Revolución #204, 10 de junio de 2010


Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Una extraordinaria admisión de culpabilidad: Obama, Israel y los crímenes de guerra en Gaza

24 de mayo de 2010. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. La intensificación de la limpieza étnica de Israel en el Este de Jerusalén y el resto de Cisjordania ha capturado con razón, gran parte de la atención mundial recientemente. Pero es importante no perder de vista a los esfuerzos israelíes para estrangular lentamente a los palestinos en Gaza.

La precisión científica con la que Israel está infligiendo crueldad sobre los habitantes de Gaza y los objetivos políticos detrás de ello se pusieron de relieve en recientes informes de la organización israelí Gisha, el Comité Internacional de la Cruz Roja y la BBC. Hace aproximadamente un año, Gisha, que se autodefine como un "centro jurídico de la libertad de tránsito" de los palestinos y en particular los habitantes de Gaza, presentó una demanda contra el gobierno de Israel para obligarlo a revelar lo que permite y lo que no permite entrar a esta estrecha franja del desierto y por qué. Primero el gobierno falsamente alegó que no existían documentos pertinentes. Entonces, después de un recurso judicial, finalmente presentó una respuesta por escrito que certificó que cuatro documentos básicos de política se habían escrito, pero que su contenido no puede ser revelado sin "perjudicar la seguridad nacional y relaciones exteriores". A un juez de distrito se le permitía leerlos en una audiencia a puerta cerrada, pero los abogados de Gisha no estuvieron presentes.

Esta afirmación de que las políticas israelíes hacia  1.5 millones de personas deben mantenerse en secreto es asombrosa, y la declaración es también excepcional en otras maneras, pero antes de examinarla, en primer lugar hay que enumerar el contenido conocido de esas políticas.

Ciertamente, lo que Israel permite y no permite pasar a través de su bloqueo no es ningún secreto en Gaza. La respuesta del tribunal israelí admite que dos de los cuatro documentos secretos enumeran artículos no prohibidos (cualquier cosa que no esté específicamente autorizada está prohibida). Lo absurdo de este secreto se muestra a través de la facilidad con que Gisha fue capaz de adivinar el contenido de las listas a partir de la información de los comerciantes y empresarios de Gaza y organizaciones internacionales. Un corresponsal de la BBC de alguna manera fue capaz de ver la lista secreta de Israel de los 81 artículos permitidos y en términos generales confirmó lo que Gisha había deducido. (Ver Gisha.org y BBC.co.uk, "Revelados los detalles del bloqueo de Gaza").

La lista a primera vista parece arbitraria, pero sus objetivos son aparentes después de un estudio cuidadoso — tal como, por supuesto, le son evidentes a la población de Gaza. Lo importante es mantener a la gente en Gaza al borde del hambre, para matarlos lentamente, y negarles fuentes de placer y de información.

Una crueldad calibrada es evidente incluso en los detalles más pequeños, como los condimentos y especias prohibidos. Se permiten algunos artículos básicos tales como tahini (pasta de sésamo), el ajo, zaatar (hierbas secas) y la canela, pero la experiencia demuestra que no lo son la salvia, cardamomo, cilantro, comino y el jengibre. Ni fruta seca, mermelada, halva, chocolate, galletas u otros dulces. Se permiten alimentos secos, como las lentejas, los frijoles y el arroz y la carne y verduras congeladas, así como productos enlatados, pero la carne fresca está prohibida. A las personas también se les priva de juguetes, instrumentos musicales, papel y periódicos.

Algunas de las normas que regulan los alimentos están claramente diseñadas para aplastar la economía local de Gaza y obligarla a ser más dependiente de las importaciones israelíes. Por ejemplo, la importación de latas está prohibida, por lo que los agricultores no pueden conservar y vender productos como el tomate, pero a la pasta de tomate israelí se le permite la entrada. Cualquier cosa que tenga que ver con la pesca —las cañas, redes y cuerdas— está prohibida. Lo mismo ocurre con los insumos agrícolas básicos, como fertilizantes y equipo agrícola fundamental y los elementos para los invernaderos. La cría de pollos parece ser un objetivo israelí en particular, junto con el ganado en general. La sal industrial, la margarina y otros productos utilizados en la elaboración de alimentos están bloqueados.

El bloqueo de todos los materiales de construcción, incluyendo madera, cemento y tuberías, trae dificultades extremas a las personas cuyos hogares, escuelas y otros edificios fueron destruidos por los ataques aéreos y la invasión de Israel de diciembre del 2008 a enero del 2009. El Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas dijo que al 23 de mayo, sólo una cuarta parte de los daños causados por los misiles, bombas y la artillería de Israel ha sido reparada, ya que los únicos recursos disponibles son escombros reciclados o materiales que pasaron de contrabando a través de túneles desde Egipto. Restricciones de combustible significan que haya electricidad sólo la mitad del día, que es especialmente desastroso para los hospitales. A los habitantes de Gaza no se les permite salir a otros lugares para recibir educación, de modo que entre otras consecuencias hay una aguda escasez de personal médico capacitado.

Pero tal vez las prohibiciones más impactantes son aquellas que están en contra de los medicamentos y equipo médico que significan la vida y muerte para muchas personas. Estos productos no son tratados en el informe de Gisha, pero se mencionan en un "Resumen de actividades" del 25 de abril del Comité Internacional de la Cruz Roja. Allí dice que Israel ha permitido que el CICR entregue 55 toneladas de medicamentos y otros suministros para el tratamiento de emergencia, pero ha bloqueado otros 110 productos farmacéuticos y suministros esenciales y piezas de repuesto para muchas máquinas médicas. Todo esto también perpetúa la destrucción provocada por el ataque israelí, ya que como consecuencia una alta proporción de las personas tiene discapacidades a largo plazo y con necesidades especiales de salud. Por ejemplo, el CICR dice que alrededor del nueve por ciento de todos los niños de Gaza sufren de trastornos del habla como consecuencia de traumas de guerra.

Puede deducirse de la situación médica que la política de Israel es la de prevenir que las personas mueran de una sola vez en tal número que habría un clamor internacional, sino para que deliberadamente se cause el deterioro de la salud en general y de la muerte de muchas personas que de otro modo podrían evitarse. Uno de los cuatro documentos secretos parece indicar que este es exactamente el objetivo de la política israelí en general con respecto a Gaza. De lo que se conoce, establece "umbrales rojos" por lo que Israel considera una cantidad mínima de calorías (detallada por edad y sexo) a las que a los habitantes de Gaza se les deba permitir. Otro documento establece mecanismos para hacer un seguimiento de la "necesidad de alimentos ". Es alarmante y revelador que Israel se niegue a divulgar lo que considera los requisitos mínimos. Estos hechos implican que Israel ha tomado una decisión oficial de que no va a producir una hambruna en masa, con todas las consecuencias políticas que eso traería consigo, sino que la gente en Gaza no va a conseguir mucho más que eso tampoco.

Israel no puede admitir estas políticas, a pesar de que su existencia no es ningún secreto, porque están fuera de ley por la Cuarta Convención de Ginebra (Sección Tercera, artículos 47 a 78), que responsabiliza a la fuerza ocupante del bienestar de la población en general, y en particular los servicios médicos y la educación de los niños.

En su respuesta al juez de este caso, en lugar de un argumento jurídico el gobierno israelí hace uno político. Tras disculparse por lo que llama un "malentendido" lo que en un principio fue mentirle a la corte, razona que "la documentación solicitada referida a la gestión de la transferencia de mercancías que Israel impone en la franja de Gaza", cuya divulgación podría "perjudicar la seguridad nacional, e incluso posiblemente las relaciones exteriores de Israel" porque "la conducta de Israel hacia la franja de Gaza, incluidas las restricciones sobre el traslado de mercancías, es una parte central de las medidas a su disposición en el conflicto armado con Hamas, que es una entidad hostil, cuyo objetivo es destruir el estado de Israel".

Esta afirmación de que el temor a Hamas es lo que motiva el tratamiento de Israel hacia los palestinos en Gaza no es del todo cierta. En primer lugar, históricamente, el propio Israel es mucho más culpable del ascenso de Hamas, pues lo que alentó en secreto durante décadas en un esfuerzo por debilitar a la OLP secular, cuando ésta era más revolucionaria. Hoy, el trato de Israel a los palestinos en Cisjordania no es tan distinto a las políticas de Israel hacia Gaza. Incluso sin un bloqueo como el de Gaza, el muro alrededor de Cisjordania, los puestos de control israelíes, los asentamientos israelíes y otras políticas han eliminado en gran medida la economía local, especialmente la agricultura. El muro y/o el ejército israelí les impiden a los agricultores ir a los campos durante largos períodos de tiempo, a veces de forma permanente. Cuando no están asesinando a los agricultores y a los niños palestinos, los colonos sionistas se centran a menudo su violencia en contra de los olivos y cítricos de Palestina. A pesar de las políticas israelíes inspiradas por los EE.UU. que han llevado en alguna medida alivio económico a algunos de los miembros de la pequeña clase media urbana en la ciudad políticamente importante de Ramala en Cisjordania, donde la OLP es más fuerte, el ya mencionado "Resumen de actividades" de la Cruz Roja informa que la mitad de la población de Cisjordania vive actualmente en la "pobreza" de acuerdo a normas internacionales. Según los estándares israelíes, se trata de una población que no es culpable de haber votado en gran medida a favor de Hamas, tal como lo son los habitantes de Gaza.

En términos morales y políticos, como un estado definido por la religión y etnia que por definición no puede permitir que los palestinos tengan sus aspiraciones nacionales ni de hecho la justicia básica, Israel no tiene ningún derecho de criticar a Hamas. Las metas religiosas de esa organización fundamentalista islámica no son muy distintas a aquellas de los colonos armados y espiritualmente desbocados que sirven como tropas de choque del sionismo. (Cualquiera que dude de eso debería darse cuenta de las actividades de los judíos ultra-ortodoxos de impedir que las mujeres canten en público, incluso en el ejército israelí, que es una medida que adoptaron sus homólogos fundamentalistas ferozmente patriarcales en Irán y que fue aprobada por Hamas.)

Aparte de esos argumentos, el comunicado del gobierno israelí equivale a una admisión de culpa de parte de Israel en virtud del derecho internacional. Dice abiertamente que su política está destinada a castigar a todos los habitantes de Gaza con el fin de debilitar a Hamas. Tal "castigo colectivo" de personas "por un delito que él o ella no hayan cometido personalmente" es explícitamente ilegal en virtud del artículo 33 del Cuarto Convenio de Ginebra y constituye un crimen de guerra. Si bien el gobierno israelí trató de ocultar su culpabilidad en un nivel técnico al negarse a revelar el contenido de su lista de las importaciones a las que los habitantes de Gaza están permitidas, esta parte política de su declaración es quizá una confesión involuntaria, pero sin ambigüedades en términos jurídicos. El Comité Internacional de la Cruz Roja, en su comentario sobre el artículo 33, dice que las "medidas de intimidación para atemorizar a la población" se "oponen a todos los principios sobre la base de la humanidad y la justicia".

El gobierno de Obama ha expresado su preocupación por la expulsión acelerada de los palestinos de la parte restante de Jerusalén, donde se les había permitido vivir, muchos de ellos después de haber sido expulsados de sus aldeas de origen y de Jerusalén Occidental cuando se creó Israel. Eso podría poner en peligro la aparición, la legitimidad y la viabilidad de un "mini-Estado" palestino con una porción minúscula compartida de Jerusalén como su capital simbólica que Washington sigue proponiendo. Los EE.UU. también están un poco preocupados por el futuro político de la dirección de la OLP, que ha apostado todo su capital político a la esperanza de que la presión estadounidense obligará a Israel a dejar que ayude a administrar sobre al menos algunos palestinos oprimidos. Además, la identificación pública demasiado estrecha de Estados Unidos con la política de Israel iría en contra de los objetivos regionales de Estados Unidos.

Pero al mismo tiempo, los EE.UU. han mostrado su desprecio por la vida y aspiraciones de los palestinos mediante el apoyo a las políticas de Israel hacia Gaza, que sólo podrán ser consideradas extremadamente crueles, inmorales e ilegales bajo el derecho internacional. Los EE.UU. incluso han respaldado a Israel contra cualquier intento de condenar esas políticas en las Naciones Unidas. Del mismo modo, los regímenes árabes dependientes de los Estados Unidos y sus medios de comunicación se han apresurado a protestar cuando la religión está en juego, en vista de las actuales medidas de Israel para hacer que los sitios sagrados de Jerusalén para ambas religiones sean exclusivamente judíos. Sin embargo, apenas fingen preocupación por los palestinos que viven en Gaza.

Vale la pena notar que, incluso mientras que los EE.UU. ha criticado el ritmo de la expansión israelí en esa ciudad que una vez fue principalmente una ciudad palestina, se ha argumentado en contra de ella por motivos de conveniencia política y nunca mencionó el hecho de que la política declarada de "judaizar" a Jerusalén constituye una violación prima facie (evidente a primera vista) del derecho internacional. (El Artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra prohíbe la colonización de un territorio ocupado y la transferencia forzosa de sus habitantes originales.) El tema general de aplicar el derecho internacional a Israel es demasiado explosivo para los EE.UU. como para permitir incluso que siquiera sea planteado, ya que el estado sionista es tan obviamente un estado canalla y fuera de ley según dichas normas, y lo es también Estados Unidos por supuesto (en su conducta internacional). Esta es la razón por la que los gobiernos de Bush y Obama han apoyado los tribunales de guerra para los países específicos en los que los intereses estadounidenses están en juego, como la ex Yugoslavia y el Sudán, pero Washington sigue negándose a firmar el tratado del Tribunal Penal Internacional que sometería a los líderes de todos los países al derecho internacional.

La respuesta de Israel al desenmascaramiento que ha sufrido a manos de organizaciones israelíes de derechos humanos es en sí una revelación. Un proyecto de ley actualmente ante el parlamento israelí prevé la prohibición de cualquier ONG si "hay motivos razonables para concluir que la asociación está proporcionando información a las entidades extranjeras o está implicada en procedimientos judiciales en el extranjero contra altos funcionarios del gobierno israelí o de oficiales del FDI [ejército israelí] por crímenes de guerra".

Aquí lo tenemos: la razón por la cual el gobierno de Israel no puede permitir que su política hacia Gaza se haga pública es, de hecho, lo que Israel dice que es: podría "perjudicar la seguridad nacional y relaciones exteriores" como incitar al movimiento de personas en todo el mundo para que reclamen el procesamiento de los líderes israelíes por crímenes de guerra, avergonzar a los regímenes árabes cómplices de Israel, y avergonzar y desenmascarar que los que gobiernan los EE.UU. no están motivados por los principios de la moral o de las leyes que pretenden defender, sino sólo por su propio interés imperial.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas del mundo.

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