Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo

Parte 8: Hacia el comunismo

by Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1260, 28 de noviembre, 2004, posted at rwor.org

Nota de la redacción: A continuación publicamos la última entrega de una charla que Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, dio hace poco a un grupo de partidarios que están investigando la experiencia histórica del socialismo y la dictadura del proletariado a fin de prepararse para popularizarla mediante discusiones y debates, especialmente en universidades.

La charla está en la internet (en inglés) en rwor.org. Hemos insertado los títulos y pies de página.

En la última gran batalla en China, los seguidores de Mao criticaron a los revisionistas del Partido Comunista de China que se alistaban para apoderarse de China y llevarla de regreso por el camino al capitalismo. Señalaron que en la sociedad socialista el poder sobre las relaciones y los medios de producción se concentra en gran medida en el poder de dirección política.

Es algo muy importante y una contradicción muy aguda. ¿Qué quiere decir? Bueno, en varios escritos y charlas he señalado que, al decir que las masas son los amos de la sociedad socialista, eso no es puro rollo ni nada por el estilo; es la neta y tiene muchas manifestaciones, pero también he recalcado que no es absoluto sino relativo. No es estático sino dinámico.

¿Qué quiere decir: relativo y no absoluto, dinámico y no estático? Mientras la sociedad avance por el camino socialista y lleve a cabo la transición hacia el comunismo, que señaló Marx, hacia la abolición o transformación de las "cuatro todas", las masas se incorporan más y más a todas las diversas esferas y asumen un papel cada vez mayor. De lo contrario, no es posible seguir avanzando por ese camino. Si uno se apoya en un puñado, inevitablemente terminará haciendo las cosas al modo burgués. Incluso en la economía, tendría que hacer cálculos de acuerdo al principio de las ganancias al mando, y la producción de mercancías dominaría la economía. Porque si no se desata la iniciativa y actividad consciente de las masas para construir y transformar la economía, y definir qué se debe producir y en qué cantidad y todo lo demás, habrá que recurrir a otro mecanismo porque si no, la economía se irá a pique. En tal caso, no queda otra que recurrir al mecanismo capitalista de la rentabilidad y dejar que la producción de mercancías defina el rumbo de la sociedad.

Para avanzar por el camino socialista, se requiere un esfuerzo consciente de hacer las cosas de otra forma, de estimular la iniciativa consciente de las masas. En la economía, ¿acaso se puede calcular qué se debe producir y en qué cantidades sin la participación de las masas? La única manera de hacerlo sin recurrir a principios capitalistas es apoyarse más y más en las masas y su iniciativa consciente.

¿Acaso se puede evaluar la producción y si los productos ayudan a las masas sin apoyarse en ellas? Los capitalistas sostienen que no es posible, que la única manera es guiarse por el mecanismo del mercado. Ciertamente, si lo que queremos es un sistema explotador, esa es la única manera en esta etapa de la historia. Pero si queremos algo diferente, si queremos abolir la explotación, tenemos que basarnos en las masas.

Sin embargo, no es absoluto. No es posible que las asambleas populares lo decidan todo y, como he venido señalando, en muchos aspectos las masas no son absolutamente iguales, sobre todo en las primeras etapas del socialismo. Todavía habrá profundas desigualdades, lo cual significa que algunos tienen un papel más importante en asuntos políticos y los asuntos de la sociedad en general. Si se aferran al camino socialista y aplican el punto de vista y la metodología comunista, beneficiarán los intereses de las masas, pero en gran medida lo estarán haciendo en lugar de ellas (aunque representan sus intereses). Rebasar esa situación requiere todo un proceso, toda una época de lucha que apunta a lograr la transición del socialismo al comunismo, no en un solo país (lo cual es imposible) sino en el mundo entero.

A eso me refiero cuando digo que las masas son los amos de la sociedad socialista en un sentido relativo y no absoluto. Eso encierra muchísimas contradicciones que no se resuelven fácilmente. Se resolverán a través de un camino u otro: o el camino socialista o el camino de regreso al capitalismo.

Las contradicciones de tener ejército

Avanzar por el camino correcto, el camino socialista, es un proceso muy complejo, difícil y tumultuoso, y uno puede desviarse de mil y una maneras. La única forma de mantenerse en el camino es luchar constantemente por basarse en el punto de vista y la metodología comunista y aplicarlos consecuentemente.

Es una lucha monumental porque no ocurre en un vacío. Los contrarrevolucionarios se oponen a la eliminación de las desigualdades, y otros solo quieren avanzar hasta aquí y no más: "¡Qué bueno que hayamos barrido algunos males de la sociedad!, pero ahora que me toca a mí transformarme, ya basta, ¿no? Ya hemos conseguido mucho". Eso pasa; algunos cambian. No solo los líderes, otros también. Claro, pasa de manera muy notable con algunos líderes. Pero como dijo Engels, la revolución pasa por una serie de etapas e incluso gente de buena voluntad se atora y no sabe cómo avanzar a otra etapa. ¿Qué hacer ante la constante amenaza imperialista? Eso no tiene solución fácil.

Todas estas contradicciones, y especialmente estas dos grandes contradicciones (primero, que el socialismo es una transición al comunismo y todavía no es el comunismo, y que hay muchas desigualdades que quedan por superarse; y segundo, que el país socialista se encuentra cercado por los imperialistas) se entrelazan y se concentran en la necesidad de tener ejército en la sociedad socialista.

Muchos anarquistas y otros dicen que no necesitamos estado. No son serios. Mejor dicho, son serios, pero tienen otra meta, y no la de revolucionar de verdad la sociedad. No rebasan el "estrecho horizonte del derecho burgués". En el tipo de sociedad que proponen no sería posible transformar y eliminar las profundas desigualdades. ¿Acaso se podrían poner en práctica medidas que lleven a eliminarlas sin estado? ¿Qué pasa si se oponen los que se benefician de ellas? ¿Qué hacemos? Sin estado, ¿qué hacemos? ¿Qué tal si les decimos: "Bueno, si no quieren, pues entonces no"? [risas] Pero, en serio, no quedaría más que recurrir a eso, ¿que no? Por eso, digo que los que proponen una sociedad así no apuntan de a de veras a la transformación total de la sociedad.

Además, en el mundo real, sin estado nos aplastarían en un dos por tres. Dirían: "¿No tienen estado? ¿No tienen los medios de suprimir a los que quieren tumbar la revolución? ¿No tienen ejército que la proteja? ¡Olvídenlo!". Sobran las experiencias de levantamientos que han ahogado en sangre, rebeliones aplastadas con terrible brutalidad porque carecían de una fuerza material que pudiera hacerle frente a la fuerza material de los opresores. Para mí la noción de hacer la revolución, con todo lo que eso implica y, después, devolverle el poder a los opresores y explotadores es inconcebible e imperdonable. ¿Acaso la solución a los problemas que tenemos que resolver radica en no defender la revolución o no tener ejército que la defienda? ¡Para nada!

Claro, tener ejército implica ciertos problemas y debemos reconocerlos. ¿Por qué se necesita un ejército? Bueno, por un lado están los imperialistas y, por el otro, hay contrarrevolucionarios en la misma sociedad socialista. Eso está muy claro. Pero, ¿por qué no simplemente dar armas a la población? Por una serie de razones muy concretas. Los imperialistas dedican una enorme cantidad de recursos y gente al desarrollo de estrategia y doctrina militar, y la tecnología y capacitación necesaria para emplearla. Dedican muchísimo tiempo al entrenamiento de las fuerzas armadas. Llevan un par de décadas entrenándolas para el combate urbano. A ver qué pasa cuando tengan que hacerlo en serio, sobre todo contra una fuerza masiva, contra un pueblo revolucionario, consciente y decidido a luchar de manera revolucionaria por su emancipación y la emancipación de la sociedad, y el mundo entero. A lo mejor a corto plazo logran imponerse militarmente contra diversas insurgencias que no se apoyan de veras en las masas ni las movilizan plenamente (tanto mujeres como hombres) a luchar por la emancipación completa. Es lo más probable. ¿Por qué? Porque los imperialistas tienen gran poderío tecnológico y muchos medios de usarlo, y medios de comunicación y cosas por el estilo, y porque entrenan constantemente a las fuerzas armadas. Los soldados son profesionales. Es su carrera y son expertos.

Si queremos tumbar el dominio de los imperialistas y defender la sociedad socialista que estamos creando y seguir por el camino socialista, nosotros también necesitamos gente que se especialice en esa esfera; o sea, para eso, necesitaremos una fuerza armada de profesionales de tiempo completo, que se dedique a estudiar eso, investigar lo que los imperialistas están haciendo en esa esfera, la historia militar y la doctrina militar, y a entrenar a las fuerzas armadas. Habrá que destinar una parte de la economía a la producción de armas —no las mismas que usan los imperialistas ni al mismo nivel, porque no será posible— sino a la producción de armas que correspondan a nuestra manera de luchar contra ellos. ¡No vamos a combatirlos con pistolas de juguete! Si en serio queremos defender los logros de la revolución, tendremos que desarrollar armamento para defenderla y para defender la nueva sociedad que hemos creado, y habrá que dedicar gente a eso.

¿Por qué no lo hace la población en general? Tiene que ver con lo que dije antes: primero, recuerden que ya no estamos explotando a otros ni estamos saqueando el mundo ni viviendo en "la cima de la cadena alimenticia"; para producir y distribuir los productos que la sociedad necesita e ir mejorando la situación de la población (habrá situaciones horribles que hay que remediar además de necesidades generales), una gran parte de la población tendrá que dedicar la mayor parte del tiempo a la esfera de la producción. Si es así, no puede estar dedicando el tiempo necesario para capacitarse en asuntos militares al nivel que se requiere para defenderse de los imperialistas. Será posible movilizar a las masas en milicias (de medio tiempo) que complementen al ejército (de tiempo completo), pero no pueden substituirlo ni tener el mismo papel en esa etapa ni en las primeras etapas del socialismo.

Es necesario tener una división de trabajo en la sociedad socialista. Unos se especializan en asuntos militares; otros pueden turnarse, pero no será posible borrar todas las distinciones. Los que están en las fuerzas armadas son un cuerpo especial de gente armada, altamente entrenada, disciplinada y equipada en medio de una población que no está entrenada ni equipada de la misma manera. Aun si los demás participan en milicias y dedican un día a la semana a entrenarse, no van a poder derrotar al ejército en una batalla frontal. Eso lo vimos cuando se dio el golpe en China y lo he mencionado en otras charlas. Yo estaba oyendo la radio después del golpe y oí que las milicias de Shanghai luchaban contra el ELP (Ejército de Liberación Popular), que ya no era un ejército de liberación popular sino un ejército burgués, y le eché porras a las milicias: "¡Órale, milicias!". Pero no tenían posibilidades de ganar y las aplastaron. Quizá si hubieran cobrado mayor impulso antes, habrían logrado ganarse a ciertos sectores del ejército, y se habría dado otra dinámica, posiblemente con otro desenlace. Pero en un enfrentamiento militar no tenían posibilidades de triunfar. Eso se debe a las profundas contradicciones subyacentes que tenemos que ir resolviendo, a la vez que nos defendemos y defendemos las nuevas sociedades socialistas que creamos.

Es otro problema que tenemos que explorar muy a fondo; las contradicciones de la sociedad socialista, que he venido señalando, se concentran en ese cuerpo especial de gente armada.

Hacia la eliminación de las "cuatro todas"

Mao dirigió la revolución china a lidiar con estas contradicciones de un modo profundamente nuevo, sobre todo durante la década de la Gran Revolución Cultural Proletaria. Fue todo lo contrario de las calumnias que tanto se divulgan: lucharon por dar a luz muchas cosas nuevas en las relaciones humanas; lucharon por transformar la cultura y el modo de pensar de acuerdo a lo que era necesario para hacer la transición hacia las "cuatro todas". En toda esfera, crearon cosas nuevas que representaron mayores transformaciones hacia esa meta.

Veamos el caso de los servicios de salud. Antes de la Revolución Cultural, la situación en China era más o menos igual que antes de la revolución de 1949, cuando la gran mayoría del pueblo vivía en el campo y trabajaba en la agricultura prácticamente sin servicios de salud, incluso los más elementales. Después de la revolución mejoraron los servicios de salud en las ciudades y los seguidores de la línea revisionista propusieron dedicar más recursos a la ciudad; decían que el progreso del campo dependía del desarrollo de las ciudades, incluso de manera desproporcionada con relación al campo. Propusieron concentrarse en la industria pesada y mejorar el bienestar y la salud de las zonas urbanas; entonces, dijeron, las ciudades producirían más y con el tiempo eso beneficiaría al campo y sería posible mecanizar la agricultura y hacer otras cosas sobre la base de la industria.

Pero Mao planteó, muy correctamente, que esa manera de hacer las cosas causaría la misma polarización social y económica que antes, quizá con distintos matices, pero esencialmente igual. Precisamente eso ha ocurrido ahora que los revisionistas están en el poder en China. Especialmente en las ciudades, pero también en las zonas rurales, una capa relativamente pequeña se beneficia y las vastas mayorías sufren terriblemente. Al igual que en todos los demás países del tercer mundo, decenas de millones dejan el campo hacia las ciudades, donde muchos no encuentran trabajo porque la economía está orientada hacia ciertas capas sociales, y las diferencias entre la ciudad y el campo han aumentado.

Cuando China era socialista, apuntaban a transformar todo eso. Avanzaba por un camino completamente diferente, el camino socialista, y esa lucha alcanzó la cumbre más alta durante la Revolución Cultural. Podríamos dar ejemplos de muchas esferas; por ejemplo, antes de la Revolución Cultural, el sistema de educación producía una nueva élite, que convenía más a un sistema burgués y que reforzaba las desigualdades. Igual en las demás esferas. Por ejemplo, Mao criticó duramente la cultura y dijo que debía llamarse la cultura de bellezas y emperadores porque estos eran los únicos que salían en el escenario. Presentaban las viejas obras feudales que supuestamente eran representaciones "clásicas" de la sociedad china, y reforzaban viejos modos de pensar y de ser. Por eso, se propusieron transformar esa esfera.

¿Cometieron algunos errores? ¡Por supuesto! ¿Hay cosas que debemos aprender a hacer mejor? ¡Claro! Pero también hicieron avances monumentales. En la sociedad china antes de 1949, a las mujeres les doblaban y les quebraban los pies para que fueran más "femeninas". Hasta las prostitutas tenían los pies vendados porque se pensaba que los pies de tamaño normal eran feos.

Recuerdo que en los 70 la periodista Barbara Walters hizo un reportaje sobre los zapatos del mundo. Mostró un zapato muy pequeño de la vieja China, un zapato que usaban mujeres de pies vendados, y dijo: "Obviamente las mujeres chinas necesitan una enmienda que garantice la igualdad de derechos". ¡Enseguida agregó: "En realidad, tienen tal enmienda "! Fíjense, eso ocurrió en otros tiempos cuando cosas así... una parte de la verdad de lo que pasaba en China salía incluso en la prensa grande. Fue antes del golpe en China. O sea, ese zapato representaba el sufrimiento de millones y millones de mujeres chinas y, apenas dos décadas después, las mujeres bailaban ballets revolucionarios de movimientos audaces totalmente inauditos en cualquier parte del mundo.

Fue una transformación monumental, tanto el contenido de los ballets, que tenían temas revolucionarios y presentaban a las masas librando lucha revolucionaria, como las relaciones sociales que encarnaban. Además, tenían una calidad artística muy alta. Se ha dicho que había muy pocas obras y que suprimieron o no fomentaron otras, y es necesario investigar esas críticas. Pero esas obras tenían una calidad artística sumamente alta, y mujeres, que hacía dos generaciones tenían los pies vendados, realizaban movimientos de ballet jamás visto hasta entonces.

Igual en toda esfera de la sociedad. No tenemos tiempo de entrar en detalles, pero lo esencial es que Mao se empeñó en encontrar nuevas maneras de hacer todo eso, y no simplemente imponerlo desde arriba. Al principio de la Revolución Cultural Mao dijo: en el pasado buscamos un medio que permitiera resolver esos problemas (el hecho de que se reforzaban las desigualdades y el viejo modo de pensar), pero no encontramos un medio de movilizar a las amplias masas desde abajo para exponer nuestro lado oscuro. "Nuestro lado oscuro" se refería a la parte del Partido Comunista de China que seguía el camino revisionista y las medidas que concentraban ese camino. Antes de la Revolución Cultural, no encontraron la manera de dar expresión a las críticas de las bases ni de movilizar la lucha de las masas contra todo eso. Por eso, dijo Mao, no se logró nada. Lanzaron críticas desde arriba e iniciaron campañas de educación con el fin de destacar la necesidad de hacer cambios, pero no se logró nada, dijo Mao, porque antes de la Revolución Cultural, no encontraron un medio que permitiera que las amplias masas se levantaran y criticaran esas cosas y lucharan contra ellas desde abajo, desde las bases.

La Revolución Cultural y la situación internacional

La Revolución Cultural fue precisamente el medio que permitió que las críticas y lucha de las masas se desataran más y más. Desde luego tenía muchas contradicciones de todo tipo, pero fue el medio que permitió que eso se hiciera más y más, como se ve, por ejemplo, en la manera en que reconstituyeron el partido. En gran medida se disolvió en medio del tumulto y caos y crítica de las masas de la Revolución Cultural, y lo reconstituyeron a través de lo que llamaron "asambleas de puerta abierta", en las cuales las masas evaluaron y criticaron a militantes del partido (o a los que solicitaron ingresar). De esa manera, también hicieron avances y crearon los medios para que las masas tuvieran un papel cada vez más consciente en todo eso.

Pero entonces, ¿qué pasó? La Revolución Cultural, repito, no se libró en un vacío. Mao y otros líderes tuvieron que tomar en cuenta las circunstancias muy difíciles, en China y el mundo, en las cuales se estaba librando. Tan fue así que en un principio Mao fue el único del Comité Central que quería y que estaba decidido a desatarla. (Como dijo Mao, muy a su manera: "Fui el único del Comité Central que estuvo de acuerdo con mis planteamientos"). Los demás no querían iniciar la Revolución Cultural. Por eso, fue necesario encontrar nuevos líderes y ganarse a otros, lo cual hicieron con mayor o menor éxito.

¿Por qué los demás no estuvieron de acuerdo? Entre otras cosas, porque no ocurría en un vacío. Iba a crear un caos en la sociedad. Como dijo Mao: se creó caos en gran escala. Dijo eso incluso del Gran Salto Adelante, antes de la Revolución Cultural: se creó caos en gran escala y asumo la responsabilidad. Eso ocurrió en una escala aun mayor con la Revolución Cultural. Fíjense en el contexto; ¿qué pasaba en el mundo? Estados Unidos escalaba la guerra de Vietnam. Siempre era posible que invadiera Vietnam del Norte (que limita con China). Además, tenía muchas tropas en Corea (que también colinda con China); estaban en Corea del Sur, pero no estaban muy lejos de la frontera china. (Unos años antes, en los 1950, tras el triunfo de la revolución china, se libró la guerra de Corea). Además, hacía unos años que la dirección de la Unión Soviética había optado por el camino que llevó nuevamente al capitalismo y convirtió el país en una potencia socialimperialista, socialista de palabra pero imperialista en los hechos y esencialmente, y en ese entonces amenazaba directamente a China. A finales de los 60, se dio una serie de enfrentamientos en la frontera y, de acuerdo a Henry Kissinger y otros, los soviéticos trazaron planes de atacar y descuartizar a China e incluso de usar armas nucleares tácticas. Querían apoderarse del noreste, el corazón industrial, y básicamente convertir el país en una colección de provincias descuartizadas y dispersas bajo su mando. Estados Unidos se opuso firmemente por sus propios motivos.

En esa situación Mao propuso aventar la sociedad al caos. Naturalmente, los demás no estuvieron de acuerdo, no era fácil tomar esa decisión. La situación era muy difícil. Posteriormente, tras el avance de la Revolución Cultural a cierta etapa y con más cambios dramáticos de la situación internacional, Mao dio un nuevo giro, en cierto sentido, y optó por llegar a cierto acuerdo con Estados Unidos (y sus aliados), como elemento clave de contrarrestar la amenaza muy grave de la Unión Soviética: a principios de los 70, China inició "la apertura al Occidente".

Eso desorientó y desconcertó a muchos, a maoístas por todo el mundo y a nuestro partido porque el gobierno de China alabó al sha de Irán y a Haile Selassie, quien (los compañeros rastafarianos me perdonarán) fue un opresor brutal del pueblo de Etiopía; alabó a Marcos, el dictador fascista de Filipinas, que reprimía la guerra popular dirigida por maoístas en ese país. "La apertura al Occidente" arrojó muchas situaciones similares.

Mao y otros líderes del Partido Comunista de China cercanos a él adoptaron una estrategia similar a la de la Unión Soviética durante la II Guerra Mundial. Desde mediados de los 1930, la Unión Soviética esperaba un ataque de la Alemania fascista y buscaba la manera de contrarrestarlo. Primero, y es una parte de la historia que se ha ocultado, propuso aliarse con Francia, Inglaterra e incluso Estados Unidos contra el expansionismo alemán. Pero a Estados Unidos e Inglaterra no les interesó. Antes de que Estados Unidos entrara a la guerra y cuando parecía muy probable que Alemania atacara a la Unión Soviética, Harry Truman, senador de Missouri (más tarde vicepresidente y después presidente) expresó ese punto de vista en un discurso en el Senado: "Dejemos que los dos (la Unión Soviética y Alemania) se peleen y se desgasten, y después intervenimos al lado del que va perdiendo".

A las potencias imperialistas no les interesó unirse con la Unión Soviética contra el expansionismo del imperialismo alemán bajo los nazis. La agresión alemana les convenía, siempre y cuando se lanzara "hacia el Oriente", es decir, hacia la Unión Soviética.

Entonces se dio el célebre acuerdo, o tristemente célebre, de Neville Chamberlain con Hitler. Hoy lo dan como ejemplo de capitulación con consecuencias funestas; dicen, por ejemplo, que debemos atacar a Saddam Hussein porque "no olvidemos que Chamberlain concilió con Hitler y firmó `un acuerdo de paz’ y miren no más lo que pasó", bla, bla, bla. ¡No importa que la analogía no venga al caso! En realidad, Chamberlain quería empujar Alemania hacia el Oriente a atacar la Unión Soviética. Eso lo motivó en gran parte. Ante esa situación, en cierto momento la Unión Soviética dio un giro y dijo: está bien, los imperialistas del Occidente no quieren unirse con nosotros contra Alemania; hagamos un acuerdo con Alemania. Los soviéticos sabían muy bien que era muy probable que Alemania los atacara en todo caso, pero buscaban ganar tiempo para prepararse, trasladar la industria, fortalecer las fuerzas armadas, producir más aviones, tanques, etc. Podríamos tener una discusión muy larga sobre su estrategia militar, pero está fuera del alcance de esta charla.

Sin embargo, ese fue su propósito. Hicieron un acuerdo con Alemania e incluso se repartieron Polonia con protocolos secretos y todo para que sirviera de amortiguador, e hicieron otras cosas por el estilo.

A la larga y a un enorme costo, la Unión Soviética derrotó el ataque alemán y el resto ya es cosa sabida. Fue el punto de viraje de la II Guerra Mundial, sobre todo en Europa. La invasión de Normandía por Estados Unidos e Inglaterra ocurrió mucho después de ese giro decisivo en el curso de la guerra en Europa, en que la Unión Soviética, tras la batalla de Stalingrado, rechazó a los ejércitos alemanes. Hasta Winston Churchill admitió que la Unión Soviética asumió el 75% de la lucha contra Alemania. Hoy no les gusta hablar de eso, pero es la realidad, es la verdad.

La Unión Soviética ganó la guerra, pero perdió mucho en el proceso. Causó una gran desorientación y mucha confusión en el movimiento comunista internacional. Se refirió a Estados Unidos e Inglaterra simplemente como "países democráticos" y encubrió muchos aspectos de su naturaleza imperialista. En la Unión Soviética, destacaron el patriotismo ruso; resucitaron como iconos de unidad nacional a reyes y déspotas feudales como Iván el Terrible. Se basaron en el patriarcado, que todavía tenía mucha influencia sobre las masas; en muchos otros aspectos hicieron cosas problemáticas.

Aunque triunfaron en la guerra y salvaron la Unión Soviética, deshicieron, en gran parte, el camino socialista. Claro, es muy fácil criticarlos ahora, pero fue una situación sumamente difícil. Cuando el ejército triunfante de Alemania invadió a la Unión Soviética, su gran poderío militar parecía invencible; era una máquina arrolladora que aplastó rápidamente a Francia y despachó a los ingleses de la ciudad francesa de Dunkerque a su islita, y por poco la conquista también.

Fue una experiencia sumamente difícil; sin embargo, por un tiempo después de la II Guerra Mundial parecía que el campo socialista se había expandido. Poco después de la guerra, estalló la revolución china (aunque la hicieron en gran parte desacatando a la Unión Soviética) y en Europa Oriental surgieron una serie de países aparentemente socialistas, pero en muchos sentidos fue más apariencia que realidad. No tenemos tiempo de entrar en detalles, pero en muchos aspectos la Unión Soviética sembró muy fuertemente las semillas de su propia destrucción con su estrategia y manera de pelear la guerra.

Mao y el Partido Comunista de China se opusieron y rompieron con eso en aspectos decisivos; sin embargo, no resumieron los aspectos negativos de manera sistemática y completa. No hicieron mayor análisis del hecho de que su revolución se dio y el campo socialista se expandió en ese contexto, aunque a mediados o finales de los 50 reconocieron que la Unión Soviética y sus aliados de Europa Oriental ya no seguían el camino socialista. Muchas veces, pasa así: no se resumen los aspectos negativos de la experiencia positiva. Se ha dicho que los ejércitos derrotados aprenden bien, pero debemos destacar que los ejércitos victoriosos también deben aprender y deben interrogarse constantemente. Cuando todo está saliendo bien, lo más fácil es que no nos critiquemos ni escuchemos las críticas de otros. Caemos en el triunfalismo o el pragmatismo —esto dio resultado, entonces debe ser correcto— y no hacemos un balance crítico, no nos interrogamos, no interrogamos la experiencia ni la dividimos en sus aspectos contradictorios.

Entonces, a comienzos de los 70, ante una situación aparentemente similar, a los líderes chinos les pareció natural repetir el modelo soviético. Resulta que cuando Estados Unidos entró a la II Guerra Mundial a finales de 1941 (y aun antes, después del ataque alemán a Inglaterra y Francia), los imperialistas occidentales cambiaron de parecer, y cuando Alemania atacó a la Unión Soviética en 1941, formaron una alianza con la Unión Soviética. Esa es la historia compleja de esa guerra. Los líderes chinos analizaron que la Unión Soviética, ahora un país socialimperialista, tenía un papel parecido a Alemania en la II Guerra Mundial, y que China tenía un papel parecido al de la Unión Soviética de entonces. Dijeron: ¿acaso no debemos hacer una alianza con los imperialistas occidentales, tal y como hizo la Unión Soviética en la II Guerra Mundial?

El problema es que las situaciones no eran completamente parecidas. Además, la "apertura al Occidente" causó muchos problemas. Desorientó, repito, a grandes partes del movimiento maoísta del mundo. Fue muy difícil analizarla correctamente. En 1974, yo fui a China con otro compañero de la Unión Revolucionaria (la organización precursora del partido). Les hicimos muchas preguntas duras sobre lo que hacían y jamás nos dieron una respuesta. Nos quedamos con muchas inquietudes. Les preguntamos sobre todos los asuntos que he mencionado aquí, por ejemplo, ¿qué onda con Marcos? No les gustó mucho, pero insistimos; queríamos saber qué onda y obviamente teníamos críticas, pero jamás nos respondieron. Hablaron mucho de derrotar a los enemigos uno por uno. También se basaron en la experiencia de la revolución china: en los 1930 cuando Japón invadió a China y ocupó grandes regiones del país, los comunistas se aliaron con Chiang Kai-shek contra los invasores, lo que en realidad significaba unirse con Estados Unidos e Inglaterra, que lo respaldaban. En ese caso, fue correcto y llevó a avances para la revolución en un sentido profundo y fundamental (no simplemente en un sentido estrecho), avances hacia la revolución socialista.

Pero la historia no siempre se repite igual; de hecho, casi nunca es así. El mundo de los 1970 no era el mismo del período de la II Guerra Mundial. El imperialismo yanqui era una fuerza muy importante en el mundo, un gran opresor de los pueblos del mundo, y fue muy desorientador que China buscara unirse con él. La verdad, no dio el mismo resultado que la estrategia soviética de la II Guerra Mundial, aun con todos los problemas que tenía. Lamentablemente, la política china de "la apertura al Occidente" y todo lo que implicaba, además de desorientar a maoístas de otros países, indudablemente fortaleció los argumentos de los revisionistas de China. Estos tenían "argumentos prácticos"; entre otras cosas, su manera de evitar la guerra con la Unión Soviética era volverse revisionistas. O sea, su deseo de evitar la guerra reforzó las posiciones revisionistas que en todo caso tenían.

Así que es otra cosa que debemos analizar y evaluar más a fondo. ¿En qué basaron esa estrategia? ¿Qué necesidad sintieron? ¿Cuáles fueron las consecuencias, y qué fue correcto e incorrecto? Si bien fue cierto que en ese momento la Unión Soviética representaba el peligro más inmediato y grave para China, no era así en el mundo en general. Además, los problemas de la estrategia soviética de la II Guerra Mundial se manifestaron muy fuertemente en la estrategia de China a principios de los 70.

Peligros y oportunidades

Una de las cosas que queda claro al explorar todo esto (y es una manifestación aguda de lo que tendremos que afrontar para hacer la revolución y avanzar por la transición hacia el comunismo en todo el mundo) es que cuando las contradicciones en el mundo se manifiestan agudamente, los grandes peligros vienen de la mano con las grandes oportunidades. La misma crisis del sistema imperialista que produce guerras de un tipo u otro y que avienta al mundo entero al torbellino de las maniobras y maquinaciones de los imperialistas y lo que hacen en el mundo, digo, la manera en que todo esto se concentra y todo el mundo se ve envuelto en ese gran torbellino político, acentúa las posibilidades de revolución por un lado y, por el otro, acentúa los peligros de ser aplastados. Eso es cierto para un partido, no importa la etapa de desarrollo, y se aplica de manera muy concentrada a los estados socialistas que existan.

La crisis de los 1930 que estalló, posteriormente, en la II Guerra Mundial acentuó las posibilidades de avances revolucionarios por todo el mundo, pero también acentuó el peligro de la aniquilación de la Unión Soviética, lo que por poco ocurre. Nuevamente, a principios de los 70, se dio una situación muy parecida, esta vez para China. En ciertos aspectos las contradicciones del sistema imperialista, y sobre todo las contradicciones entre los imperialistas (especialmente entre Estados Unidos y la Unión Soviética), se agudizaron y, como resultado, el mundo entero se vio envuelto de diversas maneras. Pero esa situación también produjo un peligro mucho más agudo de un ataque contra China, especialmente por la Unión Soviética, y no habría sido fácil derrotarlo. No digo que no habría sido posible o que no habría sido posible sin "la apertura al Occidente" o sin buscar alianzas con Estados Unidos y las fuerzas aliadas con él (o bajo su dominación). Pero no habría sido fácil. Habría causado tremenda destrucción en China y costado muchísimas vidas, probablemente decenas de millones.

No es que Mao rehuyó el peligro. Más bien, en cierto sentido, "optó por lo conocido". Volvió a una estrategia que consideró viable, pero esa estrategia tenía problemas la primera vez, cuando la Unión Soviética la empleó. Además, el mundo había cambiado en aspectos importantes y no estaba configurado exactamente igual que en el período antes de la II Guerra Mundial.

Tenemos que aprender de todo eso también. Aun cuando hayamos logrado grandes avances o cuando estemos avanzando a grandes pasos, debemos tener la actitud crítica de examinar los aspectos negativos. Debemos volver a examinar constantemente lo que hemos hecho y examinar más a fondo incluso las cosas que hemos hecho bien. Al igual que los ejércitos derrotados, los ejércitos victoriosos tienen que aprender bien. Es más fácil aceptar críticas cuando está claro que las cosas no van bien. En esa situación, uno puede claudicar y volverse inmune a toda crítica, puede ponerse a la defensiva y no aceptar críticas, pero lo más probable es que sea receptivo porque está en aprietos y necesita una solución.

Pero en el caso de una estrategia que ha funcionado bien en el pasado, o en una situación de pleno avance, ¿cómo interrogarse en esas circunstancias y aprender las lecciones necesarias? Todo esto se plantea muy agudamente, repito, cuando se presentan grandes peligros y grandes oportunidades. ¿Cómo prevenir y evitar los grandes peligros, o reducirlos al mínimo, a la vez que se maximizan los avances? Esa es una contradicción muy difícil que también tenemos que aprender a manejar mejor.

Debemos tener una actitud muy seria al evaluar los errores. Las críticas frívolas o superficiales que no tomen en cuenta los profundos y formidables retos que se plantearon no tienen caso ni sirven ningún propósito. Tenemos que ser materialistas, confrontar esto, analizarlo profundamente y sacar las lecciones, estar resueltos a hacerle frente a los errores y deficiencias en lo que hemos hecho hasta la fecha, a la vez que luchamos por defender y popularizar lo principal, la realidad abrumadora: los logros sin precedentes que ha alcanzado la sociedad socialista a través de la dictadura del proletariado, aun en la primera etapa del avance al comunismo.

Fin de una etapa, comienzo de una nueva etapa

A través de todo esto, como he descrito en varios escritos y charlas, hemos llegado al fin de una etapa y al comienzo de una nueva etapa. Hemos pasado por la experiencia de la Comuna de París y, más que eso, el surgimiento de países socialistas en la Unión Soviética y China. Pero eso ha terminado.

No queríamos que terminara. Ciertamente, eso suscitó una lucha muy dura: ¿aceptamos la realidad o nos imaginamos que la China de Deng Xiaoping tenía algo que ver con el socialismo, porque no podemos asimilar el hecho de que hayamos sufrido una gran pérdida? Sí, fue una gran pérdida y fue necesario librar una gran lucha de ideas (y no solamente al nivel de cada partido) para poder reagruparnos al nivel internacional.

Es el fin de una etapa, pero no el fin de nuestro proyecto ni el fin de la causa comunista. Estamos ante el fin de una etapa y el comienzo de una nueva etapa, y tenemos que basarnos en los logros del pasado y en las cosas avanzadas que están surgiendo en el mundo, y canalizarlas y dirigirlas hacia el socialismo. Además, cuando triunfemos, ora aquí, ora allá, tenemos que librar la lucha más cabalmente y mejor.

Tenemos la tarea de aprender de la manera más profunda posible las lecciones cruciales, negativas pero principalmente positivas, de todo aspecto de la experiencia de esta primera etapa. Eso es decisivo e imprescindible. Por muy grandes que hayan sido los retos y problemas de la experiencia de la sociedad socialista y la dictadura del proletariado hasta la fecha, y por muy reales que hayan sido los errores, no olvidemos los grandes logros de la etapa que ha terminado. Por lo contrario, defendamos y divulguemos con osadía los logros del proletariado y su vanguardia, que ha dirigido y transformado la sociedad de maneras sin precedente en la historia de la humanidad. No debemos encubrir ni evitar los errores y deficiencias. Debemos confrontarlos y analizarlos a fondo. Pero no olvidemos que, con todas las deficiencias que la sociedad socialista haya tenido, es mil veces mejor para las masas, para las amplias mayorías, que el capitalismo y el imperialismo con todos sus horrores. Además, abre el camino, el camino de lucha, de lucha monumental, hacia la meta más elevada del comunismo mundial.

Debemos empaparnos de esta verdad e ir aprendiendo mejor cómo darle expresión viva para que todo mundo la capte. No olvidemos que de veras podemos dirigir la sociedad mucho, mucho mejor que la burguesía, y que eso se concretará de mil y una maneras en la sociedad socialista.

No hay ninguna solución mágica para los problemas formidables y monumentales, digo, las contradicciones histórico-mundiales que tenemos que vencer a través de lucha. No hay ninguna cosa que por sí sola pueda resolver el problema, ninguna garantía de que una vez que triunfe la revolución, no dé marcha atrás, de que no se descarrile del camino socialista y se dé la restauración capitalista. Es cuestión de ir aprendiendo y ampliando nuestra capacidad de manejar las profundas y agudas contradicciones que tenemos que navegar, vencer y resolver a través de lucha para avanzar hacia el comunismo. Es cuestión de continuar la revolución dondequiera que el proletariado conquiste el poder y establezca el socialismo. Es cuestión de defenderlo y, principalmente, de construir el país socialista como base de apoyo —fuente de inspiración y también de ayuda y apoyo— para la lucha revolucionaria del mundo entero hacia la meta común del comunismo.

Por eso es necesario, repito, aprender las lecciones de la experiencia histórica, especialmente la experiencia de nuestra clase al conquistar el poder, establecer la dictadura del proletariado y embarcarse en el camino socialista. Tenemos que construir sobre esa base para avanzar más lejos y, sí, para hacerlo mejor la próxima vez.

Para concluir, debemos plantear osadamente el balance dialéctico y materialista de nuestra experiencia histórica hasta la fecha y debatirlo con mucha gente en muchas formas y muchos planos. Es decir, explorar los factores materiales concretos y la complejidad de todo esto y la síntesis que tenemos para alcanzar una comprensión más profunda y así, ir elevando nuestra capacidad de hacerle frente a la realidad y transformarla. Me refiero a que debemos plantear osadamente y debatir esta visión aun más avanzada de la sociedad y mundo a que apuntamos, una sociedad y mundo en que, de hecho, la gran mayoría del mundo, y también las capas de profesionales e intelectuales, quieran vivir.

Tenemos que manejar correctamente la relación de lo complejo, por un lado, y lo elemental y básico, por el otro. O sea, hay algunas verdades elementales y básicas que debemos asir firmemente: los logros muy positivos y el significado de la dictadura del proletariado y la sociedad socialista, y el hecho de que es mil veces mejor de lo que representa el capitalismo y el imperialismo. Eso es elemental. Pero por otro lado, el proceso y la lucha por hacerlo avanzar encierra gran complejidad. No debemos caer en el simplismo sino abordarlo con toda su complejidad y a la vez asir firmemente lo elemental. Es otra expresión en cierto sentido del "núcleo sólido/elasticidad".

Tenemos que llevarle esto a la gente y explorarlo a fondo con ella. Eso es todo. [aplausos]