores de los aeropuertos. Así marcó el paso para el ataque contra los sindicatos que persiste hasta la fecha.

Cuando debido a los recortes presupuestales retiraron dinero para alimentos en las escuelas, calificaron la salsa de tomate como "verdura".

Por seis años después del primer caso del SIDA Reagan no levantó un dedo. Cuando en 1985, por primera vez mencionó la palabra "SIDA", ya habían muerto 30,000 personas y la epidemia estaba en su apogeo. En 1985, la revista maoísta Un Mundo Que Ganar describió la situación:

"Parece que Estados Unidos se ha vuelto totalmente loco. Vocifera que sus `vacilaciones' y `dudas' consecuencia del Vietnam están disipadas. ¡Nunca más seremos zarandeados!. La América oficial rebosa de injustificable amor propio. Entre un renaciente culto a la `libre empresa', los proletarios, los pobres y los no blancos son menospreciados abiertamente como `perdedores' los cuales de alguna manera han fracasado personalmente en aprovecharse de las `oportunidades ilimitadas' en la `tierra de los libres'. El clásico ignorantismo norteamericano está de nuevo en boga. `Los roles sociales tradicionales', especialmente de la mujer y la juventud, son exaltados y reforzados cada vez más. A fanáticos religiosos se les reconoce respetabilidad e influencia. Sumisión, maternidad, obediencia irreflexiva son las consignas de estos tiempos". (De "`América resurgente' se convierte en reaganismo", Carl Dix, Un Mundo Que Ganar No. 2, 1985)

El vaquero en el umbral de la III Guerra Mundial

"Conciudadanos: tengo el gusto de informarles que he firmado una ley que prohíbe a Rusia para siempre. El bombardeo empieza en cinco minutos".

El "chiste" espeluznante de Reagan antes de una charla por radio, 11 de agosto de 1984

Reagan convocó todo lo reaccionario que hay en este país para una movilización militar en pro del dominio estadounidense. Su principal blanco era la Unión Soviética y sus aliados, que también formaban un bloque militar imperialista.

Tras la restauración del capitalismo en la URSS (en 1956), sus dirigentes formaron su propio imperio capitalista y, cuando vieron que Estados Unidos tuvo fracasos en los años 60 y 70, trataron de ganarle terreno.

Reagan se comprometió a vencer la influencia soviética con puro poder militar. En los primeros años en la presidencia el gobierno gastó $1,500,000,000,000 para mejorar la "capacidad militar a nivel mundial". La campaña iniciada por el presidente Jimmy Carter de desplegar armas nucleares de "primer golpe" recibió más impulso y Reagan le añadió planes de construir en el espacio el sistema Guerra de las Galaxias.

Estados Unidos quería poder lanzar un ataque nuclear sorpresa y luego "defenderse" contra un posible contraataque soviético. Se preparaba para "lanzar y ganar" una guerra nuclear, tal como predicaba Reagan.

Esa espantosa ofensiva marcó la década de los 80 y llenó las pesadillas de toda una generación. A Europa se le consideraba un campo de batalla nuclear. Millones de personas participaron en la resistencia contra el peligro de una guerra nuclear entre los dos bloques imperialistas.

Escuadrones de la muerte de la doctrina Reagan

Ahora, los sucesores de Reagan, lo lloran y alaban por "la victoria contra la Unión Soviética sin derrame de sangre". La mitificación oculta una montaña de huesos y campos de fosas comunes. Reagan mandó armar con armas modernas a gobiernos represivos para amenazar a sus vecinos. Por todo el tercer mundo alentó guerras y desencadenó la mayor oleada de operativos y guerras secretas dirigidas por la CIA.

El 1§ de diciembre de 1981 Reagan autorizó a la CIA a crear un ejercito mercenario para atacar al gobierno sandinista de Nicaragua. Los asesinos de la contra lanzaron una gran campaña de sabotaje y asesinatos. También mandó "asesores militares" a El Salvador para robustecer los escuadrones de la muerte contra los rebeldes y el campesinado.

Los ejércitos secretos de la CIA financiaron sus guerras con narcotráfico. Aviones repletos de cocaína llegaban a Estados Unidos y regresaban a bases en Centroamérica llenos de armas. La inundación de cocaína provocó la "explosión del crack" en los ghettos de Estados Unidos, al mismo tiempo que Nancy Reagan proclamaba su "guerra contra la droga" con la consigna "no más di no".

En 1982, el general Efraín Ríos Montt (un fanático religioso) lanzó un golpe de estado en Guatemala con el apoyo de la "mayoría moral" de Estados Unidos. Luego desencadenó un genocidio contra los campesinos mayas que dejó más de 200,000 muertos. En medio del baño de sangre Reagan alabó a Ríos Montt y dijo que era un "hombre de gran integridad personal y dedicación".

Al mismo tiempo, la CIA gastaba miles de millones de dólares en la mayor operación secreta de la historia: la organización de un ejército fundamentalista islámico para combatir a los soviéticos en Afganistán, para atraparlos como Estados Unidos fue atrapado en Vietnam. Los mujahadines de Estados Unidos quemaron escuelas y degollaron a maestros que enseñaban a niños y niñas en las mismas aulas. En 1985 Reagan autorizó venderles misiles antiaéreos para derribar helicópteros soviéticos.

Más de un millón de personas murieron en esa guerra provocada por la URSS y Estados Unidos, y la tercera parte de la población se refugió en campamentos de países vecinos. Los aliados de Estados Unidos, entre ellos Osama Bin Laden, organizarían después a los talibanes y a Al Qaeda.

En África, Estados Unidos formó ejércitos para luchar contra los movimientos que tomaron el poder en Angola y Mozambique y para proteger al gobierno de apartheid en Sudáfrica. La CIA apoyó al movimiento UNITA de Jonas Savimbi en Angola, lo que precipitó una guerra civil que duró muchos años, dejó al país en ruinas y desplazó a buena parte de la población.

Ronald Reagan decía que los contras, los mujahadines y grupos similares eran "luchadores por la libertad". La verdad es que eran agentes armados del imperialismo yanqui, a pesar de que en un principio el papel criminal de Estados Unidos fuera desconocido o negado.

Las agresiones militares de la "guerra fría"

Además, el gobierno de Reagan atacó a varios países directamente.

En 1981, despachó un portaaviones a las aguas territoriales de Libia, un país rico en petróleo del norte de África, y derribó dos aviones libios. En 1986, despachó aviones a asesinar al presidente libio, el coronel Muammar Qaddafi, mientras dormía. Qaddafi sobrevivió pero más de 30 personas murieron en el ataque, entre ellas su hijita.

En 1982, Reagan despachó a más de 1,200 marines a la capital del Líbano, Beirut, pero se vio obligado a retirarlos cuando 258 murieron en una explosión. Pero poco después reafirmó su fama de "hombre fuerte" mandando invadir la pequeña isla caribeña de Granada.

Granada tiene una población de 90,000 habitantes y 17 km de ancho; el principal producto de exportación es la nuez moscada. En 1983 un gobierno popular tomó las riendas. Reagan inició la "Operación furia urgente", una invasión de 2,000 soldados en octubre, con el falso pretexto de que unos estudiantes de medicina estadounidenses estaban en peligro. Más tarde dijo (con típica arrogancia imperialista) que conquistó a Granada porque los estadounidenses "necesitamos nuez moscada para el ponche navideño".

La violación de Granada fue una señal a toda la región de lo que Estados Unidos le iba a hacer a cualquiera que lo desobedeciera. Paralelamente, a partir de 1983 la marina yanqui inició ejercicios marítimos en el Caribe cerca de la costa de Nicaragua.

En el golfo Pérsico, el gobierno de Reagan apoyó la salvaje guerra del gobierno de Saddam Hussein contra Irán y le envió clandestinamente miles de millones de dólares de armas. En esa época, el gobierno iraquí produjo armas químicas y las utilizó contra aldeas curdas y soldados iraníes; Estados Unidos impidió que el mundo condenara esos ataques para que Hussein pudiera seguir librando la guerra contra Irán.

Más de un millón de personas murieron en esa guerra sin sentido, cuya única meta era meter a Irán de nuevo al establo yanqui.

Carl Dix escribió en Un Mundo Que Ganar:

"El imperialismo norteamericano ha encontrado la bandera del `Mundo Libre' bastante útil para sus intereses como para abandonarla alegremente. En efecto, bajo Reagan ha habido una verdadera moda de escenificación de elecciones amañadas para embellecer los regímenes de escuadrones de la muerte desde El Salvador hasta Corea del Sur y Turquía".

¿No se parece a la situación de hoy, cuando el gobierno de Bush habla de "llevar la democracia" al Medio Oriente mientras que tortura, invade y domina toda la región?

Medidas represivas

Reagan firmó la Orden de Seguridad Nacional No. 52 que autorizó a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) y a la Guardia Nacional a arrestar a más de 400,000 personas y meterlas en campos de concentración. En abril de 1984, en una operación llamada "Rex 84 Bravo", el gobierno ensayó el plan bajo la dirección de Oliver North, un coronel de los marines poco conocido.

El periódico Miami Herald publicó pasajes de un memorando de FEMA que describió la segunda fase del plan como un ensayo de "leyes y poderes de emergencia", o sea, la ley marcial y la suspensión de la Constitución.

Rex 84 estaba vinculado a otras dos operaciones militares: "Night Train", en que despacharon a miles de soldados yanquis a las bases de la contra nicaragüense en Honduras para una invasión de Nicaragua; y una operación que puso a prueba los preparativos de comando y control para una guerra nuclear global.

En pocas palabras, el gobierno se estaba preparando para invadir a Nicaragua y, si fuera necesario, suspender la Constitución, arrestar a centenares de miles de personas en Estados Unidos y librar una guerra nuclear contra la Unión Soviética. Esos tres planes demuestran lo extremista que fue la Casa Blanca de Reagan.

En 1984, en medio de todo esto, elevaron a Reagan a la categoría de mesías para las elecciones. Los medios de comunicación informaron que tenía "teflón". Esa popularidad cuidadosamente manufacturada --señal de un consenso siniestro en el seno de la clase dominante-- preparó el terreno para una segunda presidencia.

El artículo de 1986 de Un Mundo Que Ganar decía:

"A diferencia de las anteriores guerras mundiales de este siglo, Estados Unidos se sitúa en las trincheras del frente mismo de un tercer conflicto mundial que surge amenazadoramente. Debe preparar a su población para recibir el choque completo de las próximas colisiones de una forma en que nunca antes se había hecho aún hasta el punto de contemplar el resplandor del hongo nuclear. Por esto, los imperialistas norteamericanos deben movilizar todas sus reservas políticas, y prepararse para apostarlo todo en la próxima jugada. Para describir los actos planeados por estos Hítleres modernos todo un nuevo vocabulario moderno debe ser inventado. Es esta necesidad extrema la que ha evocado el extremismo de un Ronald Reagan".

El escándalo Irán-contra

"Viene a la mente ese payaso canalla Ronald Reagan; no se `acordaba' de sus propias acciones en la guerra ilegal de Nicaragua que causó la muerte de decenas de miles de personas a manos de los mercenarios de la contra. Su teniente leal, Oliver North --una autoridad moral muy de moda en estos días-- le mintió al Congreso y luego se ofreció como chivo expiatorio para que George Bush [padre] llegara a la presidencia".

Ala Roja, OR, 11 de octubre de 1998

Poco después de las elecciones de 1984, el nuevo dirigente soviético, Mikhail Gorbachov, adoptó una nueva estrategia: retirarse de una confrontación militar frontal con Estados Unidos y aplazar la guerra, para poder infundir nuevo vigor a la economía soviética y reconfigurar su imperio. Ofreció concesiones y los imperialistas yanquis las aceptaron.

En los años siguientes, esa estrategia llevó al desmarañamiento del imperio soviético, al colapso de la URSS y su bloque, y a la transformación del capitalismo de estado soviético al capitalismo de propiedad privada.

Pero junto con esos sucesos se dio una fuerte crisis política en el seno de la clase dominante yanqui conocida como el escándalo Irán-contra.

El 3 de noviembre de 1986 la revista libanesa Al-Shiraa informó que Estados Unidos vendió clandestinamente mil misiles antitanque TOW, piezas de repuesto para armamentos y radares a Irán a cambio de la libertad de un alto funcionario de la CIA preso en el Líbano. Con las ganancias de esa venta, el enviado de Reagan, el coronel Oliver North, compró armas clandestina e ilegalmente y las envió a la contra nicaragüense.

Al comienzo Reagan dijo que el informe no era cierto. Pero poco después se vio obligado a admitir: "Le dije al pueblo estadounidense que no cambiamos armas por rehenes. Todavía lo creo de todo corazón, pero los hechos indican que no lo es".

A North, su jefe John Poindexter y el general Colin Powell los pillaron mintiendo ante comités del Congreso.

En los meses siguientes se filtraron más detalles de la asesina campaña global de Reagan y sus secuaces, como por ejemplo una operación para presionar a gobiernos aliados y títeres a financiar las guerras clandestinas de la CIA. Poindexter intentó eliminar las pruebas de esas operaciones, pero se le olvidó borrar un sistema de copias de seguridad de correos electrónicos de la Casa Blanca.

El vocero de Reagan, Bernard Kalb, renunció cuando se supo que las acusaciones del gobierno de que Libia se estaba preparando para atacar a Estados Unidos eran mentiras.

A un comité de alto nivel de la clase dominante, la Comisión Tower, le asignaron la tarea de resolver la crisis. A Reagan lo criticaron y lo desacreditaron, pero a fin de cuentas no lo obligaron a renunciar (como tuvo que hacer Richard Nixon). Lo relegaron a la periferia de su propio gobierno, y un equipo político dirigido por el senador Howard Baker y el vicepresidente George Bush I asumió la dirección diaria del gobierno.

Con su muerte y mitificación, no se ha mencionado ni el escándalo ni el desprestigio que sufrió.

*****

"A los reaganistas, racistas, misóginos, televangelistas, aspirantes a Rambo, planificadores de guerra y América-número-unoístas, declaramos: el futuro no es suyo. Nosotros vemos el potencial de un futuro diferente y, sí, Rehusaremos y Resistiremos".

¡Rehusar & Resistir!, declaración inicial, 1987

¿Qué significa que el actual presidente busque asociarse con Reagan? ¿O que el candidato demócrata, John Kerry, suspenda la campaña para honrarlo y alabar su dirección y patriotismo? ¿O que Bill Clinton se queje de que no le permitieron elogiar el féretro?

¡Significa que el imperialismo yanqui sigue abalanzándose por el mismísimo camino que abrió ese monstruo! Significa que sueña con dominar todo el mundo y que quiere que el mundo se trague los ridículos mitos acerca de su buena voluntad.

Vivimos en un momento de extremos que huele a fascismo. El gobierno busca aprovechar su superioridad militar como "única superpotencia" y ha desencadenado ejércitos, escuadrones de la muerte, torturadores y espías.

Ya han bautizado con el nombre de Reagan a uno de sus portaaviones y al aeropuerto de la capital, y ahora hablan de pintarlo en el dólar. ¿Por qué no lo inscriben en cada bala e instrumento de tortura que envían a Irak también?

En la necesidad de honrar a Ronald Reagan, que aplastó tantas esperanzas humanas, se ve la esencia de este sistema y esta clase dominante, y la urgente necesidad de liberar a la humanidad de su dominación y de forjar algo radicalmente diferente.

Maestros de la guerra

Canción de Bob Dylan

Ustedes que jamás han hecho nada
más que construir para destruir
Juegan con mi mundo
como si fuera su juguetito
Ponen un arma en mi mano
y se ocultan de mi vista
Y se dan vuelta y corren bien lejos
cuando vuelan las balas veloces.
Como el viejo Judas
mienten y traicionan
Se puede ganar una guerra mundial
quieren hacerme creer
Pero puedo ver a través de sus ojos
Y puedo ver a través de sus cerebros
Como puedo ver a través del agua
que corre por mi cloaca.
Y espero que mueras
y que tu muerte llegue pronto
Acompañaré tu ataúd
en la pálida tarde.
Y miraré cómo te bajan
hacia tu tumba
Y me pararé sobre ella hasta estar seguro
de que estás muerto.