Revolución #194, 7 de marzo de 2010


Dando inicio a una discusión sobre “De la burka a la tanga”: Una lección en el teatro callejero experimental

Recibimos la siguiente carta:

La gira nacional universitaria de Sunsara Taylor, “De la burka a la tanga: Todo debe, y puede, cambiar. Necesitamos una revolución total”, fue anunciada esta semana. La tarde del lunes estábamos en una universidad agitando el ambiente. La idea era representar una obra de teatro callejero para presentar la burka y la tanga como símbolos de dos pésimas opciones para la mujer, abrir e irrumpir en la conversación alrededor de la opresión de la mujer y correr la voz sobre la charla de Sunsara Taylor. Para empezar, invité a una amiga, una poetisa negra, a que le gusta la polémica y romper tabúes, y además tiene mucho odio por lo que les pasa a las mujeres en esta sociedad. Yo había trabajado un guión con algunas de mis amigas y lo ensayamos cerca de una hora, y luego salimos para ensayarlo

Si tú fueras uno de los 100 estudiantes sentados en la cafetería durante el lonche, lo siguiente es lo que hubieras visto:

De un lado del salón de repente una mujer vestida de pies a cabeza con una burka al estilo afgani camina hacia el centro del salón y de repente otra mujer vestida como si fuera a un club nocturno se le acerca a ella sosteniendo una tanga roja en la mano. Se acercan una a otra y se detienen en el centro del salón pisando fuerte y dramáticamente, y se quedan en posición fija como si estuvieran enfrentadas cara a cara.

La ruidosa cafetería se calla. Las dos mujeres se miran una a otra, casi con curiosidad. Después de cerca de 15 segundos hablan. La mujer con la tanga dice: “De donde usted viene las mujeres están cubiertas con velos y son compradas y vendidas en el matrimonio”. La mujer de la burka responde. “Sí, pero en su sociedad ustedes son objeto de acoso y la falta de respeto. A mí me respetan”.

“Bueno, puede que algunos me falten el respeto, pero yo tengo el poder de atraer a los hombres con mi sexualidad. En su sociedad las mujeres son apedreadas hasta la muerte por enamorarse”, responde la mujer con la tanga.

“Sí, eso es cierto, pero en su sociedad la gente piensa que el amor es violencia y dominación. Las mujeres son los juguetes de los hombres y creen que en esa situación pueden tener poder y control. Hasta las niñas se ponen tangas”.

“Sí, eso es cierto, pero en su sociedad las niñas son casadas con hombres mayores de 40 años y no se les permiten leer y escribir”.

“Sí, pero en su sociedad los padres les dan a sus hijas anillos de castidad y se les enseñan a ellas que su matrimonio será el día más importante de la vida. ¿Cuál es la diferencia?”

En ese momento, ambas mujeres se dirigen a las personas en la cafetería planteándoles: “¡¿Por qué estamos viviendo de esa manera?!” Tiran al suelo la burka y la tanga y con esto se dio el anuncio de “De la burka a la tanga: ¡Todo debe, y puede, cambiar! ¡Necesitamos una revolución total! Vengan a escuchar la charla de Sunsara Taylor en la universidad el 23 de febrero. ¡Hay una forma completamente diferente de cómo el mundo podría ser!”

Para nuestra sorpresa, varias personas en el salón, hombres y mujeres, se echaron a ovacionarnos y aplaudir. Nosotras nos les acercamos y platicamos. Un tipo dijo que era horroroso ver esas dos imágenes yuxtapuestas, que nunca había pensado en eso de esa manera pero que revelaba algo. Les dijimos más sobre la gira de Sunsara Taylor. Explicamos que por todo el mundo las mujeres están oprimidas, incluso en este país donde la gente afirma que hemos ido más allá de eso. Que Sunsara Taylor es una comunista revolucionaria que hablará sobre esto y que es posible empezar a transformar las cosas ahora mismo con un movimiento por la liberación de la mujer y que será necesaria tener una revolución para deshacerse de todo eso como parte de emancipar a toda la humanidad. Las mujeres, sobre todo, estaban asintiendo con sus cabezas y diciendo: “Buena suerte” y “Gracias por hacer esto”. Pero no se trataba solamente de las mujeres pues les planteamos esto a los hombres que ellos mismos también deberían ser parte de esto. Muchos nos dieron sus e-mails para obtener más detalles sobre el evento y cómo podrían participar.

Después de cada número, recorrimos el salón para preguntarles a las personas qué es lo que se les ocurrió cuando vieron esto. Mi amiga la poetisa al principio estaba muy sorprendida de qué tan callada y represiva era la atmósfera en la universidad, pero también estaba sorprendida de qué tan “amables” estaban los estudiantes y cuánto querían hablar de esas cosas. Ella misma por su cuenta fue a conversar con la gente y luego me invitó a hablarles de la gira de Sunsara Taylor y a conectarme con esas personas.

Ella y yo también llevamos una conversación durante todo esto. Ella odia la opresión de la mujer pero al mismo tiempo estaría de acuerdo con su personaje en el número de que una puede sentir poder por su sexualidad. Así que hablamos sobre lo que significa ser mujer en este mundo, sobre por qué no se puede “jugar al juego” y no ser “objeto del juego” y lo que de todos modos significa "jugar al juego" contra otros. Ella se preguntaba ¿por qué las personas son tan crueles unas con otras y por qué se sienten tan solas? ¿Realmente es posible ser lo que uno quiera si se propone hacerlo? ¿Por qué quieren las mujeres tener los senos y las nalgas grandes y se encuentran constantemente preocupadas por esto? Y si no es deseable ni excitante ser el dominador o ser el dominado en una relación sexual, ¿entonces qué lo es?

Algo que predijimos antes de hacer este número es que al presentar estas imágenes tan fuertes que retan a las personas sobre esta cuestión en particular, saldrán muchas respuestas y reacciones diferentes. Esto se comprobó muchísimo. Cuando terminamos una representación en medio de aplausos, alguien nos soltó: “Ahora, ¡besuquéense y toquetéense!”

Empezamos a hablar primero con las personas que valoraban el número y querían saber de qué se trataba. Una estudiante se nos acercó y recomendó que también habláramos con aquellos que tenían una respuesta negativa, señalando al hombre que hizo el comentario misógino. Ella se ofreció a hablar con él y a decirle lo que ella pensaba; eso lo hicimos juntas. Ella le dijo que su comentario no era nada bueno porque las personas tenían esta idea de que dos mujeres besuqueándose es algo para complacer a los hombres, y no a las mujeres, y decir que ellas deberían hacer eso en un momento en que están tratando de señalar algo menosprecia lo que están tratando de hacer y eso no está bien. Él no estaba de acuerdo y dijo que a algunas mujeres sí les gusta eso, así que nos adentramos en esto: por qué a las mujeres les gusta esto y el que “les guste” o no, que esto es parte de la situación en que todas las mujeres no son tratadas como seres humanos completos sino como juguetes de los hombres, y que hay muchas formas en que a las mujeres se les dice esto todos los días y esto no debe ser así, que nosotros deberíamos vivir en una sociedad donde una mujer pueda caminar desnuda en la calle sin temor a ser acosada, pero en esta sociedad todas las noches de regreso a casa hay que cuidarse el pescuezo mirando sobre el hombro. Había dos mujeres sentadas con este sujeto y la situación le tocó una llaga a una; ella respondió, “¡Lo sé! ¡¡TODO ESTO ME DA TANTO ASCO!!”, y salió un río de historias de ser menospreciada, víctima de insinuaciones sexuales y ligues y vista con lujuria y como un objeto. Eso es exactamente lo que debe empezar a suceder en las universidades a través del país cuando las personas se enteren de la gira de Sunsara Taylor. Ya basta de aquellos que están hartos y enojados pero que se quedan callados y temerosos, mientras se envalentonan aquellos que defenderían y sostendrían la degradación de la mujer. ¡Ya estamos cambiando esto!

Conocimos a muchas personas diferentes que estaban pensando sobre estas cuestiones y quieren ser parte de hacer que se realice la gira. Conocimos a estudiantes en cuatro organizaciones de la mujer en la universidad y una nos invitó a su reunión esa noche donde ella habló de su experiencia viendo el número de teatro y nos dejó hacer un anuncio. Obtuvimos los e-mails de las personas y compartieron algunas ideas que tenían sobre el teatro callejero acerca de la violencia doméstica. Además, conocimos a estudiantes que nos hablaron de los profesores a que en su opinión les gustaría lo que hacíamos y tal vez nos invitaran a sus clases.

Es posible experimentar con promociones creativas de esta gira y desarrollarlas de muchas maneras, y no es necesario ser poeta ni actor. Aunque hicimos esto en la acera durante el cambio de clases, fue más bien una instalación de arte que una escena de teatro. Uno de los personajes se vestía de negro salvo una tanga encima de la ropa y el otro se vestía una burka afgani. Cada persona llevaba un cartel que decía “OBJETO”, mientras ambos se miraban de cara como si estuvieran ante un espejo. Teníamos en la mano volantes con citas de la Declaración: Por la liberación de la mujer y por la emancipación de toda la humanidad y la información de la gira de Sunsara Taylor. La gente nos podía ver desde lejos; miles de estudiantes vieron esto durante un agitado cambio de clases. La gente se llevaba los volantes; algunas personas hicieron comentarios de apoyo de varias formas, por el esfuerzo de denunciar eso, que la burka y la tanga son “la misma cosa”, “me convencieron, voy a chequearlo” y “amén”.

Este teatro callejero es algo que cualquiera puede llevar a cabo para hacer que la gira de Sunsara Taylor y lo que concentra muy poderosamente el nombre de la gira sean conocidos y discutidos en todas partes, que ¡sea todo un eventazo en la universidad!

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