Revolución #193, 21 de febrero de 2010


Día Internacional de la Mujer de 2010

¡Romper las cadenas! Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la REVOLUCIÓN

Cuando tan pocos se atreven...

Lo siguiente ha sido publicado por el Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos y se encuentra en forma de folleto en revcom.us:

En el Día Internacional de la Mujer nos vamos a tomar las calles para llamar por algo que es urgentemente necesario y nunca visto en generaciones: un desahogo inquebrantable de la furia y la resistencia de las mujeres y hombres que quieren ver a las mujeres, de todo el mundo, libradas de siglos de ser condenadas a ser consideradas como una posesión de los hombres.

Este 8 de marzo tiene algo especial este año. Este año tenemos el honor de reunirnos y afirmarnos junto con nuestras hermanas y hermanos de Irán que durante el último año con heroísmo han desafiado bastones, balas, viles prisiones y ahora la horca. En una sociedad donde a las mujeres se les niegan sus derechos básicos, donde una mujer que no quiere cubrirse el cabello enfrenta la prisión y hasta 80 latigazos y donde aún es legal que se le apedree hasta muerte a una mujer por adulterio, una nueva generación de mujeres jóvenes se están uniendo a sus hermanos en las calles, seguras de sí mismas muchas de ellas se quitaron lo que les cubría la cabeza y exigieron un fin al régimen teocrático.

ESTAMOS CONSTRUYENDO UN MOVIMIENTO PARA LA REVOLUCION…

Porque en pleno siglo 21 las mujeres siguen siendo apedreadas hasta la muerte por dormir con el hombre equivocado, al mismo tiempo esas mujeres en decenas de millones están siendo forzadas por el funcionamiento del capitalismo-imperialismo a la prostitución en una “industria del sexo” globalizada.

Porque la esclavitud, tanto en formas literales como apenas disfrazadas, de nuevo está en auge en el mundo, con jóvenes raptadas y vendidas desde aldeas desesperadamente empobrecidas y megaciudades de las naciones oprimidas del globo y transportadas por las fronteras.

Porque vivimos en una cultura capitalista donde las mujeres son desvalorizadas y reducidas a senos y traseros incorpóreos, promocionadas a todo momento como objetos que existen para el placer sexual de los hombres. Porque la sexualidad y la intimidad humana han sido torcidas para ser solo otra mercancía: una cosa que se compra y se vende y se explota en el mercado en vez de ser una forma de expresar amor y como fuente de placer mutuo.

Porque algunas mujeres son definidas y confinadas por el rol de madre y se les niega una participación más amplia en el mundo, mientras otras mujeres, de nuevo principalmente de las naciones empobrecidas y oprimidas del mundo, deben dejar sus hijos por años para trabajar en los países ricos y enviar dinero requerido para la subsistencia de su familia.

Por todo eso y mucho más, necesitamos una revolución. Y estamos construyendo un movimiento para la revolución.

Cuando una joven creciendo en esta cultura se corta a sí misma, pasa hambre o se odia a sí misma y cuando esto se da en proporciones epidémicas, esto no es meramente un problema personal.

Cuando una mujer no puede caminar en la calle en cualquier parte del planeta por el temor de ser violada, esto no es meramente un problema personal.

Cuando a una mujer se le niega su libertad reproductiva, cuando una mujer no puede obtener un condón en África, un aborto en Latinoamérica o pastillas de control de la natalidad de un farmacéutico en Estados Unidos que se suscribe a una cruel moral cristiana fascista, el problema es global y sistémico.

Estos problemas que suceden por miles de millones no se deben a una “mala elección” de las personas; suceden porque las instituciones retrógradas se apoyan en un anticuado sistema político y económico. Esto debe acabarse.

Cuando la mitad de la humanidad está sujeta, toda la humanidad está frenada. Ha pasado mucho tiempo para que la gente despierte, ya es hora de rehusarnos a aceptar como natural este orden de las cosas. No hay razones ni biológicas, dictadas por un dios ni hechas por el hombre para que la situación permanezca así. Estos días deben terminar. Y esto se puede hacer.

Imagínense por un momento que las mujeres sean tratadas como seres humanos, no como seres de menos ni inferiores sino como seres humanos completos capaces de participar de manera plena en pie de igualdad en todas las esferas de la actividad humana. Esto es real y posible. Pero porque la opresión de la mujer está atada tan profundamente al tejido social en este país y en todo el mundo… porque ésta se entreteje de manera íntima y concatenada a otras formas de opresión en la sociedad capitalista… se necesitará de una revolución total —una revolución comunista— para liberar a la mujer.

El Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, está construyendo un movimiento para la revolución. El comunismo revolucionario nunca ha sido más radical, científico y viable que con su avance y desarrollo a través de la dirección de Bob Avakian. Éste es un comunismo que se basa en los adelantos muy importantes (y suprimidos) de los movimientos y sociedades revolucionarias del pasado, a la vez que examina de manera crítica sus deficiencias en la concepción y la práctica; este es un comunismo que sobre esa base está forjando radicalmente nuevos y mejores análisis y caminos para el cambio. La trascendental nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian toma la plena emancipación de la mujer como una piedra angular para una revolución que va en serio para arrancar de raíz y abolir toda forma de explotación, opresión y relaciones sociales degradantes y las ideas que las acompañan, en este país y en todo el mundo, y lo hace en formas completamente nuevas.

En esta revolución el desafío y la impaciencia que las mujeres sienten son bienvenidos y sostenidos como una fuerza poderosa que pueda movernos todos hacia la lucha por la emancipación de toda la humanidad. En esta revolución las mujeres y los hombres se estarán transformando a sí mismas como parte de la lucha por un mundo en que vale la pena vivir. Esta revolución es real y está creando la clase de valores y actitudes, cultura y moral comunista para que las mujeres sean desencadenadas plenamente, no en un tiempo futuro sino hoy en la lucha.

¡Marchen el 8 de marzo! Reúnanse ese día1 y traigan sus testimonios y símbolos de la clase de opresión que despilfarran y sofocan el espíritu y la vida de las mujeres y decir “NO MÁS”.

1. Busque en línea a revcom.us o llame a su librería Libros Revolución donde vive para más información sobre las acciones del 8 de marzo, así como otros programas y otras manifestaciones de la celebración del Día Internacional de la Mujer. [regresa]

El movimiento revolucionario de hoy tiene que ser una manifestación viviente de unas nuevas relaciones sociales entre hombres y mujeres y una nueva moral que fomenta el respeto mutuo y la igualdad. Como lo dice Bob Avakian:

“En muchos sentidos, y particularmente para los hombres, la cuestión de la mujer y el querer eliminar por completo (o preservar) las relaciones de propiedad y sociales existentes, con su correspondiente ideología, que esclavizan a las mujeres (o quizá ‘solo un poquito de ellas’) es un criterio de prueba entre los mismos oprimidos. Es una línea divisoria entre ‘querer ser parte’ o realmente ‘querer zafarse’: entre luchar por acabar con toda la opresión y explotación —y la mismísima división de la sociedad en clases— o por conseguir una tajada en última instancia”. (¿Un fin horroroso, o un fin al horror?, RCP Publications, 1986)

 

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