Revolución #208, 25 de julio de 2010


ESCENAS: Revolución en el caldo de cultivo del Foro Social Estadounidense

En junio, al hervir la furia por el asesinato policial de Aiyana Stanley-Jones, de 7 años, en los ghettos abandonados de Detroit, más de diez mil personas acudieron a Detroit para el Foro Social Estadounidense (FSEU). El movimiento para la revolución estaba en dicho caldo. A continuación unas escenas del ambiente…

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El día de apertura del FSEU, unos dos mil de personas desfilaron por Detroit hacia el Salón Cobo donde se celebró el Foro. Un corresponsal describió la multitud:

Unas personas de Boston emprendieron la lucha para expurgar los registros de arresto… Unos jóvenes asiáticos de Connecticut trataban en hallar comunidad en una ciudad en que la policía los anda amedrentando… un joven blanco de la zona de Detroit dijo que quería ver una sociedad basada en la justicia y la paz… un grupo de jóvenes mujeres negras de Boston luchaban por servicios para los jóvenes porque “ellos dicen que somos el futuro pero rechazan ayudarnos a alcanzarlo”. Tanto entusiasmo para crear una sociedad diferente. Pero era una situación parecida a lo que Sunsara Taylor describió hace poco en las universidades: “El comunismo es lo más lejos de lo que están pensando”.

En el Foro, los revolucionarios estaban decididos a cambiar todo eso. Insistían en que todo el mundo se llevara el Mensaje y Llamamiento del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, “La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos”. Se distribuyeron unos diez mil ejemplares en el Foro y unos miles más en la comunidad. No salieron suficientes para hacer que no se pudiera ignorar, pero bastantes para caldear el ambiente. La imagen de Bob Avakian, en camisetas y tarjetas exhibidas en grupos de manera artística, hizo huella. Una enorme valla sobre la carretera principal rumbo al Salón Cobo promovió la charla de Bob Avakian, Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es.

Todo eso desafió el marco temático del FSEU y las ideas de los participantes. Éstos llegaron con un genuino deseo y aspiraciones a un mundo mejor, y por eso los revolucionarios dedicamos tanta atención a estar en medio del ambiente. La mayoría de los participantes en el FSEU militan en actividades que procuran lidiar con muchos problemas en la sociedad, de la persecución de los inmigrantes a los fuertes recortes de servicios sociales. Traían importantes experiencias, observaciones e ideas de las cuales aprender y con las cuales unirse y pusieron a debate grandes interrogantes. Pero las soluciones concretas y la concepción general del FSEU estaban muy desfasadas por lo que se refiere a la magnitud y profundidad de los horrores y retos que la humanidad enfrenta hoy en este momento de la historia. Las “soluciones” y los marcos variaban de “No puedes cambiar el mundo entero” a “No es deseable cambiar el mundo entero”, a manera de justificar la necesidad de trabajar en los márgenes y construir lo nuevo, construir alternativas. Este tema se repitió constantemente: “No sólo estamos resistiendo, estamos desarrollando soluciones” o “alternativas”. Aun al dejar de lado el hecho de que no se trata de que haya “mucha resistencia” hoy, las “soluciones” y las “alternativas” que se proponen están empotradas en el sistema capitalista existente y las relaciones e ideas que engendra. Las “soluciones” propuestas ni por el diablo están a la altura de los problemas que las personas en el Foro identificaban.

Aparentemente, muchas personas no estaban enteradas de las grandes crisis en el mundo o “se desconectan” de ellas, tales como las guerras estadounidenses en el Medio Oriente, la catástrofe del petróleo en el Golfo, la actual ola de asesinatos policiales sobre los jóvenes negros y latinos… Los revolucionarios y otros, entre ellos activistas de El Mundo no Puede Esperar, forcejearon con la gente para reconocer estos horrores, en cuanto a soluciones estratégicas así como acciones y protestas inmediatas. El Mundo no Puede Esperar y unos activistas en torno a la Catástrofe del Golfo sostuvieron pequeñas pero importantes protestas durante el FSEU.

Al ir circulado ampliamente el mensaje revolucionario, las personas empezaban a tomar conciencia de los marcos radicalmente diferentes acerca de lo que es el problema y la solución. Al desarrollarse el proceso, la situación se volvió más controvertida y en ocasiones caldeada. Una tendencia generalizada rechazaba la realidad de que todo el mundo y todas las corrientes traían una que otra clase de agenda y que lo que estaba a la orden del día era ver cuál es la agenda y a dónde lleva. Este debate se entrelazó de cerca con la controversia sobre la promoción de Bob Avakian como líder revolucionario singular y valioso. Al ir agudizándose estas cuestiones, se presentaron oportunidades de llevar luchas importantes. Algunas personas, un pequeño sector, gravitaban hacia las soluciones radicales y revolucionarias. En el caso de muchos más, se les plantaron semillas en la mente y cuando menos llegaron a tener una idea de que existe un movimiento para la revolución. Esas semillas tendrán importancia al imponer el mundo real de capitalismo-imperialismo sus opciones sobre el pueblo en el futuro.

Algunos talleres en que participaron personas desde la perspectiva comunista revolucionaria presentaron oportunidades de deslindar estas cuestiones y debatir más profundamente. Sunsara Taylor debatió con la directora en jefe de la revista $pread sobre “El sexotrabajo o la esclavitud sexual: el debate sobre el empoderamiento”, que contrastaba la revolución para arrancar de raíz la opresión de la mujer y las condiciones que origina la enorme “industria” del sexo, con el modelo de darles poder a las sexoservidoras individuales y dejar el sistema intacto. Alan Goodman participó en un panel sobre “Los crímenes de Israel contra la Gaza y el papel de Estados Unidos" en que informó sobre la experiencia de propagar la cita de Bob Avakian “Desde el holocausto, lo peor que le ha pasado al pueblo judío es el estado de Israel”. Del público alguien sostenía que la cita ofende y provoca innecesariamente la confrontación, y que lo que hace falta es “información y no confrontación”. Eso abrió paso a un debate sobre la certeza de la cita, lo que profundizó el entendimiento de la gente acerca de la ilegitimidad de Israel y recalcó lo importante es promover la cita, que tiene una expresión concentrada de verdades tan importantes pero a menudo ocultas y embrolladas. Un taller presentado por el Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas y Presos acerca de la batalla contra la prohibición del periódico Revolución en las cárceles de California atrajo a varias personas que se comprometieron a asumir la lucha contra la prohibición al volver a donde viven. Un taller/debate auspiciado por Libros Revolución sobre micro préstamos atrajo a personas que creían de corazón en dichos micro préstamos y participaron enérgicamente en éstos, así como aquellos que sentían que éstos traían algo de malo pero querían conocer más. Desde diferentes ángulos, ambos panelistas desenmascararon de manera apabullante que los micro préstamos empobrecen más y atrapan a aquellos a los cuales supuestamente están ayudando, y brotó un debate fuerte sobre si la revolución es realista o “muy remota”.

En otro taller, Raymond Lotta participó en un panel sobre “Copenhague, la emergencia ambiental y el futuro de la humanidad” con Maggie Zhou. Ésta, una bióloga molecular, organizadora de Clima SOS y miembro del comité nacional del Partido Verde estadounidense, presentó datos científicos sobre el cambio climático y sostenía, desde su propio punto de vista político, la necesidad de emprender acciones para tomar medidas enérgicas para reducir dramáticamente las emisiones del carbono. Después de unas presentaciones estimulantes, la primera ronda de preguntas y comentarios trató los hechos, cifras y tácticas como boicots y protestas. Lotta interrumpió: puede que estas cosas tengan importancia, pero retó al público a analizar, en serio, la magnitud del problema, la naturaleza del problema y de responder a lo que él decía que era la única solución real. Se puso más urgente e interesante el tono del debate. Una mujer dijo que había visto una encuesta que muestra que la gente cree que es más fácil imaginar el fin de la humanidad que el fin del capitalismo. Otra preguntó: “¿cómo una “sociedad pos-revolucionaria” en Estados Unidos podría lidiar con el hecho de que será necesario más que una revolución en un país para arreglar el planeta? Lotta recalcó que no será una sociedad pos-revolucionaria sino una revolucionaria y explicó qué quiere decir eso. Dijo que la nueva síntesis de Bob Avakian representa un salto en el análisis de que la revolución mundial es un proceso mundial, aunque se haga en general país por país y que servir a esa revolución mundial tiene que ser la máxima prioridad de una sociedad revolucionaria y qué relación tiene todo eso al gran reto de rescatar el medio ambiente.

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Con una posición más o menos única entre las fuerzas en al FSEU, los revolucionarios bregaron por reducir la brecha entre aquellos en el Foro y la comunidad, desde el punto de vista de forjar una sinergia positiva para la revolución.

Los revolucionarios participaron en la marcha el día después del FSEU, compuesta de más de cien personas, en el centro de Detroit en oposición al asesinato policial de Aiyana Stanley-Jones en Detroit. Muy pocos participantes del FSEU sabían de este asesinato policial y fue importante que los revolucionarios lucharan con la gente del FSEU para que participara en la marcha… y algunos sí lo hicieron. Los coros de la marcha incluyeron “No justicia, no paz” y “Justicia para Aiyana Jones, todo el maldito sistema es culpable”. Contra las labores de las autoridades de culpar a la familia de Aiyana por su muerte, la marcha asumió un coro de una vigilia en el barrio de Aiyana anteriormente ese día: “Aiyana Jones, así se llamaba. A su familia no se le culpaba. Al sistema malo lo vemos. Fuertes nosotros seremos”.

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