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Revolución #133, 22 de junio de 2008

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Estudiantes de la secundaria Locke, Los Ángeles: No se dejen engañar por el sistema, luchen por cambiar el mundo

La Escuela Secundaria Locke, en el rincón suroeste de Watts, Los Ángeles, parece más a una prisión que una escuela. Rodeada de cercas de 5 metros al estilo de una prisión; jaulas en las entradas que permiten que se entren solamente por una doble puerta vigilada. Dentro de la escuela verdaderamente se da fuerza al sentido de una prisión. Es un conjunto de edificios separados y dispersos detrás de un enorme campus. Cercas con barras de celdas son un rasgo sobresaliente. Guardias de seguridad patrullan el campus mientras la Policía Escolar mantiene una comisaría in situ con un corral al aire libre para aquellos detenidos en las barridas diarias de estudiantes ausentes sin permiso. Dentro de los edificios de aulas guardias de seguridad patrullan los pasillos con saña y los estudiantes hablan de cómo la policía entra al azar en las aulas con perros para husmear drogas y revisar sus bolsas y pertenencias. En 2005 se graduaron 240 de los 1000 estudiantes que empezaron su noveno año escolar en 2001.

El 10 de junio, algo muy especial y muy significativo ocurrió en Locke. Los estudiantes negros y latinos se unieron de manera poderosa, en una fuerte muestra de unidad, en las narices y en contra del mensaje y campaña de “dividir para conquistar” de los medios, la policía y los funcionarios.

De 700 a 800 estudiantes negros y latinos, del año 9 al año 12, crearon algo nuevo, importante y libertador cuando participaron en la Asamblea de Unidad auspiciada por la Unión de Estudiantes Negros (BSU) y MEChA. Más de una docena de maestros ayudaron a hacer que la asamblea fuera un éxito. Algunos ayudaron a conseguir el auditorio, organizar la asamblea e invitar a otros maestros a que llevaran sus clases; muchos maestros llevaron sus clases a la asamblea.

Mientras los estudiantes entraban en el gimnasio, algunas latinas les entregaban cintas negras y cafés y muchos se apuraron a conseguirlas, ayudándose el uno al otro a prendérselas con alfileres en sus mochilas, pantalones, camisas y pelo. El mensaje de las cintas era una que muchos estudiantes se sentían profundamente y algunos pidieron un puñado de cintas de más para sus amigos que no estuvieran allí.

Cuando empezó la asamblea, una hermana de la BSU explicó la importancia de las cintas y pidió que todos se las prendieran con alfileres. Entonces la hermana de MEChA llamó a los estudiantes a que se las dejaran puestas cada día hasta el final del año escolar. La Asamblea tenía tres oradores: Christopher D. Jiménez y West, conservador del Museo Africanoamericano de California, la Dra. Irene E. Vásquez, directora de Estudios Culturales Mundiales y presidenta del Departamento de Estudios de las/los Chicanas/Chicanos de la Universidad Estatal de California en Domínguez Hills y Michael Slate, corresponsal del periódico Revolución y presentador de radio de Los Ángeles. Maestros y estudiantes le otorgaron a una estudianta el Premio de Resistencia Valerosa por haber confrontado la brutalidad de la policía durante la pelea y por haber trabajado por unir a los estudiantes negros y latinos para luchar contra el sistema y no entre sí. El artista chicano Richard Duardo donó una reproducción de su obra de Frida Kahlo, la que se le dio a la estudianta.

La pelea y las secuelas

Los estudiantes llevaban semanas hablando de la asamblea. Se celebró tras una pelea enorme entre latinos y negros el 9 de mayo. Seiscientos pelearon entre sí por una media hora y entonces 100 policías vestidos de motín invadieron el campus, aporreando a todos que vieran, rociaron gas pimienta y arrestaron a por lo menos cuatro estudiantes. Muchos otros fueron detenidos en la escuela y luego liberados.

Los medios cayeron como buitres. Manadas de periodistas inundaron el campus y salieron a entregar el mismo mensaje: que negros y latinos (estudiantes y otros) no pueden llevarse bien, no más se ven impelidos a pelearse entre sí y solamente con la intervención de la policía con macanas y gas y otras autoridades se puede controlar la escena. La situación recibió cobertura nacional en el New York Times y la revista Time e informes en la emisora National Public Radio. En una mala situación, pretendieron fomentar esta contradicción y agudizarla intensamente.

Poco después de la pelea, se distribuyó una declaración del Partido Comunista Revolucionario en la escuela titulada, “¡Basta ya con pelear entre sí – únanse con la revolución! ¡Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución!” Los puntos en el volante resonaron con muchos estudiantes, especialmente la parte que explicó cómo los medios utilizaron la pelea para agudizar las contradicciones entre negros y latinos, y cómo los medios no tenían ningún interés en informar sobre las cosas que los estudiantes han hecho, negros y latinos juntos, en contra de algunos de los ataques atroces contra tanto la gente latina como la negra. Los estudiantes hablaron del Primero de Mayo de 2006 cuando abandonaron la escuela en apoyo a los derechos de los inmigrantes y del 20 de septiembre de 2007 cuando otra vez abandonaron la escuela en apoyo a los 6 de Jena.

La verdad de la situación

En las semanas después de la pelea, muchos estudiantes de Locke seguían bregando con lo que pasó. Muchos estudiantes, y maestros, verdaderamente quieren que haya unidad entre los estudiantes negros y latinos/inmigrantes, tanto que pretenden negar que la pelea fuera entre las dos nacionalidades, o que siquiera haya una contradicción entre las dos. En cambio hablan de que todo el mundo tiene amigos de ambas nacionalidades o que en general simplemente conviven, separadas pero en paz.

Pero no es difícil averiguar la verdad de la situación. Los estudiantes explican que generalmente los negros y latinos frecuentan áreas separadas de la escuela. Hablan de que los integrantes negros del equipo de fútbol estadounidense estaban muy enojados de que un jugador negro de otra escuela fue asesinado, supuestamente por un pandillero que era un inmigrante latino sin documentos. Hablan de la tensión en los barrios y de las pandillas divididas por nacionalidad que se pelean entre sí por territorio. Un integrante negro del equipo de ejercicios explica que la familia, los amigos y los medios, “se te meten cosas en el oído” tales como “los mexicanos consiguen todas las chambas” o “la gente negra no quiere trabajar y te robará”. Un maestro latino, respetado ampliamente por estudiantes negros y latinos, dice que se satanizan y criminalizan sistemáticamente a los estudiantes negros en la escuela; muchos de ellos empiezan el noveno año limpios, sin antecedentes penales, pero se encuentran en libertad condicional unos pocos años después. Cuando investigó por qué esto ocurre, descubrió que uno de los caminos a la libertad condicional y a ser “metido en el sistema” es que los estudiantes recibían excesivos “pases de tardanza”.

Y hay verdaderas condiciones materiales que contribuyen a que se desarrollen estas divisiones. Ha habido un cambio dramático en la población de Watts en las últimas décadas, desde una gran mayoría negra y un lugar reconocido como centro de la vida negra angelina hasta una mayoría latina, muchos de ellos inmigrantes. La Secundaria Locke ha cambiado de un alumnado casi totalmente negro a 65% latino. Muchas de las viejas industrias donde gente negra podía conseguir algún trabajo han desaparecido, reemplazadas por maquiladoras que prosperan por la superexplotación de la mano de obra inmigrante. La tasa de desempleo de jóvenes en Los Ángeles era de 26.2% en 2004 y aún más en lugares como Watts. En muchas de las chambas que jóvenes negros solían conseguir, en restaurantes de comida rápida o cines, ya trabajan inmigrantes y trabajadores mayores. Los negros y los latinos también se compiten más y más entre sí por los servicios sociales cada vez más limitados.

Y encima de todo eso, hay medidas y acciones conscientes del sistema y sus políticos y medios, con las “fuerzas independientes opuestas a los inmigrantes”, que pretenden fomentar esta contradicción y agudizarla intensamente. El asesinato de Jamiel Shaw, el jugador negro de fútbol estadounidense de una secundaria a que supuestamente mató un inmigrante latino, se utilizó para emprender una amplia campaña de anular la Orden Especial 40 de Los Ángeles, que impide que la policía interrogue o arreste a la gente sobre la base de su condición como inmigrante. El grupo anti-inmigrante y fascista Minutemen ha llevado a cabo unas concentraciones en el área del parque Leimert de Los Ángeles, un barrio que es un centro de la vida cultural negra que se halla en el distrito histórico Crenshaw.

Una poderosa muestra de unidad

La pelea de Locke elevó el asunto hasta otro nivel y, aunque ha habido ocasiones en que cientos de estudiantes negros y latinos se han unido en torno a cosas como los derechos de los inmigrantes o el apoyo a los 6 de Jena, esta pelea sacó a la luz varias clases de tensiones y cuestiones. Se distribuyó ampliamente la declaración del Partido Comunista Revolucionario tras la pelea en la escuela entre maestros y estudiantes. Ayudó a generar mucha discusión y debate, sobre qué hay detrás de esta contradicción entre negros y latinos/inmigrantes así como por qué se hará falta una revolución para resolverla de alguna manera fundamental. Y, mientras muchos estudiantes y maestros quieren unirse, y algunos tienen un sentido de la importancia estratégica de unirse los negros y los latinos/inmigrantes, todavía se duda si es posible y cómo hacerlo.

Este es el ambiente que gestó la asamblea del Día de Unidad. Muchos de los estudiantes y maestros llegaron con la esperanza de poder cambiar la situación negativa tras la pelea a una situación más positiva para el pueblo. Christopher D. Jiménez y West, quien es la primera y única persona negra que recibió un PhD del Departamento de Historia de USC en 125 años, enfatizó la historia y experiencias comunes que compartían negros y latinos, explicando poderosamente a los estudiantes que había un tiempo cuando los negros escapaban de la esclavitud en Estados Unidos por medio de hacerse inmigrantes “ilegales” en México. La Dra. Vásquez también habló de la importancia de la unidad entre los negros y latinos y de sus esfuerzos para facilitar la admisión de estos estudiantes en la universidad.

Michael Slate habló de la horrorosa opresión que los negros y los latinos/inmigrantes confrontan en esta sociedad y que no es un accidente sino el producto del sistema capitalista. Planteó esta situación atroz en el contexto de que esta misma gente se pelea entre sí en lugar de pelear contra la raíz del problema. “Este es el mundo en que ustedes viven. Este es lo que está pasando alrededor de nosotros. Y en el centro de todo eso, ustedes están peleándose entre sí. ¿Y sobre qué? Mi territorio, mi clica, mi pandilla, mi barrio, mi raza, mi nacionalidad y cualquiera otra cosita ridícula. Y cuando hagan esto, a este sistema le encanta. Quiere que ustedes repitan las palabras del sistema, que piensen las ideas del sistema, de que todos somos como perros que se comen el uno al otro. Tan ciegos que se culpan entre sí y dejan que el sistema salga impune. Eso se llama dejarse engañar, estafar, traficar. Y piensen de esto, todo ese rollo de mi territorio, mi barrio, mi raza, etc., de modo que se puede llegar a pensar en ‘mi país’ y a alistarse en el ejército para pelear por un país que tortura y libra una guerra sin fin en contra del mundo. Eso es dejarse engañar, estafar, traficar. Y mientras estén atascados en esta clase de pensamiento, jamás saldrán de esta situación”. Slate dijo que el mundo no tiene que ser así, que un nuevo mundo es posible, pero si algo va a cambiar, la gente tiene que hacer una ruptura hacia una nueva manera de pensar y luchar por cambiar el mundo cambiando el mundo.

Cuando terminó la asamblea, quedó claro que las cosas habían cambiado. Una nueva polarización se está desarrollando en la escuela. Algunos estudiantes se quedaron para hablar con los oradores mientras que otros se apuraron al almuerzo, clases o un concierto. Unos estudiantes se hablaron entre sí del picnic de unidad “Los jóvenes se merecen un futuro mejor” programado para el sábado después de la asamblea. La mayoría de los estudiantes salieron con mucho más en la mente y mucho más claridad sobre ello. Se fueron con las cintas cafés y negras puestas y detrás de esas cintas había un nuevo sentido de la posibilidad del cambio. El aire estaba cargado de un sentido de compromiso y esperanza.

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