Revolución #181, 1 de noviembre de 2009


Una carta abierta de Raymond Lotta a Tony Judt y a la comunidad de la NYU acerca de la responsabilidad de los intelectuales para con la verdad… y la verdad sobre el comunismo

Escribí esta carta antes de enterrarme del estado de salud de Tony Judt. Su situación difícil es motivo de tristeza y de gran preocupación. A su vez, sigue teniendo urgencia el debate en torno a las ideas que él sostiene.

Invito a los miembros de la comunidad de la New York University (NYU) a una charla que presentaré el 26 de octubre a las 7 pm en el Centro de Cine Cantor titulada “Todo lo que te han dicho sobre el comunismo es falso”. Desmenuzaré las mentiras centrales propagadas sobre el comunismo y repasaré la verdadera historia del comunismo, sus verdaderas lecciones y sus verdaderas perspectivas para el futuro.

Le dirijo esta carta al profesor Judt en particular porque en tiempos recientes él ha contribuido a la apertura de la discusión intelectual y al pensamiento crítico en ciertas arenas, por ejemplo, en torno al sionismo.

Además, le dirijo esta carta porque al mismo tiempo él ha estado haciendo precisamente lo contrario. Por lo que se refiere al avance político histórico primordial del siglo 20, de que los “condenados de la tierra” se levantaron e hicieron revoluciones en la Unión Soviética (1917-1956) y en China (1949-1976) las cuales representaron los primeros pasos históricos hacia la creación de un mundo comunista sin explotación y opresión, en el caso de este tema sumamente importante el profesor Judt ha contribuido en los hechos a perpetuar la ignorancia. Ha contribuido a una grave restricción del pensamiento crítico e investigación crítica mediante la repetición y el fortalecimiento de los “veredictos oficiales” y tergiversaciones gastadas y trilladas acerca del comunismo.

En un comentario de 1998 sobre El libro negro del comunismo, Judt afirma: “El comunismo y el nazismo son y siempre han sido moralmente indistinguibles”. Bajo ambos regímenes, sostiene Judt, “grandes categorías de personas, reales o imaginadas… fueron exterminadas simplemente por ser lo que eran y no por algo que hacían”. A lo que le puedo responder únicamente con lo siguiente: “Usted está equivocado, usted está propagando mentiras, usted no sabe de qué habla y usted está haciendo mucho daño”.

Uno de los autores de El libro negro del comunismo anticomunista, quien posteriormente se desvinculó de la Introducción del libro, le dijo a Le Monde: “Los campos de exterminio no existieron en la Unión Soviética” y “cuanto más se comparen el comunismo y el nazismo, más quedan en evidencia las diferencias”.

Tony Judt procura fundamentar su argumento de que el comunismo ha sido un fracaso político y un desastre moral con la escandalosa afirmación de que “los hechos y las cifras [de El libro negro]… son irrefutables”. Pero es posible refutar con facilidad tales “hechos y cifras” que dizque documentan los “crímenes” del comunismo. El único problema es que a nadie se le permite hacerlo con seriedad en el discurso público. Así es el peso y la influencia que tiene la opinión común institucionalizada sobre el comunismo.

Propongo abrir el debate y cambiar esta situación mediante mi charla en la NYU así como en otras actividades. Demostraré que esta opinión aceptada se basa en mentiras y distorsiones acerca de los objetivos y los métodos de la revolución comunista y acerca de las condiciones histórico-sociales concretas las que dichas revoluciones enfrentaban y procuraban transformar. Demostraré cómo la humanidad dio saltos sin precedentes yendo más allá de la “larga noche de tinieblas” de la sociedad explotadora dividida en clases.

Hay mucho en juego en esta discusión. Estos veredictos espurios acerca del comunismo reducen aspiraciones y restringen la discusión y la exploración sobre la manera en que el mundo podría ser radicalmente diferente. En una palabra, estos veredictos refuerzan el orden establecido opresivo y su opinión común de que lo mejor que podamos hacer es retocar un poquito el capitalismo contemporáneo.

La descripción del comunismo que hace Tony Judt es de un sistema cerrado y totalizador de pensamiento que se propone, tal como él lo dice, “solucionar los problemas de la humanidad de un solo golpe” y esta descripción no solo es una tergiversación grotesca y pedestre. También borra la realidad de que el proyecto comunista es uno que está en proceso de desarrollo que ha aprendido de las experiencias y errores del pasado en su concepción y en su práctica. De hecho, como demostraré en mi charla, Mao Tsetung hizo una importante ruptura con el enfoque de Stalin de construir una economía socialista y oponerse a la contrarrevolución. Mao desarrolló un nuevo análisis para continuar una revolución que propone cambiar las circunstancias materiales de la gente así como su modo de pensar y valores, mediante su actividad cada vez más consciente.

Pero en mi charla no me limitaré a defender el pasado. De mayor importancia discutiré la nueva síntesis del comunismo planteada por Bob Avakian. Sí, es necesario mantener el poder revolucionario: un nuevo poder estatal y la dirección general de un partido de vanguardia son indispensables. Pero es necesario ejercer la dirección de maneras que en ciertos sentidos importantes y decisivos son distintas a la forma en que se le entendía y se le practicaba en el pasado. Esta nueva síntesis reconoce el papel indispensable de la efervescencia intelectual y el disentimiento en la sociedad socialista. De hecho, el socialismo debe constituir un lugar en que Tony Judt puede expresar y difundir sus puntos de vista y en que tiene que tener esas posibilidades, y en que habrá amplio debate sobre estos puntos de vista como parte de la lucha para conocer y cambiar el mundo.

Una vez más, les hago una invitación a todos ustedes a asistir a mi charla.

A todos los que se preocupan en serio por el estado del mundo… es importante que asistan y planteen sus preguntas más espinosas.

A los muchos estudiantes de la NYU que quieren dedicar la vida de una forma u otra al mejoramiento de la humanidad pero que nunca ha escuchado una defensa congruente y apasionada del pasado, presente y futuro del proyecto comunista… es importante que estén ahí.

A aquellos que quieren defender a este sistema… es importante que también estén ahí, pues le responderé a cualquiera que quisiera retarme.

Raymond Lotta

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