Revolución #224, 6 de febrero de 2011


Una lección profunda… y un reto profundo

Cuando un pueblo soporta la opresión durante años… y cuando esos años se extienden por décadas y hasta generaciones…, puede que empiece a tener la sensación de que un terrible dique esté deteniendo su justa furia y aspiraciones. Ese dique contiene, traba y suprime las corrientes que podrían conducir a la resistencia y la rebelión, a las corrientes de cambio. Luego, el dique empieza a verse eterna… y empieza a dar la apariencia que no existan corrientes… y empieza a parecer que no exista ninguna furia en absoluto entre las personas, aparte de la furia que se vuelva en su contra y en contra de uno mismo. El cambio, al menos el cambio positivo, parece imposible.

Pero un día, de repente, se revienta el dique y salen chorreando las aguas de una inundación. Ayer parecía imposible pero hoy parece que fuera inevitable.

En Tunicia, un hombre, Mohammad Bouazizi, después de recurrir a una que otra instancia del gobierno en busca de justicia porque la policía abusó de él, ya no aguanta más. Siente que la vida ya no vale la pena… o, mejor dicho, se convence que la mejor forma y la única manera de vivir es ofrendar la vida en protesta. Se inmola. La acción toca una fibra que resuena por toda la ciudad, el país, la región entera. Por ahora, los ojos alicaídos de ayer abren paso a caras que entre unas y otras comparten la solidaridad, lucha y determinación, y millones de personas con valor, desafían la amenaza de la muerte y dicen: ¡NO PODEMOS VIVIR ASÍ!

Se han dado tales sucesos a lo largo de la historia y seguirán dándose. Con mucha frecuencia parecen que salen de la nada. Cuando estas crisis broten, las personas cuestionan lo que solían aceptar; resisten lo que solían soportar.

Esta es una profunda lección de lo que pasa hoy en Egipto y en todo el Medio Oriente.

Pero luego se presenta la pregunta: ¿darán origen estas olas y corrientes y su gran diversidad y complejidad asombrosas, a un movimiento que pudiera emancipar de veras al pueblo? ¿O en su lugar se erigirá un nuevo “dique”?

En estos momentos, es necesario que los comunistas revolucionarios se esfuercen con todo a su alcance para tender la mano y conectarse con aquellos que se han despertado. Que se unan con ellos en resistencia. Que desenmascaren la dinámica subyacente que puso al sistema opresor en marcha y lo mantiene y que señalen las fuerzas motrices para cambiarlo. Pero al hacer eso, también y sobre todo es necesario que lleven las siguientes verdades esenciales al pueblo.

Con el amanecer de la revolución comunista, por fin resulta posible que el pueblo no sólo luche sino que de verdad se embarque en el camino hacia la plena emancipación de todas las relaciones opresoras.

Pero eso requiere de dirección, de un partido, que esté preparando enérgicamente a las masas y a sí mismo para tal oportunidad… un partido que esté haciendo todo a su alcance no sólo para prepararse para tal oportunidad sino para acelerarla, mediante al fortalecimiento de la conciencia política de las masas, así como su capacidad combativa y organización para llevar a cabo la resistencia política contra los crímenes de este sistema.

Donde exista tal partido, es necesario apoyarlo y construirlo de todo corazón. Donde no exista, la situación requiere con urgencia que se forme.

Eso es el profundo reto que presentan los acontecimientos.

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