Revolución #192, 14 de febrero de 2010


Continúan las olas de lucha en Irán

La lucha en Irán sigue fermentándose y estallando. A fines de diciembre, los iraníes, sobre todo los jóvenes y las mujeres, se lanzaron a la calle para protestar. Se planean más protestas más adelante en el mes en curso.

El junio pasado, parecía que un candidato en las elecciones presidenciales, el primer ministro, Mahmoud Ahmadineyad, las robó. Era el último ultraje para muchísimos millones de iraníes que habían cifrado sus esperanzas del cambio en el candidato rival, Mir-Hosein Musavi. Se rebelaron en la calle, y el sector de los gobernantes que apoyaron a Musavi también empezó a oponerse al gobierno. El gobierno, encabezado por Ahmadineyad y el jefe religioso general Jamenei, respondió con una brutal represión. Golpeó y encarceló a los manifestantes, hasta asesinó a docenas, tanto en la calle como en la cárcel. Ahora el estado empieza a ahorcar a los que tienen vínculos con el movimiento de protesta. Mientras tanto, los gobernantes de Estados Unidos pretenden aprovechar la crisis para beneficiar sus propios intereses; quieren obligar a Irán a avenirse a los propósitos estadounidenses en la región, e incluso cambiar el régimen por completo.

Irán es una República Islámica; sus leyes se basan en el Corán. Eso significa, entre otras cosas, que practican una severa discriminación contra las mujeres: las obligan a vestirse de cierta manera, el trato que les da la ley es desigual y la policía religiosa las hostiga constantemente. Musavi quiere mantener este tipo de gobierno y a la vez reformarlo en ciertos aspectos. Ahmadineyad representa a los que quieren intensificar la represión.

A medida que se ha desarrollado la lucha, las masas han empezado a zafarse del control de Musavi. A fines de diciembre, estallaron fuertes luchas en las calles, rebasando las demandas y la oposición anteriores. La gente cuestiona cada vez más la propia República Islámica. Pero Musavi quiere apuntalarla; sólo quiere reformar ciertos aspectos de ella para que tenga la capacidad de contener la ira popular y se cuadre con el orden geoestratégico y la estructura económica del imperialismo de manera más ventajosa para la camarilla gobernante que él representa en el gobierno. Como resultado, hoy Musavi ofrece la acomodación.

Las fuerzas comunistas revolucionarias obran en medio de esta situación para plantear una alternativa de verdad y ganar a las masas a una revolución total, capaz de derrocar a República Islámica además de romper con el imperialismo estadounidense.

Vean en nuestro artículo en línea más análisis de las maniobras de Musavi y de la lucha en general (“Revuelta intrépida sacude a Irán”, de Larry Everest, Revolución #189, 17 de enero de 2010, revcom.us/a/189/iran-es.html).

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