Revolución #184, 29 de noviembre de 2009


La entrevista de Revolución

William Kunstler: Perturbando al universo

Aquí publicamos una mesa redonda con el periódico Revolución acerca de la película documental en inglés, William Kunstler: Disturbing the Universe (William Kunstler: Perturbando al universo), con Sarah Kunstler y Emily Kunstler (las cineastas y las dos hijas menores de Bill Kunstler); Margaret Ratner Kunstler, una abogado progresista y la mamá de Sarah y Emily; Michael Ratner, presidente del Centro pro Derechos Constitucionales, una organización importante de defensa legal cofundada por Bill Kunstler; y Yusef Salaam, exonerado de acusaciones de violación en el llamado caso de “la corredora en el parque Central”1 . Yusef pasó años en la prisión, por un delito que no cometió, debido a una confesión coaccionada. Bill Kunstler fue su abogado.

La entrevista de Revolución es una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en otras partes de este periódico o nuestra página web.

El periódico Revolución tuvo la oportunidad de charlar con las cineastas y unos de los principales participantes de esta película documental conmovedora e importante sobre William Kunstler, un abogado radical que sobresalió por su valentía y su audacia. Hay que verla y apoyarla.

He aquí una sinopsis: “En William Kunstler: Disturbing the Universe, las cineastas Emily Kunstler y Sarah Kunstler exploran la vida de su padre, el fallecido abogado radical de derechos civiles. Durante los años 1960 y 1970, Kunstler luchó por los derechos civiles junto con Martin Luther King, Jr., y defendió a los “8 de Chicago”, famosos activistas contra la guerra de Vietnam. Cuando los presos tomaron la prisión de Attica, y cuando el Movimiento Indígena Americano le hizo frente al gobierno federal en Wounded Knee, pidieron que Kunstler los defendiera.

“A sus hijas les parecía que él estaba al centro de todo evento importante que había pasado. Pero cuando estaban creciendo, Kunstler defendió a unos de los seres más vilipendiados de la sociedad, incluso violadores y asesinos. Esta película poderosa no solo narra las causas históricas para las cuales Kunstler luchaba; también revela a un hombre a quien a veces ni siquiera sus hijas comprendían, un hombre que arriesgó la indignación pública negativa y la seguridad de su familia para que hubiera justicia para todos”.

*****

Revolución: ¿Pueden empezar con lo que les motivó a hacer esta película?

Emily Kunstler: Sarah y yo estábamos teniendo muchas conversaciones acerca del décimo aniversario de la muerte de nuestro padre. Habíamos estado haciendo películas de defensa de los presos por unos siete años. Y estábamos viendo cierto impacto. Sin embargo, habíamos llegado al cine como resultado de nuestro activismo. Por eso estábamos pensando en nuestro papel y si ese era el lugar donde podríamos tener el mayor impacto. Estábamos pensando en quiénes nos habían influido. También en la historia y el hecho de que se aprende de la historia. Y el hecho de que, como una cultura, parece que hoy no aprendemos de la historia. Así que por primera vez, en nuestras vidas realmente, empezamos a pensar en el trabajo que estábamos haciendo en relación con el trabajo que había hecho nuestro padre. Pensamos en la posibilidad de grabar las voces de las personas con quienes él había trabajado, de compartir esas historias y hablar sobre asuntos que consideramos muy importantes hoy, pero que se les estaba haciendo caso omiso. El movimiento por los derechos civiles, en ese tiempo y en la actualidad, se le ve como un capítulo de antaño. Y nos premiamos como cultura por los logros, sin pensar en el trabajo que todavía hay que hacer. Nuestro padre siempre hablaba de los monumentos erigidos y las calles que llevan el nombre de personas que antes figuraban en la lista de los más buscados del FBI, y le frustraba sobremanera que, al mismo tiempo, todos los derechos para los cuales él y tantas personas más habían trabajado, pues se les estaban quitando. Por eso teníamos muchísimas ganas de hacer una película que le iba a recordar a la gente de su responsabilidad personal de conservar esos derechos, y de tratar de conseguir más derechos civiles y una sociedad más equilibrada.

Sarah Kunstler: Cuando estábamos trabajando en la película, no sabíamos cómo iba a ser el clima político cuando la termináramos. Por un tiempo eso nos causó ansiedad, porque estábamos preocupadas: ¿todavía tendrá relevancia la película en un mundo post-Bush? ¿Si hay un presidente demócrata, seguiremos con las mismas inquietudes? Cuando Obama fue elegido, una buena parte de la retórica que empezamos a escuchar fue que ya hemos avanzado más allá de la cuestión racial. Que tener a un presidente negro es como un escrito en clave de que ya no tenemos que hablar sobre cuestiones raciales, pues los negros en Estados Unidos han llegado al pináculo supremo y, por lo tanto, ya no hay racismo. Y nos dimos cuenta de que esa noción de que ya no existen esas heridas sin sanar ni esas disparidades en el país, simplemente porque un negro está en la Casa Blanca, y que ya no tenemos que hablar de cuestiones raciales, tenía el potencial de ser peligrosísima y que, por eso, hacer una película que trataba las cuestiones raciales y el racismo en el sistema penal era aún más importante.

Revolución: Cuando ustedes, Yusef, Michael o Margie, se enteraron de que ellas iban a hacer esta película y cuál era la concepción inicial, ¿cómo vieron el impacto que podría tener? ¿Qué pensaron?

Michael Ratner: Me emocionó mucho. En parte, debido a que yo había perdido a mi padre en mi niñez, me alegraba ver que Sarah y Emily estaban lidiando con la muerte de su padre en su niñez también.

Pero Bill fue, para los jóvenes abogados que estaban creciendo durante los años 60, el abogado más importante de Estados Unidos. Que ejercía la mayor influencia. El abogado que hizo que toda una generación de abogados pensara que tal vez valía la pena participar en las luchas sociales dentro y fuera de los tribunales. Y por cierto, esa ha sido una lección de importancia fundamental que se ha llevado adelante, aunque con mucha lucha, porque muchos abogados dicen: “Bueno, no queremos ofenderle al juez; queremos conciliar en esto y en aquello”, y para mí y para otros abogados la lección es que eso no se hace. Es necesario llevar las luchas hacia afuera, fuera de los tribunales. Me acuerdo que una [lección] fue no llamarle al juez “Su Señoría”, así que incluso hoy, jamás le diría al juez “Su Señoría”, le digo “juez”. Y cuando escucho a las personas decir “Su Señoría”, uy, me pone los pelos de punta.

La otra parte de la película que yo pensaba que iba a ser importante... Bill, hasta el último día de su vida, creía que la división racial en este país era la división más fundamental... Vivió eso durante toda la vida. Y creo que eso es una lección que simplemente porque tenemos a un presidente negro, no significa que todo se terminó.

Y supongo que la tercera sería que hay que ser increíblemente audaz en lo que se hace. Confrontar los asuntos más difíciles. Usar la prensa. Abordar las cuestiones de los movimientos sociales. Si se mira la lucha de los presos de Attica, o Wounded Knee, o Chicago, cada una es en realidad una lucha de la gente, y Bill terminó defendiendo a personas que realmente estaban tratando de cambiar las cosas. Y desafortunadamente, esa es una lección que se le escapa a la mayoría de nosotros hoy, la mayoría de los abogados. Ese es en verdad el papel de un abogado político, un abogado radical: defender a movimientos que están tratando de hacer cambios sociales. Así que eso es lo que yo tenía esperanzas de que la película destacara.

Yusef Salaam: Al ser parte de la película, me hizo comprender más profundamente dónde encajo en el panorama general de las cosas. Lo que me pasó no era una especie de incidente poco común. Mi caso fue parte de una dinámica más amplia y, en retrospectiva, de hecho me alegro. En primer lugar, de poder formar parte de este proyecto y en segundo lugar, y tal vez esto suene raro, pero no creo que desearía devolver mi experiencia, ¿me entienden? Esa experiencia me hizo lo que soy y además me hizo pensar de manera distinta acerca de todo.

Una película sobre transformaciones

Revolución: ¿Qué quieren que el público saque de la película? Funciona en diferentes niveles y cada uno de ustedes habló de su camino personal, pero también con la película están planteando un reto; ¿pueden hablar más sobre eso?

Emily Kunstler: Creo que en gran medida es una película sobre transformaciones: la transformación de nuestro padre, la de nosotros, de Yusef. La transformación de Jean Fritz, la jurada de Chicago2. De Michael Smith, el guardia de la prisión de Attica3. Y de toda persona, pues todos somos capaces de cambiar nuestra perspectiva. Si vivimos ciertas circunstancias oportunas, expuestos a la información necesaria, podemos entrar en una situación pensando de una manera y salir de ella pensando de una manera distinta. Y para mi padre, eso es más o menos la teoría fundamental del sistema de jurados. Que se puede llevar ese tipo de información a doce personas sentadas en un cuarto, con el resultado de que cambian de opinión, o dejan de lado sus sentimientos, y toman una decisión basada realmente en lo que están escuchando. Así es la humanidad. Teníamos la esperanza de que el público viera esta película y se diera cuenta de que puede hacer cambios en su propia vida y que puede efectuar cambios en el mundo. Nuestro padre tenía cincuenta años cuando vivió su segunda transformación, así que todos nosotros podemos vivir mil vidas, y debemos aspirar a eso, y debemos tener la valentía de estar abiertos al cambio todos los días.

Michael Ratner: Cuando Bill acepta defenderle a Yusef, bueno, creo que reaccionan a eso en el film, ¿no? Cuando dicen: “¿Qué está haciendo nuestro papi? ¿Qué está haciendo Bill?”. Y luego, después de la muerte de Bill, se exonera a Yusef. Entonces, quiero preguntarles: ¿qué es lo que eso les hace pensar, no solo en cuanto al legado de su papá y la opinión que tienen de él hoy, al saber eso; qué les hace pensar en cuanto al tipo de casos legales que [los abogados] deben aceptar, o qué les hace pensar sobre el estado, o cualquier cosa relacionada.

Emily Kunstler: Bueno, pienso que es una importante lección de la vida. Creo que es una lección de la cual mucha gente puede aprender. Existe un ambiente de apresurarse a formar opiniones [sobre los acusados]. Simplificamos las cosas demasiado. Vemos las cosas desde la perspectiva de un niño: es blanco o es negro, está bien o está mal. Esa es la forma en que el sistema penal se simplifica para el conocimiento popular. Se le mantiene muy apartado de esa parte de la sociedad. No tenemos cámaras en la mayoría de los juzgados, ni ojos dentro de las prisiones, la población está muy apartada de esa parte de la sociedad. Y lo poquito que sale, pues sale por ese filtro que son los medios de comunicación, que dicen que Yusef es una persona horrible. Que él y sus amigos son una manada de lobos que andaban como brutos por el parque; y uno no tiene otra información. Entonces, ¿qué más ha de pensar? La histeria mediática sobre ese caso fue tan fuerte, durante el proceso así como durante la condena. Y todavía hoy hay gente que no sabe que lo exoneraron. Porque la atención mediática cuando lo pusieron en libertad y lo exoneraron fue mínima.

Así que esa es la información en que basarse. En un sentido, todos somos culpables de eso, y debemos estar muy conscientes de ello y hacer que cuestionemos la información que recibimos. Y, como saben, tratar de hallar la fuente más fidedigna, porque es demasiado fácil juzgar precipitadamente. Y lo fácil nunca es lo acertado.

El momento de decisión

Revolución: En cierto punto de la película, dijiste que las luchas de Bill llegaron a ser tus luchas. ¿Puedes hablar de eso en relación con el impacto que quieres para la película?

Yusef Salaam: La parte de la película donde digo que sus luchas llegaron a ser mis luchas trataba lo de ser activista. Ser parte de la solución en vez de ser parte del problema. Ser parte del problema podría ser simplemente, “No quiero hacer nada. No quiero, ya, déjame en paz”, podría ser algo muy, muy sutil... pero tratar de efectuar el cambio, tratar de tomar posición, querer estar en un mundo mejor y desafortunadamente muchas veces son los actos revolucionarios que causan eso. “El poder no concede nada sin lucha”. En cierto punto de la vida uno tiene que decidir dónde quiere estar en la vida. Qué papel quiere desempeñar. Cuando pienso en Bill Kunstler, el papel que desempeñó fue tan importante, porque pudo haberse quedado atrás, pudo haber vivido una vida normal, pero él no era así. Tenía un ardor, un deseo, algo dentro de él que lo hizo luchador por la libertad, hizo que fuera una persona revolucionaria, que fuera activista, que fuera una persona activa en la lucha.

Esa parte me hizo ver todo lo de mi caso desde una perspectiva diferente, hizo que me diera cuenta de que tengo un papel que desempeñar ahora. No puedo quedarme no más sin hacer nada.

Sarah Kunstler: Tenemos que hablar del cuento de David aquí... Una de las historias que Bill contaba que nos era muy importante a Emily y a mí era de cuando él vio por primera vez la estatua de David que hizo Miguel Ángel. Era un adolescente que andaba de paseo en Italia. Y se paró ahí viéndolo. En eso que se le acerca un viejito... y le dice, “¿Tú sabes por qué es tan importante esta estatua de David?”. Es una estatua de David que trae una piedra en una mano y la resortera en el hombro, y según ese señor, es la única representación de David antes de tirar la piedra al gigante Goliat. Entonces ahí está parado en ese momento en que está debatiéndose si ponerse de pie o no, si entrar en acción o callarse y largarse. Es la idea del insurgente, de uno de abajo que no tiene poder que está punto de decidir si desafiar o no al poderío. A Bill esa historia le resonaba mucho porque sentía que ese momento era uno que todos enfrentamos. Ese momento de decisión, de ponerse de pie o no, de entrar en acción o cerrarse la boca y desaparecer entre la multitud sin hacer nada.

Especialmente cuando hablaba con jóvenes, les platicaba de ese momento. Porque quería que los jóvenes estuvieran preparados para esos momentos en sus vidas que les iban a requerir ese tipo de valentía, y que fueran capaces de cobrar la valentía para poder hacer lo necesario cuando les llegara la hora. Esa historia es una de las principales razones por la que hicimos esta película Emily y yo, porque nos impactaba tanto, nos reforzaba tanto el sentir del poder, el hecho de que esos momentos nos podrían ocurrir, que podrían ocurrir a quien sea, que todos hemos sentido esa agencialidad humana de ponernos de pie y hacer algo importante. Queríamos hacer una película que le hiciera a la gente sentir así, que le diera ganas de hacer algo. No es necesario ser Bill Kunstler para experimentar un momento de ese tipo.

Esos momentos no siempre ocurren cuando la gente los está esperando, a veces ocurren cuando nadie los espera. Se trata de tener esa firmeza de carácter, esa firmeza de convicciones, en los momentos menores de la vida… y en los momentos mayores de la vida. Y de siempre estar consciente de que está tomando esa decisión, que está decidiendo si ponerse de pie o no ponerse de pie.

Emily Kunstler: Creo que cuando empezamos esta película pensábamos que papi, cuando nos contó la historia de David, hablaba de sí mismo. Que él era David, y que había pasado por esos momentos de decisión en su vida. Pero, por medio del proceso de hacer la película, yo no creo que él necesariamente se veía a sí mismo como David. Creo que él encontró a los Davids del mundo con quienes asociarse. Y que eran los Davids del mundo que encontró, como Yusef, quienes le dieron la fuerza para continuar el trabajo que hacía. Ya para los finales de la película él llegó a ser nuestro David, pero realmente no se trataba de él. Se trataba de proteger a esos Davids, de permitir a esos Davids seguir luchando. De sentir su poder y estar fuera de prisión.

La lucha en la corte y la lucha en la calle

Revolución: Una parte de lo que dice Bill en varias partes de la película, y que recorre toda la película, realmente desde la lucha por los derechos civiles, a lo que aprendió de Daniel Berrigan, y se ve claro en todo, era lo de ser abogado y luchar en la corte, en relación con luchar en la calle. ¿Ustedes, como abogados, podrían hablar de cómo eso cambió su perspectiva en general?

Margaret Ratner: Corrimos con mucha suerte, cuando hubo un movimiento dentro de este país. Quiero decir que como abogados, como activistas y como seres humanos. Cuando eso estaba ocurriendo, sea el movimiento por los derechos civiles o los múltiples movimientos que surgieron en este país, realmente teníamos mucha suerte al poder representar a las personas que participaban en esos movimientos. Bueno, cambió, pueda que ya tengamos nosotros más años encima, pero todo el movimiento social de protesta cambió, y ya no hubo bastante campo para el tipo de protesta social que había antes. Ahora es mucho más complicado, y mucho más difícil. Los estudiantes que participan ahora en los movimientos de protesta, los respeto muchísimo porque me parece que es mucho más difícil, porque las alianzas son mucho más difíciles, las cuestiones son menos claras y la situación en general es más complicada. No es tan fácil como estaba en los años ochenta y noventa. Es mucho más difícil porque ya está toda esa afirmación de que estemos en una sociedad pos-racial, lo que es completamente ridículo, entonces es mucho más complicado y mucho más difícil demarcar las líneas y participar directamente. Creo simplemente que corrimos con muchísima suerte como abogados y como activistas. Más suerte de lo que la gente tiene ahora, porque es más difícil, bastante más difícil. Por eso creo que esta película es importante pues dado lo difícil que es ahora, hay que animar de diferente manera a las personas a participar, hay que recordarles de nuestra historia y de lo que logramos, de cómo podíamos organizar, hay que alentarlos a hacer lo suyo de diferente manera.

Sarah Kunstler: Si se permite que lo que ocurre en la corte permanezca dentro de los confines de las paredes del tribunal, entonces nunca habrá justicia. Si se permite que las decisiones de la corte se den en un vacío, tengan por seguro que casi siempre nos dará mal resultado. Y en cualquier momento es importante hacer un movimiento en la calle. Es importante tener la prensa. Es importante que estas cuestiones se planteen ante todos como cuestiones que nos importan. Que todos sintamos que los derechos del acusado, los derechos de la persona que se está procesando, y la disminución de esos derechos, impactan en los derechos de todos nosotros. Si perdemos esa perspectiva y decimos que hay “nosotros” y “ellos”, y que no nos importan los acusados de un crimen porque son de aquellos otros, entonces estamos perdiendo algo y estamos llegando a un lugar de mucho peligro.

Si, éstos son tiempos diferentes, pero creo que sea como sea el tiempo en que nos encontremos, es crucial el vínculo entre la calle y la corte. Y también es crucial ese vínculo entre la corte y nuestras vidas cotidianas. Y si ya nos deja de importar, si dejamos de sentir que esas cosas son conectadas, entonces andamos por un camino muy peligroso.

William Kuntsler: Perturbando el universo estrenó el 13 de noviembre en Cinema Village en la ciudad de Nueva York y salió en teatros el 20 de noviembre en San Francisco, Los Ángeles, Berkeley, D.C. y Seattle, y de ahí saldrá en más ciudades. Lo transmitirá el canal PBS como parte de la serie documental premiada P.O.V. en la primavera/verano del año entrante. Para más información sobre la película, que incluye cines y fechas en la ciudad donde vives, acceda a www.disturbingtheuniverse.com

1. El “caso de la corredora en el parque Central” surgió tras un incidente en 1989 en que una mujer blanca de 28 años de edad, una inversionista de un banco, fue violada y golpeada mientras corría en el parque Central de la ciudad de Nueva York. Cinco jóvenes negros y latinos fueron arrestados, acusados y sentenciados injustamente a prisión y cumplieron entre siete y trece años de cárcel antes de salir exonerados en 2002. [regresa]

2. Jean Fritz, una republicana, era miembro del jurado en el juicio contra los Ocho de Chicago; fue una de los cuatro jurados que insistieron en la anulación de todas las acusaciones. Sale entrevistada en la película. [regresa]

3. Michael Smith, de 21 años de edad durante la rebelión de la prisión de Attica de 1971, era uno de los guardias que los presos tuvieron de rehén. La policía estatal le pegó cuatro balas cuando tomó la prisión por asalto y masacró y brutalizó a los presos. Sale entrevistado en la película. [regresa]

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.

Basics
Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es
From Ike to Mao and Beyond