Revolución #166, 31 de mayo de 2009


AFGHANISTÁN:

Ataques aéreos, civiles muertos y la guerra DEL terror yanqui

Obama está enviando a 21.000 tropas más a Afganistán para unirse con la actual fuerza norteamericana de 38.000. ¿Qué significa esta creciente ocupación yanqui para el pueblo de Afganistán?

Vimos un ejemplo descarnado cuando un ataque aéreo yanqui mató a más de 140 personas en la provincia occidental de Farah el 4 de mayo de 2009.

Según el New York Times: “Las bombas eran tan poderosas que hicieron trizas a la gente. Los sobrevivientes dijeron que solo encontraron de cuerpos. Varios aldeanos dijeron que no podían reconocer todos los muertos y nunca encontraron a algunos parientes” (“Afghan Villagers Describe Chaos of U.S. Strikes” [Aldeanos afganis describen el caos de ataques estadounidenses], 14 mayo 2009).

Funcionarios de Estados Unidos afirman que el ataque aéreo se dirigió a los combatientes del Talibán. Pero los aldeanos dijeron que ya había terminado el combate entre Estados Unidos y el Talibán y que éste se había ido antes de que comenzara el ataque aéreo. Las familias cenaban cuando cayeron las bombas.

Luego los aldeanos les dijeron a las autoridades afganis que intentaron llevar a la gente en busca de un lugar seguro después de que comenzó el combate. Los niños, las mujeres y los hombres mayores se congregaron en vecindades amuralladas en la aldea de Gerani, a 5 km del combate. Las bombas yanquis mataron a la mayoría de la gente en estas edificaciones.

Protestas masivas en contra del bombardeo han tenido lugar en Afganistán. Incluso Hamid Karzai, el presidente afgani, títere de Estados Unidos, tuvo que pedir que estos ataques aéreos yanquis se terminaran. Como respuesta, el general James Jones, asesor de Seguridad Nacional de Obama, destacó que Estados Unidos no iba a prohibir los ataques aéreos y dificultar las labores de sus fuerzas en Afganistán, diciendo: “No podemos luchar con las manos atadas”.

Esta matanza es la más grande desde que Estados Unidos invadió y ocupó al país en 2001. Pero no es la primera vez que los ataques aéreos yanquis cometen masacres en masa de civiles inocentes desde el cielo.

De hecho, esta clase de ataque aéreo contra civiles ha sido un rasgo importante de la guerra yanqui en Afganistán.

Este agosto pasado, la aldea de Azizabad en la provincia de Herat sufrió un ataque aéreo yanqui. De inmediato Estados Unidos intentó ocultar y justificar ese crimen de guerra.

En octubre, el Departamento de Defensa de Estados Unidos publicó “The Callan Report” [El Informe Callan], un resumen del informe de una investigación oficial sobre el bombardeo de Azizabad.

Las Naciones Unidas, el gobierno de Afganistán y la Comisión Independiente Afgani de Derechos Humanos habían investigado el incidente y todos habían concluido que resultaron muertos de 78 a 92 civiles en Azizabad, la mayoría de ellos mujeres y niños. Pero Estados Unidos rechazó las tres investigaciones, afirmando que resultaron muertos no más que cinco a siete civiles y 30-35 combatientes del Talibán. El Informe Callan dijo que resultaron muertos solamente 33 civiles en el bombardeo.

Human Rights Watch (HRW) investigó más sobre el bombardeo y criticó severamente el Informe Callan. Dijo que el informe exoneró a las fuerzas estadounidenses que cometieron el ataque, aunque no dio ningún motivo para tal conclusión. Además, criticó el hecho de que el informe dio a entender, de nuevo sin ninguna evidencia, que las fuerzas del Talibán habían usado adrede a los civiles como “escudos” (vea “US Investigation of Airstrike Deaths ‘Deeply Flawed’” [“Profundamente errada”: investigación de muertos de ataque aéreo], HRW, 15 enero 2009).

En enero de 2009, Brad Adams, director de HRW Asia, dijo: “A no ser que la nueva administración de Obama trate de manera urgente la práctica de ataques aéreos por el ejército estadounidense en Afganistán, el resultado será más civiles muertos y heridos innecesarios”.

Ahora, una semana después de “los primeros 100 días” de Obama como comandante en jefe del imperialismo yanqui, ocurrió la masacre más grande de civiles en Afganistán.

Matanza en masa “proporcional”

El Informe Callan argumentó que el ataque yanqui en Azizabad fue “necesario” y “proporcional”, en otras palabras, que tal “daño colateral” de muertos de civiles es inevitable en la persecución del Talibán.

Veamos un ejemplo de lo que Estados Unidos argumenta que es una proporción necesaria y aceptable de civiles muertos:

En julio de 2008 una procesión nupcial estaba en camino hasta la aldea del novio en la provincia oriental de Nangarhar. De repente un avión yanqui sobrevoló a ras de suelo la quebrada. El periódico británico de gran circulación, The Guardian, describió lo que siguió:

“La primera bomba cayó sobre un gran grupo de niños que corrían delante de la procesión. Mató al instante a la mayoría de ellos. Unos minutos después, el avión volvió y lanzó otra bomba, justo sobre el centro del grupo. Esta vez las víctimas fueron casi todas mujeres. De algún modo la novia y dos muchachas sobrevivieron, pero mientras bajaban la ladera con dificultad huyendo desesperadamente del avión, una tercera bomba les alcanzó. Hajj Khan fue uno de cuatro hombres mayores que escoltaban la procesión nupcial ese día. ‘Estábamos caminando, yo tenía a mi nieto de la mano, entonces hubo un ruido fuerte y todo se volvió blanco. Cuando abrí los ojos, todo el mundo estaba gritando. Estaba tirado a unos metros de donde antes estaba, todavía tenía la mano de mi nieto pero era lo único que quedó de él. Miré a mí alrededor y vi pedazos de cuerpos por todos lados. No podía distinguir a quién pertenecía cuál pedazo” (vea “Afghanistan: impact of civilians killed by U.S./U.K.” [Afganistán: impacto de civiles muertos a manos de EE.UU./R.U.], The Guardian, 17 diciembre 2008).

Al igual a la masacre del 4 de mayo de 2009, los parientes dijeron que era imposible identificar los restos de sus seres queridos ya que se habían hecho añicos los cuerpos. Enterraron en 28 tumbas a 47 víctimas.

Esta fue la tercera fiesta de bodas en Afganistán atacada desde el aire por Estados Unidos en 2008. Sólo un mes antes, bombas yanquis cayeron en una fiesta de bodas cerca de Kandahar, dejando a 27 personas muertas.

Un artículo del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) sobre la masacre yanqui de julio de 2008 señaló que de hecho los ataques aéreos a las fiestas de bodas han sido típicos en la ocupación yanqui, puesto que los imperialistas estadounidenses consideran intrínsecamente hostil cualquier reunión grande de afganis. El SNUMQG también explica que el Talibán y sus aliados, todos reaccionarios, “también han matado a muchos civiles, sin dudar desde un primer momento en asesinar y últimamente han matado a muchos civiles adoptando la táctica de atentados suicidas con bombas, su propia versión de la ‘muerte desde el cielo’ terrorista e indiscriminada de Estados Unidos” (“Afganistán: Protestas en contra de los bombardeos y desalojos estadounidenses”, 14 julio 2008, en Revolución #138).

La lógica de la “proporcionalidad” de la matanza en masa

Así que ¿qué es la “proporcionalidad necesaria” de muertos civiles para el imperialismo yanqui?

El Proyecto en Memoria de las Víctimas Afganis informó en mayo que desde que el presidente Barack Obama tomó posesión el 21 de enero, las fuerzas ocupantes dirigidas por Estados Unidos en Afganistán han matado aproximadamente a 160 civiles. Entre estos muertos civiles, 56 eran niños y 15 mujeres, más de 40 eran hombres y en cuanto a más o menos otras 40 víctimas, no se sabe ni la edad ni el género.

Un informe de 2008 de Human Right Watch, titulado “Soldados en contacto: ataques aéreos y civiles muertos en Afganistán”, dice: “Se pueden procesar por crímenes de guerra en los tribunales nacionales o internacionales a los individuos que cometan violaciones graves de la ley humanitaria internacional con propósitos o intenciones criminales”.

Además, agrega que se prohíben los ataques que violen el principio de la proporcionalidad “cuando sea de prever que causarán incidentalmente muertos y heridos entre la población civil, o daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que serían excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista” (Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales [Protocolo I] de junio de 1977, 1125, U.N.T.S. 3, que entró en vigor el 7 de diciembre de 1978).

En otras palabras, el derecho internacional ha establecido que al atacar un blanco militar, es un crimen de guerra causar muertes y heridas excesivas a civiles.

El periódico británico The Independent (“‘120 die’ as US bombs village” [‘120 mueren’ cuando EE.UU. bombardea aldea], 7 mayo 2009) informó:

Esta clase de asesina “proporcionalidad” de muertos civiles también es evidente al otro lado de la frontera en Pakistán, que el régimen de Obama trata como parte de un escenario regional más amplio de guerra:

Desde 2006 han ocurrido 60 ataques del Predador (avión no tripulado). Las autoridades de Pakistán informan que estos ataques mataron a 701 personas, entre ellos 687 civiles. Al menos 152 personas han muerto en estos ataques en los primeros 99 días de 2009 y sólo dos de ellos tienen que ver con Al Qaeda.

Según David Kilcullen, asesor de contrainsurgencia del general David Petraeus de 2006 a 2009: “Los informes de prensa dan a entender que durante los últimos tres años los ataques de aviones no tripulados han matado a unos 14 líderes terroristas. Pero, según las fuentes paquistaníes, también han matado a unos 700 civiles. O sea, 50 civiles por cada militante muerto, un índice de bajas de 2 por ciento — no precisamente ataques de ‘precisión’”.

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¿Qué nos enseña todo esto sobre la naturaleza de la invasión y la ocupación yanqui de Afganistán? ¿Qué implicará esto para las masas afganis cuando el gobierno yanqui envíe a Afganistán a aún más tropas?

La invasión y ocupación yanqui de Afganistán NUNCA ha tenido nada que ver con la “liberación de Afganistán”. Ni tampoco con la captura de Osama bin Laden en respuesta a los ataques del 11 de septiembre. Su objeto ha sido reemplazar el régimen del Talibán con otro más obediente a los intereses de Estados Unidos, entre ellos la derrota del fundamentalismo islámico y el control estratégico de este país y esta región de fuerte importancia geoestratégica. Las tropas yanquis en Afganistán son un brutal ejército de ocupación que se apoya en el terror para defender y extender los intereses del imperialismo estadounidense. Las matanzas en masa desde el cielo cometidas por Estados Unidos en Afganistán son horrorosos crímenes de lesa humanidad.

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