Revolución #135, 13 de julio de 2008


Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Periodista estadounidense pone al descubierto adicionales maniobras yanquis contra Irán

30 de junio de 2008. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (traducción de Revolución). El periodista estadounidense Seymour Hersh ha sonado la alarma sobre “una gran escalada de operaciones encubiertas contra Irán, según fuentes congresionales, militares y de inteligencia de hoy y antaño”. En el actual número de The New Yorker (7 de julio), este reconocido periodista opuesto a la guerra con fuentes de alto nivel en el gobierno yanqui y sobre todo en las fuerzas armadas revela dos puntos principales sobre las nuevas maniobras:

Secuestros, bombardeos y asesinatos patrocinados por Estados Unidos

Los dirigentes congresionales aceptaron financiar la escalada encubierta, dice Hersh, después de tener acceso a un documento altamente clasificado llamado un Presidential Finding (Conclusión presidencial) firmado por el presidente George W. Bush, estipulado por ley para darle un aval a un programa encubierto de la CIA. Bush dice que a diferencia de la CIA, según la ley las actividades de las Operaciones Especiales del ejército yanqui no están sujetas a la supervisión del Congreso, de modo que se puede suponer que un importante objetivo de la Conclusión es ampliar el trabajo de la CIA con las organizaciones y los individuos en Irán. Según las fuentes de Hersh, “la autorización global abarca el asesinato”.

Hersh agrega que ahora Estados Unidos está tomando más medidas que nunca para impulsar los ataques contra el régimen iraní islámico chiíta de parte de los grupos minoritarios en Irán, como las fuerzas kurdas iraníes, los árabes iraníes y el movimiento que más señala el informe, el grupo fundamentalista islámico sunita beluchí, Jundallah…

El 20 de junio, el grupo Jundallah dijo que había ejecutado a dos policías iraníes y secuestrado a 14 más, los cuales se llevó a la región beluchí de Pakistán, al otro lado de la frontera. En 2007, según la televisora ABC de Estados Unidos, “agentes de inteligencia estadounidenses y paquistaníes dicen que desde 2005, agentes estadounidenses han ‘alentado y asesorado’ a los integrantes de Jundallah” (The Washington Post, 20 de junio).

Últimamente han ocurrido otros ataques armados vinculados al apoyo yanqui en el Kurdistán iraní y en la ciudad iraní de Shiraz, donde un centro cultural fue blanco de un bombazo. Hersh cita a un agente de inteligencia encubierto que explica que el Pentágono utiliza con éxito operaciones de “falsa bandera” en Pakistán y Afganistán: el trabajo que realiza la CIA por medio de grupos que a veces ni siquiera saben que los manipula Estados Unidos. La fuente sostiene que tales operaciones no funcionan en Irán, y que puede salirse el tiro por la culata. (Aunque no lo menciona, entre otros efectos podrían desestabilizar más al régimen paquistaní que ha sido un importante aliado regional de Estados Unidos.) Explica: “En la comunidad de inteligencia, existe una enorme oposición a la idea [de la Casa Blanca] de librar una guerra encubierta al interior de Irán y de usar a los beluchíes y los ahwasíes [árabes iraníes] como sustitutos”.

Consenso y contienda en la clase dominante yanqui

El artículo señala la oposición al interior de las fuerzas armadas yanquis a un ataque “preventivo” a Irán en los próximos meses, lo que, según otros informes, propone el vicepresidente Dick Cheney. Después de la publicación del artículo, según el noticiero de la ABC (30 de junio), un “alto funcionario de Defensa [estadounidense]” dijo que Israel tiene ganas de atacar antes de que Irán arme el avanzado sistema de defensa aérea que está en proceso de adquirir a Rusia, el cual dificultaría más el lanzamiento de un ataque aéreo contra Irán. La fuente de la ABC se preocupaba, porque soltar a Israel para realizar el trabajo sucio de Estados Unidos podría “causar grandes problemas en la región y más allá”, y causar poco daño al régimen iraní.

Hersh le entrevistó al almirante William Fallon, que hace poco, bajo presión de la Casa Blanca, renunció al mando del Comando Central a cargo de las guerras de Irak, Afganistán y potencialmente Irán… Tenía dos discrepancias con el entorno de Bush: la interferencia del presidente en la cadena de mando militar y, en esa conexión, el que un ataque inmediato de Estados Unidos a Irán pudiera lograr sus objetivos o, al contrario, si llevara a un desastre. Los actuales mandos de las fuerzas armadas yanquis se oponen a tal acción, según la fuente de Hersh.

A su vez, el acuerdo del liderazgo del Congreso respecto a la Conclusión, y los 400 millones de dólares para costear estas maniobras que la acompañaron, ilustra muchísimo acerca de cierto consenso que opera en la clase dominante estadounidense, por lo que se refiere a lo que todos los políticos de peso llaman “tener todas las opciones sobre el tapete”, o sea, ejercer presiones militares y de otra índole sobre el régimen iraní y de ser necesario, atacarlo para concretar los objetivos globales y regionales de Estados Unidos. Asimismo, pese a algunas promesas ambiguas de una retirada temprana de Irak de parte del candidato demócrata Obama, la semana pasada el Senado yanqui controlado por los demócratas votó a favor de la solicitud de fondos de la administración de Bush para continuar esa guerra, además de aquella de Afganistán.

Tal como sus anteriores primicias, Hersh consiguió información a los altos mandos militares. Al parecer, los congresistas, tanto republicanos como demócratas, tienen más habilidad para mantener en secreto estas maniobras. El consenso del congreso estadounidense sobre la necesidad de no incluir a las masas en sus consideraciones políticas es, al igual que los cuestionamientos de los militares acerca de las posibilidades de ganar en el campo de batalla, otra señal de las consecuencias potencialmente peligrosas de un ataque yanqui a Irán para los propios gobernantes de Estados Unidos.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

 

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