Revolución #223, 23 de enero de 2011


Haití a un año del terremoto

Los escombros… y el imperialismo yanqui... que quedan

Un año después de que el enorme terremoto azotó a Haití: más de un millón de personas, entre ellas 300 mil niños, vive en su mayoría en grandes campamentos de miseria con poco acceso a comida, agua potable, alcantarilla o servicios médicos. Una epidemia de cólera, la primera en el país en cien años, ha dejado tres mil muertos y 140 mil enfermos. La capital de Puerto Príncipe sigue siendo una ciudad de escombros. Salvo el aeropuerto principal, no se ha reconstruido nada de la infraestructura. Todavía están descubriendo cadáveres. El país ha recibido solamente del diez al veinte por ciento de la ayuda de reconstrucción que prometió la comunidad internacional.

1. Poderoso terremoto golpea al Haití empobrecido

El 12 de enero de 2010 un gran terremoto devastó a Haití. Más de 200 mil personas murieron; 300 mil resultados lesionadas y 1.5 millones quedaron sin techo. Fue un poderoso terremoto pero las condiciones de pobreza debido a un siglo de dominación estadounidense agravaron muchísimo la muerte y destrucción. El gobierno yanqui aplicó una política consciente en los años 70 y 80 que destruyó una buena parte de la agricultura del país, expulsó a millones de campesinos del campo a las ciudades en busca de empleo. Puerto Príncipe creció de 257 mil en 1960 a tres millones de habitantes, muchos de ellos apiñados en chozas que salpicaban las empinadas colinas y profundos barrancos, con una vulnerabilidad total a la devastación del terremoto. Los gobiernos impuestos por Estados Unidos y corruptos nunca de han molestado con cosas como preparativos contra terremotos ni códigos de construcción. Puerto Príncipe era una ciudad con poca infraestructura, equipo pesado ni servicios de salud, lo que dificultó muchísimo las labores de rescate.

2. El mundo responde, EE.UU. sabotea la ayuda

Millones de personas, en Haití y en todo el mundo, respondieron con una de los mayores esfuerzos humanitarios de la historia. La mitad de la población de EE.UU. hizo donaciones al trabajo de socorro (CNN). Muchas personas dejaron a un lado sus actividades y se fueron a Haití para prestar ayuda. Pero la prioridad del gobierno de EE.UU. era asegurar el control militar y político. Se apoderaron el aeropuerto 22 mil soldados de EE.UU., e impidieron que entrara la ayuda. Los alimentos y medicamentos se amontonaron en las bodegas y en las pistas de aterrizaje mientras la gente sufría y moría. Todos los vuelos con ayuda tuvieron que contar con la aprobación de EE.UU., y la poca comida que repartió EE.UU. conllevó una amedrentadora demostración de fuerza militar: la soltaron desde helicópteros sobre multitudes hambrientas en el terreno o la repartieron escuadras de soldados fuertemente armados.

3. Las reglas del juego

El imperialismo de EE.UU. funciona y sólo puede funcionar según ciertas reglas. Cuando una empresa estadounidense va a Haití, lo hace a fin de sacar ganancias. Cuando EE.UU. manda soldados, lo hace para dominar a Haití y proteger sus intereses regionales mayores. Cuando EE.UU. envía ayuda, lo hace para promover sus intereses económicos y alcanzar ciertas metas políticas y estratégicas. Todo lo que EE.UU. hace en un país que domine, lo hace para reforzar las relaciones de explotación y las relaciones sociales y políticas que les sirven. Esas son las reglas del juego.

4. La historia de la dominación de EE.UU.

Cuando en 1804 en Haití los esclavos se sublevaron, expulsaron a los franceses y abolieron la esclavitud, Estados Unidos, temeroso de que la rebelión se extendiera a los esclavos en su propio territorio, castigó a Haití, no lo reconoció y puso a la recién nacida nación isleña bajo un embargo comercial. Los marines yanquis lo invadieron y ocuparon de 1915 a 1934. EE.UU. confiscó tierras y las repartió a las corporaciones estadounidenses. Aplastó brutalmente la heroica resistencia en su contra. A partir de 1957, EE.UU. apuntalaba a los gobiernos dictatoriales pro-estadounidenses de los Duvalier, primero Papá Doc y luego Bebé Doc, y las asesinas fuerzas armadas haitianas junto con las pandillas de los tonton macoutes que aterrorizaban al pueblo. Cuando los levantamientos populares echaron a esos dictadores, EE.UU. maniobró e intervino, oponiéndose a todas las fuerzas que amenazaran sus intereses. En 2004, EE.UU. intervino directamente en el derrocamiento del presidente de elección popular, Jean-Bertrand Aristide.

Al hablar del rol de EE.UU. en Haití, Bill Quigley, director jurídico del Centro pro Derechos Constitucionales, dijo: “Nosotros hemos mantenido a ese país en la dependencia, lo hemos mantenido militarizado y lo hemos mantenido empobrecido. Hemos inundado el mercado haitiano con nuestro arroz y productos agrícolas excedentes, lo que ha perjudicado a los pequeños agricultores que formarían la columna vertebral del país…. No creamos el terremoto pero creamos algunas de las circunstancias que lo hicieron tan devastador…” (Democracy Now!, 14 de enero de 2010).

5. Ayuda y relaciones capitalistas

No se ha entregado la mayor parte del mil millón de dólares de ayuda prometida por Obama. Pero incluso la “ayuda” que se ha entregado sirve y sólo puede servir para aumentar la dominación de EE.UU. El sociólogo Alex Dupuy de la Universidad Wesleyean escribe: “De los más de 1.500 contratos de EE.UU. repartidos con un valor de $267 millones de dólares, solamente 20, de un valor de $4.3 millones, han sido para empresas haitianas. Los demás han ido a las empresas estadounidenses, que utilizan casi exclusivamente proveedores estadounidenses… la mayoría de dinero y ganancias se reinvierten en Estados Unidos”. Para el imperialismo yanqui, la pobreza y desesperanza de Haití son un “bien” en la “reconstrucción” orientación a hacer del país un paraíso para las maquiladoras de mano de obra barata.

A la vez, las mismas reglas capitalistas de propiedad y ganancias que guían estos sueños representan obstáculos a la reconstrucción. El New York Times escribió: “Los escombros… también tienen un valor monetario potencial si se va a volver a usarlos. ‘No se trata simplemente de escombros, se trata de la propiedad de los escombros’, dijo el Sr. Scales [de la Organización Internacional para las Migraciones]. La mayoría [de las personas que viven en los predios que se van a desalojar] son arrendatarios, pero en teoría los escombros pertenecen a los propietarios de los predios. Ha resultado difícil determinar quién es el dueño de cuáles terrenos y conseguir su permiso para remover los escombros” (10 de julio de 2010). Están calculando la “propiedad de los escombros” en medio de enorme sufrimiento humano.

6. La dura realidad y el potencial del pueblo

Un sistema que da mayor prioridad al poder y las ganancias que a la vida del pueblo ha desperdiciado completamente los esfuerzos del pueblo haitiano para reconstruir el país y la generosidad de millones de personas de todo el mundo.

En medio de los escombros y actual miseria, han salido historias de maravillosa capacidad de recuperación, valor y generosidad entre los haitianos. Eso ha sido muy inspirador y podemos ver gran potencial en ellas. En un Haití libre de las garras de la dominación imperialista y del sistema capitalista, con un gobierno revolucionario, este enorme potencial del pueblo podría pasar a primer plano como poderosa fuerza no sólo para superar las condiciones de pobreza sino construir una sociedad completamente nueva sin explotación.

Fuentes de Revolución:

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