Revolución #181, 1 de noviembre de 2009


Velada benéfica para Libros Revolución en teatro neoyorquino

FREDERICK DOUGLASS AHORA
de Roger Guenveur Smith

"Yo soy un esclavo fugitivo. Yo vivo debajo de la autopista Hollywood y del Puente Brooklyn... en algún lugar bajo el arco iris... me mantengo caliente ante las llamas de los barriles de desechos de basura de los cañaverales y los establecimientos de comida rápida. . ."

Cuando Roger Guenveur Smith sube al escenario en su acto de un solo hombre, Frederick Douglass Now (Frederick Douglass Ahora), la primera persona que encuentras es este fugitivo de hoy, una persona sabia y nerviosa que da testimonio de un imperio que se ha construido sobre la esclavitud de toda una gente. Sus historias abren un boquete hacia esta historia indecible... Henry "Box" Brown, el famoso esclavo quien se envió a sí mismo al norte en una caja de madera (que llegó con "un corte de cabello tipo casquete", porque hizo la mayor parte del viaje de cabeza)... y su continua penetración en el presente... las pizzerías en Brooklyn donde "20 años después de la película Haz lo correcto, todavía aman la música negra, pero odian a la gente negra".

El personaje Frederick Douglass de Roger Guenveur Smith aparece un poco más tarde, dictando una carta en su teléfono celular a un tal Henry Auld. Douglass fue un abolicionista de la esclavitud que comenzó la vida como esclavo de Auld. Más tarde escaparía y llegaría a ser un preeminente escritor y orador que despertó a millones para hacer frente a lo que realmente significaba vivir como un esclavo en una plantación de Estados Unidos. En el teatro el público experimenta esto muy de cerca, cuando Douglass gráficamente describe las imágenes para Auld de cómo sería para la hija del dueño de los esclavos existir bajo el control absoluto de otro ser humano, o sea, la condición precisa de las propias hermanas y hermano de Douglass en ese mismo minuto.

El recuerdo más vívido de Douglass es de cuando se enteró de que su tía y su tío en realidad se habían escapado. Roger ofrece esto como un momento de pura alegría. Es algo que no se ve con mucha frecuencia en el escenario: un auténtico sentido de la posibilidad humana, cuando la gente rompe conscientemente los grilletes heredados de los cuales se habían dicho que son naturales y para siempre.

Para el mes de octubre, Frederick Douglass Ahora se presenta en el Teatro Donaghy del Centro de Artes de Irlanda en repertorio con otra obra de teatro sobre Douglass, The Cambria, que relata los cuatro meses de exilio de Douglass en Irlanda. El 21 de octubre, Roger Guenveur Smith y el Teatro Donaghy contribuyeron con una parte de las entradas que se obtuvieron la noche de la presentación para la recaudación de 100.000 mil dólares para la librería Libros Revolución de la ciudad de Nueva York.

Esa noche el teatro repleto incluía a los amigos de la librería, activistas, estudiantes, otros artistas de teatro y en el transcurso de la actuación se podía palpar una relación cada vez mayor con Roger, un actor que en un momento puede hacer sentir desde el horror de una forzada marcha a pie hasta una subasta de esclavos de Nueva Orleáns, y en el siguiente momento la rabia al ver acribillada a una persona (Oscar Grant pero no lo menciona por su nombre) a quemarropa en un andén de tren de Oakland.

Nada pega como era de esperarse en esta hazaña de una hora. En un momento el Douglass de Roger se para en posición erguida durante tres minutos al escuchar el himno nacional yanqui cantado por Marvin Gaye en un juego de Todas Las Estrellas de la NBA en 1983. La versión cálida y francamente sensual de Gaye es puntuada periódicamente por inquietantes vivas incorpóreas. La ironía plena y escalofriante pega duro un momento después, cuando Smith empieza el aún chocante discurso de Douglass "Lo que el 4 de julio es para el esclavo”: “Para [los esclavos], su celebración es una farsa; una libertad jactanciosa, una licencia sin santidad; su grandeza nacional, la vanidad hinchada; ...sermones y acciones de gracias, con el desfile de toda la religiosidad y su solemnidad, son para él, mera pomposidad, fraude, engaño, impiedad y la hipocresía… un delgado velo para encubrir crímenes que avergonzarían a una nación de salvajes..."

En una entrevista con el Amsterdam News, Roger Guenveur Smith dijo que la obra es "un intento de llegar a la pertinencia de la labor de este hombre para este momento". Douglass fue el más radical de los demócratas burgueses, un jugador importante en la guerra de Secesión, la conflagración masiva que se requirió para terminar los 90 años de retraso de la revolución burguesa en los EE.UU. Los objetivos por los que Douglass luchó no han sido (y no pueden ser) alcanzados plenamente en el marco del sistema capitalista imperialista de los Estados Unidos. Cómo sería resuelto esto pende provocativamente en el aire durante toda la noche, pero la denuncia contundente que Douglass hace de la barbarie de la esclavitud y la hipocresía repugnante de los que no salían de su zona de confort para impedirla, son de gran relevancia actual, por no decir menos.

Una paradoja relacionada recorre la velada. En un país donde millones de personas continúan esperando contra una esperanza constantemente decreciente de que Obama será el líder que salve al pueblo, o al menos haga un par de cosas decentes, Roger Guenveur Smith, como Douglass, sigue planteando las contradicciones a las que se enfrentan las personas del planeta, sobriamente mirando a la realidad y aferrándose a los principios.

En el final de la obra, el comentarista rapero moderno de hoy en día presenta otro de los legados dolorosos de la trata de esclavos del pasado: la masacre sin fin de jóvenes negros a manos de otros jóvenes negros en las calles de esta tierra árida y cruel. "Negro contra negro contra negro contra moreno contra negro..." El personaje escupe las palabras mientras recibe y da los golpes. Y de repente, "Ah, y no olvides...", se pone en posición de saludo de un soldado de infantería, marchando al son de una triste cadencia y recitando la larga lista de los países donde los soldados (muchos de ellos negros) últimamente han sido enviados a matar y a morir por el Imperio Estadounidense.

A medida que se acelera el ritmo, Roger exclama la última nueva línea de la obra: "¿En dónde está mi premio de paz?"

* * * * *

Roger Guenveur Smith es bien conocido por su anterior obra de un solo hombre Una historia de Huey P. Newton, que fue llevada al cine por Spike Lee. También aparece con frecuencia en la televisión y en películas como Haz lo correcto y Get On The Bus (Viaje en autobús) de Spike Lee y más recientemente, Gángster americano.

En la conversación después de la obra, Roger Guenveur Smith habló de por qué lo hizo en beneficio de la librería: "Es importante apoyar a las librerías independientes, y Libros Revolución es muy, muy independiente. No es ningún Amazon-punto-com por ahí, es la revolución-punto-com... Es un placer hacer la presentación de esta noche de Frederick Douglass Ahora para Libros Revolución. Y, en cierto sentido, cada función es para Libros Revolución".

Roger presentó a Andy Zee de la librería y éste cosechó el impacto profundo de la obra: "Por eso importan el teatro, la historia, el arte. Puede hacer que usted vea el mundo como lo es en formas nuevas e imaginar cómo podría ser". Al hablar de la recaudación de 100.000 dólares para la librería, dijo: "...Libros Revolución es más que una librería, es una causa... una parte esencial para abrir paso de entre la atmósfera asfixiante... promover un nuevo espíritu y una atmósfera de pensamiento crítico, de discurso radical y de consideración de posibilidades revolucionarias".

Retó a los asistentes a tomar el modelo que Roger había hecho y a encontrar las maneras de difundir la campaña, apoyar financieramente la librería y contribuir con su arte, su trabajo, sus hogares, su tiempo, para mantener abierta a Libros Revolución y ayudar a catapultarlo más en la sociedad como centro esencial de la efervescencia radical y revolucionaria.

* * * * *

En un momento luego en la obra, a Douglass lo interrumpe una llamada telefónica de Harriet Tubman. Es una de las varias escenas donde las agonías del pasado y el presente colisionan para producir un momento divertido sobre el escenario. Al parecer Tubman tiene mucho que decir, al igual que Douglass: comparan experiencias y noticias como todos lo hacemos, pero éstos hablan de las paradas del ferrocarril subterráneo y de cruzar ríos nadando. Cuando se detiene la charla, hay un silencio, y luego un "adiós, Harriet. Te queremos mucho”. Se sentía como que latía un solo corazón en ese teatro.

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond