Revolución #170, 19 de julio de 2009


Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Irán: Manifestaciones valientes conmemoran el 10º aniversario de revuelta de estudiantes

13 de julio de 2009. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El 9 de julio, el 10º aniversario de la revuelta de estudiantes que señaló una nueva ola de la lucha del pueblo iraní, miles de manifestantes salieron a las calles de Teherán y de muchas otras ciudades para conmemorar el aniversario y continuar la protesta contra el régimen. Varias autoridades, incluyendo el gobernador de Teherán, los jefes de las fuerzas de seguridad y del Ministerio del Interior, habían jurado que “aplastarían” cualquier acción semejante. Pero a pesar del claro peligro de palizas, tortura y la muerte, la gente salió, y se quedó para enfrentar a policías con bastones, milicianos del Basiji en motos, gas lacrimógeno y disparos de advertencia. En unos casos la gente peleó contra las fuerzas de seguridad, e incluso en algunos casos les hizo retroceder.

La gente que decidió protestar tuvo plena conciencia de que el régimen no solo hacía amenazas vanas. El día anterior, las autoridades declararon que 500 de las 2.000 personas que habían anunciado que habían sido arrestadas todavía estaban en detención y serían juzgadas. Ya que no se les permite a los presos ningún contacto con sus familias o con abogados, muchos en Irán —y Amnistía Internacional— temen que les estén torturando a fin de sacarles confesiones de que potencia extranjeras están detrás de las manifestaciones, y que esto pueda ser usado como pretexto para justificar más ejecuciones (comunicado de prensa de Amnistía Internacional, 29 de junio). Parece que muchas personas han “desaparecido”. Hay buena razón para creer que el número de muertos ha sido mucho más alto que los informes del gobierno de unas docenas de muertos (ver recuadro, “Médico de Teherán: ‘Las autoridades están ocultando el número de muertos’”).

La noticia más reciente de brutalidad es el asesinato de un joven de 19 años llamado Sohrab Araabi quien desapareció el 15 de junio, y su familia no ha podido obtener información sobre él. Su madre había ido de prisión a prisión preguntando acerca de él. Luego, el 11 de julio, llamaron a su familia para identificar su cadáver. Al principio le habían dicho que había muerto en prisión. Luego se enteraron que había sido balaceado el 25 de junio, pero que el régimen lo ha ocultado. En su funeral en Teherán el 13 de julio, había una presencia fuerte de huéspedes no invitados — fuerzas de seguridad no uniformadas a mano para impedir que la gente se uniera con la familia y para asegurar que nadie gritara consignas.

En las manifestaciones por el 10º aniversario, personas valientes y especialmente mujeres y hombres jóvenes estuvieron determinados a continuar su lucha y poner un fin a las ilusiones que los reaccionarios en el poder pudieran tener de que la represión les había disuadido de levantarse. Vieron estas amenazas como aullidos desde una posición de debilidad.

Esta vez la gente tomó varias calles de Teherán. Informes indican que en más de 10 lugares en la capital, los manifestantes gritaban “Abajo el dictador”, “Muerte a Jamenei” (el ayatolá Alí Jamenei, el “Líder Supremo” del régimen) y consignas en contra de su hijo Mojtaba. Hay informes de que Mojtaba está detrás del golpe y en pleno control de la milicia Basij, y que se está haciendo esfuerzos de reemplazar a su padre cuando muera. La gente gritó: “Mojtaba, queremos que te mueras de modo que no puedas llegar a ser el líder” y otras consignas que indican que el movimiento se ha radicalizado. Vestirse de verde y corear consignas a favor de Mir Hosein Musavi se ve cada vez menos.

La importancia de la manifestación del 9 de julio (el 18 de Tir en el calendario persa) fue su mensaje de que el régimen no saldrá impune con la clase de represión y actos asesinos que desató hace diez años, pero que al contrario la represión ocasionará mayor resistencia hasta que este régimen deje de existir. Desde 1999, las manifestaciones en el aniversario de la revuelta de estudiantes de ese año han crecido, gracias al impacto de ese levantamiento popular que rebasó los muros de las universidades y se extendió a todo Irán. Con su presencia valiente en las calles de Teherán y otras ciudades, la gente declaró que está determinada a continuar su lucha, cueste lo que cueste. Gritó: “Cañones de agua, tanques y tortura ya no darán resultado” y “Moriremos pero no toleraremos que nos tratan con desprecio”.

Después de 12 días cuando pareció que el régimen y sus fuerzas militares habían podido contener las manifestaciones y luchas, las acciones del 9 de julio fueron una declaración fuerte de que éstas no serán solamente una batalla, sino una guerra que continuará. Hay indicaciones que muchos no han salido a las calles para apoyar a las figuras de la oposición electoral como Musavi, el presidente anterior Muhammad Jatami o cualquier otra. De hecho, Musavi no convocó esta manifestación. Más que eso, parece que él se ha retrocedido de una actitud de confrontación. Musavi llamó a la gente a dejar de manifestarse en las calles y en cambio formar un partido político para trabajar en “un marco legal”. Ha anunciado claramente que todas las divergencias al interior del régimen son divergencias entre hermanos. Esto no fue una sorpresa, ya que él teme un movimiento radical al igual que las otras facciones del régimen. La contradicción intensa entre el pueblo y un régimen religioso brutal y 30 años de varias formas de opresión ha dado paso a una lucha poderosa que ha llegado a este punto únicamente debido a la iniciativa del pueblo.

La radicalización de la lucha y la determinación de continuarla es una expresión de la contradicción intensa, profunda y fundamental entre el pueblo y el poder dominante que ha estado acumulándose por más de 30 años. Es una reacción no solo al robo de los votos sino a una revolución robada, así que no se debe esperar que se extinga tan pronto como el régimen había esperado. El régimen está, sin embargo, armado hasta los dientes. Pero ha sido debilitado masivamente por sus mismas contradicciones y divergencias internas, y es difícil imaginar que podría restaurar fácilmente su fuerza al nivel previo. El régimen islámico ya ha sufrido un golpe muy dañino. La legitimidad de su presidente, y de su líder y todo el sistema, ha sufrido un gran golpe.

Sin embargo, hay dos peligros que amenazan en serio la lucha popular y podrían llevar al reestablecimiento del régimen islámico tal como estuvo.

Uno es la ausencia de una dirección comunista y revolucionaria fuerte capaz de organizar y dirigir las luchas populares en este momento. Una de las primeras maniobras del régimen islámico cuando llegó al poder en 1979 fue encarcelar y luego masacrar a los comunistas y aplastar las organizaciones comunistas y radicales. En parte debido a sus propios errores así como esta brutalidad, los comunistas sufrieron gran daño, y una generación de comunistas fue aniquilada. No obstante los que sobrevivieron están haciendo todo que puedan y luchando fuerte para construir una vanguardia comunista fuerte capaz de dirigir la lucha popular.

Segundo, y en relación a la cuestión de la dirección, existe la posibilidad de que los imperialistas y grandes potencias puedan ayudar al régimen a sobrevivir su crisis. Rusia y China ya están a bordo. La administración del presidente Barack Obama ha dado señales contradictorias, pero en general ha estado haciendo esfuerzos de llegar a un acuerdo con el gobierno del presidente Mahmoud Ahmadinejad. Al principio, bajo el pretexto de “no interferir”, Obama no dijo nada. Luego, bajo presión de la opinión pública del mundo así como del Partido Republicano de tomar una posición, Obama hizo la vista gorda frente al golpe de la camarilla de Jamenei y Ahmadinejad y la lucha del pueblo, y procuró no cuestionar una elección que una amplia mayoría de los habitantes del mundo había cuestionado.

En vista de la situación política actual en Irán, se podría interpretar esto como apoyo a Ahmadinejad. Puede que haya varias razones de por qué los imperialistas estadounidenses tomaran tal posición “imprevista”. Primero, aunque podrían tener contradicciones con el régimen iraní, los imperialistas estadounidenses no están a favor de una lucha revolucionaria en el país. Podrían apoyar cierta oposición y unas manifestaciones a fin de aumentar la presión en el régimen pero por supuesto odian algo que no puedan controlar, especialmente cuando existe la posibilidad de que la situación pueda salir totalmente de control.

Segundo, podría ser que Estados Unidos prefiera la facción de Jamenei y Ahmadinejad a las otras. Obama quiere hablar con Irán no solo por la “cuestión nuclear” sino también por el papel de Irán en el Medio Oriente — Irak, Afganistán, el Líbano y en cierta medida en Palestina, etc. Si los reformistas llegaran al poder, no tendrían el poder de cambiar la posición de Irán con relación a tales cuestiones además de la disputa nuclear. Es posible que Estados Unidos piense que solamente la facción de Jamenei y Ahmadinejad puede llevar a cabo los cambios que busca.

Por último, existen razones de creer que la camarilla de Ahmadinejad y Jamenei han favorecido negociaciones directas exclusivamente con Estados Unidos, sin participación europea. Más evidencia de esto es el hecho de que la Unión Europea ha usado palabras más fuertes que Estados Unidos en condenar el uso de la violencia por el régimen contra los manifestantes. De hecho, unos países de la Unión Europea han ido mucho más allá que Estados Unidos en poner en tela de juicio las elecciones y la legitimidad del régimen.

En cuanto al G8, aunque esta cumbre dio una advertencia fuerte de más sanciones contra Irán respecto a la cuestión nuclear, su declaración conjunta ignoró completamente la crisis política actual. En esta situación crítica, se puede entender esto como un reconocimiento de la legitimidad e incluso la aprobación tácita del gobierno de Ahmadinejad. Esto es de esperarse, dado el carácter del G8 como una pandilla de potencias reaccionarias que no está menos en contra de los intereses del pueblo que el régimen iraní, y es aún más peligrosa. Cuando se refieren a la lucha popular, solo lo hacen a fin de obtener ventajas en beneficio de sus intereses en la mesa de negociaciones.

Sin embargo, en este momento muchos iraníes tienen el ánimo muy elevado y están muy entusiasmados que han podido romper el mito de la “invencibilidad” del régimen islámico. Muchos tienen una actitud positiva y optimista y creen que la lucha continuará. El nivel de apoyo de diferentes sectores del pueblo está aumentando. Y si bien hasta ahora el régimen y especialmente su facción dominante han podido mantener un control fuerte de los órganos de poder, están cada vez más aislados. Aun entre las autoridades religiosas chiítas reaccionarias que han sido una fuente importante de influencia y legitimidad para el régimen, muchos ven que está muy debilitado y quizás ya no sea capaz de contener y suprimir la lucha popular. Aun con ayuda imperialista, es posible que esto no baste. Tales condiciones proveen una situación favorable para las fuerzas revolucionarias a trabajar duro, organizar a la juventud y al pueblo y aumentar su conciencia y conocimiento de la revolución y el camino hacia la victoria. De lo contrario, fuerzas de otras clases se apoderarán la lucha popular otra vez.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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