Revolución #179, 11 de octubre de 2009


Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:

Afganistán: ¿Qué nos ha traído la ocupación salvo la muerte?

7 de septiembre de 2009. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Los comandantes alemanes, ubicados en una base en la provincia norteña Kunduz de Afganistán, estuvieron mirando imágenes en vivo tomadas desde un aeroplano estadounidense. Las imágenes proyectadas en una pared mostraron dos camiones petroleros secuestrados y atascados en la arena de un río poco profundo. Pudieron ver 120 puntos dando vueltas alrededor de los camiones, siendo cada uno una persona detectada por equipo capaz de detectar calor. Anteriormente, habían mirado secuencias semejantes tomadas por un vuelo de un bombardero B-1B estadounidense que por casualidad estaba cerca y que fue mandado para filmar el lugar. Esta vez, vieron una escena en vivo de un avión de combate estadounidense que habían mandado llamar. Los comandantes alemanes pidieron que bombardearan los camiones. Dos minutos más tarde, una bomba de 500 libras cayó sobre dos camiones, y bolas gemelos de fuego iluminaron la noche. Los puntos negros desaparecieron al morirse la gente. Solo quedaron unos pocos puntos que se alejaban, lo que representaban los sobrevivientes.

El coronel alemán al mando se quejó de que las imágenes eran excesivamente borrosas como para determinar si las víctimas llevaran arma o no, pero que un soplón le había asegurado por teléfono que todos en el lugar fueron combatientes talibanes. La organización Monitoreo de Derechos Afganis, que había entrevistado a 15 habitantes del pueblo, dijo que de 60 a 70 de los muertos eran niños y otros civiles quienes habían venido para llenar botes con combustible de los camiones petroleros secuestrados. Un reportero del Servicio Noticiero Afgani Pajhwok quien había entrevistado a unos sobrevivientes el día 5 de septiembre había escrito que todos los combatientes habían abandonado el lugar antes del asalto. Pero el debate en los medios de comunicación sobre los porcentajes de combatientes vs. los civiles de entre los muertos es irrelevante e inmoral. Los ocupantes a propósito se pusieron a cometer una masacre. Ni siquiera fue esta una situación de combate.

El incidente dejó una impresión bastante mala de los ocupantes, no solo en Afganistán pero también en el público del oeste, al que se le pide aceptar un mayor aumento en el número de tropas de ocupación mientras el apoyo para la guerra en el oeste ha empezado a evaporarse. Pero la controversia en sí es criminal y muestra lo criminal que es la guerra.

El comandante estadounidense de las más de 100.000 tropas de ocupación de los Estados Unidos y de Europa ha estudiado las lecciones de otras ocupaciones y guerras reaccionarias, Recientemente el general Stanley McChrystal anunció nuevas reglas de combate que, según dijo, reducirían el número de muertes de civiles. Pero aunque quisiera ganar los “corazones y mentes” de los afganis a fin de aislar a los talibanes, dos factores impiden esta posibilidad.

Uno es el objetivo reaccionario de la guerra: reafirmar la supremacía estadounidense en la región y hacer retroceder el fundamentalismo islámico anti-estadounidense, y no para liberar a la gente, pero para esclavizarla al capital imperialista del oeste. Para lograr ese fin, la ocupación conserva importantes características del sistema opresivo económico y social de subyugación y su atraso ideológico. El otro factor es la manera en que los ejércitos imperialistas combaten y en efecto tienen que combatir.

Las autoridades estadounidenses echaban la culpa a sus aliados, como si los alemanes hubieran dejado caer las bombas, como si los Estados Unidos no hubiera bombardeado ya numerosos pueblos y fiestas de boda en Afganistán, y como los Estados Unidos no hubiera insistido en la presencia de tropas alemanes en primer lugar. Pero la crítica más aguda apuntada contra los comandantes alemanes fue la de no haber enviado tropas al lugar para “impedir que el Talibán expusiera su propia versión de los acontecimientos” (BBC, 7 de septiembre de 2009). En otras palabras, debieron haber hecho más para esconder la muerte de los civiles.

Las autoridades militares alemanes respondieron que el ataque fue necesario porque se pudiera haber usado los camiones petroleros secuestrados para atacar a una cercana base alemana. En cuanto a su falta de acción oportuna posterior, incluso el general McChrystal, con toda la potencia de fuego de apoyo, no se atrevió a ir al lugar. Pero un importante factor político hizo que los militares alemanes se preocuparan tanto por proteger a sus soldados. Algunos comentaristas han señalado que más bajas alemanas podrían poner el riesgo al gobierno de la canciller Angela Merkel, que competirá en las elecciones en septiembre. Aunque los grandes partidos políticos alemanes apoyan la guerra, entre ellos los Verdes que dizque se opone a la guerra, la mayoría de los alemanes no. Cuando mueren soldados, eso suscita cuestionamientos sobre qué hacen allá.

El gobierno ha declarado repetidamente que ésta no es una guerra en absoluto sino una “labor de estabilización”. Se presenta a la máquina militar alemana como una organización no gubernamental que lleva a cabo misiones humanitarias y no como un ejército. “En Afganistán, esto es como una guerra pero para nosotros no es una guerra”, explicó un miembro social demócrata del parlamento alemán. “Eso es una diferencia importante”. Después de este incidente, otros miembros del parlamento reaccionaron enfadados como si el ministro de Defensa les hubiera estado ocultando el hecho de que ésta es una guerra (The Washington Post, 8 de septiembre de 2009).

En respuesta a las críticas de Estados Unidos, las autoridades militares alemanas dicen que Estados Unidos puso en peligro la vida de alemanes admitiendo en público que tal vez murieran civiles en el incidente, un hecho que las autoridades alemanas negaron mientras pudieran. De nuevo, veamos el trasfondo: si Estados Unidos quiere que Alemania libre una guerra en Afganistán, tendrá que ayudar a las autoridades alemanas ocultarle lo que pasa a la población alemana. Además, es probable que exista un resentimiento genuino en los círculos gobernantes alemanes. Enviaron soldados a Kunduz teniendo entendido que no era una zona de combate, específicamente porque temían la opinión pública en contra. Hoy el norte es una zona de fuerte contienda. Al extenderse la guerra hacia Pakistán, las rutas de suministro en el sur han llegado a estar bajo presión y hoy Estados Unidos recurre al suministro de enormes cantidades de material del que depende su guerra a través de Asia central. Por eso los camiones petroleros estaban en la carretera Kunduz-Tayikistán en primer lugar.

El preferido método de librar la guerra de todos los ocupantes es “la muerte desde arriba” porque les permite ejercer sus mayores ventajas: la potencia de fuego aérea y otra tecnología que han producido gracias a la riqueza acumulada mediante la explotación de los pueblos de todo el mundo. También lo prefieren porque quieren limitar el número de bajas de su bando y no porque valoran ninguna vida humana sino que les importa cómo pueden hacer que la propia población de sus respectivos países acepte la guerra. En el caso de Alemania, eso quiere decir fingir que ésta en realidad no es una guerra. En el caso de Estados Unidos e Inglaterra, los proveedores números 1 y 2 en materia de cantidades de carne de cañón, hacen que la población acepte la guerra sosteniendo que ésta es una guerra para salvar vidas norteamericanas y británicas (“la guerra contra el terror”) y que las vidas occidentales lo valen todo y aquellas de los oprimidos no valen nada.

Como si se necesitara algo más para desenmascarar la naturaleza de esta guerra, tres días antes del bombardeo, los soldados yanquis dieron otro ejemplo de por qué a los ocupantes les cuesta trabajo ganar las mentes y corazones de sus víctimas. Los soldados de la X División de Montaña (infantería ligera) yanqui en la provincia de Wardak al sudoeste de Kabul tomaron por asalto muy noche el hospital de una caridad suiza. Tumbaron las puertas a patadas, amarraron a cuatro empleados del hospital y a dos familiares de los pacientes y forzaron a los pacientes de dejar sus camas mientras saqueaban el lugar durante dos horas, supuestamente en busca de “insurgentes”. (¿Cómo iban a identificarlos? ¿Nada más tenían planes de agarrar y torturar a cualquiera con una herida de bala obvia o a cualquier hombre joven al que pudieran echar mano?)

Los soldados advirtieron al personal del hospital que no dieran tratamiento a los “insurgentes” y que pidieran permiso a los oficiales norteamericanos antes de admitir más pacientes. El personal del hospital dijo que se negaría a cumplir esas órdenes porque ello violaría su ética, las reglas de la guerra y los acuerdos con las fuerzas ocupantes encabezadas por Estados Unidos bajo las cuales trabajaban, y también convertiría al personal del hospital en un blanco del Talibán.

Este incidente ocurrió después de un ataque de los helicópteros artillados yanquis a un hospital en agosto en la provincia de Paktika en el oriente del país.

Según un informe de la ONU publicado en julio, este año han aumentado las muertes de civiles en un 24%: a 1.013 muertes en la primera mitad de 2009. Aunque muchas de las muertes son el resultado de los bombardeos al azar del Talibán, ¿cómo justifica eso el hecho de que Estados Unidos, Alemania y otros países cometen atrocidades en una escala mucho mayor, o que matan a alguien en Afganistán en primer lugar?

El trasfondo de esta masacre son las elecciones presidenciales que han sido objeto de mucho ridículo y las iniciativas engañosas de Estados Unidos de distanciarse de ellas. Si Estados Unidos de repente ha descubierto que el gobierno de Hamid Karzai, a quien pusieron en el poder, está aliado con los mismos señores de la guerra y narcotraficantes que los Estados Unidos mismos apuntaló con la finalidad de invadir a Afganistán y que las elecciones celebradas bajo la ocupación no pueden ser muy convincentes, ¿no se debe eso a su tinglado reaccionario general que no está resultando tal como esperaban?

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas del mundo.

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