Revolución #142, 7 de septiembre de 2008


Informes de las protestas en Denver, de El Mundo No Puede Esperar, Fuera el Gobierno de Bush

A continuación presentamos tres notas sobre las protestas en Denver del portal de El Mundo No Puede Esperar — Fuera el Gobierno de Bush. “Roquear al Coliseo” habla de la marcha de seis mil jóvenes después del concierto patrocinado por Veteranos de Irak Contra la Guerra y la Universidad Estatal de Tiendas de Campana, encabezado por Rage Against the Machine. La segunda trata “Una velada de conciencia” patrocinada por El Mundo No Puede Esperar, con un público de 300 personas. La tercera, “Marchar por Denver”, es un informe de la marcha contra la guerra del domingo 24 de agosto que inició la semana de acciones. Informes de primera mano de las protestas en Denver, con fotos y vídeo, se hallan en el portal de El Mundo No Puede Esperar, http://www.worldcantwait-la.com/spanish.htm. Además, se halla una extensa galería de fotos de las protestas en el portal del Denver Post, http://photos.denverpost.com/photoprojects/DNCmedia/protestsgallery.html

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Roquear al Coliseo: Seis mil jóvenes marchan por Denver

Miércoles, 27 de agosto de 2008

Una multitud de jóvenes alegres y furiosos que la policía estimó en cerca a seis mil arrancaron por las calles de Denver el miércoles, 27 de agosto, en una poderosa marcha que exigió el fin a la guerra en Irak, no a un ataque contra Irán y el apoyo a los soldados que se oponen a la guerra. Al marchar desde el Coliseo de Denver, donde la banda Rage Against the Machine (RATM), los Flobots y The Coup acababan de terminar un concierto de proporción inimaginable, hasta el Pepsi Center en el centro de la ciudad de Denver, los jóvenes llenaron las calles de un distrito industrial, una zona residencial y los cañones del centro de Denver con sus cánticos y canciones: “Son nuestros hermanos, son nuestras hermanas, apoyamos a los opositores a la guerra”, “el pueblo de Irak está bajo ataque — ¿qué hacemos? ¡Ponernos de pie y luchar!”; “¡No a un nuevo rostro para un imperio brutal, la Revolución es lo que necesitamos, para liberar a la humanidad!”

Los veteranos de Irak contra la guerra habían publicado tres demandas después de su marcha a través del distrito central de Denver el martes:

  1. La retirada inmediata de todas las fuerzas de ocupación de Irak.
  2. Completa y adecuada atención de salud y prestaciones a todos los miembros del servicio militar que regresen y a los veteranos.
  3. Reparaciones al pueblo iraquí por la destrucción causada por la guerra y la ocupación de los EE.UU. Se anunciaron estas demandas desde el escenario durante el concierto, y los miembros de RATM llamaron a ponerse de pie junto con los veteranos y que se unan a ellos en su marcha hacia el centro de la ciudad.

Esta marcha no es la política o la protesta como de costumbre. Los jóvenes habían venido preparados con sus pancartas hechas en casa, con mucho orgullo y desafío levantaron muy alto sus declaraciones sobre pedazos de tela o de cartón. Una pequeña muestra: Fonquear la guerra; Bush es para Irak lo que Obama quiere ser para Irán; Al carajo con su Cruzada; Suelta sones de tambor, No Bombas; ¿A quien bombardearía Jesús?; Salvemos al planeta de los belicistas. Llamaron a los transeúntes a unirse a ellos, y muchos lo hicieron, de chicos en ropa de trabajo que acababan de terminar sus turnos, a al menos unos cuantos delegados de la Convención Nacional Demócrata (CND), a trabajadores de oficina bien vestidos del centro que se paraban con los puños en alto o con signos de paz mientras los manifestantes pasaban, antes de dar el paso para unirse a ellos.

Una mujer joven de un pequeño pueblo de Kansas dijo que “estamos hartos de esta guerra maldita, y ni siquiera ninguno de ellos habla de ello. Alguien tiene que hacer algo”. Un joven que va a la universidad en la cercana Boulder dijo que “mucha gente de aquí no suele ir a las protestas, porque no ven lo bueno que hace. Pero esta es nuestra voz que se oye”.

Grandes contingentes de policías antimotines fuertemente armados parecidos a  ninjas del siglo 21 estaban en todas partes. Como la marcha se acercaba al Pepsi Center, la policía trató de arrear a los  jóvenes en las muy infames “jaulas de la libertad”. Pero los veteranos, y la juventud, se negaron a ir. Varios veteranos hablaron brevemente cuando la marcha se detuvo por unos minutos, acorralados por la policía, barricadas de concreto y alambradas. Uno de ellos era un joven soldado que desafiantemente anunció que unos meses antes se había negado a ser enviado a Irak. “Nuestros enemigos están en casa, señoras y señores. Estamos aquí en defensa de nuestra Constitución, y en contra de la ilegalidad de este gobierno. No voy a tomar la vida de otro, que nunca le hizo nada a este país para empezar. Nunca estemos apáticos, mientras que las vidas de otras personas son tomadas en el exterior y nuestros derechos aquí son despojados”.

Otro soldado, Sholom Keller, dijo que “la policía está en plena actitud de batalla. La policía parece estar lista para la guerra, pero nosotros estamos aquí listos para la paz. Los intentos de la policía de  meternos en esta cosa llamada ‘jaula de la libertad’ van a fracasar”.

La marcha de los jóvenes y los veteranos fue una vigorizadora y desafiante ruptura con la política de compromiso, acomodación y aceptación. Los jóvenes que marcharon insistieron en hacer conocer sus puntos de vista, y que representan a millones de otras personas en este país hartas  ante su rumbo y el daño que le está infligiendo a la humanidad y al planeta. El poder y la determinación expresados durante esta marcha, aunque de una forma naciente, deben llegar a ser mucho más enérgica y decidida en las próximas semanas y meses.

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Lunes, 25 de agosto de 2008

Una velada de conciencia

Creo que es cierto cuando la gente dice que los ojos del mundo tienen a Denver en la mira. Las celebridades y  políticos andan en las calles. Los músicos radicales están realizando actuaciones para el pueblo casi a diario. Hay representantes de los medios de comunicación de todo el país y de todo el mundo.

Y con toda esta atención aquí, hay una importante oportunidad para aprovechar: la oportunidad de abrir paso por entre la asfixiante cooperación de los demócratas con los crímenes del gobierno de Bush; una oportunidad y la necesidad de que la gente salga a protestar y haga oír su voz. Para decir un rotundo “NO” a las guerras y la represión, no al exasperante insulto de que lo único que podemos hacer está contenido dentro de los estrechos límites de la política oficial electoral. Caminando por las calles siento que no hay lugar en la tierra en el que prefiera estar sino en Denver, Colorado, en este mismo momento de la historia.

En Chicago de 1968, Abbie Hoffman y los Yippies querían ser el “comercial” de la Convención Nacional Demócrata. Creo que fue un objetivo noble. Proporcionar una alternativa de distracción para la “Convención de la Muerte”, como la llamaron en esa época, y no estar limitado a lo que se consideraba protesta aceptable.

Hago memoria de la noche del domingo, 24 de agosto de 2008. El teatro de danza Cleo Parker Robinson celebró una velada de conciencia. El Mundo No Puede Esperar patrocinaba este acto lleno de oradores maravillosos, en torno al lema “no a la guerra contra Irán”. Yo diría que este acto fue más que un “comercial” en el que la gente participó porque no había nada más. Capturó el espíritu de resistencia que latía en Denver el domingo, y debe ser expresado vitalmente por muchas más personas en Denver y en toda la sociedad.

Los ponentes fueron de variadas procedencias. Había gente que se postulaba para cargos políticos y veteranos de la guerra en Irak y la de Vietnam. Hubo periodistas independientes, periodistas revolucionarios y comunistas revolucionarios, y la gente de los Demócratas Progresistas de América, que se unieron todos por el hecho de que un ataque a Irán sería inaceptable y que las cosas en esta sociedad necesitan cambiar.

Lo que encontré refrescante y revitalizador fue que las personas estaban hablando de cómo llegar más allá de la política como de costumbre. No había ilusión en cuanto a si Obama, ni hablar de McCain, iba a traer el cambio. El verdadero cambio va a venir de la gente.

Cynthia McKinney, que se está postulando para la presidencia por el Partido Verde, proclamó con valentía su radicalidad y denunció a las “Mujeres Vacías de la Hegemonía”, a las dirigentas burguesas como Condoleezza Rice y Nancy Pelosi, que la gente piensa que comparten sus  mismos intereses en el corazón, pero que están realmente empujando a este país más hacia el imperio. Y ella contrastó a esas mujeres con Cindy Sheehan, que también habló y que se está postulando para el Congreso en contra de Nancy Pelosi, y nos recordó que el problema y el reto son mucho más grandes que poner a la mujer en cargos políticos, y que deberíamos empezar a enfocarnos en el sistema.

Sunsara Taylor se refirió a la anterior manifestación y marcha que tuvieron lugar ese día y habló con una honestidad contundente sobre el hecho de que no teníamos a la cantidad de personas que necesitábamos. Envió saludos y sincero amor a la gente valiente que desafió a los traficantes de miedo, las amenazas y la presencia de la policía acantonada por el gobierno y la prensa. Hizo un llamamiento a las personas que trataron de reprimir la protesta, supuestamente activistas “progresistas”, y nos dijo que si están más preocupados por conseguir que los demócratas sean elegidos de lo que están con el destino de la humanidad, pues ustedes no pueden llamarse a sí mismos líderes contra la guerra. Asimismo, puso de manifiesto la absoluta y completa inutilidad de este sistema capitalista y la forma en que nunca puede actuar en pro de los intereses de la gente, no importa quién sea elegido, y presentó un llamado a la revolución que fue muy entusiastamente recibido.

Jeremy Scahill habló muy mordaz sobre Joe Biden, el elegido de Obama para vicepresidente (VP), y la ironía de proclamarse a sí mismo como candidato por el cambio cuando su elegido para VP es uno de los senadores más antiguos en el Congreso y que ha votado a favor de la invasión y ocupación de Irak, y otras innumerables atrocidades perpetradas por los EE.UU.

Yo estaba realmente inspirado por Phil Aliff, de Veteranos de Irak contra la Guerra, que tiene el coraje de hablar y tratar de detener una guerra de la cual él alguna vez fue parte. Luego está Ron Kovic, autor de Nacido el cuatro de julio, que hizo una lectura de la introducción de la edición de 2005 de su libro. Este fue un poderoso momento. Tenía tantas importantes cosas que decir y una parte que me impresionó mucho fue cuando él habló acerca de estar en la guerra y obtener algo de él, y lo que él adquirió fue Conciencia.

Pam África y Ramona África también dijeron algunas palabras a la multitud mostrándonos que la revolución continúa. Y entonces cerramos con la lectura de la Promesa de Resistencia No En Nuestro Nombre, liderada por la formidable Cleo Parker Robinson a la que se sumaron los oradores de la noche y los miembros de la audiencia.

Salí de este acto inspirado a conquistar al mundo. Me he sentado en un montón de actos y he oído hablar a todo tipo de oradores de muchas cosas. Esta noche de conciencia fue diferente. Debido a que la gente que hablaba estuvo viendo la realidad y se daba cuenta de que un cambio real es lo que se necesitaba, no hubo confusión acerca de que sea quien sea el candidato, esos candidatos no iban a lograr el cambio que necesitamos. Lo que estamos haciendo en Denver es correcto, y las personas que no están en Denver deberían estar en Denver. Cuando nos tomamos las calles, estamos diciéndole al mundo que nos negamos a aceptar el programa de Bush, no importa cuál candidato presidencial lo continúe.

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En la marcha de Denver: Luchando por un fin a la guerra, la tortura y la represión

Lunes, 25 de agosto de 2008

El domingo, 24 de agosto, más de 700 personas se juntaron a temprana hora frente al Capitolio de Denver para inaugurar una semana de protesta contra la Convención Nacional Demócrata y el ambiente militarista opresivo que rodea a los que decidimos ejercer la libertad de expresión que el gobierno quiere negarnos.

El mitin comenzó a las nueve de la mañana con un grupo de oradores que nos motivaron desde lo alto de la escalinata. Lo organizó Recrear el 68 (R68), una coalición de grupos y personas antibélicos de Colorado. Los manifestantes escucharon discursos de Cindy Sheehan, Fred Hampton Jr., Ron Kovic (el ex combatiente de la guerra de Vietnam y autor del libro Nacido el 4 de julio), Ward Churchill, Larry Hales, Cynthia McKinney, Larry Holmes y otros, y los animó el rap del grupo Dead Prez.

La escena frente al Capitolio no fue una reproducción de Chicago de 1968 en que la policía golpeó a miles de manifestantes, pero sí fue muy viva y vigorizada con la participación de gente de todas las capas sociales, de todas partes del país, y de dos a 72 años de edad. Había gente de lugares tan lejanos como Florida y Massachussets.

La marcha tenía una vitalidad y un compás propios que marcaron la pauta para un día de marchas briosas y momentos de confrontación... todo eso frente a semanas de amenazas de represión y la formación de un enorme despliegue policial equipado con todo, desde los revólveres y las cachiporras tradicionales a armas de “control de multitudes” de tecnología de punta. Desafió la construcción de un “Guantánamo sobre el río Platte” y las “Jaulas de Libertad” alambradas, donde los manifestantes tendrían la “libertad” de expresar sus opiniones sobre las guerras de Irak y Afganistán, el desarrollo de un estado policial y de espionaje y las demás medidas que el régimen de Bush ha desarrollado con la plena cooperación del Partido Demócrata. Desafió a los propios demócratas y a muchos autodenominados “activistas pro paz” que han tenido la vergüenza de negarse a participar en esas protestas y exhortar a los demás a evitarlas también. Frente a todo eso, los manifestantes iniciaron su marcha con brío y determinación.

La marcha al centro Pepsi

Como a las 11 de la mañana, todos se bajaron de la banqueta y salieron a la calle decididos a marchar una milla directamente al centro Pepsi, donde estaban los delegados de la convención y la prensa. La policía de Denver se había negado a darle un permiso al R68 para marchar hasta ahí. Al contrario, se empecinaba en obligarlos a la fuerza a protestar en la “Jaula de Libertad”, que se había construido para permitir la “libertad de  expresión”. La Jaula estaba a tanta distancia que los delegados no iban a poder ver ni oír las demandas de ¡poner fin a las guerras, la opresión y la tortura, y de devolvernos nuestra constitución!

Sin embargo, los activistas no iban a aceptar ser acorralados a la Jaula. En el camino la marcha creció a más de mil personas. La calle estaba llena de manifestantes de una banqueta a la otra. El ex-combatiente de Vietnam contra la guerra Ron Kovic encabezó la marcha en silla de ruedas y se unió a una gama de coros, de “cerrar Guantánamo” a “retirar las tropas ya”. Los participantes estaban tan vivos y resueltos que no era posible ignorarlos.

Mientras tanto, los policías, vistos anteriormente en nuevos camiones de transporte que los llevan colgados por fuera ya vestidos de combate y con metralletas, y los policletos que cargaban esposas, cachiporras, gas “mace” y armas al cinto, iban siguiendo y rodeando a la marcha. Los manifestantes no les prestaban atención y en ciertos momentos corearon recio y con desafío “5, 4, 3, 2, 1”, y en eso unos cayeron al suelo en un simulacro de muerte; luego los coros empezaron de nuevo: “¡Levántense! ¡Levántense! ¡Porque los pueblos del mundo están mirando!”

El contingente de El Mundo no Puede Esperar fue grande y animado, y su política de desafío y resistencia estaba presente a lo largo de la marcha. El color naranja – el infame color que el gobierno estadounidense impuso a los presos de Guantánamo, y que El Mundo no Puede Esperar ha popularizado como un símbolo impactante y colorido de resistencia al estado que tortura, y de solidaridad con los atacados— se veía por dondequiera. Mantas, carteles y paliacates de color naranja estaban por todos lados.

En un lugar del camino hacia el centro Pepsi, la policía hizo parar al contingente de primera fila de la marcha, para hacerle pasar derecho a la Jaula. Un organizador de R68 le dijo a la policía que, de acuerdo con nuestros derechos de primera enmienda, íbamos a marchar directamente al centro Pepsi.  Después de una conversación, la policía apartó la barricada de azules y nos dejó seguir adelante. Los manifestantes sentían la victoria palpable que acababan de ganar y prosiguieron más determinados que sus voces se escucharan por toda la ciudad.

La calle rebosaba de medios de comunicación, que iban marchando y filmando durante toda la protesta. Mirando para adelante y para atrás, se veían a los activistas que colmaban la calle: unos delegados, identificables por sus insignias y sus botones políticos; anarquistas, activistas pro paz, activistas para el derecho de escoger, ex-soldados, madres, padres e hijos. Era impresionante, y los medios bien lo sabían.

No fue exactamente una recreación de la marcha de Chicago, pero tenía su propio ritmo nuevo y alegre.

Cuando la marcha se paró a las puertas del centro Pepsi, donde las fuerzas represivas esperaban con sus metralletas, Ron Kovic les dijo a los manifestantes que se sentaran para demostrar su desafío decidido al estado policial. Centenares de personas se sentaron justamente frente a las puertas, y la situación se mantuvo así por unos 15 minutos. Kovic dio un discurso entusiasta y los activistas coreaban y gritaban. Los manifestantes se levantaron, pero no se movieron de su lugar frente al centro Pepsi. Demandaron que se les escuchara. El enfrentamiento entre los mil manifestantes y la policía llegó a ser muy tenso, con los dos bandos preparados para cualquier eventualidad.

Después de unos 30 minutos de intensa confrontación cara a cara y gritos de coraje, los delegados, queriendo entrar a la convención, empezaban a mezclarse con los manifestantes; mostraron sus identificaciones, pero la policía no los dejó entrar. Caía el sol a plomo, y de la calle emanaba un calor intenso. Los manifestantes no se rajaron y al final ganaron, pues su presencia se sintió y se hizo saber a los que estaban dentro de la convención, quienes salieron en tropel para tomar fotos, y a los que estaban afuera tratando de entrar.

A paso lento, los manifestantes se fueron en una dirección no permitida, y siguieron marchando hasta regresar al Capitolio.

¡Abbie Hoffman, un activista radical en 1968, hubiera estado orgulloso de nosotros, pues siempre decía que el pueblo hemos ganado si ellos pierden y todos regresamos a casa para volver a luchar otro día!

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